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Nest por Watermelon4U

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Notas del fanfic:

Es importante, más que nada, notar que este fic es un Altern Universe (AU) y un Out of Characther (OoC), por lo que las edades, datos y algunas acciones no corresponderán con lo que acostumbran ver en JxK. Tiene un pequeño fragmento que no es lemon, pero por ahí va,  y es Angst. Por último, cabe aclarar que la forma en la que acomodé los capítulos es un poco extraña, así que para entender hace falta fijarse bien desde qué perspectiva está escrito. Gracias por leer, espero que lo disfruten. (: 

Notas del capitulo:

Mi participación para el concurso de diciembre del grupo "Jongkey Shippers". ¡A leer, por fin! (:

 

I. Jonghyun 

 

Le gusta el olor de la ropa recién lavada, la forma en la que se mece el cabello de su novia cuando camina contra el viento, la limonada en días calurosos, y mantener sus sueños siempre en privado. Le disgusta el tren en horas pico, los autos con música ruidosa que pasean por las calles, el momento en el que comienza a oscurecer todos los días y la clase de cálculo. Tiene 17 años, y se llama Jonghyun. Todos los días se despide de su madre y camina de su casa al colegio, en la entrada se encuentra con su novia, chica bonita de piel de seda y cabello color azabache, Jenna. Todos los días, menos ese.  


Anduvo aprisa, su reloj despertador se había estropeado. Quedaban al menos cinco cuadras más hasta la escuela, y si acaso siete minutos para que cerraran las puertas. Comenzó a cuestionarse sobre si realmente valía la pena hacer el esfuerzo. Luego de tres cuadras más, se dio por vencido, hoy no llegaría a clase. Miró su móvil, tenía mensajes de su novia, además de dos llamadas perdidas. Qué más daba ya. Caminó más tranquilo, resignado quizá, por un pequeño parque y se dejó caer en una banca vacía, bajo la sombra de un árbol frondoso. El calor del verano se dejaba asomar ya, incluso a tempranas horas. Cerró los ojos un momento, inhalando despacio el olor a hierba fresca y rocío que desde hacía mucho no se encontraba, en una ciudad tan abarrotada de edificios. A lo lejos se escuchaba el revolotear de las alas de las aves que se preparaban para iniciar su día. Sintió su corazón en calma, luego de la carrera que había tenido que correr. Sacó su reproductor mp3, y luego de colocarse los audífonos y acomodarse tan cómodo como le fue posible en la banca, cerró los ojos, en busca de una siesta. 



Al cabo de unos minutos, algo lo sobresaltó. Se levantó, quitándose los audífonos torpemente, mirando con hosquedad a quien había perturbado su descanso. A lo lejos, detrás de los árboles, pudo mirar a un chico de complexión menuda, y piel pálida. Parecía discutir con otra persona, que no logró ver. Sus ademanes eran peculiares, como intentando alejar al otro. Jonghyun se acercó, el chico pálido tenía puesto el mismo uniforme que él, pero jamás lo había visto en la escuela. Oculto tras un árbol, pudo ver a la otra persona, un chico de facciones fuertes y mayor estatura, que también llevaba el uniforme. El más alto tomaba de la cintura al otro, con insistencia, mientras se aproximaba y toscamente besaba su cuello. El otro lo empujaba del pecho, intentando alejarlo, pero luego de unos minutos de forcejeo, cedió. Cerró los ojos y se abandonó a las osadas caricias del otro, que recorría con ansias los tersos labios y la blanca piel del cuello y los hombros, luego de desabotonar la camisa. El primer chico giró la cabeza, sintiéndose observado, y se encontró con la mirada de espectador, quien se ocultó rápidamente sin entender muy bien porque. Esos ojos de gato, serios y helados, dejaron una gran impresión. Jonghyun sintió un hueco en el estómago, esperaba ver pelea, algo de golpes, y quizá ayudar al chico si es que le estaban asaltando, pero lo ocurrido le dejó sin palabras. Nunca había visto semejante escena. Corrió de vuelta a la banca donde había olvidado su mochila, y echó a andar fuera del parque. Cargaba no sólo con la sensación de haber sido atrapado espiando algo íntimo, que además sucedió entre dos chicos, sino con un cosquilleo en las entrañas, que no pudo reconocer. ¿Se habría quedado a observar más, si no lo hubieran atrapado? Una inquietud se apoderó de él. Caminó aprisa, incluso cuadras después del parque. Volteaba de vez en cuando para ver si no lo seguían. Pero claro que no, ellos tenían un asunto más interesante que atender. ¿Y qué pasaba con esa indiferencia en la mirada? Acababa de verlos besarse...  



Se detuvo en una tienda, y compró una gaseosa. Sintió su móvil vibrar en su bolsillo, y el nombre “Jenna” aparecer brillando en la pantalla. Vaciló entre atender y no hacerlo, y tuvo la sensación de que apenas hablara, de su boca saldrían sin pensarlo las palabras que narraran lo que acababa de ver. Prefirió entonces dejarlo sonar, ya iría por ella a la salida.  


Pasó el resto del día vagando, incluso pensó en volver a casa, pero el posible interrogatorio de su madre sobre porque había regresado tan temprano, no le caía en gracia. Esperó hasta que la hora de salida llegó. Se recargó en la pared de la escuela, pendiente de si la chica salía, o eso es lo que se repetía, cuando miraba entre el tumulto de alumnos, esperando ver caras conocidas. Muchos se acercaron a él, y le preguntaron porque había faltado, pero él contestaba distraído, y los despachaba sin hacer mucho caso. Al poco rato encontró a su novia. La chica caminó con gracia natural hacia él, su cabello ondeaba a pesar de estar sujeto en una coleta. Con cara de preocupación, aproximó su cuerpo sinuoso y lo abrazó por el cuello. 

 

 

-¿Estás bien? Te he llamado hasta el cansancio. Incluso perdí mi primera clase por esperarte. ¿Ha ocurrido algo?-. Jonghyun sintió el suave aliento de la chica chocar contra su piel, y la abrazó por la cintura con suavidad. 

-No, se me ha hecho tarde. Lo siento. Te lo compensaré, ¿de acuerdo?- Jenna sonrió coqueta, mientras se despegaba y le dirigía una mirada que él ya bien conocía. Sabía que podría hacer ese cuerpo ligero y suave, suyo una vez más. Siempre disfrutaba de los encuentros ocasionales que se daban lugar en casa de Jenna, cuando sus padres no estaban. Caricias fugaces, y el vaivén de los cuerpos entre las sábanas que olían al dulce perfume de ella. Eran momentos de máximo disfrute, pero por alguna razón, hoy no le parecía tan apetecible. Se negó rotundamente a aceptar que eso pasara a causa de lo que horas antes había presenciado. Besó a la chica en la frente, y ambos echaron a andar calle abajo. 

 

Y así los días pasaron, pero la espina seguía ahí. De repente, Jonghyun se hallaba buscando intencionalmente esos ojos felinos, afilados, vacíos. ¿Para qué quería verlo de nuevo? Siempre acallaba sus dudas, con la idea de que sólo quería pedir disculpas por espiar, y explicar su presencia ese día, pero en el fondo sabía que eso no era más que un pretexto. Incluso había cambiado de banca en el salón, eligiendo una que estuviera próxima a la ventana. Hasta que un día, un lunes, por fin lo vio en la explanada, luego de cuatro semanas del incidente del parque, en las cuales no había dejado de pensar en él. Sin meditarlo muy bien, Jong corrió fuera del salón, dejando su almuerzo a la mitad, al igual que la plática que mantenía con Jenna, que sólo lo miró sorprendida cuando se fue.  

 

Bajó las escaleras a saltos, y corrió tan fuerte como pudo, pero no lo encontró. Decepcionado, volteó a todas direcciones, pero se había extinguido. 

 


-Fijo me lo imaginé... –Susurró para si mientras recuperaba el aliento. –Me he vuelto loco... 



Se encaminó de vuelta al salón, pero un escalofrío le recorrió la espalda. Recargado en la baranda de la escalera, se encontraba él. 


-¿Qué quieres?- Dijo con voz seria, pero segura.  


-¡Ahí estas! Yo...-Lo había encontrado. Tuvo entonces la oportunidad de observarlo detenidamente. Su cabello dorado caía sobre su frente en un corte disparejo, mientras el resto quedaba en un color castaño, mucho más corto, su cuello era largo y delgado, y su nariz pequeña y afilada. Jong dio una ojeada rápida alrededor para asegurarse de que se encontraban solos. –Quería disculparme por lo del otro día, no es que estuviera espiando, sólo que pensé que te asaltaban o algo y... 



-¿Te dio curiosidad?-El chico avanzó unos pasos, lentamente, era más alto de lo que se había imaginado, incluso unos centímetros más que él. -¿Creías que estaba en problemas...? 



-De hecho, yo... 



-Tienes suerte de que sólo te haya visto yo, él te habría partido la cara. 


 -¿Disculpa? 

 

-Se supone que es secreto, tú sabes... ¿Le contaste a alguien?- Los ojos de gato se clavaban como estacas, y le robaban la claridad de pensamiento. 

 

-No creo que me corresponda, sólo quería aclarar lo ocurrido...- Algo en la expresión del otro cambió. –Ahora que lo he hecho, me voy. 

 

-Espera, ¿quieres? Al menos dime tu nombre- Jonghyun vaciló, pero luego de unos instantes le respondió. 

 

-Me llamo Jong- 

 

-Jonghyun, vas en la clase 4-C. ¿No es así? Te he buscado también. Yo soy Key- Dijo con una sonrisa mientras le extendía la mano, que Jong tomó firmemente, en la muñeca del rubio colgaban numerosas pulseras, en distintos tonos de morado. Le sorprendió lo suave de sus dedos, y se preguntó si el resto de su piel también lo sería. Era la clase de pensamientos que rondaban una y otra vez su mente, volviéndola un laberinto. Nunca había tenido mucho interés en nadie, y mucho menos en un chico. Incluso con Jenna, nunca había pasado algo similar. -¿Quieres salir algún día? Como agradecimiento por tu discreción. Además, quizá pueda cambiar la manera en la que me miras.  

 

-Lo siento, estoy ocupado, con los exámenes y eso...- Se negó, sabiendo que se aproximaba a algo peligroso, pero no pudo acallar el sentimiento de estar siendo un cobarde. 

 

-Oh, ¿de verdad? Qué mal...- Key pareció auténticamente decepcionado. –Supongo que en otra ocasión... 

 

Jong podía sentir aún el suave y cálido roce de la mano de Key sobre sus dedos. Permaneció en silencio por unos instantes, concentrándose en el rastro del otro chico, que nunca más tendría, en su presencia segura, autoritaria, su olor suave a lavanda, y sus pálidas mejillas. 

 

-Quizá si pueda...- Dijo sin despegar la vista del suelo. –Podemos salir, un día...  

 

-¿Seguro? No pretendo incomodarte… Yo entendería si… 

 

-No, estoy seguro - Jong subió la mirada, que brillaba con un aire de resolución. -El viernes.  

 

-De acuerdo, el viernes será…- Key pareció sorprendido por el instantáneo cambio de actitud. -¿Saliendo de aquí te parece bien? 

 

-Yo…- Imágenes fugaces y fracturadas atraparon la mente de Jong. La sensación de estar haciendo algo mal le invadió. -Preferiría que nos viéramos en otro lado… 

 

La expresión en su rostro delató a Key, había pasado por la misma situación muchas veces. Sonrió comprensivo, ocultando el desencanto que le amargaba la garganta. 


-De acuerdo. Tú pon la hora y el lugar.  

 

-¿Te importaría darme tu número de móvil…? Así podría avisarte una vez que lo haya pensado bien… 

 

 

Ambos intercambiaron números, y apenas terminaron de guardarse mutuamente en sus agendas, la campana sonó, anunciando que el descanso había terminado, y numerosos alumnos se amontonaron en las escaleras dispuestos a subir a sus aulas. Entre en barullo y la multitud, ambos se despidieron con un escueto gesto de mano. Jong subió las escaleras, sintiendo que la mirada de Key se había quedado prendada en la suya propia. Volteó para ver si el rubio seguía ahí, pero éste se había desaparecido ya. Esa sensación de perderlo sembró en Jong una incomodidad difícil de explicar. Rozó sus yemas, pero el tacto de Key también se había ido. 

 

 

I.I Jonghyun 


 

Acarició la suave curva de su espalda, hasta rozar la cadera. Mordió con pasión desbordante la piel expuesta del cuello, mientras guiaba sus anchas manos hacia abajo, deslizándolas con maestría, grabando en su mente la textura de cada centímetro. Entre ellos sólo existía la piel que quemaba, los murmullos desbocados, los besos entrecortados y el ritmo de los corazones que amenazaban con brincar del pecho.  


-Quiero tenerte…- Susurró Jong a su oreja, mientras los dedos traviesos se escabullían debajo del borde del pantalón. La otra mano se entretenía en mantener el grácil cuerpo abrazado, tan juntos como fuera posible. No era la intención dejarle escapar. -Sólo para mí… 


Apenas percibía su propia voz, saturada de deseo. Sus oídos se habían llenado de dulces gemidos, suaves, jadeantes. Sintió tensión en su cadera, mientras un ligero vaivén inconsciente mostraba su urgencia por culminar ese encuentro. Lo necesitaba, como nada. Envolvió con fiereza los labios del otro, atrapando su aliento cálido. Los ojos gatunos le observaban llenos de brillo y deseo. 


Abrió los ojos, exaltado, topándose con el techo de su cuarto. Rozó su frente, perlada de sudor, y se giró para ver la hora en el reloj despertador que se encontraba en la encimera. Los números rojos marcaban las 2:34 am. El sueño se había extinguido, y lo único que había quedado detrás había sido la desazón de la realidad. El impacto fue enorme. Jong no pudo dormir de nuevo esa noche, no quería soñar de nuevo. 

 

 

II. Key 

 

Le gusta el orden, las charlas largas y sin sentido, las llaves antiguas, el ambiente de las calles cuando se acerca algún día festivo, y el color morado. Le disgusta el aliento a alcohol, la vergüenza, ya sea propia o ajena, usar uniforme, las ventanas que no se abren, y no ser dueño de sus decisiones. Se llama Kibum, prefiere que le llamen Key, y tiene 17 años. Toda su vida ha sabido que es diferente, no sólo físicamente, sino que los caminos que había elegido no tenían ninguna huella de algún transeúnte anterior. Vive solo, desde que supo que su único deseo era la libertad, como las aves, que vuelan hacia donde las lleva al viento. Pronto aprendió que las aves no vuelan solas, por un motivo. Entendió, pues, que la escuela era una forma de hacer lazos. Pero incluso en ese ambiente tan supuestamente inocuo, las heridas son posibles. Le gustan los chicos, y a los chicos les gusta él. Es una fórmula simple.  


Arregló su cabello, y se echó la mochila al hombro. Ya era viernes, y ningún mensaje había llegado de parte de Jonghyun. Varias veces  en el transcurso de esos días pensó en ir a buscarlo a su salón, o escribirle. Pero enseguida venía a su mente la sensación de ser indeseado. No era la cuestión el forzar al otro a que aceptara cualquier tipo de relación con él, pero hacía ya un tiempo desde que la ilusión se había sembrado en él por algún compromiso futuro. Como resultado directo de esa emoción, le dio por revisar su móvil cada que recordaba que lo tenía en el bolsillo, pero en todos los casos el resultado había sido el mismo. Nada en su bandeja de mensajes, sin embargo, él se había empeñado en rechazar cualquier invitación que tuviera lugar el día viernes. Trataba de plantarse en pensamientos conciliadores, y de no agotar la esperanza de que el otro llamara o enviara un texto. Y así fue. A las 3:12 de la tarde del viernes el nombre del chico había aparecido en su pantalla, junto con el dibujo de un sobre, que indicaba que recién había recibido aquello que esperó casi una semana entera.  


"A las 6, en el parque, el de la otra vez. ¿Está bien?" 

 

 

Respondió, con el estómago cosquilleándole de emoción. Poco después cayó en cuenta, ese encuentro no era como cualquier otro. No era una cita, de ningún tipo. Era sólo como agradecimiento. Tampoco es como si le gustara Jonghyun, o algo así. ¿Cierto? Es cierto… ¿No? Como sea.  


"Vale, esperaré en la banca donde estabas tú. ¡Hasta las 6!" 

 

El resto de su clase pasó completamente inadvertida. Su mente se había vaciado por completo. Apenas sonó la campana, él salió corriendo de la escuela, y fue directo a casa. A pesar de que estaba consciente de que no era una cita, eligió su ropa cuidadosamente, se dio una ducha, arregló su cabello, y se preparó para la salida. A las 5:40 él caminaba hacia el parque. Se detuvo, y compró una caja de dulces de fruta, para la espera, había olvidado la merienda por completo.  El parque estaba casi vacío, a excepción de un anciano en una banca lejana, que alimentaba a las escasas palomas que se congregaban a su alrededor, y a un par de chicas que platicaban animadamente mientras hojeaban una revista. Tomó asiento en la banca, agradeciendo que estuviera libre, y tomó uno de los caramelos que había comprado. Su celular marcaba las 6:05, había llegado elegantemente tarde. Se permitió desconectarse del mundo por unos instantes, y saborear la agridulce sensación que creaba el dulce de fresa en su boca, mientras se derretía suavemente. Dulces como esos eran la primera cosa que había comprado, al empezar a vivir solo. Le parecieron la cosa más maravillosa del mundo. Independencia en un bocado pequeño, dulce y colorido. Pensó que sería agradable compartir eso con Jonghyun 


El sol había comenzado a bajar, dejando paso a la noche, que trajo consigo la luz ambarina de los faroles. Varias personas caminaban por el parque, ya fuera acompañadas o solas, pero ninguno era Jonghyun. Key leyó el mensaje una y otra vez, pensando que tal vez había entendido mal la hora o el lugar, pero en un mensaje tan corto era difícil cometer equivocaciones. A las 8:38, él se dio cuenta de que Jong no llegaría.  


I.II Jonghyun 

 

Jugó con su móvil todo el día, incluso Jenna mencionó que no lo había soltado ni para comer durante toda la semana. 


-¿Se ha vuelto tu nuevo amante? -Dijo la chica en broma, pero la respuesta de Jonghyun fue un gruñido extraño, y una mueca de incomodidad que pretendía formar una sonrisa. 

 

Jonghyun decidió enviar el mensaje. Necesitaba lo que algunas personas llamaban un "corte limpio", dejar toda esa situación atrás, junto con el caos que había creado en sus pensamientos y en su persona. Ni que fuera para tanto, después de todo. Había mucha libertad sexual hoy en día, pero había llegado a aceptar en sus momentos de más vívida sinceridad, que lo que lo había marcado no era la situación, sino la mirada de un chico en particular, y el sueño que había tenido no le ponía las cosas más fáciles. Incluso llegó a reconocer, lleno de miedo, que Key había echado raíz en su pensamiento. Escribió, entonces, un mensaje sencillo, conciso. Se sintió tonto cuando Jenna le invitó a su casa esa tarde, y él se negó, poniendo como excusa que iría de compras con su madre. Qué inverosímil, qué absurdo. No había razón para ocultarle a su novia una salida de amigos. Pero las palabras le habían brotado a borbotones de la boca, sin control. No pudo zafarse de la sensación de estar traicionando a esa chica que le miraba con ojos inocentes, sin dudar sobre cada palabra que él decía.  

 

Saliendo de clases acompañó a Jenna a su casa, la besó en la mejilla, y emprendió aprisa el camino a su propio hogar, no quería darle más explicaciones falsas, más mentiras, ella sólo permaneció en el umbral de la puerta, con expresión confusa y triste. Jong caminó, pero se detuvo a la mitad del trayecto. Terminó en una parada de autobús, después de vagar sin destino fijo por cuanta calle desconocida encontró. Sin saber cuál estaba esperando realmente, se dedicó a observar el ir y venir de los autobuses y las personas, que cruzaban sus vidas por esos breves momentos. Había encontrado en su mochila una carta de Jenna, donde le pedía terminar todo, y lo único que él podía hacer era vigilar su celular, que marcaba ya las 7:13. Se sentía como un completo ingrato, pero como siempre, compensaría a la chica en otro momento. 


-De seguro ya no está ahí. Tal vez ni siquiera fue -Dijo para sí a modo de consuelo, volviendo a pensar en Key. -Si, seguro tenía otras cosas que hacer. Es viernes, después de todo. No debí haber mandado el mensaje. 


"Cobarde", repetía una insistente voz en su cabeza. 



Pero es que él sí entendía que se había acobardado, sin motivo. Estaba pensando las cosas de más. No debería ser tan complicado, eso era seguro. De hecho, debía de una vez dejar ir toda esa situación. Vio como el autobús que lo llevaba a casa se aproximaba a la parada, así que reorganizó sus pensamientos y se puso de pie. 

 

 

III. Jenna 

 

Le gusta usar su cabello suelto, los conejos, el ruido de los tacones contra el suelo, y el olor de la casa de su abuela. Le disgusta pasear sola, el exceso de confianza y comprobar las malas noticias. Porque ella lo sabía, pero pensó que quizás, si tenía más tiempo, podía hacer que las cosas cambiaran. Luego se dio cuenta de que todo aquello no estaba en sus manos, Jonghyun nunca había sido suyo. Estaba con ella, la consentía, la acompañaba, pero en esencia, había estado siempre sola. Y la idea rondaba por su mente desde hacía ya un tiempo. Escribió entonces una carta para él, donde aceptaba dejarlo libre. Sin remordimientos, sin coraje, sin peleas. Sólo no quería perder más su tiempo. Y la colocó en la mochila de Jong. Esperaba hablar sobre eso en su casa la tarde del viernes, pero él se negó. Supuso ella que él entendería sus motivos, y ella anhelaba entender los suyos. 



-Jong…- Susurró ella, mientras lo perdía de vista desde su casa. 

 

 

II.I Key 

 

Aceptó el hecho de que Jonghyun no se aparecería esa noche. Intentó, pues, estar bien al respecto. Pero estar bien es difícil, cuando las expectativas que te formas, resultan destruidas. Key apretó la caja de dulces, que estaba ya casi vacía. Eran ya las 9:21. ¿Cuál era el punto de permanecer ahí? Incluso las palomas se habían ido. Pensó que sería más fácil, si se pudiera ganar a las personas sólo con migas de pan, como había hecho el anciano con las aves, así al menos por un rato, tendría la sensación de que lo que daba valía la pena. Se levantó de la banca, y se acomodó la ropa, que se había arrugado por mantener la misma posición por tanto rato. Emprendió su regreso a casa, a paso lento, ya no llevaba prisa. Miró su móvil, y abrió la agenda de contactos. Rápidamente encontró el nombre del chico, y borró su número. No iba a necesitarlo más.  


I.III Jonghyun 

 

Miró el autobús arrancar, pero no tuvo el valor de subir a él. En lugar de eso, empezó a correr hacia el parque. No podía, y no quería dejarlo esperando. Corrió, tan rápido que sus piernas se engarrotaron un instante. Pero no importaba, ya estaba a dos cuadras del parque, si su memoria espacial no le fallaba. Retomó el aliento y corrió. Cuando llegó, el parque estaba vacío. A lo lejos, se veía una figura andando a paso lento. Gritó entonces. 


-¡¡Key!! 

 

La figura se detuvo, y dio la vuelta. Era él, había ido, lo había esperado todo ese tiempo. Una presión que había estado en su pecho toda la semana se liberó al fin. Podía ver su cara de nuevo, una vez más. El chico rubio sonrió, algo confundido. Jonghyun le alcanzó con una sonrisa de alivio, y luego se inclinó sobre sus rodillas para retomar el aliento.  

 

-Yo… Siento haber llegado tarde. No iba a venir, pero… No pude subir al autobús, y luego corrí y… aquí estás- Jong quiso abrazarlo, pero se echó atrás inmediatamente. Estaba perdiendo al cabeza. 

 

-Sí, aquí estoy… Hasta a mí me cuesta creerlo- Key se acomodó el cabello, evidentemente nervioso. -Pero es tarde, y pensaba ir a casa ya… Gracias por venir, de todas formas. Lo del otro día, podemos olvidarlo. ¿Te parece?  

 

-Pero es que lo he intentado. Es imposible, ¿sabes?… En un principio pensé, que la impresión era porque nunca había visto a… bueno, dos hombres, besarse de esa forma, menos en vivo, eso sumado a que parecía que espiaba y eso... Pero luego me percaté, de que mi atención nunca fue para el otro chico. No tengo idea de quién es… 

 

-Así está mejor, no te sentirás mal si-… 

 

-Pero a ti no puedo olvidarte, y ya no importa- Las palabras se le resbalaron, nunca se había sentido tan expuesto, y al mismo tiempo tan fiel a sí mismo. Volteó a ver a Key, éste se mantenía sereno, y en su mirada había comprensión y condescendencia. -No me mires así, no soy un niño. Es difícil, esto que te estoy diciendo. Así que pon atención, por favor. 

 

-Te escucho…-Key respiró profundo. Pensó que debía haberse ido a casa. Este tipo de situaciones sólo le formaban nuevas expectativas. 

 

-Quiero… Yo soñé que tú y yo… Bueno… Creo que quiero… - Jonghyun se enderezó, y miró a Key de frente. -Necesito comprobar algo. Y necesito tu ayuda- Sin decir más, lo jaló hacia el frente, tan cerca que sus labios se rozaban, sin perder la sonrisa. Percibió el aliento a fruta, tan dulce. -Tenía novia, una muy bella. Pero es diferente. Contigo es diferente. Así que, por favor… -Su voz se redujo hasta un susurro, su corazón palpitaba tan fuerte que podía oírle. -Déjame besarte… 

 

-No vuelvas a pedir eso- Respondió Key, y Jonghyun sintió que le soltaban un balde de agua fría. ¿Qué estaba haciendo? -La experiencia te enseña, que es mejor cuando lo robas. -Key sonrió, francamente enternecido por la confusión de Jong. -Pero antes… toma- Key extendió la cajita de dulces, y la puso en la mano de Jong. -Sólo queda uno, pero te tardaste mucho… 

 

-Así es… tardé mucho.  

 

 

Jong lo tomó del cuello, y lo besó suavemente, apenas probando el sabor de sus labios. Eran suaves, y tibios, sedosos como chocolate. Había dejado de controlarse hacía ya un rato, y sólo se dejó llevar por la sensación de calidez que le inundaba el pecho.  


-¿Y?- Dijo Key, apenas se separaron. 

 

-¿Disculpa? 

 

-¿Fui de ayuda?- Key sonrió, no sabía que esperar. –Sabes, tengo algo de hambre así que… podríamos ir a cenar. Tú invitas, quiero una hamb- 

 

Sus labios fueron acallados por otro beso, esta vez más intenso, seductor, mientras que los brazos de Jonghyun apresaron el cuerpo del otro suavemente. Key había sido abrazado muchas veces, por muchas personas. Pero era como si lo abrazaran por primera vez. Era como estar en un nido, cálido y seguro. Deseó entonces que ese abrazo nunca se terminara. 

 

 

IV. JongxKey 


Key mordió su hamburguesa, y su estómago pareció agradecido de al fin tener un poco de comida. Pero más que la comida, pensó que la compañía era sumamente agradable. Miró de reojo a Jonghyun, que bebía distraído un vaso de malteada de fresa.  

 

-Me gusta más la de vainilla. 

 

-¿Eh?- Jong dio un respingo, prácticamente se podía ver la nube de pensamientos que atacaban al chico. –Ah, sí, a mí también. 

 

-¿Por qué pediste de fresa, entonces? 

 

-Pensé que sabría a ti. 

 

-Gracias, creo… Escucha. Si estás pensando que me lío con cualquier tipo, quiero aclararte que no es así, lo que viste fue- 

 

-No importa. Sé que no juegas.  

 

-¿Entonces por qué estás tan callado? 

 

-Es que… ¿sabes?- La expresión de Jonghyun cambió repentinamente, y una ancha sonrisa se formó en su rostro. –Yo tuve un sueño… 

 

-Sí, lo mencionaste antes. ¿Acerca de qué? 

 

-Pues… Al principio me incomodó, pero se repitió en mi mente muchas veces. Y creo que quiero intentarlo. 

 

-¿Intentar qué? 

 

-Pero supongo que aún es pronto. Si, quizá en un mes o dos. O una semana. O algo así… 

 

-¿Se puede saber qué soñaste? 

 

-No, no. Lo averiguarás pronto. Pero tendré que instruirme en el tema.  

 

 

Key dejó de preguntar, sabía que a pesar de la insistencia no obtendría respuestas, al menos no por el momento. Pero no le importó. Al fin tenía un nido al que volver.

 

 

Notas finales:

Y aquí termina... (: Gracias, de verdad, por leer. Espero no se hayan decepcionado (mucho(?) xD). Hasta pronto. (:


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