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Samhain por Ebth Terrible

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Notas del fanfic:

Notas del fanfic:

Este fic es parte del reto Semana del Terror,  que organizó la encantadora  Lezti Akira.

Palabra: Monomanía

Género: Suspenso, o intento de suspenso mezclado con un ligero toque de angustia.

Advertencias: Ligero o brusco OoC en algunos personajes y situaciones. Lenguaje vulgar, mención de incesto.

Notas del capitulo:

Hola a quien se haya atrevido a leer esto.

Sé o creo, que no muchos pasarán a leer por la pareja tan poco conocida. También creo que este es el primer fic SasuObi que se publica, y no sé si eso me debería hacer sentir de alguna manera.

Aunque haya escrito este fic para el reto, se lo quiero dedicar a mi adorablemente tierno  UnsualUchiha (Joe) porque él me hizo amar el SasuObi con nuestro rol. 

Por lo regular escribo desde el punto de Sasuke, pero en esta ocasión se varía según qué personaje esté viendo o haciendo x cosa, aunque claro, la visión general es la de Sasuke.

 

 

Que agotador resultaba todo eso, uno de los pocos días que podía descansar, y justo ese día no lo dejarían pegar un ojo. No esperaba que su actual pareja fuese así de especial, si iba a pasar la noche en vela, creía –equivocadamente– que sería en una absurda fiesta de disfraces, con un montón de idiotas que veían esa celebración como excusa para emborracharse y vestir ridículamente en público. Pero no, su mala suerte iba más allá de eso, él tenía que complacer la enfermiza mentalidad de su novio, simple y llanamente por amor, o porque estúpidamente se había mudado con él, y no pensaba pagarse una noche en el hotel donde la pasaría peor y solitario.  Suspiró cansado por décima vez desde que había ingresado en su hogar, no podía despegar la vista de su preciosa y pulcra mesita de cristal que estaba siendo manchada con esos horribles nabos.

 

— ¿Estás hablando en serio? — se lo había preguntado en más de una ocasión, pero seguía sin creerle, un hombre maduro y educado como él no podía tener ese tipo de creencias o costumbres.

 

— Sí, Sasuke. Sí, y si vas a quedarte viendo como un idiota, preferiría que lo hicieras mientras me ayudas en esto — le señaló la media docena de nabos que aún no había tocado — necesito más de dos manos para terminar, si colaboras prometo que te compensaré — 

 

— Que chantajista resultaste — sonrió de lado aceptando el trato. Antes de lograr siquiera tocar uno de esos asquerosos vegetales, la mano del mayor lo detuvo. — ¿Ahora qué, Obito? — un gesto dulce del mayor logró apaciguarlo.

 

— Nada, es sólo que esto debe hacerse con cuidado — tomó las manos de su novio con delicadeza, murmuraba por lo bajo mientras le veía a los ojos, al finalizar rozó sus labios con el otro de forma traviesa.

 

— ¿Alguna vez te he dicho lo jodidamente extraño que eres? — una risa divertida fue la respuesta que obtuvo, encogiéndose de hombros dio por terminado el tema. Tomó uno de los despreciables tubérculos, y empezó con su labor de vaciarlo.

 

 

Tras varios minutos  de silencio y una inusual concentración al vaciar los nabos, finalmente habían acabado. Al recoger todo, pensaba reclamarle por las visibles manchas que habían quedado en el único objeto por el que guardaba sentimientos, pero al ver a su novio levantar el delgado plástico de la mesa, se tragó las palabras que iba a soltar. De nuevo se escuchó la risa divertida del mayor, a lo que contestó con un gruñido.

 

— ¿Qué? ¿Soy tu payaso o algo por el estilo? — su pareja no detuvo su risa, pero negó con la cabeza. Él sólo pudo verlo con el entrecejo fruncido y una mirada asesina.

 

— No es eso, simplemente me causa gracia lo poco que me conoces — estaba claro que Sasuke le iba a renegar por lo dicho, y para que no lo hiciera alzó su dedo índice, cambiando su expresión a una más seria — sabes que aunque seamos diferentes respeto todo lo tuyo, incluso la preciada mesa que tanto alabas por haber sido de tu madre. Además, si mi tía se entera que le he hecho algo, no dudará en regresar de los muertos y hacerme pagar por eso —

 

— No digas estupideces, para empezar ella no es tu tía, tú y yo no somos primos — bufó molesto antes de continuar — y deja descansar en paz a mi pobre madre, ella está muerta y no puede regresar — le dio la espalda encaminándose a su habitación.

 

— No te pongas así Sasuke, sé que no crees en eso, pero es verdad — le siguió a paso lento y tratando de explicarle, pero el menor de los Uchiha no estaba dispuesto a escucharle.

 

— Mejor cierra la boca y compénsame por el buen trabajo que hice — antes que pudiera contestarle, le rodeó con ambos brazos la cintura, y de inmediato cazó los labios del mayor.

 

Apenas lo dejaba respirar entre los besos y caricias con que lo devoraba y lo marcaba como suyo, cuando se habían despojado casi de todas sus prendas, un golpe seco llamó su atención. Sasuke se negaba rotundamente a averiguar de qué se trataba, él sólo quería poseer al mayor, pero la insistencia de su novio lo convenció de vestirse e ir a indagar a qué se debía. Revisaron las habitaciones contiguas y la cocina, pero no había ni rastro de algo que hubiese provocado el sonido de hacía un rato. Cerca de la entrada al departamento se encontraban los nabos desperdigados por todo el suelo, y junto a estos las pequeñas velas que habían sido estrelladas con gran fuerza, quizá había sido ese el sonido que escucharon.

 

Con una ceja alzada observó totalmente extrañado a su novio, este parecía más familiarizado con la escena, asintiendo en silencio a la vez que recogía todo. Le había pedido que le alcanzara las velas que tenía de repuesto, y al hacerlo las colocó dentro de los nabos sobrevivientes. Encendió las velas después de haber colocado todo en los lugares correspondientes fuera de su hogar. Él había obedecido y ayudado en todo a su novio, pero no dejaba de creer que todo eso era una tremenda estupidez y carecía de sentido.

 

— ¿Y…? — lo observaba interrogante, quizá para Obito todas esas sandeces eran normales o lógicas, pero para él no, por lo tanto exigía una explicación, o cuando menos que le dijera lo que harían a continuación.

 

— Quizá era tu madre, molesta porque en la mañana lo hicimos sobre su mesa — bromeó tratando de apaciguar sus pensamientos, eso que había pasado no auguraba nada bueno. La sonrisa socarrona del menor le tranquilizó enormemente. — Ven, todavía hay que servir la comida para los que nos visitarán esta noche —

 

— Nunca creí decir esto, pero preferiría que vinieran tus estúpidos amigos, eso de servir comida para muertos es un total desperdicio, por no decir subnormal… — la mirada molesta de su novio no logró amedrentarlo ni un poco, es más, le causaba demasiada gracia.

 

— Sasuke deja esa maldita actitud o sólo atraerás espíritus oscuros — se llevó al menor casi obligado a la cocina para que le ayudara, estaba bien que no comprendiera esos temas, pero debía tener un poco de respeto, él nunca había compartido tanto con una persona que poseyera esa cantidad de vibraciones negativas.

 

— Listo, listo… Los muertos ya tienen su banquete — estaba agotado por hacer todo lo que su compañero le pedía, servir, llevar, traer, acomodar una mesita fuera del apartamento… era absurdo, nunca en su vida habría hecho algo así por alguien más, suspirando se le escapó en un susurro — debo amarte mucho para hacer esto — la sonrisa cálida de Obito le hizo saber que quizá había sido más que un susurro, pero no se arrepentía de sus sentimientos ni que el otro los conociera.

 

— Sí, me amas mucho, y yo a ti también. Por eso llevamos meses viviendo juntos — iba a continuar con su gran discurso de amor, pero los labios de su novio lo acallaron con un beso salvaje y  hambriento, tan típico de él.

 

— ¿Continuamos… con… lo que… teníamos pendiente…? — casi no separó sus labios de los contrarios para hablar, sus manos acariciaban sin pudor alguno el cuerpo del mayor, hasta que este le detuvo sin muchos ánimos.

 

— Sasuke… sabes que quiero, pero ya oscureció, y será hora de hablar con nuestros ancestros — un bufido molesto fue todo lo que escuchó de su novio. — Tampoco me gustaría que nos encontraran en una situación comprometedora, menos el bisabuelo Madara — el menor rodó los ojos.

 

— No me digas que tienes contacto con él, ese tipo no era agradable vivo, mucho menos lo será estando muerto — lo decía con tono de burla, él no creía en esas cosas, pero si estaba seguro de algo es que su ancestro nunca sería agradable.

 

— Sasuke, respeta—le reclamó totalmente indignado — Madara no tiene paciencia, y por nuestro bien será mejor que no lo hagas enfadar —

 

— Ya, ya… ¿Y cómo nos comunicaremos con ellos? ¿Como una sesión espiritista de esas trilladas en que te responden sí y no con golpes?  — una mueca divertida se formó en su rostro, aunque esta distaba demasiado de la expresión que tenía el mayor.

 

— Sasuke… más respeto, no ofendas eso, ni a nadie, hoy no es la mejor noche para hacerlo— se estaba arrepintiendo enormemente por querer que su novio fuese parte de eso, pero ciertamente quería verificar que su relación fuese aprobada por sus suegros, y por el mismísimo Madara, que para él había sido como un padre. —Pero sí, es más sencillo para ellos contestar de esa manera, de otra forma podría ser peligroso para nosotros— quiso decir para ti, pero no quería que su novio destilara todavía más carga negativa.

 

—De acuerdo, aunque después de esto sí continuaremos. Y si no quieres, te violo — se sentó en el suelo, a un extremo de la mesita de cristal, extendiendo sus manos sobre ella para entrelazarlas con las de su novio, quien se encontraba al otro extremo de la mesita con un gesto de concentración.

 

— Sé que no es necesario tanta formalidad, pues ustedes siempre nos escuchan y nos observan — Sasuke rodó nuevamente los ojos con hastío — pero en esta ocasión me atrevo a pedirles que sus manifestaciones sean más claras, para que los aquí presentes no tengamos la menor duda de sus respuestas — de nuevo el imprudente de los Uchiha demostraba su desinterés con un exagerado e innecesario bostezo. Molesto le apretó la mano hasta hacerle sentir dolor — ¿Se encuentra con nosotros alguno de los antepasados Uchiha? — ambos observaban de un lado a otro esperando cualquier tipo de señal.

 

 

Nada, tras un par de minutos en completo silencio, le dedicó una mirada soberbia a su novio. Él sabía que esas eran puras tonterías, pero el terco Obito nunca lo aceptaría. Estaba a punto de levantarse y reclamar lo que le debía de una vez por todas, pero por segunda vez en la noche un golpe seco le interrumpió. Malditos muertos, vivos, vecinos ¡o lo que fuera! ¿Por qué no lo dejaban coger tranquilo?

 

 

— Un golpe significa Sí, Sasuke — con la seguridad que había imprimido en esa frase esperaba hacer entender a su escéptico novio.

 

— Sí, claro — todo el sarcasmo que podía enviar iba en su respuesta. Se levantó deshaciendo el agarre, si sus oídos no le fallaban, ese sonido había llegado nuevamente de la entrada de su apartamento.

 

 

Caminaron hasta la entrada a paso lento, pero no había nada que pudiera haber provocado ese sonido. Se dieron la vuelta para regresar a donde estaban, hasta que un quejido lastimero se escuchó del otro lado de la puerta. Sin dudar el menor de los Uchiha abrió la puerta, encontrándose a un estúpido rubio en el suelo, le ayudó a levantarse. El rubio les sonrió bastante apenado, pero sin quitar el gesto de dolor de su rostro, esa caída le había dolido y mucho.

 

— Lamento el desastre que armé ‘ttebayo — señaló detrás suyo totalmente arrepentido, ciertamente no era su intención tropezarse y botar todo lo que tenían afuera, pero fue un momento de torpeza que honestamente no sabía cómo había pasado.

 

—Da igual, de todas formas era comida que se iba a desperdiciar. No te preocupes dobe — lo tomó de la cintura sirviéndole de apoyo. Ambos caminaron hacia la sala, segundos después Obito los había alcanzado con un gesto molesto.

 

— ¿Se dan cuenta que estoy aquí o piensan revivir sus tiempos de pareja en MÍ casa? — sí, había sonado excesivamente celoso, pero Sasuke era su novio, y él no tenía por qué soportar muestras de cariño de este con su ex.

 

— De hecho pensaba en un trío — le guiñó el ojo de forma coqueta — ya sabes, para tener a mis dos amores conmigo — ni bien terminó de pronunciar esas palabras y recibió dos golpes en el abdomen, vaya que se había fijado en hombres amorosos y pacientes…. — era broma, joder con ustedes — soltó al rubio, y tomó asiento a su lado en el sofá, de inmediato su celoso novio se sentó entre ambos para marcar distancia.

 

— ¿Y a qué se debe tu desagradable visita, Namikaze? — ellos estaban en algo importante, una interrupción no era nada conveniente, y la presencia del rubio no era nada grata para él, lo que hacía empeorar toda la situación.

 

— ¿Podrías disimular siquiera que te molesta que respire? — entrecerró los ojos con molestia, es que él era despistado, pero cualquiera podría percatarse del rechazo de Obito hacia su persona — en todo caso el molesto debería ser yo, Sasuke era mi novio cuando tú te metiste en su cama — ya está, ahora sí que iba a golpearle como no había hecho antes, pero antes de alcanzar el rostro del Uchiha mayor con su puño, la mano de Sasuke le detuvo.

 

— Suficiente, a mí no me monten escenitas de zorras ardidas  — tenía separados a ambos con todas las fuerzas que le permitía su posición, con su mano derecha cubría la boca de Obito para que no dijera nada, le rodeaba con su pierna para que estuviera ligeramente separado del dobe, y con su mano izquierda sostenía el puño del rubio, una posición para nada cómoda, pero no había tenido mucho tiempo para buscar una mejor. — O nos dices a qué demonios viniste o te largas de inmediato, llevo horas tratando de coger y sólo llegaste a interrumpirme — Naruto lo observó con un goterón en la cabeza y se deshizo de su agarre.

 

— Estaba en casa y empecé a escuchar voces — ambos Uchiha le observaron con duda, todos sabían que él vivía solo, sus padres habían muerto junto a los de Sasuke hacia unos años. — me resultó extraño, ya saben… empecé a buscar de dónde provenían, pero en el lugar no había nadie — sintió como alguien posaba una mano sobre su hombro, de inmediato se giró para ver quién había sido, pero detrás suyo no había nadie. Carraspeó para retomar su narración — me asusté… y salí corriendo de casa — la risa de Obito le detuvo, obviamente le causaba gracia su sufrimiento, arrugó el entrecejo con molestia — cada vez que intentaba ir por un camino sentía golpes en el pecho, hasta que tomaba una dirección en la que no me golpeaban, así llegué hasta aquí, por eso me caí en su entrada, no sabía realmente a dónde iba — la sonrisa burlona de Obito desapareció de su rostro de inmediato, y su gesto cambió a uno de preocupación.

 

— ¿Estás hablando en serio? — El rubio asintió con seguridad — demonios, entonces alguien quiere comunicarse contigo, por eso te trajo a mí — de pronto se apagaron las luces del departamento, dejándolos en una profunda oscuridad. Pudo sentir cómo Sasuke se alejaba de él. Como un auto-reflejo buscó tomarle de la mano, pero no logró alcanzarle, se quedó sentado esperando que sucediera cualquier cosa, y al parecer el rubio también lo hacía, ya que este no se había movido de su lugar, pasados unos minutos escuchó unos pasos acercándose.

 

— ¿Quieren dejar de ser tan niñas? Puedo escucharlos temblar desde aquí — les habló con un tono burlesco, finalmente encendió la linterna que había ido a buscar, alumbró a su novio verificando que estuviera bien, y por último al rubio. Ambos le veían bastante irritados. —No es mi culpa que actúen así, parece que tener un papel pasivo en la cama los hace ligeramente susceptibles — le lanzaron unos cojines al rostro, sólo uno de ellos tuvo éxito, el que había sido enviado por Obito.

 

— ¿Quieres dejar de ser tan cabrón? Esto es algo serio — lo jaló de la camisa, dejándolo medio sentado a un lado suyo, entre el rubio y él. — que nos hayan dejado sin corriente eléctrica significa que están aquí, que estamos rodeados por ellos, y al no tener su ofrenda deben estar molestos —

 

— ¿Ellos? ¿Quiénes ellos? ¿Y por qué nos tienen rodeados ‘ttebayo? — quizá su voz sí había sonado temblorosa, quizá sí demostraba el pavor que le habían provocado las palabras del Uchiha, y quizá en otro momento no se habría asustado con tanta facilidad, pero después de horas de ser acosado por voces y golpes que parecían no venir de ningún lado, era normal que reaccionara de esa manera.

 

—Nadie dobe, a mi amor se le ha zafado el último tornillo que le quedaba y ahora dice estupideces — suspiró cansado de todo eso, quería echar al rubio a patadas y finalmente acabar dentro de su novio, pero parecía que eso no iba a pasar tan pronto.

 

Se escuchó el sonido de unos vidrios quebrándose uno tras otro, definitivamente eso era en su cocina, en su recién redecorada cocina. Se levantó siendo seguido por los asustadizos ukes, y caminando con prisa llegaron a la cocina, encontrándose con todas los vidrios de las ventanas totalmente rotos. Apretó la linterna con furia, de seguro esos niños molestos habían estado lanzando piedras en esa dirección, hasta que se percató de lo imposible que era eso.

 

— Sasuke… — la dudosa voz del mayor captó su atención, y se giró tratando de encararlo. Obito le señaló el piso, en donde se encontraba la palabra NO formada por  algunos restos de los vidrios hechos pedazos. — Creo que nos tratan de decir algo —

 

— No nos tratan de decir nada — pateó con furia los vidrios, deshaciendo ese supuesto mensaje que le costaría dinero con el que ya no contaba.  — Simplemente están siendo demasiado cobardes — un vaso salió volando directo al rubio, a penas pudo tomarlo del brazo para evitar que le golpeara.

 

— C-creo que sí — respiraba agitado, no podía creer lo que estaba sucediendo — creo que sí tratan de decirnos algo — de nuevo otro vaso iba directo hacia él, se agachó tratando de evadirlo, al escuchar cómo se estrellaba contra la pared salió corriendo, él no se quedaría ahí esperando que algún objeto tuviera éxito al intentar agredirlo, mucho menos si esos objetos eran enviados por alguien que él no podía ver.

 

— Naruto no te alejes — apenas había reaccionado, a pesar de estar familiarizado con lo paranormal, nunca había visto tantas muestras de hostilidad juntas, y menos con tanta fuerza. Quería ir tras el rubio y decirle que asustarse sólo incrementaba la ira en ellos, pero su prioridad era la seguridad de Sasuke.

 

— Déjalo, el marica debe haberse ido corriendo a casa de inmediato — lo tomó de la mano, ahora que estaban solos sí podría darle lo suyo a su novio, pero no lo haría en ese lugar, sería en la habitación que ocupaba su hermano cuando lo visitaba.

 

 

Respiraba agitado y temeroso, salir de esa forma tan precipitada no había sido una buena idea después de todo, él desconocía por completo el apartamento de Sasuke, había corrido sin un camino fijo, y al encontrar una puerta la había abierto con alivio, creía que al fin saldría de ese lugar, pero al toparse con una cama se dio cuenta que seguía dentro de ese peligroso hogar.

 

Cerró los ojos sin notar la menor diferencia, la oscuridad era tan profunda que sin importar si tenía los ojos abiertos o cerrados, todo se veía igual, negro. Con lentitud retrocedió sobre sus pasos, llegó a la puerta por la que había entrado a esa habitación, giró el picaporte para abrir, y se encontró con que no abría. Le daba vueltas de un lado a otro tratando fallidamente de salir de ahí.  Escuchó unos pasos acercarse del otro lado, rogaba porque fueran Sasuke y Obito, apenas podía distinguir lo que decían.

 

Sasuke no, he dicho que no — entrecerró los ojos con enfado, de seguro Sasuke se lo estaba montando contra la pared, como si él no estuviera escuchándolos — Ngh… no, espera, Naruto debe estar buscándonos — bueno, al menos uno de ellos pensaba en él.

 

De pronto un golpe seco sonó detrás de sí, volteó a ver por inercia, estaba claro que con tanta oscuridad él no lograría visualizar nada, aunque para su desgracia sus ojos veían algo más que el negro de la habitación, a unos metros habían dos puntos rojos y  brillantes, como si fuesen los ojos de un demonio, unas aspas negras dentro de esos círculos empezaban a dar vueltas con lentitud. Tembló asustado y sin poder emitir palabra, poco a poco los ojos rojos se iban acercando hacia él, con rapidez se dio vuelta y empezó a golpear la puerta desesperado porque le ayudaran a salir.

 

— ¡Joder! ¡Ábranme! ¡Hay algo aquí! — dudaba de si había dicho eso o si sólo eran sus pensamientos desesperados por salir de la habitación, pero escuchar cómo giraban la perilla del otro lado le hizo saber que sí lo habían escuchado, el problema era que ellos tampoco podían abrir la puerta.

 

— Dobe hazte a un lado — la puerta no cedía de forma civilizada, y el pánico del rubio lo preocupaba más de lo que quería admitir, así que sí debía comprar nuevos vidrios y vasos, una puerta nueva no haría gran diferencia. Embistió la puerta con todas sus fuerzas, logrando con esto derrumbarla. — ¿Dobe? ¿Dónde estás? — le había entregado la linterna a su novio, pero este no alumbraba al rubio.

 

— No está — no lo veía, no lo escuchaba, no lo sentía, la presencia del Namikaze había desparecido de un momento a otro.

 

Ingresaron a la habitación buscando al rubio, la intensidad de la luz iba menguando con el pasar de los segundos, pero en el lugar no parecía estar nadie, al iluminar el piso se encontraron con un libro que seguramente se había caído, no tenían la menor idea de cómo, pero ese solía ser el libro favorito de Itachi. Sasuke lo recogió con duda, a pesar de todo, extrañaba a su hermano, y no tener noticias suyas desde hacía meses le dolía, escuchó un ruido proveniente del armario, pasando de su novio se dirigió hacia a él, de seguro el dobe estaba escondido dentro.

 

— ¿Sasuke? — la pila de la linterna se había agotado, por lo que quedaron en la misma oscuridad de antes, aunque ahora había perdido de vista a su novio, no sabía si había salido, aunque le parecía lo más lógico. Conociendo todo el lugar a la perfección, caminó con seguridad fuera de la habitación.

 

 

No podía distinguir absolutamente nada, la luz que alumbraba a medias su espalda se había extinguido, pero eso no le importaba, sacaría al dobe del armario aunque fuera a patadas, no le causaba gracia que lo preocupara y se escondiera sólo por jugar con él. Él no quería jugar con nadie, y mucho menos en la sagrada habitación de su hermano. Al llegar a lo que él calculaba las puertas del armario, lo jalaron con fuerza de la camisa, lo introdujeron con lentitud a la vez que unos labios fríos y suaves cubrían los suyos, abrió los ojos con sorpresa.

 

Conocía demasiado bien los labios que le marcaban el cuello con lujuria, los conocía tan bien que le parecía extraña la temperatura tan baja que poseían en ese momento, quiso apartarlo, el dobe no tenía ningún derecho de besarlo en el hogar que había formado con Obito. Lo separó lo suficiente para tenerlo de frente, esperaba no ver nada, pero su corazón dio un brinco al observar lo que serían sus ojos de un color rojo intenso, era lo único que podía ver.

 

— ¿Qué sucede ototo? ¿No que me extrañabas? — era la voz de Naruto, un poco ronca y demasiado pausada, pero era su voz, y sin embargo sonaba como el mismo Itachi.

 

— ¿Qué? — esa era una broma de muy mal gusto, Naruto y su hermano nunca se habían llevado bien, así que mencionarse mutuamente era totalmente imposible, y la jodidamente buena imitación que estaba haciendo el rubio, le desconcertaba.

 

— Tanto tiempo viéndote — le acarició el rostro con cariño — deseándote — con su mano libre lo tomó de la cintura, pegando sus cuerpos — viendo cómo te cogías a otro Uchiha — las aspas en sus ojos rojos empezaron a girar con rapidez — y preguntándome siempre por qué lo elegiste a él y no a mí —

 

— Dobe, deja de decir estupideces, esto no es divertido — si por una parte quería creer que todo eso era una broma del Namikaze, otra buena parte pensaba que eso en realidad estaba pasando, que su hermano había fallecido en los meses que no había logrado localizarlo, y que se encontraba en ese momento dentro del cuerpo del rubio.

 

— Estúpido hermano menor, ¿cuántas veces tengo que besarte para que te des cuenta que soy yo? — iba a apoderarse nuevamente de los labios de Sasuke, aunque este le detuvo al tomarle de los hombros y separarlo levemente.

 

— No creo que seas mi hermano, tú no eres Itachi, y si lo fueras, ¿por qué estarías aquí? ¿Cómo lograste poseer al dobe? — hablaba con demasiada seguridad, pero por dentro estaba  totalmente inseguro, tanto tiempo dudar de Obito, de acusarlo de tener monomanía, y ahora parecía que todo lo que decía era verdad, porque ese que estaba frente a él sí era Itachi.

 

— Tu noviecito me invitó a este plano, a mí y a cualquier Uchiha que estuviera en el lugar — tosió casi sin fuerza, de pronto su cuerpo se debilitó y fue sostenido por Sasuke.

 

— ¿Itachi? ¿Dobe? — lo sacudió tratando de hacerlo reaccionar, pero no sucedía nada, hasta que se percató que la temperatura corporal del rubio empezaba a recuperar la normalidad. — ¿Obito? ¿Obito dónde estás? —

 

— ¡Sasuke! — había recorrido casi todo el apartamento buscando a su novio, finalmente regresó a la habitación en la que habían estado buscando al Namikaze, en donde escuchó la voz de Sasuke llamándolo —  Sigo sin ver nada ¿en dónde estás? — volteaba a ver a ambos lados inútilmente.

 

— Aquí, en la cama — había recostado al rubio, y se había sentado a un lado suyo — al parecer el dobe estaba… extraño — no pensaba decirle hey Obito, ¿adivina qué? Mi hermano está muerto, y su espíritu poseyó al dobe para intentar violarme. Para empezar todo le había parecido demasiado irreal, quizá se lo había imaginado por estarlo escuchando demasiado tiempo hablando de muertos. — Al parecer tanto estrés hizo que se desmayara —  y aunque lo pasado hacía unos minutos hubiera sido real no aceptaría nunca que su novio había tenido razón respecto al tema.

 

— Lo sé, el bisabuelo Madara me dijo lo que sucedió, y que fue él quien sacó a Itachi del cuerpo de Naruto —  suspiró molesto — lo que no pudo decirme era dónde rayos estabas — lo tomó de la mano más tranquilo, al parecer ya todo había terminado.

 

— Ya veo… ¿y sólo eso te dijo? — quería pensar en cualquier cosa que no fuera Itachi, él no soportaría que eso fuera cierto.

 

— Al parecer no le agradas, ni le agrada nuestra relación — sonrió con timidez — dice que dos Uchiha no deberían estar juntos, por eso se interpuso cuando tu hermano se pasó contigo… —

 

— Para lo que me interesa la opinión de un muerto — lo tomó de la nuca atrayendo su rostro, y le robó un beso un poco salvaje pero seguro.

 

— No deberías decir eso— negó con la cabeza, Sasuke nunca aprendería. —Él ha sido un mentor para mí, y me interesa mucho su opinión —

 

— Tsk… ¿piensas dejarme para darle gusto? — lo único que le faltaba sería que su estúpido novio lo dejara por la opinión de alguien que ya no pertenecía a ese mundo.

 

— No, yo no te dejaría por nada del mundo — le rodeó el cuello con ambos brazos, cuando estaba a punto de besarlo, se escucharon golpes fuertes y débiles por todo el apartamento, como si estuvieran destruyendo todo a su paso.

 

Se escucharon toda especie de ruidos por varios minutos, no era prudente salir de ahí, al menos en esa habitación no estaba sucediendo nada, o eso creía, hasta que los libros de su hermano se escuchaban caer al suelo con precipitación, pronto todos los objetos de la habitación empezaban a ser derrumbados con la misma ira que todo en el apartamento. Refugió a Obito entre sus brazos cuidando que nada le causara el menor daño, aunque era bastante difícil debido a la desventaja visual con la que se encontraba. De pronto todo se detuvo y la luz volvió a alumbrar en el techo, todo estaba hecho un caos, si así estaba una simple habitación no quería imaginarse lo que sería del resto de su hogar, bufó molesto, esa reparación le costaría un ojo de la cara.

 

— Al parecer al bisabuelo no le causó gracia que siguieras conmigo — rodó los ojos al ver la sonrisa de su novio — pero dile que al menos me pague los daños, a este paso tendré que dejar de estudiar y ponerme a trabajar —

 

Obito negó con la cabeza, finalmente le besó y acarició su cabello. Quizá las cosas no habían salido como esperaba, no había obtenido la aprobación ni consejos que quería de su sensei, y tampoco pudo contactar a sus suegros, pero al menos contaba con Sasuke, y eso era todo lo que necesitaba. El próximo año sí iría a una estúpida fiesta de disfraces, no pensaba pasar por lo mismo de nuevo. 

 

Notas finales:

 


Lo sé, lo sé, no asusté a nadie, he dicho en mi otro fic que he pedido toda capacidad de causar temor, ya no soy la misma de antes.


Espero que le haya gustado a alguien, cuando mínimo a Joe.


Ahora pongo unas aclaraciones que son largas pero considero necesarias: 


1. El Samhain es el nombre que se le da a esta celebración en la antigua cultura celta. De hecho lo que hacía Obito es lo que hacían los sacerdote druidas al comunicarse con sus ancestros para que los guiaran en el inicio del año nuevo, que empezaba en esta fecha.


2. Lo de los nabos también viene de esta cultura, fue más adelante cuando la fusión de culturas cambió el uso de nabos por calabazas. 


3. La monomanía es una enfermedad en la que la persona sólo puede pensar en un tema, o un conjunto de ideas relacionados con ese "tema" y se obsesiona con ellas, de hecho no dista mucho del fanatismo, aunque se supone que es peor. Sasuke creía que Obito lo padecía porque éste último estaba demasiado metido en eso, y Sasuke es un escéptico de primera, al menos en mi fic.


4. Tengo que decir esto porque es importante, en este fic estoy hablando totalmente del espíritu de Itachi, no hablo de demonios ni nada por el estilo, que es lo que conocedores mencionarían, pero no, en este caso no son demonios. 


5. Parece leve y quizá esperaban más cosas por tratarse de espíritus desencarnados, pero lo hice lo más realista posible, y creo que incluso les di más poder del que en realidad tienen, pero así lo quise hacer.


6. El sharingan de Itachi nada tiene que ver, pero es que me encanta, y con eso que siempre escribo puro AU... hasta ahora pude usarlo (?)


 


 


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