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El juego del amor es caprichoso. por fanamorfic

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Notas del capitulo:

Este es el primer capítulo de este nuevo proyecto que espero que os guste.

Uno no sabe cómo reaccionar en situaciones como esta. Tal vez lo normal sería fingir que lo ocurrido no es la que sabes que la otra persona está pensando, pero es imposible malinterpretar una situación así.

Me encontraba desnudo en la cama con otro hombre, mi actual novio, y mi amigo de la infancia se encuentra en la puerta de su dormitorio mirándonos sorprendido.

-         Oscar – miré a mi amigo –, ya me lo explicarás luego.

Dicho esto cerró la puerta.

Mi novio, Nicolás, y yo nos quedamos en silencio mirando la puerta, ahora cerrada, por la que había salido Gabriel.

-         Creo que será mejor que nos vistamos – propuso él.

Asentí con la cabeza.

Nos pusimos la ropa y salimos de la habitación con cuidado, como si temiéramos que nos descubrieran. Cosa que ya habían hecho.

Oí a alguien en la cocina, sin duda Gabriel.

-         Será mejor que hablemos mañana – le susurré a Nicolás.

-         De acuerdo. Nos vemos mañana, entonces.

Esperé a que saliera del apartamento que compartía con mi amigo y me dirigí a la cocina. Estaba nervioso.

-         ¿Qué quieres cenar hoy?

-         Eh! Um... Me da igual – contesté incomodo.

Él se encontraba fregando los platos que habíamos ensuciado durante la comida, tarea que me tocaba hacer a mí. Actuaba con normalidad. Como si no hubiera pasado nada.

-         Creo que pediré un pizza. No me apetece cocinar.

-         De acuerdo.

Me senté en una de las sillas de la cocina y permanecí ahí callado hasta que Nicolás terminó de fregar. Se secó las manos y llamó a la pizzería que tanto nos gustaba a ambos. Tras pedir dos medianas se sentó en la otra silla, enfrente mío.

-         ¿Y bien? ¿Me vas a explicar qué es lo que ha pasado antes?

Me ruboricé por completo.

-         Bueno... pues...Veras... él, él es... Su nombre es Nicolás.

-         ¿Nicolás? – preguntó sorprendido. – No será el ex-novio de tu ex-novia.

Me ruboricé aún más mientras asentía con la cabeza.

Oí cómo Gabriel suspiraba.

-         Me sorprendí mucho cuando me contaste la semana pasada que habías roto con Ana. Llevabais casi un año juntos. Pero esto...

-         Me encontré con él hace medio mes. Hablamos, reímos... Me enamoré de él.

-         ¿De un hombre?

-         Sí. Comprendo el que no lo entiendas o apruebes, pero así son las cosas. Estoy enamorado de Nicolás, y eso no va a cambiar.

Por alguna razón no podía mirarle a la cara. Gabriel y yo habíamos sido amigos íntimos desde siempre. Nuestras familias eran vecinas y nos dejaban para que jugáramos juntos muy a menudo. Desde siempre nos lo habíamos contado todo y nos habíamos apoyado mutuamente. Pero si él no aceptaba mi relación con Nicolás... no sabía que hacer.

Oí cómo se levantaba de la silla.

-         Haz lo que quiera. No te voy a juzgar por que estés saliendo con un hombre. Por lo que a mí respecta, si tú estás feliz es suficiente.

Levanté la cabeza para mirarle. Él me sonreía.

-         Gracia – grité lanzándome a abrazarle.

-         Oye. De todas formas aún me tienes que explicar porqué estabais en mi cama – me apartó molesto.

-         Bueno... eso... Es que mi habitación está muy desordenada – expliqué sonriendo con cara de niño inocente.

-         Vete ahora mismo a recoger.

-         Sí, mamá – me burlé de él.

Desde pequeño siempre me había malcriado. Y a mí me encantaba tomarle el pelo por ello.

 

 

-         Nicolás

-         ¿Oscar?

-         Sí, soy yo. He hablado con Gabriel.

-         ¿Y qué te ha dicho?

-         Que nos deja la casa todo el día para nosotros dos.

-         ¿En serio? Genial.

-         Sí. ¿Te voy a recoger?

-         No. No es necesario – se apresuró a contestar –. Ya voy yo.

-         Estoy deseando verte.

-         Yo también. Nos vemos luego – dicho esto colgó.

Suspiré. Quería que pasaran rápidamente estas horas para poder encontrarme finalmente con él. Y es que, nos queríamos mucho pero, a causa de su horario de trabajo y estudios, no podemos vernos casi nunca.

Me estiré y me dejé caer en el sofá.

-         Hazme sitio – me pidió Gabriel.

Le dejé un hueco para que se sentara.

-         Muchas gracias por dejarnos la casa.

-         No importa. Y desde que puse cerradura en la puerta de mi habitación no me preocupo – dijo sin apartar la mirada de la pantalla de televisión.

-         ¿Y qué vas a hacer ahora? – pregunté divertido.

-         No sé. Tal vez salga con alguna chica.

-         Eres un auténtico casanova – comenté.

Y no me extrañaba, era muy atractivo. Su cabello era negro, sus ojos azules. Bastante alto y con sus músculos bien definidos. Al contrario que yo. Soy delgado y flacucho, mis ojos son de un común tono marrón. Lo único que llama la atención en mí es mi cabello rubio.

Gabriel apenas había salido con una o dos chica anteriormente, pero eso no significaba que se sintiera “solo”. Siempre salía a citas con todo tipo de chicas, las llevaba a cenar o al cine y, tras una noche en su casa, se despedía de ellas y casi nunca volvía a verlas.

Pasé el tiempo viendo la tele o estudiando. No paraba de hacer cosas, para entretenerme y no pensar en el tiempo que quedaba hasta ver a Nicolás.

Alguien llamó a la puerta.

-         Voy yo – grité, emocionado, mientras salía corriendo de mi cuarto a abrir.

-         Hola. – en la entrada se encontraba una mujer alta, de unos veinticinco años, con el pelo castaño y liso por la cintura y bien maquillada. – ¿está Gabriel? – preguntó asomándose un poco por la puerta. Parecía ansiosa.

-         Estoy aquí – oí a mi amigo detrás de mí – bueno, yo ya me voy. Que lo paséis bien hoy.

No pude evitar mi decepción. Creía que era Nicolás, pero no había sido así.

Pasó media hora, seguida de otra media más. Nicolás no aparecía. Me estaba preocupando. Hacía más de una hora que debía de estar aquí.

Miré el teléfono, ¿y si le llamaba? Pero tal vez le molestara. Nicolás me había dicho muchas veces que prefería que no le llamara al móvil, por si estaba trabajando. Pero estaba preocupado.

Me acerqué al teléfono y marqué su número.

-         ¿Diga?

-         Nicolás. Soy Oscar. ¿Dónde estás?

-         ¡Oscar! – parecía sorprendido – Lamento mucho no haberte llamado antes, pero me ha surgido un problema y no voy a poder ir hoy. Lo siento.

-         No te...

-         ¿Quién es? – oí una voz de fondo.

-         No te preocupes, ahora voy – contestó en susurros Nicolás.

-         Bueno, los siento mucho Oscar. Mañana te llamo y hablamos. Te lo compensaré te lo prometo.

Y colgó.

Pasó un rato asta que pude reaccionar. Llevaba esperándole todo el día y no iba a venir. Pero lo que más me había sorprendido, al fin y al cabo en los dos meses que llevábamos juntos eso había ocurrido varias veces, era la voz de la mujer al otro lado de la línea. Era la voz de una chica, la cual reconocí de inmediato. Se trataba de Ana.

Me senté en el sofá sin saber qué hacer. No soy celoso, pero he de admitir que me sentía mal. Intenté animarme pensando en que no era extraño que estuvieran juntos. Al fin y al cabo trabajaban en la misma oficina.

Sí, eso debía de ser. Había tenido algún problema en el trabajo y había tenido que quedarse, y por eso estaba con Ana.

Me rodeé las piernas. Me sentía muy solo. La casa nunca me había parecido tan grande hasta ahora. Quería que Gabriel regresara cuanto antes. Pensé en llamarle, pero no quería molestarle en su cita. Pensé en esa chica. Hoy sin duda no regresaría en toda la noche.

Siempre me había preguntado dónde encontraba Gabriel esas chicas. Ahora ambos teníamos los diecinueve, pero él había estado saliendo con chicas mucho mayores a él desde los dieciséis.

Bueno, no tenía nada que hacer ahora. Me fui a cenar a la cocina, solo, y después me acosté en la cama deseando que lo que quedaba del día de mi aniversario con mi novio pasara cuanto antes.

Notas finales:

Bueno, este capítulo no es el mejor de los que llevo escritos, pero espero que les anime a seguir.

Den su opinión, por favor.


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