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Antología de OneShots por Agnes-San

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Notas del capitulo:

Este shot salió de una imagen de mariposas, sin color, solo el boceto de una mariposa y una niña. creo que es algo bizarroq eu algho tan sucio haya salido de una imagen muy inocente, pero la vida es bizarra y no entiende de reglas asíq ue no importa XD

Lepidoptera: es el nombre cientifico de las mariposas de ahí el nombre del shot.

Esperoq eu les guste  y los dejo a leer :D

Lepidoptera

 

Ahí estaba él tan hermoso como una mariposa pidiendo por que lo fecundasen, sus alas llenas de un veneno totalmente perfectas y encandilantés para cualquiera de sus presas, tan cegante incluso para mí, yo que llevaba viéndolo durante horas y horas, cada maldita noche que él se paseaba con diferentes chicos enfrente de mí, burlándose de mi y mi autocontrol.

Este otro era un chico alto, muy guapo para cualquiera que pusiera sus ojos en él, sin embargo no lo suficientemente astuto como para alejarse de mi mariposa, todas las chicas lo llamaban “diva Key” algunos hombres también, yo en cambio prefería llamarlo mariposa, él era tan hermoso como una lepidoptera diurna, vestido en mil colores que solo lo hacían lucir más, junto todo ese veneno que destilaba.

--La chica aun espera su trago -- me dijo Onew sacándome de mi ensoñación, era cierto la chica sentada en la barra aun esperaba que le sirviera algo.

Serví lo que me pidió y se lo acerque, ella “accidentalmente” roso sus dedos con los míos la momento de tomarlo, me sonrió coqueta, como invitándome a seguirla hasta algún lugar donde esas luces no llegaran y hacer lo que muchas otras parejas de una noche hacían, lastima, mi trabajo aun no terminaba.

Me aleje sin decir una palabra, solo sonreí de la misma manera a esa chica bonita y que de seguro ya traía varias copas encima, sin contar la cantidad de drogas que hacían gala en ese lugar.

Sus ojos pequeños y finamente delineados me escudriñaban de manera casi irracional, mientras la mano de ese hombre con el que desfilaba no paraba de masajear su cadera estrecha, a veces como no queriendo se deslizaba hasta sus glúteos, los cuales manoseaba sin un mínimo de vergüenza. 

Key (como todos lo llamaban) tomo la mano de aquel sujeto alto y lo dirigió hasta la pista de baile, donde otros cuerpos ya se contorneaban, demasiado pegados para mi gusto, solo faltaba que se quitaran la ropa y tuvieran relaciones ahí y para ser francos no dudaba ni siquiera un poco eso ya hubiese ocurrido.

Hacía solo cuatro meses que había pedido trabajo en ese lugar, había recorrido varios lugares pero ninguno me dejaba tiempo para la escuela así que fue mi último recurso.

-- Vamos Jong, ya casi es hora de que todos se vallan -- dijo Onew  dándose un respiro, miré rápido mi reloj de pulsera y ya solo faltaban cuarentaicinco minutos para que dieran las cinco de la madrugada, y ya no volvería a ver a mi mariposa hasta el próximo sábado.

Eché una última mirada a la pista del baile, y ahí estaba él juntando su trasero a la entrepierna del pelinegro, bailándole sensualmente haciendo que mi sangre hirviera y se encontrara con su punto de ebullición.

Después de unos cuantos minutos el lugar se fue vaciando, hasta que sol quedamos nosotros Jinki, algunos chicos que jamás había visto, y yo.

 

**~**

Me acomode en la cama, papá aun no había llegado o quizá ya se había marchado como todos lo días; mire al techo y solo pude ver su rostro bonito, su cuerpo deseable enfundado en pantalones apretados bailando al compas de muchos otros cuerpos repletos de alcohol.

Después de un rato me dispuso a dormir, la luz del alba casi gritaba que no lo hiciera pero al final de cuentas tuve que hacerlo por que mi cuerpo me lo pedía, lo imploraba.

 

Las constantes quejas de una mujer y los graznidos de un hombre hicieron que mi sueño se esfumara de mi organismo, solo había logrado dormir cuatro horas y entonces supe de donde venían todas las quejas y sonidos, la habitación de mi padre, él a veces llevaba una que otra prostituta a la casa, algunas le cobraban otras no, en realidad a una de esas mujeres le debía mi falta de virginidad.

Salí lo más rápido que un rayo, no es como si a mi padre le importara que yo anduviera por ahí pero más que nada lo hice por cortesía y por respeto hacia la mujer, por muy puta que fuera al menos le debía algo de respeto.

Si algo le admiraba a mi padre, era su buen ojo y carisma para poder tirarse a cuenta mujer guapa se le pusiera enfrente, él era un maestro en eso y a diario me preguntaba si tendría más hermanos regados en e mundo y entonces otra pregunta se instalaba en mi mente y esa era ¿cuantos más?

Doble la esquina, iría a casa de Donghae, no me agradaba mucho su casa por que era muy chica sin embargo me gustaba visitarlo por que su madre siempre me daba de comer cosas ricas y a veces encontraba a su hermana insinuándoseme de más, lastima que fuese menor de edad, por que si fuera unos dos años mayor seguramente ya me habría presumido más de cerca su carne.

Hice sonar el timbre y la que me abrió fue la chiquilla, mostrando de más como siempre con muchas ojeras, o quizá sería el maquillaje que se le había esparcido por debajo de los ojos, dándole una apariencia más parecida a la de un mapache.

--Hola Jonghyun --dijo coqueta.

--¿Está Donghae?-- pregunte sin rodeos y sin seguirle le juego que solo pocas veces le seguía.

--si, creo que está bañándose, pero en un momento viene -- habló por ultimo antes de mover el trasero hasta la cocina, donde se perdió, al parecer la madre de Hae no estaba así que yo no comería.

Puse mi atención al cuadro en la pared, ese que exhibía una mariposa de envergadura increíble y colores preciosos, parecía tan hermosa, tan débil y sin embargo esos mismos colores era los que la hacían temible.

“¿Te gusta ese animal? Es hermoso ¿no? Pero una mariposa entre más bella sea más veneno tiene”  dijo la señora Lee un día que me encontró totalmente perdido en ese océano de colores y matices.

--sigues viendo ese cuadro --habló Donghae desde las escaleras. --Solo es una maldita mariposa, no se que demonios le ves. -- vocifero.

--Solo admiro lo colorida que es -- argumente encogiéndome de hombros restándole importancia.

--Oye, tengo que ir a ver a un amigo ¿quieres venir? --preguntó a sabiendas de que diría que si, siempre y cuando me soltaran antes de las once de la noche que era mi hora de entrada al bar.

 

**~**

 

Las casas eran demasiado bonitas, algunas muy grandes, quizá demasiado, otras tenían patios muy chicos, algunas llegaban a tener hasta tres pisos, definitivamente ese lugar no era para nosotros que pertenecíamos a la clase trabajadora, a esa que se debe levantar a tempranas horas de la mañana o acostar a altas horas de la noche con tal de sobrevivir un día más, con tal de que el consumismo no te consuma a ti.

--Ya llegamos -- avisó aparcando su carro destartalado frente a una casonas de esas que se exhibían ahí.

Baje del auto y de nuevo observe el panorama solo para verificar que mi vista no se haya confundido, y de nuevo encontré cada una de las moradas ahí, luciéndose como si estuvieran en un museo o en un concurso de las casas más grandes y vistosas.

--No sabía que tuvieras amigos de alta alcurnia Hae -- me mofé y él solo torció la boca en una sonrisa ladina.

--No te preocupes, estamos aquí por negocios, no somos amigos… bueno solo por el momento lo somos -- ya sabía que nada bueno tramaba ese maldito pez apuñala espaldas.

 

Por dentro la casa era aun más bonita de lo que aparentaba, todo ahí parecía sumamente costoso, desde el florero hasta cada uno de los cuadros que adornaban las paredes, todos y cada maldito cuadro solo mostraban figuras amorfas y sin sentido, pinceladas por un lado y por el otro, sin nada de magia.

--En un momento viene -- habló la mucama antes de ofrecernos asiento.

Incluso la sirvienta vestía mejor que nosotros,  y yo tenía miedo de manchar el sofá blanco pero finalmente me canse de estar de pie y termine por sentarme.

--¿Quién es? --me atrevía  preguntar lo que desde hacía unos minutos quería.

--Al rato te contesto -- susurró.

Me pareció haber visto una silueta conocida reflejada en el espejo así que volteé a un lado solo para verificar quien era; llevaba un vaso de leche en mano, no pareció enterarse que estábamos ahí, no hasta ese momento que me quede boquiabierto, jamás lo había visto fuera del bar, pero su rostro era el mismo y su altura también, era mi mariposa en persona.

Donghae carraspeó la garganta para hacerme volver de ese viaje tan alto donde me encontraba y él volteo hacia nosotros, pude ver en su rostro algo de confusión al verme sin embargo se recompuso enseguida, sonriendo de esa manera coqueta que muy bien le salía.

Después de esa sonrisa cínica se marchó, tambaleando sus nalgas de un lado al otro, su short blanco casi dejaba ver su redondo trasero, como única reacción lamí mis labios, ese niño era tan peligroso como una mariposa, igual de hermoso.

--Valla, si que sabe mover el culo -- dijo Donghae, algo que sin duda me molestó y bastante.

--Cállate Donghae -- lo regañe, Key también merecía respeto aunque él solo no se diera a respetar.

-- Donghae…traes lo que te pedí -- habló otro niño rico que bajaba por las escaleras a lo que mi compañero asintió con la cabeza y después subió las escaleras hacia no se donde.

 

Había pasado cerca de quince minutos y Hae no bajaba, así que me levante y me dedique a observar los cuadros horrendos que colgaban en la pared,  fue entonces que vi las fotografías familiares, solo había algunas en las que estaba Key, parecía más joven, con el cabello negro, diferente a como lo lucía en ese momento, de un rubio pálido, si me hubiese preguntado que, que color  le quedaba mas, sin duda hubiese respondido que el rubio, aunque con el negro se veía más inocente.

--No bajará en un largo rato. -- dijo una vocecita detrás mío.

Giré sobre mis pies para encarar a la persona responsable de esa voz y lo encontré sentado de manera sensual, con las piernas cruzadas y la prenda que antes llevaba se trepaba provocativamente por su piel.

--esperare un rato más -- sonreí tratando de mostrarme amable.

Se froto las piernas de manera sensual, como incitándome a que las viera, a caer ante sus encantos de mariposa homicida.

--¿quieres algo de tomar? --ofreció levantándose del sillón el cual dejo salir una queja después de que el peso de ese niño saliera de encima.

--No… estoy bien así, esperare a mi amigo -- le dije tratando de no caer ante sus encantos, él se acercaba peligrosamente, poniendo un pie delante del otro.

Su sonrisa coqueta no se difuminaba de su rostro ni por asomo, por un momento creí que se dirigía a mí pero me rodeo y continúo su camino, haciendo que me perdiera por completo en el vaivén de sus caderas estrechas.

Después de unos cuantos minutos regresó, tan hermoso como se había ido, solo que con un vaso de agua, fingió resbalarse con algo y vertió todo el líquido sobre mi pecho.

--Perdóname --habló, sin embargo yo estaba molesto, con el ceño fruncido y con total desprecio hacia mi mariposa, esa que no se cansaba de hacer cosas inmorales, esa que se encontraba tratando de secarme y que hacía una sonrisa torcida, como si se burlara de mi.

--No te preocupes, ya se me secare --dije tomándole amabas manos y depositándolas sin cuidado en el aire, él se quejo por la fuerza que imprimí en el agarre, pero no me importo un maldito milímetro, después de todo él era la mariposa que se buscaba su propio fin.

--Te prestare algo  -- dijo cruzándose de brazos y tomando una posición demasiado afeminada para ser un chico.

--No es necesario, se secara en unos minutos -- comente totalmente irritado por su actitud, definitivamente mi admiración por él se había esfumado por completo, pero seguía siendo una mariposa toxica.

Tomó mi brazo y me condujo casi a rastras escaleras arriba.

--¿Qué se supone que estás haciendo? -- lo paré en seco.

--¿Por qué no puedes ser más como tu amigo? -- interrogó molesto, totalmente molesto, sin duda el era un niño caprichoso que lo tiene todo y cuando algo no estaba a su alcance definitivamente se obsesionaba con bajarlo hasta que quedara a su altura o más debajo de esta.

Me deje guiar solo para continuar un juego peligroso del que ya era participe, siempre fui parte de ese extraño juego donde reinaba Key, desde que puse mis ojos en su belleza tentadora y toxica comenzó mi participación.

La habitación estaba totalmente ordenada, desde las estanterías donde había muchos libros, hasta el escritorio donde estaba encendida la laptop, reproduciendo música calmada, muy diferente a la que ponían en el bar, esa que le encantaba bailar y que lo hacía excelentemente bien, fue hasta donde estaba su computador y cambio totalmente la música por la de Lady Gaga, tan horrible pero que a él parecía gustarle mucho pues no paraba de entonar la letra.

Fue hasta su guardarropa y sacó varias camisas, las únicas que parecían quedarme era de color blanco, sin mangas; cuando por fin se decidió por cual me prestaría, caminó donde yo y me la tendió, enseguida me deshice de mi prenda superior y sus ojos gatunos solo me examinaban detenidamente.

--¿Haces ejercicio? -- ronroneo provocativamente, rodeándome y rosando con sus dedos largos mi cuerpo más bajo que él suyo, más ancho que el suyo.

Si, hacía ejercicio, pero no le iba a responder, no seguiría su juego, ya no. Por fin se dio cuenta de que yo no jugaría así que detuvo sus pasos enfrente de mí, viéndome molesto, haciendo un gesto adorable con la boca.

--Gracias por al playera --dije antes de ponerme en marcha hacía la puerta.

--Espera Jonghyun --dijo mi nombre como si llevara mucho tiempo conociéndolo, voltee a ver su rostro y pude descifrar algo de arrepentimiento, se mordió el dedo pulgar y vio mis ojos de nueva cuenta reponiéndose enseguida.

--¿Por qué sabes mi nombre? --cuestioné burlonamente.

--por que se lo pregunte a tu amigo --habló descaradamente, aun desplegando esas alas de las que tan orgulloso estaba.

--¿Qué más sabes de mi? --indague coqueto, tratando de seguir el ritmo de su diversión.

--Que te gusta verme bailar, y que hay muchas chicas interesadas en ti -- pasó su mano por mis pectorales, haciendo un recorrido que llegó hasta mi entrepierna. --y que te gustaría tener sexo conmigo.

--Paso…prefiero a todas esas chicas de las que hablas -- quité su mano de ahí donde estaba y se la devolví de manera nada delicada.

Sus labios dulces y con un sabor a cereza se estamparon contra los míos repentinamente, los bese con gula, con hambre y él llevaba un punto a favor, lo estampe contra la pared y me separe tratando de irme.

--espera --pidió tratando de que su respiración volviera a ser tranquila.

--ya me tengo que ir, lo lamento -- hablé con superioridad aunque no la tenía, me puse la playera que me prestó y me marche, él aun se quedó ahí.

Donghae me esperaba abajo, su sonrisa decía mucho.

--¿Por qué tres eso? -- apuntó a mi nueva playera, la cual se ceñía a mi torso.

--tuve un accidente -- dije sin más dando por terminada la conversación.

Regresamos y olvide por completo el preguntarle a Donghae por que habíamos ido a esa casa, solo pensaba en esos labios chiquitos que besaban de una manera sorprendente y deliciosa, aun podía sentir su lengua en una lucha por territorio con la mía, aun podía sentir su palma en mi hombría y definitivamente cuando llegar a casa tendría una cita con la ducha.

 

**~**

 

Por fin llegó el sábado, ese era el día que más trabajo había, todo estaba a reventar en el  bar, ese maldito hotel de medio pelo donde se agarraban hasta lo que no tenían y si uno no los veía se metían mil cosas en el organismo aparte del alcohol y los cigarrillos.

Un trago, tras otro tras otro… todo era un maldito caos, Jinki ya estaba los estribos y por consecuencia yo también, y ahí donde yo no lo veía estaba sentado, mientras un chico nuevo le besuqueaba el cuello de manera obscena y antihigiénica, dejando se baba en la delicada piel de mi lepidóptera.

Su mano se levanto en el aire, y me saludó con ímpetu, burlándose de mi y toda mi moralidad de no faltarle al respeto, se levanto de su asiento y jalo a ese chico que no paraba de manosearlo hasta donde los demás cuerpos se desvirgaban con las manos y las miradas.

Y él también iba a ser parte del espectáculo, sin embargo sus ojos no se despegaban de los míos, me incitaba de manera cruel a segur sus movimientos a no perder de vista cada célula de su hermoso y delgado cuerpo blanco, lleno de color en cada prenda que utilizaba.

Dejo al chico con el que iba por acercarse a la barra y el hombre solo busco la compañía de una mujer con más curvas que las que lucía mi mariposa homicida y llena de veneno.

--una cerveza. -- pidió, él nunca tomaba, de todas la veces que lo había visto ahí, jamás vi que se acercara por un trago, y sin embargo ahí lo tenía, tratando de creerse mayor, importante.

Le di lo que pidió y sonrió de manera casi dulce, casi amable sin llegar a serlo, sin llegar a convencerme de su autenticidad.

--Dejaste tu playera el otro día, aun la mantengo para ti, si deseas ir  recogerla -- habló dándole un trago a la botella, el cual paso como si le quemara la garganta y no le gustara un poco, yo en cambio solo lo mire despectivamente fingiendo no prestarle atención a su manos delicadas que tomaban la botella como si nunca en la vida hubiera agarrado una, viendo el contenido de la bebida, ni las chicas eran tan minuciosas en ese aspecto.

--Te la intercambio por la tuya -- él hizo un gesto de fastidio ante mi comentario y dio otro sorbo a se bebida que no le agradaba nada.

--¿tienes algo mejor? -- cuestionó inocente, viendo por el pico de la botella hasta su contenido.

--¿Quieres un vaso de agua? -- preguntó Onew metiéndose en la conversación con una sonrisa en el rostro, misma que hizo sonreír a Key mi mariposa, esa simple acción solo logró confundirme.

Onew le dio un vaso con agua y unos cubos de hielo, él la tomo y devolvió la cerveza, perecía más contento con el agua que con al bebida que antes había probado, buscaba con la mirada a su compañero de baile, al que hacía solo unos minutos había abandonado.

--Se fue en compañía de una chica al baño -- bufó de coraje quizá, yo solo le dije donde estaba.

Tenía un mal presentimiento de todo eso, lo vi desaparecer detrás de la puerta, antes de dirigirme le avise a Onew para que continuara.

--espera Jong… -- no me detuve y caminé entre esa cantidad de parejas que se devoraban y otras más que ya lo habían hecho, entre los chillidos de zorras copulando y alguno que otro hombre también.

 Por fin entre a mi destinó y Key yacía tirado en el piso con la nariz sangrando, mientras el tipo ese imbécil solo se dedicaba a sacudir el puño en el aire, la chica de increíbles curvas se tapaba la boca.

--¿estás a bien?  -- cuestioné a mi mariposa revoltosa, esa que estaba en el piso llorando del dolor que le causaba su nariz sangrante.

--Lamento decirte que ha putas más bonitas que tu, y que mueven mejor el culo que tú zorrita --habló el maldito hombre, cayéndose de borracho o drogado, a decir verdad creo que estaba más drogado que borracho.

Me puse a su altura, y arremetí contra su rostro, nadie el faltaba el respeto de esa manera a mi lepidóptera y sobre todo nadie le ponía un dedo encima.

 

**~**

 

 --¿No te despedirán por esto? -- cuestionó con un tinte de preocupación en la voz.

En realidad ni siquiera pensé cuando salí con él y cogí un taxi para llevarlo a su casa, solo le había dado una bolsita con hielo y había hecho que su nariz dejara de sangrar, Onew lo veía preocupado  y tampoco había replicado cuando me vio salir con él. Su nariz aun estaba roja, mucho, pero no sabía si eran rastros de sangre o si era el golpe que recibió o era el hielo. El chofer se nos quedaba viendo como si fuéramos un par de criminales tratando de salir de la escena del crimen.

-- No lo se, no tengo idea si me despidan. -- hable sincero y él sonrió igual de sincero, devolví la mueca y pude observa sus ojos bonitos mirándome de lleno, dulces, sin coquetería ni sorna, nada solo esa ternura de la que eran dueños y pocos veían.

--mariposa -- balbuceé y él me miro extrañado, confuso.

--¿Qué?

--que pareces una mariposa. -- él no entendió el significado de mis palabras, lo que quería decir era que cualquiera que se atreviera a tocarlo llegaba a su fin, se intoxicaba con ese veneno sensual, tierno, dulce y bello.

Por fin llegamos hasta su casa, esa de dos pisos y preciosa, diferente de la mia.

-- ¿quieres pasar? -- cuestionó una vez que pague al chofer de bigote ralo.

--Debido a que son más de las dos de la madrugada y ya no tengo dinero para regresar, creo que acepto tu propuesta -- él tomo mi mano y abrió la reja, el hielo ya casi se había derretido completamente y aun así él seguía manteniendo la bolsa pegada a su nariz.

La luces estaban apagadas, ya todos dormían, o eso creía yo, él encendió todo en un abrir dejándome ciego por momentos.

--No hay nadie en casa así que puedes sentirte libre. -- dijo él caminado con ese paso tan característico hacía la cocina, donde desecho la bolsa de hielo derretido.

Solo me dedique a curiosear esos extraños cuadros.

--Vamos a dormir. -- me estiró de la misma manera que antes, subí las escaleras sin objetar, de nuevo estaba en su habitación, de nuevo oliendo su perfume, de nuevo sintiéndome intoxicado de su esencia de mariposa queriendo ser fecundada.

Ahí delante de mí, sacó su pijama que consistía en una camisa de manga corta y un short azul frío algo holgado, se sacó el pantalón dejándome ver sus nalgas, su piel blanca, él no usaba ropa interior al parecer, con gran habilidad se puso el short provocativamente corto y la polera holgada que se resbalaba por sus hombros, dejando entrever la clavícula.

 Lanzó a mi rostro una polera igual que la suya, y un short un poco más largo que el que él lucía y un short negro que supuso no era de él.

--Es de mi hermano, y no se si te quede.

Desabotoné mi camisa blanca y me puse la que me presto, el short me quedaba algo grande, pero no importaba, tampoco deseaba ponerme algo como lo que él estaba usando.

Su cama era grande, demasiado para una persona. Se recostó a un lado y me señaló el otro lado, me pareció extraño por que sus ojos parecían sinceros, mucho como para confiar.

--¿así nada mas? ¿No me pedirás nada a cambio? --él sonrió divertido ante mi comentario y cerro los ojos.

--No estoy de humor, me duele la nariz -- casi olvide ese pequeño detalle y su conversión en el reno de la nariz roja.

Quede frente a aquel chiquillo de bonitas piernas y andar de modelo, igual de sensual y elegante. Su nariz estaba algo hinchada a causa del golpe, sus ojos pequeños  entrecerrados le daban una apariencia inocente, sus labios rosas, chiquitos parecían los de una chica o quizá mejores.

Cerré los ojos tratando de no hacer caso de ese cuerpo que se me ponía enfrente, tan tentador y exquisito, un mariposa tentando a su presa.

Sus dedos finos contornearon mi perfil, estaban en mi nariz y luego bajaron hasta mis labios, abrí los ojos y lo encontré analizando mi anatomía detenidamente, su vista se posó en la mía, su mano continúo bajando hasta llegar a mis pectorales, deteniéndose ahí donde mi corazón retumbaba contra la caja torácica.

--Late muy fuerte -- susurro abriendo apenas la boca, aproximándose un poco más a mi persona, yo no conocía nada de él y aun así estaba durmiendo en su cama, aun así respiraba su aliento.

--Key …

--Kibum --me interrumpió, al momento de tocar mis labios, una queja salió de su garganta pues su nariz aun le dolía y había hecho contacto con la mía.

Solo era un beso casto, y yo ya sabía una cosa más de él, su nombre verdadero, ese que a nadie le decía, mostrándome su personalidad que a nadie le mostraba y mi mariposa se había quedado sin alas.

Solo fue un momento, un beso y yo quería más de esa boca, más de esas manos, más de ese cuerpo, más de ese veneno mortífero que me llenaba. Sus manos sostenían mi rostro para que no me escapara, mientras mi lengua recorría su cavidad con celo, con hambre y mucha desesperación, él ahogaba suspiros totalmente sensuales y sin rastro de inocencia.

Lo voltee hasta quedar encima suyo, entre sus piernas, con nuestros miembros rosándose desprolijamente, un gemido tierno murió en su boca; mis manos nómadas iban a establecerse en sus caderas estrechas, apretando la carne, disfrutándola, sintiéndola mía, matándome con ese veneno insufrible.

Con mis dos agarraderas levante se polera, encontrándome con sus par de pezones espesos, rosados, jugosos llenos de un sabor que me encantaba, su miembro despierto palpitaba contra el mío que estaba tan doloroso como el suyo y con cada caricia que le regalaba a ese cuerpo perfecto solo aumentaba mi dolor.

--Eres una mariposa-- susurre en su oído antes de bajar a su pecho para deleitar mi paladar con sus dulces rosados, redondos; cuando llegue ahí lengüetee ese pezón que altanero se alzaba, revelándose mortífero, peligroso y hermoso.

--Tu eres un perro~… --alargó la ultima silaba incitándome a seguir, lamiendo, chupando y mordiendo esa zona que tan erógena parecía, pero yo deseaba tener otra zona erógena, una que según el mapa estaba más abajo.

Con una fuerza desconocida logro voltearme, mi mariposa de nuevo había desplegado sus alas, se posicionó encima de mi, sentándose sobre mi pene, solo provocándome, siguiendo un juego sin reglas, se agacho sobre mi boca y me beso rápido, para poder dirigirse a mi cuello y morder la piel, sus labios chiquitos me hacían cosquillas y su respiración sobre mi piel solo hacían que me mordiera el labio para no caer en su trampa.

Sus dientes seguían haciendo mella en mi carne, cerca de mi clavícula, sus manos bonitas, se fueron directo a mis abdominales, delineando cada uno, por encima de la camisa, solo para posteriormente frotar sus glúteos contra mi dureza, lamí mi labio inferior y cerré más fuerte los ojos, él dejo salir una risita traviesa.

Pase mis manos por sus muslos, hasta llegar a sus nalgas, firmes y apetitosas, recorrí desde ahí hasta la pantorrilla, mientras él se dedicaba a tratar de bajar mi short. Su nariz seguía irritada, dolorosa y posiblemente le saldría un hematoma, sin embargo eso poco importaba por el momento.

--Espera…

--¿Por qué? -- protestó enseguida.

--No tengo un condón -- él sonrió coqueto, se paró y dirigió a algún lugar de la habitación, moviéndome el trasero de u lado al otro.

De un cajón sacó un botecito de lubricante y un condón, eso me decía que no era el primero en entrar a esa casa, no era el primero en estar acostado en su cama.

--Sabes algo…. -- él volteo a verme confuso. --olvídalo,  yo no tengo nada que estar haciendo aquí -- él dejo caer el recipiente como respuesta y sus ojos mostraban ira, coraje o desesperación.

--Sabes algo… eres un idiota. -- dijo totalmente molesto aventándome el condón en el rostro.

--Tu eres un maldito caprichoso, y … -- me calle por respeto a su casa, a su persona.

--Dilo… di lo que estás pensando. -- exigió a sabiendas de que no lo diría. -- Estas pensando que soy una puta que coge con todos, y sabes algo… tienes razón, y cuando me mirabas me sentía especial, por que eras tú, el chico de la barra, el que solo ignoraba a la chicas que el coqueteaban y luego cuando me dijiste que parecía una mariposa simplemente creí que era especial para ti -- sus lagrimas ya estaba saliendo de sus causes, mojando sus mejillas altivas.

Su confesión de dejo confuso, sus ojos llorosos solo hacían que me pareciera más hermoso, mucho más de lo que ya era, me acerque a paso lento tratando de alcanzar su persona inalcanzable, su fragancia arrogante, yo no sabía nada de eso, no entendía nada, mi mariposa ya me había cubierto con su veneno, para mi ya no había escapatoria.

--Eres un completo imbécil -- vocifere abrazándolo, acurrucándolo entre mis brazos aunque él fuera más alto, una escena cómica para cualquiera que nos viera, sus labios fueron donde los míos y los beso tiernamente.

--quiero hacer el amor -- vociferó inocente, con su inocencia fingida, es que me dejaba sin aliento y doblegaba ante sus caprichos.

Lo bese con más pasión, tratando de hacer realidad eso que me pedía, baje sus pijama dejando la prenda en el suelo y deleitándome con su miembro aun erecto, aun lleno de sangre, él se abrazo a mi cuerpo, mientras mis labios recorrían sus cuello, su piel lechosa era mordida sin ningún remordimiento.

--Ah~ -- gimió cuando mis dientes se enterraron en su piel, quería marcarlo mío, que todos supieran que me pertenecía, que esa mariposa ya tenía un dueño, que estaba enjaulada aunque no fuera así.

 Sus manos vagaban por debajo de mi polera, esa que le pertenecía y la quería de vuelta, y cuando creía que ya había manoseado toda mi columna vertebral, comenzó a descender hacía el sacro, metiendo sus dedos debajo de la tela y manos se posaron en mis glúteos, los que contraje como respuesta.

Por fin se canso de que sus manos solo tocaran eso y las dirigió donde ya una vez habían estado, su palma masajeo mis genitales, sacó un graznido de mi garganta.

--quiero que me la metas -- susurró en mi oído, y yo sonreí ante la infamia de tan bonita boca.

--Voltéate -- dije, antes de que me besara y se quejara por que de nuevo había lastimado su nariz.

No acato mi orden, en cambio solo bajo mi bóxer, y me condujo de nuevo a la cama, me sentó y cogió el condón de donde yacía tirado, solo para abrirlo de manera sensual con los dientes, se arrodillo y miró mi miembro para luego enfundarlo en ese pedazo de plástico transparente.

Subió sus piernas encima del colchón y me tumbó, regalándome un largo y húmedo beso, donde nuestras lenguas eran las protagonistas principales. Como la vez anterior, lo tenía encima de mí, regalándole a mi pene la suavidad de sus glúteos.

Llevó dos de sus dedos hasta su propia boca, dejándome helado con ese acto tan poco conservados que llevaba acabo con su lengua, una vez que los dejo totalmente empapados, los encaminó hasta su umbral, la botellita de lubricante había quedado tirada en el piso e imagine que no quería ir por ella.

Metió sus falanges e izo un gesto de incomodidad, un comenzó a auto embestirse con sus dedos, y los envidio por un momento, pues mi pene clamaba atención, así que comencé a moverme, sosteniendo sus piernas, la punta chocaba con algo de su piel, me lanzaba latigazos de placer.

ÉL seguía haciendo gestos de total incomodidad pero que a poco a poco se transformaban en muecas placenteras, demasiado para mis ojos, sacó sus dedos como diciendo que ya estaba preparado, masajeo mi pene con esa misma mano y lo guío hasta su entrada, contraída, solo entro el glande y él ya estaba gritando, parecía que no había sido suficiente la preparación.

--Continúa~ -- ordenó tratando de que las lágrimas no se le salieran de los ojos, le dolía mucho sin embargo él no se arrepentía, solo trataba de que entrara cada vez más. Pronto ya estaba dando saltitos, dejaba que mi pene saliera y entrara más cada vez, pero mi prisión no me tenía muy contento, solo deseaba moverme con ímpetu, con frenesí, moverme hasta colmar mis propios deseos.

Con un movimiento brusco lo deje debajo de mí, bese su boca y él ronroneo marcando una sonrisa en sus labios acorazonados, rojos, hinchados, perfectos.

Lo embestí salvaje y él lanzó un gritito, mismo que me dio rienda suelta, su uñas se clavaron en la piel de mis hombros, rasguñando, haciendo surcos rojos que me excitaban de una manera poco sana, para hacer las arremetidas más profundas me apoye en sus piernas flexionadas, él era extremadamente flexible.

--AH~ Jong… Jong… se mío -- pidió en medio de sus gemidos, parecían los de un gato siendo desflorado.

 Una de sus manos fueron donde su miembro y comenzó a masajearlo, de arriba abajo, mientras yo continuaba embistiendo su ano, sus paredes estrechas, hasta que di con algo que lo hizo retorcerse y comenzar a eyacular sin previo aviso.

--Me gustas… ah~ --volvió a gemir, mientras islas blancas se esparcían en el océano de su abdomen plano.

--Y tu a mí~ -- le confesé eso que no quería.

Solo fueron necesarias un par de estocadas más para venirme dentro del condón y desplomarme sobre su cuerpo delgado.

--¿Quieres dormir un poco? -- propuso tratando de normalizar su respiración, asentí saliendo de su interior y tirándome a un lado, él se abrazo a mi cuerpo, marcando su territorio, de nuevo roseándome con su veneno cegante.

 

**~**

 

Solo salimos un par de veces, en cada salida él tomaba mi mano para que nadie me arrebatara de sus brazos, era demasiado celoso, su nariz quedó como nueva, después de que el hematoma paso por sus respectivas fases, y cuando entre a su casa me sorprendí de lo que vi.

Mariposas por todas partes, había cambiado esos cuadro horribles por pinturas de hermosas mariposas, sus padres le daban todo lo que el niño quería y su hermanos se quejaba constantemente de ello.

--Quiero seguir siendo una mariposa para ti -- habló casi inocente, sin siquiera saber lo que significaba que yo le dijera mariposa.

 

“una mariposa entre más hermosa, más letal”

 

 

Notas finales:

Ya fue todo de este shot y epero que le shaya gustado, no saben loq eu me costo escribirlo, primero por que tuve que hecharle mentiras a mi hermana para que me prestara su compu y ella creía que estaba haceindo la tarea de mi hermana menor XD y segundo por que lo hice a ratos C:

a todos los que leen mis fics, les informo que mi pc se averio así que no habrá actu asta no se cuando :C sorry y escribiruia en la compu de mi sister si no me tuviera prohibido meterle mis memorias USB :P 

kisses y los amo *3*


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