Grato Recibimiento
Ahí estaba Donghae. Sentado. Esperando por su llegada, aunque no fuera el único. Había mucha gente esperando por él, por el ser que amaba, por el amor de su vida.
"¿Sabrá qué estoy aquí?" pensaba mientras admiraba la rosa que poseía en las manos.
"No, no lo creo..."
Dio un profundo suspiro y cerró sus ojos tratando de no derramar las lágrimas que habitaban en ellos.
Cruzó las piernas, abrió sus ojos mirando a la nada, y empezó a recordar cómo lo conoció.
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Las calles estaban cubiertas de nieve, y muy pocas personas caminaban por éstas producto del intenso frío que hacía. Empero eso no fue obstáculo para que Donghae se vistiera y saliera directo a la estación del metro a recoger a su hermano, quién se quedaría con él en navidad.
Usaba una chaqueta gruesa, pantalones holgados y unos zapatos semipermeables, además de un gorro de lana azul en su cabeza.
Tenía las manos en los bolsillos, y los hombros encogidos.
"Debí abrigarme más"
Caminaba por las calles dejando huellas en la nieve, e imaginaba lo que cocinaría con su hermano.
Una hermosa sonrisa se formó en su rostro, y bajaba, una a una, las escaleras del metro recordando su niñez con su hermano. Debía admitir que lo extrañaba, y demasiado.
Cuando Hae cumplió veinte años viajó a Seúl, en busca de una universidad que tuviera lo que deseaba estudiar: baile.
Cuando se lo dijo a sus padres, no estaban de acuerdo y se opusieron a la idea rotundamente. Durante un mes su familia estuvo en conflicto por su deseo de estudiar baile, pero él no quería hacer la voluntad de sus padres, sino seguir su sueño.
Ellos siempre decidieron por él y su hermano, tanto que su hermano estudió derecho para complacerlos.
Donghae no quería el mismo destino, así que sin el apoyo de sus padres, y el dinero prestado de su hermano viajó a Seúl. Desde ese entonces no habla con sus padres, pero su hermano lo mantenía informado de todo.
Actualmente, Hae tiene 23 y en las dos navidades en la ciudad, su hermano estuvo con él. Se sentó en una banca a esperar al único ser que lo había apoyado en la decisión de seguir su sueño y ser feliz. Esperó por casi 20 minutos, y el frío lo estaba aturdiendo, así que fue a comprar dos cafés. Total, su hermano no tardaría en llegar. Luego de ya tenerlos, regresó a la estación.
Observó que no había gente, sólo un chico castaño sentado en una banca, solo. No le dio mucha importancia, así que se sentó a esperar a Donghwa, su hermano. Después de cinco minutos, su teléfono celular empezó a sonar. Lo revisó y era un mensaje.
'Hola Donghae, ¿Cómo estás? Espero que bien. Lamento decirte que no podré ir. Hubo una avalancha en una estación cercana, y provocó otras, así que todas las estaciones están cerradas. Los aeropuertos también lo están, así que no puedo viajar. Lo lamento mucho. Cuídate y felices fiestas.
Con amor, Donghwa.'
Donghae se sintió destrozado. Su hermano no vendría, estaría sólo las fiestas. Por primera vez solo en navidad. De pronto, escuchó a alguien llorar. Miró a su alrededor y era el chico que hace minutos vio.
"Ha de estar peor que yo" fue lo primero que pensó y, con los cafés en mano, caminó hacia él. Estiró su mano con el café frente a la cara el joven quién, limpiándose las lágrimas, lo tomó entre sus manos y lo bebió.
-Gracias – le dijo con una sonrisa que cautivó a Donghae.
-De nada – le sonrío y el chico se sorprendió.
-¿Hablas mandarín?
-Sí – bebió café –. ¿Me puedo sentar?
-Claro. Disculpa, que descortés.
-No te preocupes – dijo sentándose –. ¿Por qué llorabas? Si se puede saber, claro.
-Desesperación – habló taciturno.
-¿Desesperación? – inquirió sorprendido más que curioso.
-Sí. Soy nuevo en el país, no hablo el idioma y ni siquiera tengo dónde quedarme. Literalmente estoy solo – contestó melancólico.
-Y, ¿a qué has venido?
-A estudiar – y Donghae se vio reflejado en aquel chico de ojos miel y vez clara.
-Si deseas, puedes quedarte conmigo hasta que encuentres algo.
-¿Es...En serio? – preguntó nervioso y Hae pudo jurar hacer visto alegría y esperanza en los ojos del ser frente a él.
-Sí – el chico le inspiraba confianza, así que lo hizo como "acto de caridad"
-Gracias – le abrazó –. Muchas gracias – y se separó de él.
Se presentaron mutuamente dándose las manos en vez de hacer una reverencia. Desde ese entonces vivirían juntos. Hae le enseñó el idioma, cómo escribirlo y alguna que otra cosa relevante.
Mientras los días pasaban, entre los dos jóvenes creció una amistad, que luego se convirtió en amor.
Se lo habían confesado el uno al otro el mismo día en un día de tormenta. Paseaban por el parque. Veían los pájaros volar y conversaban de cosas triviales, cuando Hae empezó a hablar del amor. Cuando estuvo a punto de declarársele, una gota cayó en su nariz, y acto seguido la lluvia. Se habían resguardo bajó un árbol para no mojarse.
-Me gusta la lluvia – habló el joven.
-¿Por qué? – indagó un curioso Hae.
-Los mejores besos siempre suelen ser bajo la lluvia – contestó con una inocencia que Hae encontró adorable.
Sinpensarlo dos veces se acercó al joven, rodeó su cintura con sus brazos, y juntó sus labios con los de él en un tierno y profundo beso.
Después del beso se lo habían confesado.>>
Los gritos de las chicas que llegaban a recibirlo era molesto. Todas traían carteles. Algunas solo cámaras y uno que otro regalo para él.
"De seguro no los recibirá"
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Después de comer, durmieron juntos. Abrazados. Aunque no hubiera pasado nada -ni siquiera un beso- Hae se sintió feliz por poder estar a su lado. Verlo dormir era maravilloso. Hae no se cansaba de admirarlo. Sus ojos cerrados, sus labios rosa, su perfilada nariz, todo de él era maravilloso a sus ojos. Lo otorgó un beso en la frente, y luego dejó que Morfeo se lo llevara a su reino. >>
Había reporteros y más chicas que chicos que gritaban su nombre a coro una y otra vez.
'' ¿Será que me extraña?... En realidad lo dudo''
<<Habían pasado cinco años juntos. Cinco maravillosos años juntos.
Una mañana lluviosa, Hae se encontraba en casa, y escuchó la puerta sonar.
-Hola – dijo feliz.
-Hola – contestó el otro desanimado.
-¿Qué sucede? – indagó al ver los ojos del otro rojos y algo hinchados.
-Tenemos que hablar – replicó serio.
Hae presentía que no sería nada bueno.
Esa noche fue un desastre. >>
Los guardias retiraban a las personas de la puerta de inmigración, y Hae se encontraba frente a la misma.
''Ya llegó...''
<<Lágrimas caían de parte y parte, cada una de ellas llenas de dolor.
-No puedes hacerlo – decía Hae –, ¿Acaso ya no me amas? – no recibió respuesta alguna. Respiró profundamente, limpió sus lágrimas y prosiguió – Entonces vete – y salió del apartamento.
Aquel que joven que había conocido y del cual se había enamorado lo dejaba. Regresaría a China, y lo dejaría a él como en un principio, solo. >>
Se puso de pie. Pronto lo vería de nuevo.
Se había convertido en un exitoso cantante, y modelo.
Era parte de un grupo. Hae nunca se interesó por el nombre de los demás, solo por él. La persona que aún le movía el piso con tan solo verlo; que al ver su sonrisa, él sonriera también; y que, con escuchar su melodiosa voz, caía rendido a sus pies.
La puerta se abrió y el corazón de Donghae parecía un caballo desbocado.
<<-Donghae, espera – el aludido hacía caso omiso. Simplemente caminaba por la acera con la intención de perder a su persecutor –. Donghae – lo tomó del brazo.
-Suéltame – se zafó del agarre con brusquedad.
-Déjame explicarte las cosas.
-Haber – se cruzó de brazos –, dime.
-He conseguido lo que vine buscando aquí. Es mi sueño Donghae.
-¿No has pensado en mí? – el otro tragó saliva con dificultad – ¿No has pensado en nosotros? – su voz se quebró mientras que los ojos del ser delante de sí se cristalizaban.
-Es mi sueño... Entiéndeme.
-Solo vete y déjame solo – dio la vuelta, metió sus manos en los bolsillos y empezó a caminar.
''Esto no se quedará así Donghae'' pensó el otro chico y corrió tras él.
Lo tomó del brazo, lo obligó a verlo y lo besó en los labios.
Pensó en separarse, pero cuando estuvo a punto, los brazos de Donghae rodearon su cintura pegándolo más a él.
Sus labios se movían al mismo compás.
-Vete – le dijo Hae separándose de sus labios y caminando de nuevo dejando al chico con lágrimas en los ojos. >>
No aparecía nadie todavía. A los pocos segundos salió un joven rubio.
-Sungmin – se escuchaba el grito de las personas.
-Henry – al salir un joven con los cachetes como hámster.
-Kyuhyun – ahora todos gritaban por el chico que salía recién.
-Ryeowook – listo. Ya pasaron cuatro, ahora faltaba uno.
Faltaba el amor de su vida. Faltaba Zhoumi. Y al instante, salió. Con su hermosa sonrisa y sus ojos brillantes, como dos estrellas en la noche más oscura, en medio de la euforia de las fans.
El corazón de Hae pareció detenerse, para luego quedarse estático, Hae, mirándolo atentamente.
Zhoumi sonreía y saludaba a las fans. Recibía sus obsequios y se tomaba unas fotos con ellas. Y en unos instantes, sus miradas se encontraron, y el tiempo se detuvo. La sonrisa de Zhoumi se borró y solo miraba los ojos de Hae, luego la rosa que poseía en las manos, y de nuevo a sus ojos.
Ninguno se movía. Ninguno decía nada. Solo se miraban el uno al otro sin importar más nada ni nadie.
-Hola – articuló Donghae, mas Zhoumi no dijo nada.
Parecía una estatua. Su respiración era entrecortada y sus ojos se cristalizaron.
-Zhoumi – lo haló Henry –, vamos.
-Sí – quitó la mirada de Donghae y caminó con los chicos hacia una furgoneta.
Hae no entendía nada.
''Era obvio que te iba a ignorar, ¿no?''
Dio un profundo suspiro, dejó la rosa en el asiento y caminó a las afueras del aeropuerto con la mirada gacha.
-¿Qué sucedió? – preguntó un joven con labios carnosos.
-Hyukjae, no preguntes, y llévame a casa – Hae abrió la puerta del auto del otro y se subió.
Hyukjae condujo hasta el apartamento de Hae en silencio, y cuando llegó, este último subió sin despedirse, siquiera.
Entró al apartamento y se sentó en el sofá con vista a la ciudad de Seúl. Trató de no llorar, pero le fue imposible. Minutos después, su teléfono celular sonó.
''Hyukjae...'' pensó y lo fue a recoger.
Era un mensaje.
''Gracias por la rosa, está hermosa. Y también gracias por recibirme, fue muy lindo de tu parte...
Atte.
Zhoumi
PD: Te amo...''