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Ayuda demoniaca 2.0 por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! El día de hoy les doy la bienvenida a este nuevo fic: la secuela de Ayuda demoniaca XD (Kyuu: Se va a dividir en dos partes, la primera abarcará la historia sobre cómo se conocieron Sasuke y Naruto y la segunda será una misión para cumplirle un deseo a Lee ¬¬0). Antes de que se me pase, ¡¡muchas gracias por las felicitaciones, lágrimas, golpes, tomates, sillazos y todo lo que me enviaron por el gran final de Un año contigo!! (Kyuu: Fue un mar de llanto u.u) De momento es todo, mi cerebro no anda oxigenando bien, así que mejor pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Como todos sabemos, Kishimoto es el dueño de los personajes. La trama es producto de mis desvaríos mentales.

CLÁUSULA 1.1

 

Más de doscientos años atrás…

 

La aldea de Konoha era un lugar bastante tranquilo. La gente siempre actuaba amable, se protegían los unos a los otros pues no vivían en una aldea rica, sin embargo era un buen lugar para vivir.

 

En una pequeña y humilde casita vivía Uzumaki Naruto, un joven de dieciséis años rubio y con ojos azules. Su aspecto llamaba mucho la atención, pero sin duda lo que más destacaba de él era su carácter, siempre tan alegre y alborotador.

 

Naruto trabajaba en un taller de herrería, el dueño del lugar ya estaba algo viejo y le resultaba de gran ayuda la energía de su rubio asistente. Aquél día el dueño platicaba con otro anciano justo cuando el chico terminaba de arreglar unas herraduras para caballos.

-Esas historias se vuelven cada vez más frecuentes –decía el dueño

-Parece que sí –contestó el otro con un suspiro-. Mucha gente está tan desesperada que sería capaz de eso y más.

-¿De qué hablan? –preguntó Naruto con curiosidad

-En la aldea vecina desaparecieron varias personas –contó el anciano-. Dicen que sus vidas fueron el pago para un demonio a quien el anterior líder le pidió riquezas.

-Desde hace mucho tiempo se han escuchado historias de humanos haciendo pactos con demonios a cambio de distintas cosas, como sacrificios. Se supone que los demonios pueden cumplir cualquier deseo, pero no dan nada gratis. Por eso decimos que se debe estar muy desesperado para hacer un pacto de ese tipo.

-Mmm… ¿Pero sólo se tratan de deseos egoístas? –preguntó Naruto, pensativo- Por ejemplo, el pedir que se salve la vida de alguien es bueno, ¿no?

-Naruto –llamó su jefe-, algo así sólo se le debe pedir a Dios. Él es el único capaz de salvar a la gente.

-Pero… a veces no importa cuánto reces… Dios no escucha tus plegarias.

Los ancianos intercambiaron miradas con tristeza. La madre de Naruto había muerto cuando él era muy pequeño, y cinco años atrás su padre enfermó gravemente y también murió, dejándolos solos a él y a su hermana mayor. Después de eso el rubio perdió la fe porque sin importar cuánto oró, el cielo se llevó a su papá.

-¡No pongan esas caras! –los animó el chico, sonriendo- Estoy bien, nada más les daba mi opinión. Ahora si me disculpan, debo hacer entregas a los clientes.

Tomó una pesada mochila y se fue tarareando del lugar. Ambos hombres sonrieron más contentos.

-Se ha convertido en un buen chico.

-Claro, su hermana lo ha criado muy bien.

-Ellos dos merecen ser muy felices.

 

Después de terminar sus entregas Naruto se dirigía hacia su casa. En el camino pasó por lo que era algo así como la escuela del lugar. Ahí un joven pelirrojo le enseñaba a los niños a leer, escribir y hacer las cuentas básicas para sobrevivir. El rubio sonrió feliz cuando vio al chico de dieciocho años despidiendo a sus alumnos.

-Hasta mañana, sensei.

-Hasta mañana. Cuídense, chicos.

-¡Sasori-san!

El pelirrojo sonrió al escuchar su nombre y alzó una mano en gesto de saludo. Naruto corrió feliz hacia él quien de inmediato le revolvió el cabello en gesto cariñoso. Conocía a Sasori desde que era niño y lo quería muchísimo. Tal vez demasiado.

-¿Cómo te ha ido en el trabajo, Naruto?

-Muy bien. Soy un herrero bastante talentoso.

-Ý modesto –rió el otro

-Oye, Sasori-san… ¿Por qué no cenas hoy con nosotros? Hace días que no vas a la casa.

-¿Seguro? No quiero molestarlos.

-Claro que no. Nee-chan también se alegrará de verte.

-Pues si es así con gusto acepto la invitación.

-¡Entonces es una promesa! ¡Más te vale no faltar!

-Siempre cumplir las promesas es algo que aprendí de ti, Naruto –le acarició la mejilla-. Ya me tengo que ir. Nos vemos en la noche.

-S-Sí…

La cara del chico se puso roja mientras observaba al otro alejarse. Sasori era un hombre confiable y responsable, por eso lo quería tanto. Pero como bien sabia, ambos eran hombres. Y eso nunca iba a cambiar.

 

-Ya llegué –avisó el ojiazul entrando a su casa

-¡Naruto!

En segundos una joven pelirosa de ojos verdes lo abrazaba con fuerza. Uzumaki Sakura, de dieciocho años, era su hermana mayor. Prácticamente ella lo había criado, la consideraba como una segunda madre. Y Sakura también lo quería mucho, se importaban demasiado porque eran la única familia que tenían.

-¿Qué tal estuvo tu día, cariño?

-Excelente, nee-chan. ¿Y el tuyo?

-Igual, trabajar en la panadería es muy divertido. Además así aprendo a cocinarle ricas cosas a mi lindo Naruto.

-Jejeje, eres muy consentidora, nee-chan.

-Lo hago porque te quiero –le dio un beso en la mejilla

-Ah, sí. Invité a Sasori a cenar, espero que no te moleste.

-¿Eh? No, claro que no –amplió su sonrisa-, porque sé que lo respetas mucho y él siempre ha sido bueno con nosotros. Como un hermano mayor.

-… Sí, algo así –mintió

-Entonces me daré prisa en terminar la cena. Tanto tú como él comen mucho.

 

Cayó la noche y el profesor llegó a su casa. Naruto le dio la bienvenida y lo guió hasta la mesa.

-Buenas noches, Sasori-san –saludó la pelirosa

-Buenas noches, Sakura –le sonrió con alegría mal contenida

-Enseguida tendré lista la cena, espero que te guste.

-Seguro, la comida de Sakura es la mejor.

-No es para tanto, pero muchas gracias.

Sasori parecía encantado de hacer sentir halagado a la joven sin darse cuenta de que estaba ignorando a su rubio anfitrión. La mirada de Naruto se tornó triste sin poder evitarlo. Así es como las cosas debían ser. Sasori iba a elegir a una bella mujer que fuera una buena esposa y madre. Por supuesto que Sakura era ideal para él, y el pelirrojo también era un excelente hombre que estaba seguro siempre protegería a su hermana. Aunque doliera, debía velar por ellos y su felicidad. Después de todo, esos dos eran las personas que más le importaban en el mundo.

 

En las profundidades de la tierra se encontraba el Inframundo. Era cierto que se trataba de un lugar lúgubre y hasta tétrico, pero también tenía paisajes bellos. Contados, claro, pero poseían una belleza hechizante. El Inframundo se dividía en diversos círculos en los cuales se encontraban las almas de las que se habían apoderado los demonios y cuya energía era su alimento. También ingerían comida como los humanos, pero su fuente de poder residía en esas almas pecadoras o las que eran pagos a cambio de deseos. Los demonios se clasificaban según su poder y el tipo de trabajos que realizaban. Por fuerza se separaban del nivel cinco al uno: simple, regular, medio, fuerte y élite, siendo de éste último los más poderosos. Se dedicaban a cumplir deseos a los humanos, todos habían realizado ese trabajo al menos un tiempo y según el tipo de deseo era el pago que recibían, por eso se dividían en cuatro tipos de pagos: objetos de energía sentimental, objetos de exorcismo, sacrificios de personas ajenas a quien invoca, y el alma del contratante. Los demonios de élite eran los únicos que podían tomar las almas de quienes los invocaban.

 

A diferencia de lo que se creía, los demonios no vivían eternamente, sí tenían vidas inimaginablemente largas, pero tarde o temprano también morían. Por ello no tenían un soberano eterno, pero sí uno fijo que gobernaba muchísimos años. Quien actualmente ostentaba este puesto era Uchiha Itachi, demonio de nivel uno división uno, el más fuerte de todos y el único que podía romper los hechizos de los otros demonios en el momento que se le antojara. Itachi tenía únicamente un hermano menor, también era un demonio de élite al que muchos temían: Uchiha Sasuke siempre se mostraba serio, frío y hasta peligroso, por lo que los otros demonios eran muy precavidos con él.

-¿Qué tal tu último trabajo, Sasuke? –preguntó Itachi

-Igual que siempre –contestó-. Sólo era otro humano ambicioso.

-Últimamente pareces decaído, otouto.

Sasuke bufó. En realidad estaba fastidiado porque todos los humanos a los que concedía deseos tenían en común que estaban corrompidos, eran codiciosos y sólo se preocupaban por sus intereses personales. Tantos años con esa rutina lo estaban aburriendo.

-Tal vez deberías buscar una pareja, otouto. O al menos alguien con quien pasar el rato.

-Ni en eso tengo interés.

-Bueno, entonces pregúntame cómo me ha ido con Deidara.

-… -suspiró al sentir su insistente mirada-. ¿Cómo te ha ido con él?

-Ayer me golpeó la cara.

Sasuke giró los ojos sin decir nada. A decir verdad sentía envidia de su hermano mayor porque había encontrado al demonio que quería como pareja. Cierto, el elegido no daba su brazo a torcer, pero estaba seguro que Itachi lograría convencerlo. No recordaba haber visto a su líder tan feliz y entretenido como cuando se encontraba con ese demonio rubio.

 

Naruto estaba solo en el taller. Aquél día no había mucho trabajo y su jefe fue a visitar a su hijo y nietos que vivían en otra aldea cercana, así que se sentía aburrido.

-Hola, Naruto –saludó cierto pelirrojo

-Ah, hola, Sasori-san –le sonrió con alegría-. Es raro que vengas aquí.

-Sí, bueno –parecía nervioso-… es que necesitaba hablar contigo.

-Claro, dime qué pasa.

-B-Bien, es que… yo –lo miró con pena-… ¿te molestaría si le pido a Sakura que se case conmigo?

-¿Q-Qué?

El rubio sintió que su corazón se estrujaba. Aquellas palabras dolían muchísimo, incluso sentía ganas de llorar. Pero no lo haría. De ser necesario se convertiría en el mejor actor del mundo con tal de que él y su hermana fueran felices.

-P-Por supuesto que no me molestaría, Sasori-san –mintió-. Eres un gran hombre, no podría pedir un mejor esposo para nee-chan.

-Sólo faltaría que ella me acepte.

-¡Lo hará, no lo dudes!

-¡Muchas gracias, Naruto! –lo abrazó- Quería decírtelo a ti primero, ya que eres como un hermanito para mí.

-… Sí –una vez más aguantó el llanto mientras sentía el calor del otro-… lo sé.

 

Aquella noche Sasori fue a la casa Uzumaki y le propuso matrimonio a Sakura. Ella le dirigió una intensa mirada a su hermano quien asintió y le sonrió dándole ánimos. Como el rubio no puso trabas y estaba de acuerdo, la mujer aceptó.

 

Los días siguientes la noticia de la próxima boda se corrió por toda la aldea. Naruto tenía una enorme mezcla de sentimientos encontrados, sin embargo ya había tomado su decisión. Lo más importante para él era la felicidad de sus dos seres queridos.

 

Una fuerte tormenta azotó a Konoha, provocando que el río aumentara su cauce. Un pequeño niño había quedado atrapado por la corriente, así que todos hacían intentos por rescatarlo.

-Voy a entrar –dijo Sasori

-Es muy peligroso –le detuvo Naruto-. Podrías ser arrastrado.

-Lo sé, pero si no lo hago el niño morirá.

El pelirrojo ingresó al río. Su cintura estaba amarrada por una cuerda que varios hombres sujetaban. Sasori caminó con dificultad tragando agua en el proceso, aunque afortunadamente logró llegar hasta el niño que se aferraba con dificultad a un árbol.

-No te preocupes –le dijo-, todo saldrá bien.

Sostuvo al niño con fuerza y se encaminó de vuelta a la orilla. Naruto sonreía aliviado al ver cómo Sasori se acercaba a tierra firme. Sin embargo apenas pudo dejar a salvo al niño cuando la cuerda se rompió y el río lo arrastró corriente abajo.

-¡¡Sasori-san!!

 

Tardaron horas en encontrarlo. Estaba todo golpeado y tragó demasiada agua. Inmediatamente intentaron socorrerlo, sin embargo el médico de la aldea les dijo que estaba muy grave y sólo un milagro podría salvarlo. Sakura se encontraba sentada junto a la cama donde yacía el pelirrojo. Naruto los observaba desde la puerta, impotente. Otra vez iba a perder a un ser querido. En ese momento recordó una lejana plática entre dos ancianos.

-Naruto –llamó Sakura-, ¿a dónde vas?

 

El rubio corrió hasta el bosque, la tierra seguía lodosa y difícil de pisar. Llegó hasta la orilla del río donde habían encontrado a Sasori y se dejó caer al suelo, llorando desgarradoramente.

-Por favor –suplicó-… no me importa darle lo que sea a un demonio… pero por favor… ¡¡has que Sasori viva!!

Golpeó el lodo con sus puños sin detener el llanto. Escuchó un ruido y giró la cabeza para mirar a un azabache de ojos negros que lo veía fijamente.

-Así que eres tú el que me ha llamado. Uzumaki Naruto.

Sasuke lo observaba con detenimiento. Ese chico rubio estaba todo desaliñado y tenía los ojos hinchados por tanto llorar, a pesar de eso no pudo dejar de notar tres cosas: era muy joven, sus ojos azules resultaban bastante llamativos y poseía el alma más bella que jamás había visto. Dio una ligera sacudida a su cabeza para alejar esos pensamientos. Había asuntos más importantes por tratar.

-Soy Uchiha Sasuke, demonio de nivel uno división uno y vengo a cumplir tu petición.

-¿R-Realmente… puedes salvar a Sasori-san?

-Me pediste que ese hombre viva y a eso vine. Es algo muy fácil para mí, pero tendrá un precio alto.

-Lo sé, pagaré cualquier cosa que pidas.

-Tu alma –lo miró a los ojos-. Ese hombre va a morir, de eso no hay duda. Así que si quieres que lo haga seguir viviendo, tendrás que darme tu alma a cambio.

Naruto agachó la cabeza. El demonio sabía que algo así era muy complicado, ningún humano renunciaba a su vida por la de alguien más, menos tratándose de un humano tan joven. Vio cómo el rubio se ponía de pie y lo encaraba con decisión.

-Te dije que pagaría lo que sea con tal de salvarlo.

-… ¿Tan importante es él para ti?

-Sasori-san es el prometido de mi nee-chan. Si las dos personas más importantes para mí pueden ser felices, entonces con gusto daré mi vida.

Sasuke lo miró y sonrió levemente. Se acercó al rubio y lo sujetó del mentón.

-Muy bien. Vuelve a tu aldea y cerciórate con tus propios ojos que ese sujeto vivirá. Después iré por ti.

 

Naruto se encaminó a la casa del médico y pudo ver a muchas personas llorando, pero ahora de felicidad y sonriendo con alivio. Llegó hasta una ventana y presenció cómo Sasori, aún recostado sobre la cama, observaba a Sakura con amor (a ella no podía verle lacara, pero seguro estaba feliz). Una diminuta sonrisa adornó el rostro del rubio y unas cuantas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

-Ustedes merecen sólo lo mejor –murmuró

Sintió a alguien detrás suyo, pero no necesitó dar vuelta para saber de quién se trataba.

-Muchas gracias, Sasuke.

-No deberías agradecerme. Esto fue lo que pediste y me llevaré tu vida a cambio.

-Igual quería decírtelo –volteó a verlo y sonrió de manera triste-. Estoy listo, puedes tomar mi alma.

Los ojos del demonio se volvieron rojos y con una mano cubrió los zafiros de Naruto. Lo último que el chico pudo ver antes de caer en la inconsciencia fue una absoluta oscuridad.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS

Bueno, ¿qué les pareció? (Sasu: Que estás loca ¬¬) (Naru: ¡Teme! Luego por qué Higa-chan te tortura en los fics u.u) (Kyuu: No pedimos tu opinión, mocoso Uchiha ¬.¬). Ehem, disculpen si hay horrores ortográficos, admito que me dio flojera volver a revisar el fic. Como siempre esperaré sus comentarios con saludos, pedradas, golpes, cebollazos, flores, jitomatazos, felicitaciones, bombas, amenazas y demás. Este es apenas el inicio, a partir de aquí se verá su convivencia en el Inframundo *o* La próxima semana les traigo el siguiente capi de Romeo v/s Romeo y en dos semanas regresamos con esta loca saga. Se me cuidan mucho y bye byeee!!


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