Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tormenta [One Shot] por Queen Misery

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Caí en las garras de un grupo K-pop. No me arrepiento de ello. Hace tiempo quería escribir algo de éste grupo, por fin me ánime a hacerlo.

Todo marcha como siempre. Todo normal y monótono. Pareciera que no hay nada nuevo al amanecer. ¿Qué hago para qué cada día que pase sea de interés? Claro, pensar en ti.

Siendo miembros del mismo grupo, toparnos día a día en los pasillos de la empresa, así como los de nuestro hogar, se está volviendo mi razón de ser. Mi razón para despertar cada día.

Estos sentimientos los guardo desde hace apenas poco tiempo, pero ha sido tortura ese lapso. Verte y no tocarte, tenerte tan cerca y no ser capaz de poder entablar una conversación contigo que no lleve a más de cinco palabras dichas por alguno de los dos. Siendo tan distantes no encuentro lógica al por qué de estos sentimientos, ¿será qué soy masoquista? No lo sé, no me interesa saberlo por el momento.

Ahora veme aquí sentado, en la esquina más recóndita del cuarto de ensayo, viendo como es que haces tus pasos para el nuevo baile. Ladeo mi rostro al verte, como si con eso pudiera ver de mejor manera tu cuerpo, la manera en que tus brazos y piernas se mueven al compas de la música, como si cada nota de dirá la habilidad de moverte con destreza. Tu rostro, ese rostro sereno y concentrado en lo que dice el superior. Tus labios entreabiertos, denotando tu atención abrupta a aquello que tanto te gusta. Niego para mi mismo, es insólita la manera en que me pierdo en ti. Palmeo mis mejillas para despertar del ensueño y ponerme de pie, cuando tu voz me llama. Una corriente eléctrica pasa por mi espalda y giro medio cuerpo a verte. Con tu amplia sonrisa me pides que te espere, simplemente atino a sentir. Las palabras no salen, no puedo responder.

Te espero recargado en el marco de la puerta, con mi dedo pulgar siendo atacado por mis dientes y nerviosismo. Pareciera que nunca hemos estado juntos. Me siento como una colegiala enamorada que está esperando al chico que tanto le gusta. Sólo me falta la falda y las coletas para que se cumpla el papel.

Cierro los ojos y trato de relajarme. Lanzo un suspiro para lograr aquello, pero el nerviosismo vuelve cuando siento tu mano en mi hombro. Abro los ojos sobremanera y me alejo rápido de tu contacto, no porque desee hacerlo, pero si no evitaba aquello caería desmayado en medio del pasillo y no queremos que se haga un escandalo ¿cierto? Noto que te extraña mi actitud, puedo inventarte mil excusas para mi acción, pero la verdadera nunca.

Caminamos por el pasillo hasta la salida de la empresa, siempre separados a dos o tres pasos de distancia el uno del otro. En mi cabeza genero mil y un frases que me encantaría escucharas. Tengo ganas de preguntar todo de ti, todo, pero simplemente guardo silencio mientras tú sigues el camino a mi lado hasta la camioneta que nos espera.

Entramos a dicho auto y la puerta se cierra. Uno frente al otro, sin palabras de por medio que logren hacer que el ambiente deje de ser tan pesado. Lanzas un suspiro y te dispones a ver por la ventana, siendo esto más interesante que acompañarme en mi estúpido silencio, no te culpo.

Cierro mis ojos, maldiciéndome a mi mismo por mi actitud tan infantil. Juego con mis dedos y llevo mi mirada a la ventana contraria cuando pasa lo que nunca pensé.

-¿Quieres salir hoy?-

-¿eh?- Parpadeo con suavidad al escucharte hablar. Mientras tu mirada no se quita de aquella ventana. Miras los choches pasar, sosteniendo tu mentón en la palma de tu mano. Me miras de reojo al poco tiempo

-¿Qué si quieres salir? No hay mucho que hacer en casa y los otros están ocupados. Pensé que sería buena idea salir a cenar tú y yo –Rascas tu nuca con timidez, esa timidez que te hace tan tú, que me encanta en ti. Eso te hace tan adorable que quisiera abrazarte el día entero y no soltarte. Que nadie te tocara ni lastimará nunca, protegerte y que seas sólo para mi -¿Y bien? –Me miras a los ojos. Cuando nuestras miradas se cruzan puedo ver que en verdad estas nervioso

-Claro- Por fin articule algo bueno para la humanidad, mientras tú sonríes hermosamente ante mi aceptación. Asiente y me extiendes tu mano

-Es una cita- Te miro con sorpresa, pero tu sonrisa me calma. Tomo tu mano para estrecharla levemente.

-Cita-

Para prepararme fue toda una odisea. Como si nunca hubiese salido a cenar contigo antes, pero la palabra cita me toma por sorpresa y me pone los pelos de punta. Me pongo lo más casual que puedo, para no parecer desesperado o algo similar. Salgo de mi recamara y tú estas esperándome sentado en la sala. Sonreí por mis adentros.

-Estoy listo-

-Ya era hora- dices al verme

-Lo siento-

-No te culpo, no hemos mandado la ropa a la lavandería. Tampoco yo sabía que ponerme- Ríes divertido, cosa que me contagias y hago lo mismo

-¿Nos vamos?-

Asientes y salimos del lugar. Pareciera que los dioses y todo lo sagrado estaba en mi contra esa noche, pues una hermosa tormenta nos atrapa a mitad del camino. Las calles se cierran y media ciudad se queda sin luz. Nosotros: atrapados en medio de un semáforo sin gasolina. Haces corajes, mientras yo no se si llorar o acompañarte en tu frustración de reniegos. Salimos del auto y lo empujamos hasta la orilla de la acera. Ropa, zapatos, todo echado a perder por el lodo y el agua. Miro tus cabellos húmedos y untados en tu rostro, por lo que río. Me miras de mala gana.

-No estoy de humor para tus bromas.

-¿Qué broma? No hice nada –

-Te estás burlando de mí-

-Nunca-

-Por favor-

-En verdad, no lo hago-

-¿Por qué ríes entonces? –Cruzas tus brazos en son de molestia, mientras yo me recargo en el auto y dejo que el agua siga mojándome

-No lo sé. Creo que es la mejor cita que he tenido –

-Eres un idiota- Te posas a mi lado y sigues con tus brazos cruzados –No puede ser peor- Niego levemente ante tus palabras

-Fue divertido. En verdad-

-No hicimos nada- Me miras con molestia

-Claro que si. Por fin…tenemos una conversación que pasa de los monosílabos y…-

Me miras con sorpresa y luego miras el suelo, apenado tal vez. Muerdes tu labio inferior

-Me intimidas- Confiesas

-¿Qué?-

-Me intimidas. Siento que si hablo contigo te reirás de lo que sea que diga, no lo sé. Cuando te invite a cenar, esperaba que lo hicieras- Como osas creer eso, si era lo que más deseaba

-Lamento hacerte sentir así-

-No importa. Ya me acostumbre a eso-

Miro el cielo y sonríe levemente. Me tienes miedo, mientras yo no hago otra cosa más que esperar a que me hables o me mires. Niego para mi mismo y te miro.

-De ahora en adelante, dime lo que sea, estaré gustoso de escucharte-

-No juegues- Empujas mi hombro, con una hermosa sonrisa tímida en ti

-En verdad, quiero ser tu amigo-

Me miras con un brillo especial en tus ojos, lo noto, lo sé ya que tengo estudiadas cada una de tus miradas. Asiente un poco

-Así será- Ríes y yo me pierdo en esa risa tuya. Tal vez te incomodé, ya que cesaste la risa y me miraste con extrañeza.

-¿Nos vamos? –Dices rápidamente y cierras el coche para poder dirigirnos de regreso al departamento que compartimos con todo el grupo.

Ya que estábamos por demás mojados decidimos que sería idiota tratar de cubrirnos de la lluvia. Caminamos por las calles, en silencio. Yo disfrutando de tu presencia y tú seguramente maldiciéndote por estar conmigo. Cuando entremos al departamento, todo volverá a lo habitual, tú serio entrarás y te dirigirás a tu habitación, mientras yo no sé que haré.

Pasa: entras y vas a tu recamara, pero no, no puede terminar así. Tomo tu brazo, deteniendo tu camino. Te gira espantado en un principio y me miras con inseguridad.

-Fue la mejor cita que he tenido-

-Deja de burlarte-

-Fue la mejor-

-Basta. Mañana puedes reírte de mi con los demás. Ahora no estoy de humor-

-Fue la mejor porque estuve contigo. Porque tú me invitaste. Porque…te quiero-

Me miras incrédulo, pero lo dije sincero, en verdad te dije lo que siento. Te quedas pasmado, helado, sin decirme nada. Te suelto paulatinamente y me alejo apenas unos pasos, desviando mi mirada. Cierro mis ojos, como si con eso todo fuera a pasar, todo lo que dije volviera a mi boca y…no me odiarás como seguramente lo haces ahora. Siento un dulce y suave beso en mi mejilla, y mis ojos se desorbitan. Me giro a verte y tú ya estas dentro de la recamara, mostrándome solo tu rostro apenas

-Buenas noches, Seungri- Sonrío, una sonrisa que nunca había tenido antes

-Buenas noches, Daesung-
Notas finales: Es corto.Espero sea de su agrado. Comentarios son bienvenidos.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).