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Tiempo por VAAYPER

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Notas del capitulo:

No he vuelto, solo doy un pequeño paseo por estos lado.

-¡Sasuke!

Sasuke Uchiha, hombre estoico e inalterable casi sufre un tras pies y derrama su café negro de granos especiados sobre su costoso traje al instante en que el sonido de aquella voz llegara a sus oídos y el cuerpo con una leve esencia a maracuyá le enturbiara los sentidos con la misma viciosa y perturbadora facilidad que hacía ya diez largos años.

El cuerpo de músculos flexibles que se apretujo contra el suyo le envió un sinnúmero de vividos recuerdos a su inquietante auto control que a punto estuvo de apartarle de un empujón, pese a sentir los largos brazos entorno suyo y mechones de un rubio luminoso costados sin ningún patrón alguno más que evitar el calor le hicieran palidecer.

Naruto

-¡No puedo creerlo, eres tú!

Si Naruto notó su incomodidad o poco entusiasmo no pareció importarle, alzó la cabeza y le  mantuvo quieto con aquella inquietante mirada suya tan directa. Desgraciadamente se veía igual, quizás los ojos parecían más felinos acorde con las marcas en las mejillas que le daban una apariencia de sexualidad descarada mientras sonreía pícaramente con aquella boca que nunca dejaría de ser tan provocadora por más muecas que hiciera.

Sasuke reparó en que bestia ropa de marca, botas alta con múltiples cierres, broches y hebillas, un ajustado pantalón negro que no tenía nada de afeminado pero que se apretaba en los lugares justos como para dejar a uno que otro escandalizado, y una camiseta de un pálido naranja debajo de una chaqueta de cuero con remolinos de fuego que ondeaban con la luz del sol que entraba por los altos ventanales de la cafetería.

La moto aparcada enfrente le trajo tantos recuerdos del pasado que no pudo más que apartarle con un seco movimiento y luego de una fría inclinación de cabeza salir de allí a pasos apresurados.

Naruto estaba de vuelta, y en tan solo pocos segundos ya había vuelto a trastórnalo.

Se conocieron en un cementerio, extraño pero cierto, ambos habían acudido por motivos distintos a la puesta en escena de la obra teatral de la universidad.

Sasuke estudiaba administración de empresas y Naruto para convertirse en un fotógrafo y viajar por el mundo.

Alguien había mal colocado las bebidas en lo que se suponía era el lugar más plano de aquel cementerio rural y estas habían rodado cuesta abajo.

Antes de ser embestido por un rayo amarillo en plena oscuridad, Sasuke recordaba haberse sobresaltado por el refresco de naranja que sorpresivamente chocara contra su mano.

-Oh

Eso fue lo único que escucho articular a aquel idiota sentado sobre su pecho que miraba ansiosamente la dichosa lata en busca de mayores daños. Luego de un buen empujón y un par de insultos se había presentado y emprendido una conversación sobre lo estúpido de aquel acto en pleno cementerio y la posibilidad de algún espectro saliendo de una tumba ante el molesto ruido.

A media noche se rozaban y dos horas después se besaban como dos viciosos en celo, aprovecharon una de las tantas partes oscuras del lugar para meterse mano, y Sasuke juraba que desde ese día no puedo oler ni ver aquella maldita fruta ni el refresco que tanto le gustaba tomar.

A Naruto le gustaba arrástralo a la playa en pleno invierno, a nadar en otoño y comer ramen a todas horas, no salía sin su cámara ni para ir a la esquina y  una vez tuvo la brillante idea de pedir por correo un lubricante con sabor a tomates.

No eran tan solo los momentos, los insultos y los silencios para nada incomodos, era el sexo una parte fundamental de la cual Sasuke había secretamente pensado que aquello ya era un trastorno.

Follar con Naruto era algo trascendente, no era ir listos y ya, era degustarse la boca y vocalizarlo, estremecerse y gemir, restregarse con una lascivia que lo tenía apretando los dientes y enterrando los dedos donde primero lo agarrara. Estar dentro de él era un viaje al espacio exterior, era como ser una supernova en un agujero negro y terminar diseminado por la galaxia.

Sabiendo con la costumbre latente de un niño caprichoso y cruel que no le importaba ser egoísta, el hastío de quien todo lo tiene y nada le satisface, fue simplemente cosa de tiempo antes de querer pegarle un letrero o colocarle un tatuaje en la frente.

Cuando su padre le ordenó dejar américa, cierto era que hacía meses que se había graduado con los más altos honores, para ir a tomar su lugar en los escalones de la empresa, casi le obligó a pedirle que se fueran juntos. Pero Naruto quería graduarse para ver mundo y Sasuke no podía desoír el mandato patriarcal. Así que se separaron para tan solo verse juntos luego de tres días cuando Naruto se apareció como un amigo en la puerta de la mansión y a Sasuke casi le falta poco para morir de la impresión.

Fue un engorro mantener las formas, pero luego de un año encontraron el ritmo entre viajes de Naruto y obligaciones del clan. No fue hasta que el anuncio inminente se su matrimonio arreglado desbragó todo y Naruto estaba que se subía por las paredes. No había más solución que acatar, pero Naruto no lo creía de ese modo y se reveló hasta que enfrentando a su padre le mencionó de malos modos que tenía derecho a elegir.

  Pero no lo tenía, acuerdos hechos antes de nacer le obligaban a formar alianza con otro clan y no había más que hacer. Sasuke estaba dividido entre el querer y la obligación y Naruto decidió dejarle con la obligación que al parecer era más fuerte que su querer e irse a recorrer mundo.

Sasuke pensó por mucho tiempo en echarse a dormir y no despertar nunca.

Era como ver un árbol viejo de ramas rectas mientras se mantiene imperito ante una ventisca, quizás no su fuerte corteza lo que le mantiene, sino que está profundamente arraigado y las raíces le impiden doblarse a favor del viento.  

El resultado era un Sasuke estéril y cruel que todo lo que ambicionaba lo conseguía por cualquier medio y un padre espantado al punto del horror al ver como su ambición se iba al traste junto con todos sus planes simplemente porque su hijo había jugado bien y sucio hasta dejarle totalmente fuera de juego aduciendo problemas seniles y encerrándole en un centro psiquiátrico.

Entonces en aquellos momentos cuando Sasuke respiraba sin resuello e intentaba sin fuerzas encajar la llave en su flamante deportivo para salir despavorido de allí, el sonido más dulce y cruel le perforaba los tímpanos y los brazos fuertes y posesivos que tanto añoró le aprisionaron nuevamente.

-Vine por ti, Sasuke.

Notas finales:

Nos vemos!!


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