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Jealousy por Lessa-Secret

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¿Dónde estás? ¿Por qué no contestas los mensajes? ¿Tan ocupado te encuentras? ¿Acaso soy una molestia?

 

Quizás lo sea… Debería parar…

 

Pero…

 

Te extraño…

 

 

 

5 am.

 

Un pequeño y angustiado rubio, oculto entre las sábanas de su fría y solitaria habitación, refregaba sus rojizos ojos y secaba las lágrimas que deslizaban constantemente sobre su suave piel de porcelana; piel de un joven que rozaba los diecinueve años de edad.

 

El hecho de un número relativamente grande lo hacía sentir ingresar en el duro mundo de los adultos, con el paso del tiempo, sentía más esta presión. Pero algo que no podía cambiar, al menos aún…

 

Eran las incontables actitudes y pensamientos que generalmente son considerados… “infantiles”.

 

Uno de ellos…

 

Los celos.

 

Odiaba esa palabra. Él no se creía alguien celoso. Nadie se cree celoso. Hasta experimentarlo…

 

Esos sentimientos de espera, de ansias, de inseguridad,… odiaba todo aquello. Era como si en su estómago una ráfaga de viento de un huracán hiciera perder y revolotear un millón de mariposas. Odiaba los latidos de su corazón, nervioso por imaginarse mil y un historias en su cabeza que posiblemente ni se acercaban un centímetro a la realidad.

 

Pero acaso, ¿Tenía motivos si quiera para permitirse sentirse de aquella torturante manera?

 

No lo sabía exactamente, pero algo que sí sabía y no comprendía…

 

Era que su adulto de cabellos oscuros y ojos rasgados y penetrantes… actuaba extraño últimamente…

 

 

-.Jealousy.-

 

Se levantó rápido de la cama, exhausto de tanto llorar. Iluminó la habitación encendiendo su mesita de luz y tomó el celular. Prendió la pantalla y seleccionó el amigable y sonriente icono de mensajes, para ingresar el número de su amado desde la agenda y empezar a escribir…

 

¿Escribir qué? ¿Qué iba a escribirle a las cinco de la mañana? En dos horas y media su adulto de mirada frívola se levantaría para alistarse para trabajar… ¿Estaría bien despertarlo por sus inocentes e infantiles problemas?

 

- No… no puedo hacerlo – pensó de manera culposa – No quiero enfadarlo

 

Sabía que no era verdad. Sabía que no se enfadaría.

Aquel hombre se desvivía por su rubio; era capaz de ahogar al pequeño entre montañas de regalos, y millones de salidas nocturnas por las calles urbanas iluminadas por la luna, donde paraban en algún buen restaurante o simplemente paseaban disfrutando de un delicioso helado en esos tiempos de verano.

 

Desde lo que llevaban juntos, habían hecho todo lo imaginable. Todo lo que una pareja normal suele hacer y disfrutar en compañía de su ser querido.

 

Pero… Las salidas comenzaron a disminuir.

 

Los mil mensajes de texto con incontables emoticones y signos de exclamación ante el amor que sentían empezaron a ser menos…

 

 Las conversaciones resultaban vacías y hasta a veces sin sentido, en busca de un tema de conversación común…

 

Sumado al hecho de que últimamente su adulto estaba muy ocupado, invertía muchísimo tiempo en el trabajo. Sabía que era importante, lo sabía. Pero, no podía evitar pensar el asunto un tanto… sospechoso…

 

Otra palabra que odiaba.

 

- Roy… - suspiró, tratando de ahogar su tristeza y soportar esos pensamientos - ¿Qué te anda pasando? ¿Ya no te gusto como antes?

 

No fue capaz de controlar sus emociones y quebrarse en un profundo y desconsolado llanto, arrugando su bello rostro entre sus manos. Al hacerlo, olvidó que tenía su celular aún entre sus dedos. Retiró el aparato de su cara, ahora con la pantalla algo mojada.

 

Cambió totalmente su expresión cuando se dio cuenta que al apoyar su rostro en la pequeña maquinita, presionó la opción de Llamada…

 

- Eh?! No…! – exclamó apenas, para cuando una voz grave y profunda atendió el llamado vertiginosamente al segundo pitido.

 

- …Hola?

 

Qué torpe. Qué idiota. Qué distraído. Qué vergüenza!

Lo había llamado! Se suponía que no iba a molestarlo! Menos a esas horas!

 

- Hola? ¿Quién habla?

 

Insistía aquella seria voz. El rubio se sentó en la cama rápidamente y se cubrió hasta la nariz con las colchas sosteniendo el celular, como si de esa forma pudiese ocultarse de la pena. Su labio inferior temblaba. ¿Debía responderle? ¿O sería mejor cortarle?

 

- ¿Edward?

 

Cerró los ojos fuertemente. No tenía que llorar ahora. No, no.

 

- ¿Edward, eres tú? ¿Qué pasa?

 

- H-Hola… - contestó por fin. No pudo esconder ni por un segundo la fragilidad de su tono. Supuso que el otro lo habría notado con suma facilidad.

 

- Ey, ¿Qué sucede, chiquito? ¿Qué pasa? – sonó más familiar y dulce la voz, aunque un tanto acelerada. Edward comprendió esto.

 

- No… No pasa nada. Presioné por error. No quise llamarte. Perdón… te desperté? – Sabía que no lo había hecho. Por la rapidez que Roy había atendido el teléfono y por la claridad de su voz, era imposible que lo hubiese despertado recientemente. Parecía que ya se encontraba despierto desde hace uno vaya a saber cuántos minutos, o quizás horas…

 

- No, para nada, está bien. ¿En serio no te sucede nada?

 

- No, estoy bien. Disculpa… ¿Estabas despierto ya? – Preguntó con intención de saber los motivos.

 

- Sí, sí, estaba despierto ya, así que no te preocupes – Rió ligeramente, con esa risa encantadora que tanto le fascinaba a Edward. Aunque ahora no hacía más que preocuparlo tanta seguridad.

 

- Qué temprano… ¿Qué estabas haciendo? – preguntó con tono animado. Obviamente fingido.

 

- Ah, estaba acelerando cosas del trabajo. Si te explico quizás te aburras y no entiendas. Puros proyectos y demás. Tengo una exposición mañana a primera hora. – explicó racionalmente y de forma abreviada.

 

- Jah, sí… Quizás no entienda… - repitió Edward sus palabras. Se sintió por dentro algo molesto por la subestimación de su pareja - ¿Estás en la pc?

 

- Sí, desde hace media hora que estoy.

 

- Debe ser muy importante. Para que te levantas a las cuatro y media para prepararte.

 

- De hecho sí, es muy importante. – remarcó Roy.

 

- De serlo así, ¿Cómo no hiciste tiempo antes durante la tarde para realizarlo? Así ahora estarías descansando… - dijo con pena Edward.

 

- Justamente, falta de tiempo. – respondió como obviedad el mayor – Pero no es nada, en unos minutos lo termino. ¿Tú? ¿Qué hacías despierto a estas horas?

 

Se sentía confundido. ¿Cómo Roy no le había mencionado sobre algo tan importante? Ya casi se sentía ajeno a la vida laboral de su pareja. No era por metiche. Pero sí era algo que le preocupaba, era la vida de su novio después de todo.

¿Y por qué tanta falta de tiempo tenía este? ¿Realmente era así?

 

- Yo… - no había pensado qué responder cuando lo hizo torpemente – Yo… no podía dormir…- dijo sin más. Era la verdad, de todas formas.

 

- ¿Estás bien? ¿Por qué no podías dormir? – preguntó preocupado el de ojos oscuros desde la oscuridad de su living, únicamente iluminado por la pantalla de la pc.

 

- No sé… Simplemente no podía… Tengo muchas cosas en la cabeza… - frunció el ceño y cerró los ojos. Le habría gustado decirle “No puedo dormir por tu culpa”.

 

- ¿Cosas en la cabeza? ¿Qué pasa? ¿Todo bien en la facultad? – preguntó inocentemente.

 

- Sí, sí. No pasa nada con la facultad… - sus ojos se llenaron de lágrimas.

 

- ¿Qué es lo que sucede entonces, Edw…?

 

- Te extraño! – interrumpió,  dejando caer varias y redondas gotas a las sábanas color crema que lo cubrían. Dejó que su respiración entrecortada se apoderara de él, comenzando con un llanto lento y penoso, tratando de ser inútilmente ocultado.

 

Roy calló. Era verdad. Hacía cinco días de la semana que no se habían visto completamente. Pero no había sido sólo esa semana. Actualmente era muy poco el tiempo con el que contaban para concretar horarios para verse.

 

Le gustaba la idea de ver más seguido a su rubio, pero a veces su vida rutinaria conspiraba contra eso.

 

- Yo también… te extraño…

 

En la cabeza del rubio sólo apareció una palabra. Mentira! Seguramente ya se había acostumbrado a no verlo tan seguido, casi nada. Seguramente estaba muy cómodo con sus compañeros de trabajo, quienes entendían de lo que hablaba y además compartían proyectos juntos. Seguramente ya había conocido a alguien en su nueva oficina, quizás algún asistente nuevo y prometedor; o quizás vio a alguien en el gimnasio al cual concurre siempre sin falta todos los días…

 

Muchas eran las posibilidades. Muchas eran las formas de olvidarse de su pequeño que no hacía más que extrañarlo en soledad.

 

Secó sus lágrimas. Así como el llanto inició, lo cortó bruscamente.

 

- Pero está bien… Haces las cosas que debes hacer… Son tu responsabilidad… Yo debería entenderlo… - se echaba como siempre la culpa. Sólo verbalmente. Porque en su interior, eran otros los pensamientos.

 

- No, debería tenerte más en cuenta… Lo siento… A veces no sé qué hacer… - respondió culposo desde el otro lado – Hay veces que sólo quiero explotar mi cabeza con tantas cosas que tengo…

 

- Seguro – pensó Edward, sin sentir pena de aquello – Pero está bien, disculpa, debería pensar más en ti, y que esto lo haces por nosotros…

 

- Totalmente, no hay nada que hoy en día no decida pensando en nosotros dos. Pero no te disculpes, es mi culpa… - hizo una breve pausa – Mañana, viernes, ¿quieres ir a cenar? Por la tarde tengo que terminar un par de cosas únicamente, pero luego podremos vernos! ¿Qué te parece a las 19:00 hs?

 

“Tengo que terminar un par de cosas”… ¿Acaso nunca puede estar tranquilo? ¿Qué es lo que tanto hace? ¿Tanto trabajo tiene?

 

- No, está bien… Si estás ocupado no me interesa molestarte… - dijo algo dolido Edward.

 

- No, no. En serio. Quiero verte… Aparte para esa hora ya estaré totalmente libre. Vamos a vernos… sí? Por favor. Te extraño…- dijo casi suplicante, hablando con amor.

 

Edward se sintió mal. No sabía si creer esas palabras. Hacía mucho en verdad que había dejado de creerlas.

Tragó saliva; tenía ganas de llorar, tenía enojo, tenía inseguridad. Tenía todos sus sentimientos mezclados en un descomunal mar de dudas…

 

- Está bien, nos vemos, entonces – dijo tratando de sonreír. Siendo sincero con su corazón, y dejando detrás todas aquellas incertidumbres, la verdad era que una pizca de emoción comenzó a surgirle al saber la idea de ver a su amado nuevamente. Quiso dejarse llevar por las palabras mencionadas recientemente, endulzadas de tanto cariño por ese ser tan especial.

 

- Perfecto! Te paso a buscar a esa hora, y cenaremos donde queramos esa noche, sí? Mi pequeño Ed…- susurró con sentimiento.

 

No pudo evitar sentir un leve estremecimiento, y sus mejillas se tornaron de un vivo y gracioso color rosa mientras mordía su labio inferior.

 

- Te dejo seguir con tu trabajo, no quiero atrasarte…

 

- Está bien, trata de descansar, por favor. No quiero preocuparte más.

 

- Está bien, tranquilo… - respondió el rubio – Tú también, trata de terminar eso y dormir por lo menos un par de horas más. Sino estarás cansado cuando nos veamos..

 

- Eso nunca! – respondió animadamente – No puedo esperar para verte!

 

- Jaja! Ni yo… - sonrió el joven – Te amo…

 

Roy sonrió, una pequeña mueca sensual de lado – Yo también, te amo.

 

- Nos vemos…

 

- Nos vemos…

 

Cortó.

 

Siempre era lo mismo. Curiosamente.

 

El rubio se preocupaba. Hablaba con Roy. Éste cambiaba la dirección de las cosas sintiéndose culpable, haciendo sentir mal a Edward. El pequeño reconsideraba su postura, creyéndose un infantil, y se lamentaba y disculpaba con su pareja, viéndose en papel de tonto. Roy terminaba diciendo un par de frases bonitas, que hacían levantar y subir la autoestima del rubio, y todos contentos nuevamente.

 

Más que curioso… Era extraño…

 

Era sospechoso…

 

Era… inentendible para el joven.

 

Algo estaba pasando. Algo que desconocía. Quizás eran exageradas imaginaciones suyas, pero… y si no lo eran?

 

Fuera lo que fuese, suponía que se enteraría en la cena del día siguiente. O tal vez en los próximos días…

 

Mientras tanto, el rubio tenía en claro sólo una cosa, una única cosa…

 

No creía en las palabras de su amado.

 

 

Notas finales:

Holaaaas!! ^^

Para quienes ya me conocían, sí, soy Haru, creadora de Heart Hurt, he venido con esta nueva idea, la cual surgió por experiencias tanto mías como de amistades con respecto a las relaciones.

Mi anterior fic, Heart Hurt no lo he podido continuar por cuestiones personales, y además de que en ese entonces comencé a tener problemas con la página, ya que o no me abría, o cuando lo hacía además de andar muy lenta me llenaba de virus.. La única forma era entrando desde un ciber, pero para escribir un fic no sirve, ya que debería de ir todas las semanas y es un gasto para mí...

Además de que he notado que a falta de actualización, al fic le han ido eliminando ya varios capítulos, y luego de la reformateada de mi computadora he perdido los capítulos que iba guardando a medida que avanzaba..

La cuestión que me queda es que si deseara continuar la historia debería reinventar capítulos enteros (unos 8 o 10 casi) y la verdad que me es algo desgastador repensar una historia entera nuevamente.

 

La única solución que se me ocurrió es hacer un remake de la misma, con la misma dirección a la cual iba, sin cambiar el sentido de la historia, obvio.

.. La verdad este año fue uno de revelaciones para mí, muchas cosas nuevas han sucedido en mi vida... algunas que me alejó de los fics y comencé a darle prioridad a otras cosas, perdonen por el olvido.. Pero la verdad, que extrañé este lugar..

Bueno, ahora estando de vuelta, pero de una forma más light que antes, vine con esta propuesta.

 

Como les comentaba, surgió de experiencias tanto propias como de gente cercana a mí.

Qué tema el de los celos... no? Creo que todos hemos pasado por algo similar, sentido esas pequeñas cosas que ese sentimiento trae. No es algo muy lindo de experimentar..


Pero sí de tratar en una historia. Espero que les guste ^^ Y les deseo unas muy felices fiestaaaas!!!!

 

Lessa-Secret.

 

 


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