Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Donde hubo fuego, cenizas quedan. por Drakarfox

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Ok, esta historia fue de las primeras que escribí y por fin después de mucho tiempo he logrado terminarla en compu, pues los personajes principales, osease Edgar y Osvaldo si existen, de hecho eran dos de mis compañeros en la prepa, nunca se enteraron de esta historia y espero nunca se enteren o me matarán, y Reina era la novia (de verdad) de Edgar, así que pues luego le aumente la imaginación pero quedo bien, espero les agrade.

Donde hubo fuego, cenizas quedan.

Por Drakar Fox

 

Edgar, un chico de piel blanca, cabello negro rizado, ojos color verde claro y altura media; se encontraba en el barandal del segundo piso, observando el campo de futbol que pertenecía al instituto en el que se encontraba. Observaba a la nada total, simplemente pensaba en lo que minutos atrás le había pasado. Su amante se había acercado a él en espera de poder encontrar una solución al problema que tiempo atrás venía persiguiendo a ambos.

FLASHBACK

-Edgar, ¿podemos hablar?- un chico de su altura, tez morena, ojos cafés y cabello negro lacio se acercó a él.

-¿Qué sucede Osvaldo?- se encontraban frente al aula de ambos, contaban con tal solo 20 minutos para aclarar todo. ¿Cómo era posible solucionar 2 semanas de discusiones en tan poco tiempo?

-Esto tiene que terminar- eran pocas las palabras que acudían a su boca, pero sabía que no podía titubear.

-¿Qué exactamente?- tenía una mirada de indiferencia, pero por dentro estaba preocupado. Realmente quería al moreno, no por nada le había pedido ser su pareja, su novio. Pero no contaba con la aparición de ella.

-Con…- pero no pudo terminar la frase, porque fue interrumpido por Edgar.

-¿Qué es lo que debe terminar?- no miraba al chico, no porque fuese cobarde, era porque no quería ver esos ojos. Esos que ahora carecían de brillo, que se veían totalmente sombríos.

-Las peleas.

-Si quieres terminar con ellas, ¿por qué vuelves a tocar el tema?

-Porque- ¿qué acaso no era obvio? – no podemos dejar las cosas así.

-Creí que había quedado todo arreglado- por primera vez le dirigió la mirada- no sé que es lo que realmente quieras –mostraba seriedad y una mirada completamente fría, la cual estaba muy lejos de sentir en serio.

-Se lo que quiero, pero…- posiblemente se estaba dejando llevar por sus emociones, pero no podía mantener más el control.

-¿Pero?

-No se si pueda conseguirlo a tu lado- Sus esfuerzos una vez más eran en vano. Dio medio vuelta, camino por el pasillo hasta que llego a las escaleras y bajo.

La conversación no duro más de 5 minutos.

 

FIN FLASHBACK

 

Ahora se encontraba pensando en la mejor forma de solucionar el problema que los tenía a su pareja y a él tan distanciados.

Mientras Osvaldo caminaba por el campo de futbol; sin rumbo fijo, solamente adentrado en sus pensamientos.

-¡¡Osva!!- Una chica de cabello corto color café, ojos azules y piel blanca; se acercó al mencionado.

-Hola Kaira- contestó sin muchos ánimos.

-¿Qué pasa?- pregunto al escuchar bien la respuesta desanimada del chico.

-Nada- una sonrisa forzada se poso en sus labios.

-¿Hablaste con Edgar?

-Si- la falsa sonrisa desapareció para dar paso a una expresión de tristeza.

-¿Y qué paso?

-Nada… eso fue lo que paso- muchas emociones comenzaban a invadir su mente, provocando que sus ojos comenzarán a arder, pero manteniendo aún la firmeza en su voz.

-Calma- Kaira tocaba su hombro como señal de apoyo.

Osvaldo se separó un poco de ella, sus emociones de nuevo comenzaban a salirse de control.

-¿Sabes qué cuentas conmigo verdad?- lo abrazo mientras el chico sólo cedió.

-Gracias- comenzó a responder el abrazo tomando a la chica por la cintura, mientras la escena era apreciada por Edgar.

 

-Sabes que puedes perderlo, ¿cierto?- la voz de la chica provenía de detrás suyo.

-No va a pasar- su mirada seguía fija a la pareja del campo. Bien sabia que se le estaba escapando, no quería perderlo, no a él, no al chico que adoraba.

-¿Cómo puedes estar tan seguro?

-No importas lo que hagas Reina- su voz se tornaba seria- no lograrás que lo deje.

-Puede ser que tú no lo dejes- la chica lo abrazó tiernamente por al espalda.

-Pero recuerda que todos tenemos un límite- le decía a modo de susurro, mientras su cabello negro y largo caía por sus hombros. –Si vas a hacer algo- lentamente se fue acercando a la mejilla –deberías hacerlo pronto- terminó dándole un beso en la mejilla mientras lo soltaba y se alejaba del lugar.

 

Edgar de nuevo dirigió su mirada al campo fingiendo no haber sentido nada, observando, más bien buscando a una pareja que momentos atrás tenía toda su atención. Al encontrarlos un cierto sentimiento de enojo comenzó a aflorar en su interior.

 

Kaira deposito un beso en la mejilla de Osvaldo mientras lo tomaba de la mano para llevarlo a un grupo de chicos.

El chico dirigió su mirada hacía el segundo piso debido a que sintió una mirada sobre él. Se encontró con que Edgar lo seguía detalladamente con la vista, y él no pudo hacer otra cosa más que mostrarle una pequeña mueca de tristeza y enojo.

-Hola, traje a alguien más.

-¿Quién es tu amigo?- Un chico alto de cabello negro, piel blanca y ojos grises, se había interesado en el nuevo ingresado.

-Se llama Osvaldo- solamente escuchó su nombre y no lo que involucraba – él es Sam.

-Hola, mucho gusto- Sam estiraba la mano, en espera de una respuesta.

-Si, igualmente- tomó la mano del otro, más no debió hacerlo. Al momento de tomarla Sam tiro de él para terminar dándole un pequeño beso en los labios.

-Pues vámonos- dijo el pelinegro mientras tomaba la mano de Osvaldo y se dirigían a otro sitio, siendo seguidos por el pequeño grupo que quedaba poco a poco fuera del alcance de la vista de un colérico Edgar.

Osvaldo se dejo guiar, aún sorprendido por lo que había pasado, mientras las tres chicas iban susurrando sobre lo que acababan de presenciar.

Edgar no podía más con esa ira que lo llenaba justo en el instante en que vio la escena, pero tampoco tenía bien en claro hacía quien iba dirigido ese sentimiento, si contra Sam por haber besado a Osvaldo o con el chico por haberlo aceptado. Lo único que pensaba en esos momentos independientemente de su cólera, era que tenía que recuperar a su niño.

 

El pequeño grupo al salir de clases se encontró en el patio que había en el internado, era un gran paisaje, estaba rodeado de varios árboles.

-Vengan chicas, les mostraré algo- Kaira decía a sus amigas.

-Kaira, ¿qué pretendes?- Osvaldo el susurraba a la chica en completo desacuerdo con el plan que comenzaba a formar.

-Ayudarte con tu relación- decía mientras le guiñaba un ojo al chico. –Oye Sam, ¿te lo puedo encargar? – le preguntaba al pelinegro mientras señalaba a Osvaldo.

-¡Kaira!

-Claro, no hay problema- Sam parecía encantado con la idea, pues no tardo nada en tomar la mano del otro y llevarlo hasta la banca más cercana.

-Oye, ¿a dónde vas?- le preguntaba Osvaldo mientras seguía siendo jalado por Sam.

-Cosas de chicas Osva.

Ambos chicos quedaron solos en el lugar, el moreno nervioso por estar a solas con el chico y preocupado; deseando que a Edgar no se el ocurriese pasar por ahí en esos momentos.

-¿Siempre eres así de callado?

-No exactamente.

-¿Entonces?

-No… nada.

-Siempre que te veo estas sonriendo o bromeando.

En definitiva, el pelinegro era demasiado directo en lo que pensaba.

-yo sé que algo te pasa- Sam tomo las manos del chico, mientras este lo alejaba lentamente.

-Todo… todo esta bien- decía cada vez más nervioso, debido a la cercanía con el otro.

-¿En serio?- si Edgar se dignase a pasar por ahí todo habría terminado.

-¿Podría preguntarte algo?

-Creo que sí.

-¿Aún eres novio de Edgar?

-…- no sabía exactamente que contestar, ¿aún lo era?, ¿se podía contar como relación las constantes peleas?

-¿Y bien?

-Yo, n-no… no lo sé- Una expresión de tristeza se izo presente en su rostro, no quería hablar del, pero sabía que no podía evitarlo por siempre.

Sam, al observar la expresión del moreno comenzó a sentirse culpable.

-Lamento haber tocado el tema.

-No importa- Osvaldo quería salir de ahí, quería estar solo, no pedía más, solo eso. Un momento de soledad, para aclarar su mente y sus sentimientos. –Sam, disculpa, pero creo que es mejor que me vaya.

-Perdona si dije algo que te molestase.

-No nada de eso, solo necesito estar solo- el chico se levanto dejando a Sam solo. Comenzó a caminar sin rumbo fijo cuando su celular comenzó a sonar.

“Edgar”, era lo que decía la pantalla de su celular.

 

Al parecer el chico por fin se había dignado a hablar con él, pero… ¿quería hablar con Edgar?

-Vamos, contesta- Edgar comenzaba a desesperarse, el teléfono sonaba pero nadie del otro lado de la línea contestaba.

 

Estaba tentado a presionar el botón de colgar, pero no, no lo haría; no actuaría como un cobarde.

-¿Qué quieres?- no importaba cuanto quisiera ocultarlo, su voz aún contenía ese pequeño toque de tristeza.

-¿Dónde estas?- estaba molesto, pero al escuchar la voz de Osvaldo, la cólera quedo olvidada.

¿Ahora el importaba?, ¿creía que estaba a su contentillo?, ¿para qué se engañaba?, de una u otra forma estuviese molesto o no le iba a responder todo lo que el preguntara.

-¿Para qué quieres saber?- seguía caminando sin rumbo fijo, llegando al lugar en el que Edgar y él pasaban el tiempo por las tardes.

-Estas molesto, no te culpo.

-Me alegra que al menos entiendas eso.

-Necesitamos hablar.

-¿Ahora quieres hablar?- su tono de voz aumento con un toque de rencor.

-Lo que quieras decir, dímelo en persona.

-Crees acaso que.

-En 20 minutos en el lugar de siempre- y sin más Edgar colgó dejando a Osvaldo con la palabra en la boca.

-Como siempre tomando decisiones solo.

Faltaban 20 minutos para que ambos se encontraran así que decidió dar otra vuelta por los alrededores.

 

-¿Dónde esta?- faltaban 5 minutos y Edgar ya estaba en el lugar acordado.

-¿Por qué tan solo?- Reina había aparecido por esos lugares y no pudo resistirse al acercarse al ver al chico.

-Ahora no Reina- ¿por qué tenía que aparecer?, era la persona que menos quería ver.

-Pero ya no puedo esperar- la chica que estaba sentada a su lado comenzó a encimarse en él.

-¿Esperar? ¿Por qué?- intentaba alejarse de ella pero el lugar en la banca era cada vez menos.

-Para que me hagas tu novia- tenía atrapado al chico debajo de ella.

-Ya tengo pareja Reina.

-No te preocupes… eso lo puedo arreglar- junto sus labios con los del chico tomando a este por sorpresa y sin saber como actuar. Mientras la chica tomaba una de las manos de Edgar y la colocaba en su propia cintura.

Justo en ese momento Osvaldo llego solo para comprender que su relación con Edgar había terminado. Sin decir palabra dio media vuelta y comenzó a caminar.

Edgar vio a Osvaldo alelarse pudiendo así reaccionar, fue cayendo en cuenta de la situación en la que estaba y sin pensarlo muy bien quito a la chica de encima suyo para levantarse y seguir a su chico.

-¡Auch!, oye- Reina quedo sentada en la banca mientras veía a ambos chicos alejarse.

-¡Osvaldo!- se acercaba cada vez más.

-Aléjate- susurraba el mencionado mientras aceleraba el paso.

-¡Eh, Osvaldo!- pronto sus pasos se volvieron zancadas y con cada llamado aumentaba la velocidad.

-¡Osvaldo espera!- sin saber como, fue apresado por los brazos del mayor impidiéndole así que escapara. –Te dije que esperaras- lo había abrazado por la espalda sujetándolo bien.

-Vete. Su voz sonaba completamente seria, no quería verlo solo quería que se alejara que se esfumara.

-Primero escucha lo que tengo que decir.

-Para mi todo ha quedado muy claro.

-Deja que te explique- cada vez hacía más fuerte el abrazo, sentía que si lo dejaba ir se le iría para siempre.

-No hay nada que explicar- Tomo las manos del mayor entre las suyas y así poder quitarlas de su pecho y romper el abrazo. –Ya es más que obvio.

-¿Qué es obvio?- temía lo peor pero debía saber lo que pensaba el chico.

-Que nuestra relación acabo- Le dolía realmente le dolía decir esas palabras pero no podía mentirse.

Fue muy rápido, lo que Osvaldo había dicho lo dejo impactado, el menor aprovechando la oportunidad hecho a correr perdiéndosele de vista a Edgar, quien por más que lo veía alejarse no hizo nada por ir tras de él.

Edgar decidió ir al dormitorio, no encontraría al chico pues ya lo había perdido de vista, mejor buscaría la forma para que la relación que tanto trabajo le había costado crear no se rompiera.

 

Osvaldo se encontraba en la azotea de los dormitorios observando a la nada mientras gotas saldas resbalaban por sus mejillas. ¿Qué estaba haciendo?, ¿por qué sufría por un chico como él? Si tanto decía quererlo ¿por qué pasaba todo tan de golpe? –se esta haciendo tarde.

Se dirigió a las escaleras para poder ir a su habitación, sabía que lo encontraría en el dormitorio después de todo compartían cuarto.

 

Allí estaba frente a la puerta que los separaba a él y a su exnovio, no podía llamarlo de tra forma. Antes de entrar se cercioro de que no hubiera rastro alguno de lagrimas, no le demostraría que estaba totalmente afectado por al situación.

A punto estaba de abrir la puerta cuando escuchó que lo llamaban.

-Hola Osvaldo.

-Hola Sam.

-¿Te encuentras mejor?

-¿Eh? A si… gracias.

-¿En serio estas mejor?- Sam tomo con delicadeza la barbilla del menor para poder ver los ojos de este. –Has estado llorando- con su mano libre paso sus dedos por los ojos aun un poco rojos del menor- no me agrada ver tu cara triste, te queda mejor una sonrisa.

Osvaldo comenzó a reaccionar e intento alejarse, pero el mayor lo atrajo más hacía él tomando su mano y rodeando su cintura.

-Sam, suéltame por favor- estaba deprimido, sus fuerzas lo habían abandonado pero aun así intentaba forcejear.

-Regálame una de tus hermosas sonrisas- cada vez se acercaba más a sus labios –solo una.

-No Sam… suéltame- estaba todo mal y eso lo sabía, si no se alejaba pronto se dejaría llevar y no lograría contenerse, el tiempo se le acababa, sus labios se juntarían y no podría huir.  

 

-Disculpa, pero tengo que hablar con él- Edgar tomo una mano del moreno mientras lo llevaba dentro de la habitación.

-Después hablaremos Osvaldo-Sam decía antes de ver totalmente cerrada la puerta y alejarse.

Al momento de cerrar la puerta por completo Edgar empujo al chico hacía la cama.

-¡¿Qué es lo que te ocurre?!- estaba molesto aunque en el fondo sabía que todo era su culpa, el chico comenzaba a alejarse solo por él. -¡¿Ibas a dejar que te besará?!- el chico aún no decía palabra y Edgar ya había comenzado a gritar. –Di algo.

-Yo… no lo sé- el ver a Edgar tan alterado le ponía los nervios de punta.

-Ah, no lo sabes- dejo de gritar solo para pasar al sarcasmo. -¿No lo sabes o era lo que querías?

¿lo qué quería?, si posiblemente era eso, pero no tenía nada que explicarle al chico frente a él.

-Tal vez era lo que quería- si él ya le había demostrado que la relación término, él también lo demostraría. Además Sam era un buen partido.

-¿Q-qué?- se imaginaba esa respuesta, pero esperaba que fuera una mala jugada de su mente.

-Lo que escuchaste- ¿por qué se impactaba?, para él ya no tenía ninguna relación solo compañeros de habitación.

-Pero eres mi novio.

-No Edgar, ya no lo soy- él no había terminado la relación pero era mejor acabarla de raíz –Quiero decir Reina te estaba besando ¿no? Que mejor prueba de que ya no somos novios que esa.

-Pero no fue porque yo quisiera.

-Entonces, ¿por qué lo aceptaste?- el tan solo recordar la escena hacía que sus ojos volviesen a arderle y su voz se quebrase de nuevo.

-No lo acepte- decía intentando defenderse.

-Claro que lo hicist… -más fue acallado por los labios de Edgar, estaba a punto de perder el control pero logro separarse del mayor.

-¿Qué haces?

-Besarte, ¿no es obvio?

-No lo hagas- el menor tenía una de sus manos en el pecho de Edgar para así poder apartarlo de él.

-¿No puedo besar a mi novio?- apartando la mano del chico para volverlo a besar.

-… no soy tu novio- fue difícil quitarse al mayor de encima pero ya no quería sentirse como su juguete.

-¿Qué?, pero claro que lo eres.

-Ya no quiero- no lo veía a los ojos, no podría mantener la vista en un solo punto y menos si era el rostro de Edgar.

-Ya no… ¿quieres?- no comprendía muy bien a lo que se refería el chico -¿no quieres qué?

-Ya no quiero ser tu novio. Comenzaba a tener pequeños espasmos en su cuerpo –Ya no quiero ser tu juguete.

-¿Juguete?, ¿por qué lo di…

-¡¡YA NO QUIERO QUE JUEGUES CONMIGO!!- las lagrimas se hicieron presentes bajando por las mejillas.

-Yo no juego contigo Osvaldo- ver al chico así lo destrozaba tenía que hacer algo para calmarlo.

-¡LO HACES!- intentaba parar el llanto pero no lograba conseguirlo por más que tallaba sus ojos con sus manos como un niño pequeño.

-¿Qué te ha hecho pensar eso?- quería abrazarlo, pero el chico se hacía cada vez más hacía la orilla de la cama, abrazando sus piernas.

-Todo, el que ya no quieras hablarme, que pases todo el tiempo con Reina, que te besara, tu indiferencia, tu forma de hablar tan cortante…- Iba enlistando todo lo que había vivido en las últimas dos semanas.

-A veces pienso que solo me buscas para complacer tus placeres carnales, que solo me usas.

Esas palabras dolían, en verdad que lo hacían. Creía que estaba actuando bien, pero no era cierto,, no había medido sus actos.

-Osvaldo- intentaría acercarse, pero ¿lo dejaría?

-Ya no quiero… no quiero- se había quitado un peso de encima al decirle todo a Edgar y las lágrimas le daban más alivio, pero tal vez había dicho algo que no debía, algo  que Edgar no necesitaba saber…

-Lo lamento- se sentía pésimo, realmente se odiaba en ese momento, pero el menor estaba equivocado; nunca lo vio como algo pasajero. – Si, tienes razón, todo el tiempo he estado con Reina y te he hecho a un lado, pero no fue por las razones que tú piensas, todo fue debido a que la rechace.

El chico aún seguía en posición fetal, las lágrimas aun caían como también los espasmos seguían presentes- ¿rechazo?

-Si, no quise contarte de esto, seguramente te molestarías, pero, un día llego diciéndome que le gustaba y quería una relación seria conmigo. Por supuesto la rechace, pero debido a eso me sentí mal por el como actuó, sinceramente me preocupaba que hiciera algo estúpido, ya sabes como es una buena amiga, pero tienes razón; no debí ponerla como prioridad.

¿La había rechazado? Entonces ¿Qué había con lo del beso?

-Cuando íbamos a hablar; apareció, dijo algo de ser mi novia, y la rechacé, no lo acepto muy bien y me beso, fue cuando apareciste. Osvaldo, en verdad te quiero y si de algo estoy seguro- se sentó a un lado del chico pasando su brazo por sus hombros- es que no te considero como un juguete.

Fue soltando el agarre; dejando sus piernas y brazos un poco más relajados ¿Por qué no se lo había dicho? ¿Por qué le había ocultado todo?

-Sé que pido algo muy difícil pero… ¿Podrías personarme?

“Perdonarlo”, acaso… ¿podría? Aun seguía con la cabeza escondida en las rodillas pensando en lo que diría.

Edgar no recibía respuesta  y eso lo estaba desesperando pero sabía que no podía presionar al menor, de sentirse engañado a sentirse un juguete y de ahí a pensarse como un idiota, si que el chico la pasaba mal.

-Bueno, supongo que quieres estar solo- se sentó en la orilla contraria dándole la espalda al menor- Así que me voy- justo cuando iba a levantarse unas manos lo apresaron de la cintura impidiéndole irse.

-No te vayas- recargo su cabeza en la espalda de Edgar posiblemente cometía un error pero era uno que quería disfrutar.

Edgar tomo las manos del menor para pararse y verlo a la cara. Osvaldo aún mantenía la cabeza agachada haciendo que las lágrimas cayeran.

-Bien, me quedare contigo- decía mientras abrazaba al menor, fue un lindo momento. Edgar busco la boca de Osvaldo para besarlo tiernamente, fue un beso rápido e inocente mientras levantaba el rostro del chico y limpiaba las gotas saladas. 

No hubo palabras ni gestos de desaprobación, mucho menos barreras que los separase, solo hubo el beso temeroso de Osvaldo hacía Edgar. Un momento de unión de escasos segundos que Edgar convertiría en algo más duradero al recostar al chico.

-Quiero compensarte- comenzó a bajar sus manos al abdomen del chico para meterlas bajo la camisa.

-mph… esp… espera.

-¿No te gusta?- Edgar paso sus labios en el cuello de Osvaldo para dejar pequeñas marcas rojizas en el.

-S-si… pero… mm- perdía el control de su cuerpo con cada roce que Edgar le otorgaba pero no quería poner resistencia, dejaría que lo hiciera suyo.

-¿Si qué?

-S-si… me… mph- Edgar comenzó a desabotonar su camisa y a acariciar sus muslos, después volvió a besar los labios del menor mientras con sus dedos delineaba la cintura.

Osvaldo comenzó también a desabrochar la camisa de Edgar que estaba encima suyo y de un momento a otro invirtió las posiciones; dejando al mayor debajo suyo.

-Je, no creí que este día llegará tan pronto- Osvaldo tomo las muñecas de Edgar para dejarlo según él, inmovilizado.

-B-bueno… las cosas… pueden cambiar- el sonrojo no podía ser más notable en el rostro del menor.

-Y bien, ¿Qué vas a hacer ahora?

-Yo… solo déjame- desviaba su mirada para tratar de tomar un poco de valor.

-Bien, te dejaré.

El menor soltó las muñecas de Edgar para así poder desabrochar el pantalón con un ligero temblor de manos.

-Tus manos tiemblan.

-¡C-cállate!- Osvaldo siguió su labor aun con las manos temblorosas. Edgar comenzó a desabrochar el pantalón del menor sorprendiéndolo en el acto- no te detengas.

-Si- ¿qué le pasaba? Si no era tan complicado, entonces ¿Por qué le temblaban tanto las manos? Para calmarse beso a Edgar en los labios profundizando el beso para después bajar al cuello y seguir por su pecho, más se detuvo al llegar a las caderas no sabiendo bien que hacer.

-¿Qué pasa?

-Na… nada

-Entonces ¿por qué te detienes?

-Aa… este… y-yo.- cada vez se ponía más nervioso, Edgar lo ponía nervioso.

El mayor no perdió tiempo y de nuevo invirtió las posiciones para así tener de nuevo a Osvaldo debajo de él.

-Aun te pones nervioso- fue dejando un camino de besos el cual seguía la misma trayectoria que el del chico, al llegar choco con el pantalón el cual intento quitar mientras sostenía ambas manos del menor sobre su cabeza con una sola mano.

-Te enseñare de nuevo como se hace- se deshizo de su pantalón y el de Osvaldo para así quedar en ropa interior.

-N-no creo que…. Ah… ah- Aquel gemido salió por si solo al sentir la mano de Edgar acariciar su muslo izquierdo y de paso tocar su entrepierna.

-Quiero escucharte, gime para mi Osvaldo- susurraba con sensualidad.

-Dete…. Ahh… -sentía aquella mano masajeando su miembro. Las caricias aumentaban cada vez más provocando así gemidos más y más fuertes del menor.

-Adoro cunado te pones así- Edgar comenzó a morder el lóbulo derecho de la oreja del chico.

-N.no… creo… ahh…. ¿q-qué… ¿qué haces?- Quería tenerlo a su merced así que tomo la corbata del menor para poder atar sus muñecas a la cabecera de la cama.

-Quiero tenerte solo para mí.

-¿Qué?... pero- callo de repente al sentir el elástico de su ropas interior ser bajado por la boca de Edgar.

-Pides mucha atención- Edgar señalo el ya erecto miembro de Osvaldo.

-Es… es tu culpa.

-Entonces, lo solucionaré- bajo hasta la entrepierna de Osvaldo para comenzar a lamer como si se tratase de una paleta.

-Ahh…. Ahh… -sentía como seguía brindando atención a su entrepierna. –Ed… Edgar- el mencionado metió de un golpe el miembro de Osvaldo en su boca, provocando que el chico arqueara la espalda debido al placer.

-¡Ahhhh!- su cuerpo experimentaba mucho placer- yo… yo… no… aaaah…. A… a-guanto…. Más- hablaba entrecortado debido a la excitación que sentía.

Pasaron pocos segundos antes de que Osvaldo se corriera dentro de la boca de Edgar para después tragar su esencia y relamer sus labios.

El mayor desató la corbata de la cabecera de la cama, más no las muñecas para después ofrecerle dos dedos a Osvaldo.

-Lámelos- el chico obedeció y comenzó a chupar ambos dedos provocando gemidos en Edgar al sentir el contacto de la lengua con sus dedos. Cuando creyó que era suficiente los alejo de la boca de su niño. Dirigió su mirada hacía el chico, observándose, deleitándose con la imagen que apreciaba ene se momento, Osvaldo se encontraba con ambas manos sobre su pecho, con los ojos entrecerrados, un pequeño hilo de saliva de cuando Edgar retiro sus dedos y con la respiración aun un poco agitada.

-Ponte a cuatro- el chico obedeció a pesar de tener aun las manos atadas mientras Edgar colocaba una de sus manos en su pecho.

-¿Listo?- dirigió sus dedos a la entrada del menor.

-Solo hazlo- introdujo el primer dedo, provocando un pequeño grito de dolor. - ¡Agh!- sentía como comenzaba a moverlo en forma circular para después introducir el segundo y seguir el movimiento.

Después de cierto tiempo sustituyo los dos dedos por su miembro, entrando lentamente para no lastimarlo.

-M… muévete- al escuchar esto Edgar comenzó el vaivén dando fuertes emboscadas y grandes cantidades de placer.

-¡Ahhh!... Ed- Edgar.

-Osvaldo…- en cierto movimiento Edgar toco el punto de mayor placer para Osvaldo.

Pronto ambos llegaron a la excitación total haciendo que el menor se corriera manchando las sábanas y parte de su vientre, mientras que Edgar se corría dentro de Osvaldo.

-¡Ahh!- se sintió extraño al sentir como Edgar se corría dentro de él pero lo disfruto. Ambos cayeron en la cama exhaustos, Edgar encima de Osvaldo.

El mayor salió del pelinegro para acomodarse mejor a su lado y desatar así sus muñecas. -¿Y bien?

-¿Bien qué?- Edgar tapaba los dos cuerpos con las cobijas, pasaban de las 10 de la noche por lo que el frío comenzaba a sentirse más.

-¿Quieres seguir siendo mi novio?- Edgar acerco su rostro al del menor.

-Yo…. Yo- no pudo contestar pues fue callado por los labios del mayor.

Al estar juntos no pudo evitar el intentar profundizar el beso tocando con la lengua los labios del otro. Este al sentir eso sonrío para sus adentros permitiéndole la entrada a Osvaldo.

Pronto la respiración fue necesaria haciendo que ambos se separaran.

-¿Quieres seguir siéndolo?

-si… si quiero- el sueño comenzó a dominarlo y fue quedando poco a poco dormido.

-Buenas noches- Edgar el dio un casto beso en los labios para después acomodarse para dormir.

 

Conforme avanzaba la noche el frío se sentía más y más haciendo que Osvaldo lo sintiera con más facilidad. Sentía mucho frío y era debido a que estaba solo en la cama y desnudo. Dirigió su vista a la ventana para ver la figura de Edgar cerca del vidrio. Tomo una camisa del piso y sus bóxer para ir con él.

Edgar se encontraba en as mismas condiciones que Osvaldo, mirando a la luna que en ese momento era llena, pero unos abrazos alrededor de su cintura hicieron que saliera de sus pensamientos.

-¿Qué pasa?

-Solo pensaba- decía mientras tomaba las manos de Osvaldo.

-¿En qué?

-En todo lo que paso.

-No hay que volver a tocar el tema ¿si?

-No puedo… en estas semanas no te he tratado como mi novio, sino como una persona más y aun así- se alejó del menor, sentía que no podía estar junto a él si decía todo eso. Aun así quisiste seguir a mi lado.

Osvaldo se quedo callado, dio al vuelta y se dirigió a la cama con la cabeza un poco gacha, sabía todo lo que había pasado, venga que el lo había vivido, pero no quería recordarlo tan pronto. Se quito la camisa y volvió a acostarse para cubrirse hasta el cuello.

.-Osvaldo, yo te quiero pero…- dirigió su mirada hacia la cama. –Yo…

-Edgar- el menor se sentó en la cama- tengo frío- decía con una sonrisa sincera, una de las que Edgar ya no había visto desde hace tiempo y el brillo de sus ojos había re aparecido.

-He- el chico comprendió y fue a un lado de Osvaldo.

El menor recostó su cabeza en el pecho del otro mientras este pasaba su mano por su cabeza.

-Sabes…- se abrazó más al mayor- yo también te quiero. El sentir su piel, el sentirlo tan cerca de él le encantaba.

-Por eso- Osvaldo se levanto y le dio un beso en la mejilla.

-¿Por eso?

-Por eso quiero seguir siendo tu novio.

-Pero…

-Edgar, si yo pude perdonarte, tú también puedes.

Edgar abrazó al chico haciendo que el frío desapareciera lentamente, el adoraba a Osvaldo por eso haría un esfuerzo para mantener la relación, no importaba si los momentos fuesen cortos; los disfrutaría.

-Gracias.

-Tonto- decía el menor dándole un leve golpe en el pecho- no tienes nada que agradecer.

Por la mañana arreglaría los problemas, por ahora solo quería sentir el contacto con el cuerpo del chico que lo volvía loco.

-Aun así- Edgar abrazo a Osvaldo, no quería alejarse de él, quería que estuviera a su lado. –Muchas gracias.

Así ambos cuerpos se recostaron en la cama para quedar dormidos como una pareja recién reconciliada.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).