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Apple is A+ por Yais

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Notas del fanfic:

Un día me dije "adoro a Sai y amo a Lee ¿Por qué no me he topado con nada de ellos en español?"

Y, bueno, estamos aquí... para variar =^o^=

 

Naruto © Kishimoto | Rock Lee no Seishun Full-Power Ninden © Kenji Taira | Apple is A © T-ara

Notas del capitulo:

Espero les guste. Voy a intentar basar la personalidad de los personajes más en Naruto SD que en Naruto o Shippuden.

Capítulo 1

 

Cuando me mudé a la nueva casa y entré a la que sería mi habitación, lo primero que vi fue esa gran ventana en la pared de la derecha.

Parecía una puerta irregular a la habitación de la vivienda contigua, con un metro de vacío separando las paredes.

No tenía sentido, creí que era bastante inútil.

 

Fue a mediados de verano, mientras Sai hacía los avances para su trabajo del próximo mes, que levantó la mirada para ver al exterior a través de su ventana. Últimamente había estado distraído de sus deberes por razones fortuitas, pero todas tenían la misma causa: su pequeño y bullicioso vecino.

Él era un graduado universitario de 21 años, serio, dedicado, impávido y lo suficientemente tolerante para no quejarse de las constantes interrupciones a su obra, pero desde la semana pasada las corrientes de aire entrando por su ventana traían consigo un molesto ruido que no le permitía concentrarse y comenzaba a desesperarse.

Miró un largo minuto los bosquejos sobre su escritorio, dejó que el viento fresco agitara sus cabellos y resolvió que debía volver a trabajar. Estaba por posar su lápiz sobre la hoja cuando un gritito seguido por una exclamación extasiada lo volvió a interrumpir.

No se sentía a gusto atrasando su trabajo debido a la falta de concentración, así que mantuvo su posición unos instantes y llevó la vista a la ventana antes de decidir pararse y caminar hacia ella. Sus pasos fueron lentos y silenciosos, típicos a su personalidad e interés por pasar desapercibido.

Al llegar a la ventana sintió un soplo de viento acariciar su rostro y casi experimentó tristeza por tener que negarse ese sencillo placer ahora que su aire acondicionado estaba descompuesto. Lamentablemente debía cerrarla.

Antes de correr el cristal observó atentamente los detalles de la habitación contigua. Aquel era el dormitorio de su vecino, un espacio descuidado, tapizado de posters de series animadas, videojuegos, figuras de acción y mangas tirados en el piso.

Divagó la mirada por el lugar y pronto se dio cuenta a qué se debía tanto escándalo. Pensaba que algunos padres deberían prohibir a sus hijos sufrir espasmos de excitación frente al televisor. Más a aquellos que externaban su emoción por medio de exclamaciones como las de aquel niño de 14 años que, sentado en el suelo, mordía su almohada intentando no llorar por la aparente muerte de la heroína en la serie de anime del momento.

No lo entendía, pensaba que había mejores maneras de perder el tiempo. Así que volvió a su escritorio.

Como el calor lo agobiaría, desabotonó su camisa justo cuando se sentó frente a su trabajo y se dispuso a continuar. De otra manera se le haría tarde.

 

 

Aproximadamente a las 7 de la noche, cuando el clima refrescaba, terminó con lo programado para ese día. Así que se paró y fue directo a la cocina a comer un tentempié. No había nadie en la casa a parte de él y aquello no le causaba la más mínima sorpresa. Su tío rara vez ponía un pie por ahí.

A las 8 ya estaba listo para salir, se había dado un baño, cambiado y peinado su cabello para deshacerse del exceso de agua. Uno de sus amigos iría por él para ir juntos a divertirse en algún bar.

Cuando sonó el timbre de su casa estaba sentado en su cama esperando a que llegaran por él y, al salir de su habitación, echó un vistazo a través de su ventana y vio que la contigua seguía abierta. Le parecía que el dueño de aquella tenía una actitud muy descuidada.

Naruto Uzumaki era el nombre de su mejor amigo, rubio, un poco gritón y espontaneo. Le gustaba decirle qué hacer o cómo hacerlo, porque a su parecer él siempre se equivocaba. En ese momento intentaba conseguirle una cita para pasar la noche, pero ambos fallaban tan magistralmente que ya habían roto su antiguo record de rechazos en una noche. Sai sabía que podía conseguir una pareja sin ayuda y sin problemas, pero Naruto parecía disfrutar la situación, así que, como solía hacer, lo dejó hacer.

Al final su amigo tampoco era muy paciente así que, después de que recibieran su decima cachetada, decidió rendirse y lo dejó a su suerte por ir a retar a un desconocido por quién tomaba más rápido. Él sabía que Naruto también fallaría en aquella empresa y tan sólo 30 minutos antes de la media noche ambos se encontraban de vuelta en su casa.

Sai tan despierto como si recién saliera de la ducha, mientras que Naruto balbuceaba algo sobre sus sueños donde era un ninja y las mil maneras de violarlo con ninjutsu.

Honestamente tampoco sabía si su anterior actividad era una buena manera de perder el tiempo, pero como su amigo decía que lo era, debía serlo.

 

Le y se zafó los zapatos tan pronto entraron a su casa. Arrastró a Naruto hasta su habitación y lo botó a la cama con descuido, antes de trepársele encima y comenzar a quitarle la chaqueta, desabotonar su camisa y desabrochar sus pantalones.

Su amigo se quejó y le balbuceó que lo soltara o lo mataría pero él se hizo de oídos sordos – Que te quites – gruñó Naruto dándole un empujón y él fue a parar al piso.

Sai permaneció en el suelo unos instantes – No te entiendo – le comentó antes de pararse y comenzar a remover su propia ropa – ¿Vas a quedarte a pasar la noche? –

– Si – El rubio bostezó estirándose y haciendo que su camisa, a medio quitar, se deslizara por sus hombros – Pero no voy a tener sexo contigo – Desde la perspectiva de quien fuera y con una pose como aquella, cualquier persona podría omitir el “no” sin ningún problema – Sabes que no lo hago con mis amigos – más porque Naruto pasó una mano por su pecho, prácticamente incitándolo.

Pero contrario al comportamiento hormonal de cualquier ser humano Sai le respondió con una mirada fija, tal vez experimentando una especie de rencor, y se giró hacia la puerta del baño – Voy a tomar una ducha – otra, pero esta vez con agua fría.

La lógica de Naruto, respecto a las relaciones sexuales, era práctica y efectiva pero bastante injusta cuando, durante todo el trayecto, le hacía promesas de sexo salvaje. Al día siguiente encontraría a alguien con quién desquitar la reciente frustración.

 

Al entrar a su habitación, por segunda vez, se dio cuenta de que Naruto no estaba por ningún lado y que la ventana estaba abierta. Le preocupó, tal vez en su borrachera su amigo se había resbalado y caído.

– ¡TÚ! – Sin embargo no tuvo tiempo de comprobar su teoría pues en menos de un segundo estaba en el duro suelo con Naruto, desnudo, sobre él – Estas tan averiado como el aire acondicionado –

Sai se quejó, él se había llevado lo peor en la caída – ¿Qué ha… – pero no pudo seguir hablando porque Uzumaki se acercó hasta su boca para callarlo con un beso.

– Eres muy tonto – escuchó que le decían mientras sentía como unas escurridizas manos le arrebataban la ropa que recién se había puesto – No… sabes jugar – Naruto había llevado una mano hasta su entrepierna y comenzó a estimularlo rozando y apretando.

– Sé jugar – Sai se defendió, recuperándose excesivamente rápido de la impresión y elevando las manos para acariciar los pezones del rubio con una mientras que con la otra apretaba su trasero – pero – acarició entre los pliegues de sus nalgas y presionó ligeramente – si dices que no, debo respetar tu decisión –

Naruto lanzó un bufido y golpeó sus frentes ligeramente – A veces, hasta puedes ser adorable –

 

 

[A+]

 

Lo he visto desde la ventana de mi cuarto desde que tengo memoria, pero no muy seguido. Suelen separarnos las cortinas, el cristal y su horario. La verdad es que me hubiera gustado tener una linda vecina a la cual poder espiar.

Ser adulto debe ser aburrido si te conviertes en alguien como él.

 

Apagó el televisor con una sonrisa y se dejó caer en el piso con descuido. Era feliz, se sentía completo y ambiguamente triste.

– Terminó la temporada – se dijo melancólico antes de encogerse en posición fetal y comenzar a lloriquear – ¿Por qué? – se retorció en angustia infantil.

Su nombre era Rock Lee, un chico energético, emotivo, escandaloso y, recientemente, decepcionado porque la serie animada que veía, cual enajenado, acababa de terminar.

 

Se arrastró por el piso y pronto llegó hasta su celular. Respiraba con dificultad, cual moribundo – Neji – dijo con voz muerta justo cuando escuchó un serio moshi moshi desde el otro lado del auricular – ¿Cuando? –

Usualmente no era el tipo de chicos que pasaba el verano en su habitación cual otaku, pero sus 2 mejores amigos habían salido de la cuidad debido a las vacaciones y él decidió seguir la recomendación de Neji y aceptar ver las primeras 3 temporadas de su anime favorito, para matar el tiempo.

– ¿Por qué me hiciste esto? – Se refería al por qué le había prestado una serie tan adictiva y como respuesta su amigo se rió de él – Sabías que me… sí, la acabo de terminar de ver – le sonrió al aparató recordando – Si, Ea está viva ¡claro! Y… Toda, un maratón, no he salido de mi cuarto desde… ¡EN SEIS MESES! – Volvió a lanzarse al suelo – ¿No podré saber nada hasta dentro de seis meses? ¡Noooo! –

 

Una de las cualidades de Lee era su perseverancia, o ser un obstinado irremediable, no había momento en el que no estuviese obsesionado por una idea, de cualquier tipo, y generalmente lograba su objetivo. No siempre tan glorioso como quisiera, pero lo conseguía y eso era lo que importaba.

Así que después de despedirse de Neji, se paró decidido a hacer lo que fuese para saber más sobre su diosa Ea. Sabía  que aún había un par de tomos del Manga que no se hacían anime y decidió que los leería ese mismo día.

No había tiempo para hacer nada más ni pensar detenidamente en su resolución, sólo revolvió el cajón de su ropero en busca de una pequeña llave y después fue al cuarto de herramientas con el objetivo de conseguir una cuerda.

Al vivir con una mesada escasa, no le quedaba de otra opción más que prepararse para allanar la casa de los adinerados Hyuuga en búsqueda de la colección de Mangas de Neji. Estaba seguro de que, a pesar de que su amigo solía amenazarlo diciéndole que no debía tocar sus cosas, no se molestaría si iba a su casa y leía un poco.

 

 

Lee ingresó a la casa de los Hyuuga sin permiso. Afortunadamente en aquel lugar era bastante conocido así que no tuvo que huir despavorido de los perros guardianes y para cuando llegó a la habitación de su amigo, se dirigió a su único objetivo: leer.

Neji era su mejor amigo, otaku, gamer y cosplayer a causa suya. A Lee le gustaba mucho y siempre que podía pasaba tiempo con él. Usualmente acariciando casualmente su cabello y fastidiándolo.

Dejó el manga que leía a un lado y razonó el lugar en el que se encontraba: “La habitación de Neji”. Aquello, realmente, no era algo espectacular porque había estado ahí una cantidad incontable de veces… aunque, nunca había estado solo.

Lo primero que hizo, después de que notó el lugar en el que estaba, fue ir al ropero de Neji y abrirlo de golpe. Se embriagó con los aromas que salieron y antes de darse cuenta se estaba frotando contra una de las playeras favoritas de su amigo. Luego comenzó a saltar de un lado a otro y al final se botó en su cama para abrazar la almohada y fantasear con Neji durmiendo en aquel lugar.

Estaba embriagado de gozo, mareado con el aroma y, después de unos minutos, dormido.

 

 

Al despertar Lee se dio cuenta de 3 cosas. La primera era que la noche ya había caído, la segunda que la habitación de su amigo era un desastre después de que él la revisó de pies a cabeza y la tercera...

Se llevó ambas manos a la entrepierna y asustado miró hacia todos lados “Kami no”. Estaba excitado.

No iba a negar que se sentía muy bien y que tenía retazos de un sueño muy agradable, pero también creía que acababa de hacer algo incorrecto, con todas sus letras porque parecía un viejo pervertido de los que dibujaban en los mangas para adultos.

Así que acomodó todo y salió de la casa de los Hyuuga sintiéndose un acosador. Afortunadamente nadie lo había visto.

 

Al llegar a su casa, sus padres lo reprendieron por haber desaparecido de aquella manera y, después de jurar que jamás lo volvería a hacer, subió a su habitación sabiéndose un adolescente normal pero no por eso menos desdichado. Era un hecho que Neji no lo apreciaba como él quería que lo hiciera.

Se botó en su propia cama, a oscuras y mirando al vació.

 

Había dormido toda la tarde, así que pasada la medianoche aún no tenía sueño y se hubiese mantenido en la misma posición, esperando a que el sueño volviese a vencerlo, si no fuera porque escuchó un escandalo entrando por su ventana abierta. Su vecino había vuelto.

 

Lee era niño curioso. Más considerando que salvo ese verano, la ventana contigua raras veces estaba abierta y con las persianas corridas. Así que se levantó, interesado en las actividades nocturnas del chico de al lado.

 

[A+]

 

Naruto es un dios” aquello fue lo que pensó Sai cuando, 20 minutos después de que comenzasen los preliminares, aún tenía a su amigo sobre él. Ondulándose sobre su erección y dejándolo sin respiración, como nadie en su vida lo había hecho.

Nunca antes tuvo el placer de enterrarse en las entrañas de su amigo y escucharlo gemir mientras, prácticamente, se satisfacía con él* era gloria. Yendo de arriba a abajo, recargando las manos sobre su pecho y estableciendo un ritmo que parecía un baile al compás de sus gemidos.

Sai no lo pudo evitar, lo habría dejado hacer cuanto quisiera pero aquello era una tortura – Naruto – le llamó acelerado y puso sus manos en cada uno de sus costados para detenerlo e indicarle un ritmo diferente.

Su amigo gimió a disgusto y lo miró casi como si pretendiese matarlo por haberlo hecho perder aquella sensación; estuvo a nada del orgasmo.

Mantuvieron aquella pose unos minutos más hasta que Sai empujó a Naruto y lo hizo tenderse de espaldas. El rubio se quejó de nueva cuenta, primero porque aquel había sido un movimiento brusco y segundo porque aún estaban en el suelo, así que su espalda fue a dar contra el piso frio.

En aquel momento fue el turno del pelinegro. Sonrió y pasando las piernas de su amigo por encima de sus hombros lo obligó a una incómoda posición para poder besarlo. Después de eso, se encargó de establecer un vaivén cómodo para ambos.

Entró en él con repetidos movimientos, rápido y con tanta fuerza que logró desquitar todas esas ocasiones que había deseado aquel momento. Ambos querían evitar aquella situación, muchas veces se miraban con curiosidad pero, después, recordaban que eran amigos y lo dejaban tranquilo. No querían que el intentarlo acabase con su relación.

Para ambos era claro que no se amaban, se conocían lo suficientemente bien como para saber que era imposible que alguno pudiese desarrollar un sentimiento como aquel por el otro. Hasta ese día Naruto se había negado a la tentación, decía tener miedo de que se les fuera de las manos, a pesar de que Sai aseguraba que no sería así.

Bueno, mañana lo sabrían.

 

[A+]

 

No lo pudo evitar, se comió a su vecino y a su pareja con los ojos. Desde su ventana pudo ver perfectamente como cada estocada, que el mayor daba a aquel rubio, hacía que la erección del pelinegro fuera, prácticamente engullida, por la piel del otro. Sus gemidos, su sudor y todo lo que significaba una relación de ese tipo frente a sus vírgenes ojos, fue demasiado para él.

Para Lee era imposible moverse, le costaba respirar y fue incapaz de darle importancia al hecho de que tenía un problema mucho peor del que había tenido en casa de Neji. Ahora no sólo estaba erecto, estaba empapado y con la sensación de cosquilleo que bien conocía.

Pero no estaba asustado o preocupado de que lo descubriesen mirando con descaro por la ventana, la verdad es que no pensaba en nada, en absoluto.

En un momento había pesado que sólo le atraía Neji pues, salvo él, le gustaban las chicas, pero, justo ahora, lo descartaba por completo. Era gay y tenía un sentimiento... de querer aquello.

Gimió en éxtasis. Perdido en el orgasmo más extraño que hubiera tenido, tomando en cuenta que de sólo ver se había venido. Sin darse cuenta de que aquel fue el peor momento para cerrar los ojos y disfrutar de sí mismo; de temblar y dejarse caer al piso.

 

[A+]

 

A pesar de que estaba perdido en Naruto, gimiendo “Naruto” y rogando porque Naruto le permitiese hacer eso una y otra vez por el resto de sus existencias, Sai tuvo una extraña sensación, como si alguien golpeara con una fuerza invisible su coronilla y pidiera su atención.

Alzó la vista y perdió la concentración. Su vecinito, el niño de 14 años que inconscientemente acababa de pervertir; los miraba desde su ventana. Apenas podía ver su rostro  pero distinguió perfectamente su boca semi abierta, sus mejillas sonrosadas y un brillo de excitación inundando sus ojos antes de que los cerrase.

Perfectamente se dio cuenta de que ese mocoso acababa de tener un momento de gloria mirándolos. Era… extraño.

– Sai – Naruto le reclamó que volviese a su realidad, aquella en la que lo satisfacía sin distracciones, y él sólo le echó un vistazo más a aquella ventana antes de volver a lo suyo.

No le molestaba, había hecho cosas peores que tener público menor de edad. Sin embargo no lo mencionó. Naruto haría un escándalo de proporciones insospechadas.

 

Al terminar Uzumaki se aguantó el gemido ahogándolo en su garganta y él se mordió el labio inferior. Después su amigo lo golpeó por haberlo maltratado – Salvaje – lo llamó con un gesto infantil antes de entrar al baño.

Sai se mantuvo sentado un par de segundos en el suelo, hasta que escuchó el sonido de la regadera y decidió ir a su ventana. No pudo ver a su vecino, así que supuso que aquel se estaría escondiendo en algún rincón de su casa. Corrió el cristal, cerró las persianas y fue directo con Naruto, a darse su tercera ducha.

 

Se deslavaría.

 

 

Notas finales:

¡HEY! Gracias por llegar hasta aquí. Ahora déjenme un comentario por pliss ¡¡SIIIIII!! ^___^U

Un Bso ~ Yais.

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* Mi madre me llamó justo en ese momento... "¡Que bajón de inspiración!" XD.


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