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Aunque no sea conmigo por carina_mew12

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Notas del fanfic:

Este fanfic sólo puedes encontrarlo en esta página y sólo por esta cuenta... si lo encuentras en otro sitio, DENUNCIA

One Piece y todos sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda-sama

Este fanfic no tiene otro propósito más que entretener

de fan para fans

Notas del capitulo:

hola mis queridos lectores

bueno, esta vez les traje un one shot diferente a los que he escrito hasta ahora, espero que lo disfruten

nos vemos abajo

Aunque no sea conmigo

 

Aun cuando a veces peleamos por tonterías, Sanji y yo somos amigos, o mejor dicho, eso es lo que piensa él, pues en mi caso, hace mucho tiempo que he deseado que nuestra amistad se convierta en algo más; pero sé que es imposible, ya que, en unos cuantos días, Sanji se convertirá en el esposo de esa mujer…

*****************

Sintió la garganta seca y sus manos a punto de temblar en cuanto recibió aquella invitación; la imagen de un par de palomas blancas sosteniendo en sus picos dos argollas doradas entrelazadas adornando el sobre le anticiparon el contenido, y con temor, abrió el papel y comenzó a leer, y conforme avanzaba, la inquietud crecía lentamente en su interior, pero por fuera seguía teniendo un ceño de indiferencia… Sanji iba a casarse…

- así que… al final sí te casarás con esa arpía usurera- comentó sarcástico Zoro antes de recibir una patada en la espinilla por parte del rubio que tenía enfrente

- ¡No hables así de mi Nami-swan, estúpido marimo!- reclamó Sanji con los puños cerrados y un puchero en el rostro

Cuando recién había conocido al rubio, el hecho de que se burlara de su cabello al decirle “marimo” le enfurecía, pero ahora, era más como un apodo cariñoso de llamarle, o eso es lo que a Roronoa Zoro le gustaba creer, ya que así se sentía un poco más cerca de la persona que, desde hace un par de años atrás, amaba en secreto. Sin embargo, ahora lo veía alejándose lentamente, dándole la espalda, y muy pronto, a muy pesar de él, tendría que separarse de Sanji o su relación se volvería mucho más dolorosa de lo que era ya. Después de todo, ¿a quién le gusta ver a la persona que ama siendo feliz con otra persona?

- es una ladrona- volvió a decir el peliverde con molestia, no sólo porque la chica tenía fama de estafar a la gente, sino que también estaba por quitarle a SU Sanji

- fuiste tú quien me la presentó, idiota- y cómo se arrepentía de haberlo hecho; si tan sólo no fuera tan cobarde para admitir sus sentimientos, pero a esa altura, ya nada podía hacer- y no deberías hablar así de una dama, mucho menos de ella, ¡Nami-san es perfecta!- una boba sonrisa apareció en su rostro mientras giraba emocionado sobre la punta de sus pies- ¡Nami~swan, Nami~swan, Nami~swan!

- ¡déjate de estupideces!- el peliverde soltó un fuerte puñetazo en la cabeza de su rubio amigo, haciendo aparecer un enorme chichón

- bueno, como sea- Sanji regresó a su actitud seria e, ignorando el dolor en su cabeza, miró al otro- nos conocemos desde hace mucho, y por esa larga amistad, quiero que estés el día de mi boda. Irás, ¿verdad?

- ¿no les parece que es muy pronto?- cuestionó, mirando la fecha de la ceremonia en la tarjeta… sólo una semana más y Sanji saldría de su vida para siempre

- llevamos planeando la ceremonia hace meses, estarías enterado si me pusieras atención…

- apenas y se conocen

- ha sido sólo un año y medio pero, en ese tiempo, me he dado cuenta de lo maravillosa que es Nami-san. Y estoy seguro de que es la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días

- ya veo…- su corazón se desquebrajaba poco a poco mientras le escuchaba- ¿no son muy jóvenes para casarse?

- un viejo como tú no comprendería los deseos de esta generación- dijo con burla

- sólo soy tres años mayor que ustedes- remarcó el peliverde- además, el hecho de que sean jóvenes es una prueba clara de que se están precipitando

- ¿por qué parece como si quisieras impedir la boda?- Zoro abrió los ojos de la impresión, ¿a caso era tan obvio?- estás actuando extraño, marimo- se acercó ligeramente a Zoro, mirándole a los ojos, como queriendo ver a través de ellos- somos amigos, ¿no confías en mí?

- no… no es eso…- tragó saliva dificultosamente al sentir el calor del rubio muy cerca de su cuerpo. Mas su nerviosismo se hizo más grande cuando el otro se acercó más de lo que había hecho en toda su vida, esperando ansioso la respuesta de su amigo. El corazón se le aceleró considerablemente, si seguía acercándose más- S… Sanji, yo…

- ¡Sanji-kun!- la estruendosa voz de una pelirroja al otro lado de la calle interrumpió, por desgracia, las palabras de Zoro- ¿puedes ayudarme a cargar estas bolsas?- preguntó con una coqueta mirada mientras señalaba las bolsas alrededor de ella

- ¡Nami-swan! ¡Voy hacia allá, mellorine!- sin pensárselo dos veces, el rubio corrió hacia su amada, esquivando milagrosamente los autos que transitaban por la calle gracias al extraño baile de “amor” que hacía cuando veía a la pelirroja. Rápidamente, cargó todas las bolsas en sus brazos y comenzó a seguir a su prometida, quien parecía tener intenciones de comprar más.

Y así, Zoro acababa de ser olímpicamente ignorado, pues el rubio ni siquiera se había tomado la molestia de despedirse de él. Miró una última vez la invitación y la arrojó a un cesto de basura cercano antes de regresar hacia su hogar…

***********************

Varios días más tarde…

No había nada más efectivo para olvidar lo demás que ejercitar su cuerpo hasta el cansancio. Zoro se encontraba en su gimnasio habitual, recostado en una de las planchas de ejercicio mientras levantaba unas enormes pesas. En cuanto terminó de contar mil, bajó las pesas y las colocó en la agarradera, justo arriba de él. Se quedó mirando el techo un momento, pensativo…

- aun no estoy listo para perderte- murmuró para sí el peliverde, con el dolor oprimiéndole el pecho

- sabía que te encontraría aquí- dijo de pronto una voz antes de que el rostro de un rubio se asomara sobre su cabeza con un claro gesto de enfado

- ¡¿Sanji?!- fue tanta su impresión que olvidó la pesa que pendía sobre su cabeza, por lo que, inminentemente, terminó golpeándose con ella antes de conseguir levantarse

- ¿qué diablos te pasa, marimo?- podía distinguirse el enojo en el tono de Sanji, al igual que su expresión- no contestas mis llamadas ni respondes mis mensajes, tampoco te he encontrado en tu departamento ¿a caso me estás evitando?

- no es eso, he tenido mucho trabajo- respondió el peliverde a la vez que sobaba su dolorida frente. El rubio entrecerró sus ojos, claramente desconfiado de sus palabras- lo siento

- bueno, si quieres que te disculpe, vas a tener que acompañarme- lo tomó de la mano y, con una sonrisa, comenzó a caminar hacia la puerta principal- mañana es la boda, así que los chicos me organizaron una fiesta esta noche, y tú vendrás conmigo…

- pe… pero yo…- no era que le molestara estar con el rubio, lo que le molestaba era la razón por la cual tenía que estar con él… la boda. Todos esos días había intentado ignorar el asunto; aun cuando le doliera, trataba de alejarse de Sanji- ya tengo planes para esta noche, así que…

- Zoro- dijo al girarse a verle. Cuando le llamaba por su nombre, sabía que era algo serio- eres… alguien muy importante para mí- explicó con un ligero sonrojo- te necesito, por favor… no quiero dar este paso en mi vida si no estás a mi lado…- apretó fuertemente la mano del moreno y le miró a los ojos- por favor…

*********************

Y así, Roronoa Zoro terminó en una fiesta en la cual no quería estar, celebrando algo que no quería que sucediera, pero por Sanji, era capaz de sacrificar su felicidad para ver una sonrisa en su rostro.

El peliverde tomó una botella y un vaso de cristal, y se sentó en una silla colocada en la esquina más alejada de la habitación, observando cada detalle de la escandalosa celebración. En cuanto notó la ausencia de damas supo enseguida qué tipo de fiesta le habían organizado sus amigos al rubio, y no se equivocó; al cabo de un rato, un grupo de hermosas chicas escasamente vestidas y remarcadas curvas aparecieron, y Sanji, tan mujeriego como era, no tardó en acercarse a ellas. Zoro tuvo que contener sus ganas de ir y quitar a las chicas de encima del rubio, pero tenía que disimular; llevaba años ocultando sus sentimientos y sus celos cada vez que alguien se acercaba a Sanji, una noche más no haría la diferencia.

Al pasar la noche, la gente fue cayendo una por una a causa del alcohol, sólo  unos pocos conservaban parte de su lucidez, entre ellos Zoro.

- les dije que no era bueno bebiendo- reprochó el peliverde mientras él y otros tres chicos veían al rubio durmiendo en el suelo a causa del alcohol.

- ¿qué hacemos ahora?- dijo asustado uno de los presentes, un chico moreno, de rizados cabellos y nariz larga- Nami le prohibió hacer una despedida de soltero, si se entera que estuvo aquí…- tembló asustado mientras mordía un pañuelo

- es un SUPER problema- meditaba otro hombre de cabello azul y gafas oscuras- mañana es la ceremonia, y el novio no puede presentarse en estado inconveniente…

- ¿qué hacemos, Zoro-san?- le preguntó un chico de cabello rosado con gafas

- estará bien para el medio día, pero será mejor que lo lleven su casa

- pero me da miedo Nami-san…

- jejeje, tengo una idea- el de nariz larga se agachó y comenzó a rebuscar entre las ropas del rubio hasta sacar su celular y comenzar a marcar un número

- ¿a quién llamas Usopp?- preguntó curioso el peliazul

- a Nami- en cuanto escuchó el tono de llamada entrante, le extendió el teléfono al peliverde- ¡toda tuya, Zoro!

- ¿qué?

- si le dices que Sanji está contigo no reprochará nada.

- pero…

- ¿hola? ¿Sanji-kun?- al escuchar la voz de la pelirroja, todos se tensaron al instante, incluido el que se llamaba Usopp, quien soltó el teléfono a causa del susto; sin embargo, Zoro logró atraparlo, y tras un suspiro, acercó el aparato a su rostro

- hola Nami- respondió tranquilamente el peliverde

- ¿Zoro?- la chica parecía sorprendida- ¡vaya, que bien! Sanji-kun dijo que hace días que no hablabas con él, ¿en dónde has estado?

- trabajo- dijo con simpleza- no había tenido mucho tiempo

- oh, ya veo. Por cierto, ¿dónde está Sanji-kun?

- bueno, te llamaba precisamente para avisarte que está en mi apartamento. Estuvimos bebiendo y se quedó dormido

- supuse que era eso. Bien, no importa mucho siempre y cuando esté a tiempo para la ceremonia de mañana. Vendrás, ¿cierto, Zoro?

- no me la perdería por nada

- entonces los veo mañana a los dos. Buenas noches

- que descanses- y después de despedirse, Zoro colgó el teléfono, con un amargo sabor en la garganta- me deben una- le reprochó a los tres presentes, quienes suspiraron agradecidos- Franky, Coby, ayúdenme a llevar al cejas de sushi a mi auto- los dos nombrados se cuadraron cual soldados y levantaron al rubio del suelo para luego sacarlo del lugar y subirlo al auto del peliverde.

**************************

En cuanto llegaron al edificio, Zoro llevó el auto hasta el estacionamiento, cargó al rubio a sus espaldas y activó la alarma del vehículo. Acomodó al rubio que llevaba a cuestas y caminó hasta el ascensor, ya dentro, presionó algunos botones y la puerta se cerró, y comenzó a subir.

- Zoro…- murmuró el rubio a oídos del recién nombrado, causándole un ligero escalofrío- Zoro, no… le cuentes a Nami-san… no quiero que me odie…

- no lo sabrá- le respondió Zoro, adivinando que se refería a la fiesta, y en especial a las chicas- ¿la quieres mucho?

- la adoro…- pronunció débilmente con una sonrisa. El resto del camino permanecieron en silencio, pues el dolor en el pecho del peliverde era tan intenso que le impedía hablar.

Un timbre le anunció que habían llegado en su destino, y en cuanto se abrió la puerta, Zoro bajó del ascensor y avanzó hacia su apartamento, el cual estaba un par de puertas más adelante. Al llegar, abrió la puerta y entró a la vez que encendía la luz y cerraba la puerta con una ligera patada. Dejó al rubio sobre el sofá y fue hasta la cocina, donde sirvió un vaso con agua que luego llevó a la sala, pero Sanji ya no estaba ahí, sino en la entrada, intentando torpemente abrir.

- tengo que regresar a casa…- se dijo a sí mismo el rubio, forcejeando con la puerta

- ven aquí, idiota- Zoro tomó Sanji por el brazo y lo regresó a la sala, sentándolo en el sofá mientras le daba el vaso con agua- bebe esto…- el rubio miró el vaso unos segundos antes de beber el contenido de un golpe, dejando el vaso sobre la mesita de centro.

- marimo, llévame a casa- el rubio se recargó en el pecho de su amigo mientras luchaba por mantenerse despierto

- olvídalo, no querrás que Nami te vea así- con una mano, el peliverde levantó el rostro de su amigo; estaba rojo hasta las orejas y sus párpados parecían pesarle. En un impulso, acercó su rostro al del rubio, dejando un casto y efímero beso sobre sus labios. Pero en menos de dos segundos se arrepintió y retrocedió, asustado por la reacción de su amigo; mas éste permanecía con la mirada perdida en algún punto, como si no se hubiese dado cuenta de lo que había hecho. Zoro decidió alejarse de él, pues la tentación era grande, y de su autocontrol quedaba muy poco; justo estaba por quitarse al rubio de encima cuando éste le robó un beso, dejándolo sorprendido unos instantes antes de intentar apartarse nuevamente- Sanji…- con sus  labios recargados en los ajenos, el rubio sacó su lengua y lamió ligeramente la zona, alterando aun más al peliverde, quien enseguida abrió la boca y apresó la contraria… ya no podía contenerse un segundo más.

Su lengua invadió desesperadamente la cavidad contraria, la cual tenía impregnada el sabor a alcohol en cada rincón. Sanji le correspondió lo mejor que pudo, pues su estado etílico entorpecía sus movimientos, sin embargo, eso no fue impedimento para que el peliverde disfrutara cada centímetro de su boca. La falta de aire obligó al rubio a separar sus labios, para luego apoyar la cabeza en el hombro del otro, dejando escapar su caliente aliento en el cuello del peliverde mientras sus ojos se cerraban lentamente.

La suave respiración del rubio le indicaba que éste se había quedado dormido. Esperó unos segundos, y tras confirmar que su amigo no se movía, rodeó su cintura con uno de sus brazos, ascendiendo lentamente sobre su ropa hasta llegar a su pecho. Con dos de sus dedos, presionó ligeramente uno de los pezones del rubio, quien inevitablemente dejó escapar un gemido. Se mordió los labios casi al punto de hacerlos sangrar y chasqueó la lengua con molestia, debía detenerse, sabía que no era lo correcto… pero su cuerpo se negaba a escucharlo. Recostó poco a poco al rubio sobre el sofá, acomodando cada una de sus extremidades a su correspondiente costado para sostener su peso, apresando al rubio entre su cuerpo.

Ajeno a lo que pasaba, Sanji suspiraba de vez en cuando, sumido en un profundo sueño que se vio interrumpido cuando los labios de Zoro comenzaron a pasearse por su rostro hasta llegar a su boca. Respondió torpemente el beso para luego ladear la cabeza, dejando que el peliverde probara la piel de su cuello, quien procuraba no dejar ninguna marca por donde había pasado. El rubio se removió un poco, rozando su rodilla contra la pierna de Zoro, haciéndola despertar completamente a la vez que lograba sacar un ronco gemido de su garganta. Zoro temblaba por la excitación; sus caderas comenzaron a moverse, dejando que su erección chocara sobre el cuerpo de su amigo, provocándole ligeros espasmos y gemidos mezclados con palabras que no supo descifrar.

- maldición- de pronto, Zoro dejó de moverse y recargó todo su peso sobre el rubio, abrazándole con ternura- perdóname- besó la mejilla del rubio y peinó sus cabellos con sus dedos; había estado a tan poco de hacer algo horrible- te amo, Sanji… te amo…- y con un último beso en sus labios, Zoro se apartó de su amigo y salió del apartamento…

**************************

Al día siguiente…

Sintió un ligero dolor en un costado suyo, pero su cuerpo se sentía tan pesado que prefirió esperar que la molestia pasara. Un segundo dolor le golpeó en el mismo punto, seguido de varios más, cada uno más fuerte que el anterior. Dio un manotazo en el aire y abrió ligeramente los ojos, encontrándose con una figura de cabello verde frente a él…

- despierta bella durmiente- le dijo una masculina voz, obligándole a abrir sus ojos completamente. Sanji encontró un par de los dedos del peliverde encajándosele en las costillas, los cuales eran claramente los culpables del dolor que interrumpió sus sueños

- deja ya, marimo- golpeó la mano de su amigo y le dio la espalda- déjame dormir un poco más, me siento fatal…

- bien, como quieras. Puedes dormir hasta medio día si quieres, no me interesa…

- ¿medio día?- algo dentro de la mente del rubio hizo “click”- ¡La boda!- gritó mientras se enderezaba sobre el sillón, pero su propia voz le causó un espantoso dolor de cabeza que le obligó a retorcerse sobre el sillón- como duele…

- imbécil- obligó al rubio a levantarse y lo llevó bajo el grifo de la ducha, abriéndola completamente para dejar que el agua cayese sobre su cuerpo

- ¡está helada!- reclamó el rubio mientras tiritaba de frío

- deja de quejarte y dúchate. Tengo menos de una hora para dejar al novio en condiciones decentes…

***************************

En cuanto Sanji apareció en la iglesia, la ceremonia dio inicio. Sanji se veía incluso más atractivo con el traje blanco, la camisa azul oscuro y la corbata negra que llevaba, haciendo resaltar el azul de sus ojos, o al menos del ojo que tenía visible. Minutos más tarde, la melodía que anunciaba la llegada de la novia dio inicio, y tras el umbral de rosas que adornaban el lugar, entró la novia con un brillante vestido blanco y su rostro cubierto por el velo; la cola del vestido era llevada por dos niños mientras que una pequeña dejaba un camino de pétalos de rosa por el camino que debía pasar la novia.

Algunas lágrimas escaparon de la audiencia al ver a la novia avanzar hacia el altar; en cuanto estuvo junto a su futuro esposo, lo tomó de la mano y sonrió alegre. La música se detuvo y el sacerdote comenzó con el sermón, por lo que todos, inclusive los que lloraban, guardaron silencio. Tras un buen rato, el padre pronunció las palabras que muchos ansiaban escuchar…

- Nami, ¿quieres recibir a  Sanji como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?

- Sí, acepto

- y tú, Sanji, ¿quieres recibir a Nami como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

- …- el rubio miró las manos de la pelirroja entrelazadas con las suyas y luego miró hacia los presentes, encontrando a Zoro entre la primera fila…“Sanji, te amo”… Aquellas palabras resonaron en su cabeza- [[no, debió ser mi imaginación]]- pensó para sí mismo

- ¿Sanji-kun?- la voz afligida de la pelirroja llamó su atención

- Sí, acepto- respondió al fin, haciendo sonreír a todos los presentes, menos a uno.

- si alguno de los aquí presentes conoce alguna razón por la que estos dos no deban estar juntos, que hable ahora o calle para siempre…- Zoro cerró los puños y apretó los dientes, obligándose a guardar silencio. Después de un minuto de silencio, el sacerdote siguió- el señor, que hizo nacer entre vosotros el amor, confirme este consentimiento mutuo, que habéis manifestado ante la Iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre- la pequeña niña se acercó con una mullida almohada roja, donde descansaban un par de anillos de oro- el señor bendiga estos anillos que vais a entregaros uno al otro en señal de amor y fidelidad. Amén.

Después de la bendición del sacerdote, el novio colocó el anillo en la mano de la novia, quien sucesivamente hizo lo mismo con el otro anillo, y tras las últimas palabras del sacerdote, sellaron sus votos de amor eterno con un beso. Las campanas comenzaron a sonar mientras los aplausos y el llanto ensordecían a la pareja.

Entre la alegría que se desbordaba en el lugar, nadie notó que alguien se retiraba silenciosamente de la celebración, haciendo todo lo posible por retener las lágrimas que se agolpaban en sus ojos…

 

Notas finales:

pueden lincharme si quieren, pero esta vez tenía ganas de algo dramático y con un final más cercano a la realidad...

sólo espero que alguno d ustedes haya disfrutado la lectura

y no importa la naturaleza de sus comentarios, yo los recibiré gustosa....

por cierto, el fic se basa en una imagen q m encontré por internet, la pueden ver en mi cuenta de face

hasta próximos fics!!

bye bye


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