Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Había una vez un Rey bajo la Montaña que se encariñó demasiado con su Saqueador por YamilSarqueloth

[Reviews - 100]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:  

 

 

 

Capítulo 9: Barriles y suerte.

 

Al día siguiente Bilbo se despertó en los brazos del Rey. Se sonrojó sobremanera al recordar la noche anterior, ¿Cómo debía actuar ahora? ¿Qué pensaría el resto de la compañía si se enteraban de su amorío? ¡Oh, en el nombre de Eru! Esto era mucho más complicado que burlar a Gollum o a las arañas, ¡Si hasta prefería al dragón por sobre esta incertidumbre!

 

—Bilbo, no creo que pensar tanto las cosas de lleve a nada —le sonrió el Rey ¿Cuánto llevaba despierto?—. Y menos a estas horas.

—Pero… ¿Y los demás? Digo….

—Tranquilo. Hobbit, si tanto te complica no te acosaré frente a ellos —el de ojos verdes sintió un gran alivio—. Al menos, por ahora.

 

Era increíble como ese Enano lo llevaba de la paz a la intranquilidad, de la intranquilidad al alivio, y del alivio a la preocupación, en tan solo unos segundos. Bolsón quiso protestar, no lo logró. Thorin le robó un beso tan apasionado que el Comarqueño se estremeció de pies a cabeza.

 

—Saqueador, ponte el anillo. Ahora —lo sobresaltó el ojiazul.

 

Tan embobado lo tenía el Rey que el pobre Hobbit no había notado los pasos de los guardias aproximarse. Torpemente se puso su anillo y desapareció, en ese mismo instante el guardia entró con comida para el prisionero. Thorin sintió un ligero beso en la mejilla y un dulce susurro.

 

—Volveré —el guardia salió junto con Bolsón dejando al Rey bajo La Montaña una vez más solo.

.

.

.

El pobre Hobbit daba una y mil vueltas intentando crear un plan lo suficientemente bueno como para salvar a sus amigos y a su Rey de las garras del Rey Elfo. Vagó por pasadizos y correderas hasta que llegó a las bodegas (las cuales conocía muy bien, pues de ahí robaba alimento y bebida), allí encontró a unos sirvientes de Thranduil que hablaban de cómo traían y se deshacían de los barriles llenos de alimentos, vino y mercancías. Verán, las bodegas comunicaban a un arroyo (que Bilbo había creído totalmente subterráneo)  que salía de la gran cueva y luego de andar un poco por fuera del palacio se unía al Río del Bosque Negro. El gran portón en la entrada principal no era la única salida para la suerte de la compañía.

 

Los Elfos comerciaban con sus lejanos parientes del sur y con los hombres de tierras distantes, ellos les suministraban los barriles llenos y los Eldar los arrojaban al arroyo al estar vacíos, los barriles seguían flotando por el cauce tortuoso del Río del Bosque Negro hasta el Lago Largo, una ciudad humana construida sobre puentes. Allí eran acarreados hacia la ciudad por los hombres y llenados nuevamente para el deleite del Rey Thranduil.

 

Bilbo estuvo sentado en las bodegas largo tiempo, meditó sobre esta nueva información, información que entendió como vía de escape. Estuvo a punto de pararse e irse cuando entró el mayordomo del Rey Elda junto al jefe de la guardia. Ambos hablaban alegremente del Banquete que se celebraría aquel día en el palacio y de lo importante que era degustar el vino recién llegado, pues parecía ser mejor que el normal. Bilbo comprendió que la suerte estaba de su lado cuando entre tragos y risas el mayordomo y el guardia cayeron ebrios y dormidos. Antes el mayordomo había confesado que debían botar los barriles vacíos en unas horas más al arroyo y Bolsón no perdería su oportunidad. Cogió las llaves del Jefe de la guardia y se encaminó a sacar a la Compañía de Thorin de sus celdas.

 

Corrió a toda velocidad con el corazón encogido por el tintinear de las llaves en la oscuridad. Primero fue a por Balin quien preguntó por el plan, pero el Hobbit no tenía tiempo para explicar. Con ayuda de Balin fueron sacando a Enano por Enano de sus prisiones, y ojala hubiesen visto la cara de Fili cuando vio a Kili liberado, corrieron a abrazarse como si llevaran años sin verse y aunque el momento era lindo el Saqueador tuvo que interrumpirlo bruscamente, con todos los lloriqueos de ambos podían atraer a los guardias, y con o sin anillo los atraparían a todos.

 

El último en ser rescatado fue Thorin, quien no paró de sorprenderse de estas desconocidas habilidades del Hobbit.

 

—¡Qué te parece! ¡Gandalf decía la verdad, como de costumbre! Eres un buen saqueador cuando llega el momento. Estaremos a tu servicio siempre, ocurra lo que ocurra —dijo el Hijo de Thrain saliendo de la mazmorra, y cuando estuvo muy cerca de Bilbo y en un momento de descuido de la compañía, le susurró de la forma más sensual que pudo evocar—. En especial yo. SIEMPRE estaré a tú servicio, Maese Bolsón.

 

Bilbo se puso como un tomate y una serie de pensamientos de no muy pura procedencia cruzaron su mente, Thorin se sintió realizado al ver al Hobbit así por su causa y le sonrió divertido. Fili, que estaba vigilando su alrededor, notó cómo el Mediano se sonrojaba ante algo que le había dicho su tío, su mirada entonces subió para ver a Thorin sonreír de manera ¿traviesa? ¡Oh, por Aulë! ¿De qué se había perdido? Esa mirada no era para nada conocida, ¡Esa mirada era de deseo! Fili le propinó un rápido codazo a su hermano y le indicó que mirara a su líder y al saqueador. Ambos chicos abrieron sus ojos de golpe cayendo en el asombro al ver como el hijo de Thrain le daba un sutil y rápido beso en la mejilla a Bolsón. Un beso que creyó que nadie había visto.

 

—¿Y qué viene ahora, Saqueador? —dijo recurriendo a su voz seria una vez más, Thorin.

 

A duras penas pudo el Hobbit hablar con el Enano moreno mirándole como si quisiera comérselo. Sin hablar de que ni Fili ni Kili se podían concentrar en nada de lo que el pequeño de pelo castaño les dijera, ambos hermanos solo elaboraban teorías de qué estaba pasando entre él y su tío. Al terminar de explicar su plan, los Enanos no hicieron esperar sus quejas, ¡¿Enanos en barriles?! Morirían todos ahogados o hechos pedazos por las corrientes. Todos (menos la línea directa de Dúrin) reclamaban lo insensato del plan y Bilbo, indignado y furibundo, por poco los manda al diablo.

 

—¡Muy bien! Regresad a vuestras adorables celdas, los llevaré personalmente para encerraros una vez más, así podrán sentarse cómodamente y esperar idear un plan mejor, pero aunque pueda conseguir las llaves nuevamente no sé si tendré ganas de robarlas de nuevo —Vaya carácter se gastaba el mediano, el Enano de ojos cual zafiro sonrió satisfecho de ver cómo su Hobbit ponía a todo el mundo en su lugar, aunque personalmente no le gustaba para nada el plan.

 

No hubo ni una sola protesta más.

.

.

.

Bilbo sentía que todo se iría al carajo cuando notó lo ruidosos que son los Enanos en los pasillos silenciosos del Rey, el sigilo no parecía formar parte alguna en ellos. Fueron a la bodega y una vez ahí Bolsón suspiró con alivio al ver que el Mayordomo y el Jefe de Guardia seguían tan ebrios y dormidos como antes. También se alegró cuando Ori con Bifur descubrieron que en un rincón de la bodega, junto a una caja llena de patatas, estaban sus armas amontonadas y descuidadas. Kili casi lloró de alegría al ver a su arco intacto, y Thorin cogió su Orcrist(*) rápidamente para envainarla. Menos mal que al maniático de Thranduil no se le había ocurrido quedarse con su espada, ya que, el maldito Elfo era como los cuervos, quería apoderarse de todo lo que brillaba.

 

El Hobbit volvió a deslizar las llaves sobre el cinto del Jefe de Guardia, no era mal tipo y hartos problemas se llevaría cuando descubrieran que los prisioneros habían huido como por arte de magia, atravesando paredes quizás, pues habían dejado todas las celdas cerradas como si jamás hubieran sido abiertas. El Mediano se sintió orgulloso de su plan y lo sagaz que era, sin embargo, ahora venía lo difícil… poner Enanos en barriles.

 

Entro todos (menos Balin que se quedó vigilando la entrada a la bodega) reunieron los barriles vacíos, algunos eran muy espaciosos y esto solo significaba un viaje muy golpeado, pues se estrellarían contra el interior del barril como si se agitara a un huevo. Estuvieron a punto de seguir con sus reproches, pero bastó una sola mirada de ira de parte de Bilbo y todos corrieron a buscar paja y algodón para rellenar el barril y así hacer su viaje más “cómodos”.

 

Cuál Enano puso más problemas al meterse sería difícil de decidir, pero sin duda alguna meter a Thorin en uno de los condenados barriles fue bastante parecido al infierno, se retorcía y gruñía como un perro grande en perrera pequeña, molesto y bastante odioso, peleó bastante con Bilbo, mas Bilbo tuvo la última palabra y terminó por cerrar el barril lo mejor que pudo para evitar seguir discutiendo con el ahora no-tan-majestuoso Rey bajo La Montaña. Esa imagen de Thorin metido a la fuerza en un barril fue lo único que le alivianó la tarde, vamos, hasta a ustedes les daría risa verlo.

 

Balin fue otro tema, reclamó en todo momento que no podía respirar y que se sofocaría dentro del barril ¡Y Bolsón aún ni ponía la tapa! Finalmente, cuando terminó por asegurar las tapas a cada barril entraron un grupo de sirvientes. Con la velocidad del rayo el Hobbit se puso su anillo y desapareció, se sentía esperanzado de que el plan funcionara, hasta que cayó en la cuenta de algo muy importante… ¡El no estaba en ningún barril!

 

Muy poco le duró la alegría al hijo de Belladona, los sirvientes despertaron al Mayordomo y cantando y bromeando comenzaron a hacer rodar los barriles hasta el arroyo para arrojarlos a la corriente helada. Se burlaban de Galion, el mayordomo, porque este les decía que los barriles estaban vacíos, pero pesaban como si estuvieran llenos. Bilbo sintió miedo puro cuando uno de los Elfos intentó abrir uno y ver dentro, mas Galion se sintió ofendido por el hecho que dudaran de él, y reprendiendo a todos los presentes les ordenó lanzar los barriles de una vez. Sin embargo, esto no alivió del todo al pequeño, ¿Qué sería de sus amigos si él no iba con ellos? ¿Qué les harían si los pillaban dentro de los barriles? O peor, ¿Y si nadie los sacaba a tiempo? El problema no era si él se quedaba solo en el palacio de Thranduil, el problema era qué sería de la Compañía. Debía hacer algo, ¡YA!

 

Sin pensarlo demasiado, y cuando los últimos barriles desaparecían por el lóbrego túnel del arroyo, Bilbo de la Comarca se lanzó al gélido torrente de agua y como una rata ahogada intentó una y otra vez subirse a uno de los barriles vacíos (porque no todos iban rellenos con Enanos) para terminar de igual forma bajo alguno de ellos. El túnel se hizo muy estrecho y bajo y comenzó a ondular en curvas cerradas que azotaban a los barriles unos contra otros. Pobres Enanos, debían de estar deseándole la muerte con cada golpe.

 

Después de muchos golpes y vueltas, terminaron fuera del palacio-cueva del Rey Elfo. La luz era mortecina y grisácea, pero alegró sobremanera al mojado Hobbit. Luego de andar otro buen trecho, el Comarqueño logró subirse a un barril grande como un poney panzudo y estabilizarse a duras penas sobre él, el aire era muy frio pero no más que el agua. Un barril pasó muy cerca del suyo y escuchó:

 

—¡Si salgo de esta, maldito Hobbit, te meteré dentro de una caja y te revolveré hasta cansarme! —gritaba furibundo, Gloin. Bilbo rio divertido imaginando a cada Enano en cada barril.

 

Llegó la noche y el cielo ya no era oscuridad, había un sinfín de hermosas estrellas y brumosas nubes. En las riberas había humanos que raudamente atrajeron los barriles a un lado, los contaron y ataron unos a otros, luego los dejaron allí, atascados, hasta la mañana siguiente. Bilbo sintió lastima por los Enanos que tuvieron que pasar la noche sobre las frías aguas y enroscados en esos condenados barriles, ¡Y con hambre! Oh, que hambre tenía. Esa noche, y bajo el amparo del anillo, Bilbo robó su cena a los hombres a duras penas, pues estaba estilando y dejaba mojado y gotas de agua por doquier, además se estaba enfermando y estornudaba rompiendo el silencio. Pronto hubo una gran conmoción por el “fantasma” que deambulaba por la pequeña villa ribereña y nuestro querido Bolsón tuvo que huir a la orilla del río junto a sus amigos embarrilados. A la mañana siguiente aparecieron unos Elfos que condujeron los barriles a otra corriente, y así siguieron navegando.

.

.

.

Entrada la noche, por fin los barriles tocaron puerto en las orillas del Lago Largo, los humanos y los elfos que habían conducido y aparcado las barricas se habían ido de juerga a la Ciudad del Lago, una bulliciosa y extraordinaria ciudad de madera construida sobre el lago mismo y conectada a tierra (y a la orilla del lago) por un puente de madera. Bilbo había escuchado de parte de los Elfos y los hombres del lago cómo en aquella ciudad contaban leyendas de los Reyes Enanos de La Montaña, Thrór y Thrain de la casa de Dúrin, del malvado Smaug y de cómo añoraba que los reyes de antaño volvieran y les colmaran de fortuna y oro. Vaya sorpresa se llevaran en la ciudad, pensó Bilbo.

 

Esperó un par de horas y fue a por un barril, lo desamarró y lo acercó un poco a la orilla, allí lo abrió con bastante esfuerzo. A duras penas salió de él un Enano entre quejidos y maldiciones, con aspecto salvaje, molesto y muy magullado, su mirada era de ira como la de un perro abandonado en una perrera por una semana completa. Pajas húmedas se enredaban en sus cabellos negros y medio canosos, estaba entumecido y a trompicones llegó a la orilla y se tumbó en ella.

 

—Te ves glorioso, Thorin —se burló Bilbo bastante divertido con el aspecto andrajoso del líder.

—No me hables, de verdad no lo hagas. Brillante idea se te ocurrió, saqueador. ¡Brillante! —replicó Thorin conteniendo su furia.

—Bien, ¿estas vivo o muerto? —ahora el Hobbit contestaba conteniendo su ira—. ¿Estás libre o aun prisionero? Si quieres comida, y si quieres continuar con esta estúpida aventura, porque es tuya al fin y al cabo, no mía, mejor será que sacudas los brazos, te frotes las piernas e intentes ayudarme a sacar a los demás, mientras nos sea posible.

 

Thorin, aun tendido en el suelo, lo miró algo sorprendido, ¿Desde cuándo Bilbo había adquirido esa capacidad de ordenarle y reprocharle las cosas? Verlo tan molesto era un deleite, se veía bastante adorable con el ceño fruncido y con esa mirada desafiante. El moreno se incorporó con dificultad y miró al Hobbit a los ojos, este aún estaba muy molesto, así que, se dirigió a los barriles. El ojiazul se interpuso en su camino.

 

—Thorin, déjame pasar.

—Te ves tan lindo molesto.

—¿Ahora soy lindo? ¿No estabas tan molesto hace unos instantes? Quítate.

—Auch, disculpa por molestarme, pero estuve encerrado en un barril por casi dos días dando tumbos contra cada cosa que había en el río —Bilbo cayó en la cuenta de que era verdad, al menos él había tenido las manos y los pies libres, había podido comer un poco también. Miró a Thorin a los ojos sintiendo algo de remordimiento—. Siento haber insultado tu plan.

—¿Te estás disculpando? —el Hobbit se sintió un poco más mal por haberle bufado a su Rey—. No debes. Siento haberte gritado, ahora vamos a sacar al resto de los barr…

 

Thorin abrazó a Bilbo con fuerza, pero sus piernas aún estaban débiles y solo logró hacer que ambos cayeran al agua que mojaba la orilla.

 

—¡¿Estás bien?! —preguntó preocupado el de cabellos castaños.

 

Bilbo había caído sobre el hijo de Thrain dejando al no-tan-mojado Enano empapado del agua fría del río. Thorin aprovechó la oportunidad y con ambas manos sujetó la cabeza del mediano para besarlo suavemente, pero para sorpresa del Enano, el Hobbit no pudo contenerse y sentándose sobre él, tomó el control del beso. Pasó de ser un suave y lento beso a uno apasionado y lleno de deseo. ¿Cómo era posible que Thorin lo descontrolara así? Lo añoraba cada vez más, aun estando a su lado lo necesitaba, al carajo la compostura. El Rey era suyo y lo disfrutaría, el resto podía esperar. El beso se fue profundizando y las torpes manos de Bilbo fueron buscando cada vez más el calor de Thorin, casi con desesperación logró sacarle la rota camisa al Enano y sus manos así pudieron ser libres de recorrer el pecho de este mientras le besaba. El mayor se dejó llevar cerrando sus ojos y dejando sus manos en las caderas del Hobbit, estaba comenzando a excitarse con lo provocativo que estaba siendo su saqueador al despojarlo de ropas y besarle como si se acabara el mundo. Entre besos y besos, el Enano empujó la cadera del hobbit hacia abajo y hacia adelante logrando que el mediano soltara un gemido de placer. Que sexy se veía ese pequeño algo mojado por el agua del lago, sonrojado y jadeante y con sus maravillosos ojos verdes brillando por la luz de las estrellas y las lejanas antorchas, entonces, Bilbo estornudó.

 

El Hobbit se llevó ambas manos a la boca pensando en lo que estaba haciendo y en lo que en su mente deseaba tanto que pasara entre ambos, Thorin le miraba también jadeante y con esa tan sensual sonrisa que solo a él le dedicaba, la vergüenza se le quitó un poco y bajó sus manos devolviéndole la sonrisa al Enano. El Mediano estaba mareado, pero se lo atribuyó a la experiencia del momento, se inclinó para besar nuevamente a su Rey cuando…

 

—¿Hay alguien allí? ¿Bilbo? ¿Tío? Escuché un estornudo, seas quien seas ten piedad y ¡Sácanos de esta maldita cárcel! —suplicó Kili desde dentro de uno de las barricas.

—¡Ya voy! —respondió Bilbo y Thorin se fastidió un poco, iba tan bien con el Hobbit.

—¿Bilbo? ¡Gracias a los Valar!

 

A regañadientes logró el castaño que el Rey bajo La Montaña se levantara a ayudarlo, este metió la cabeza en el agua para despejarse un poco (y bajarse la calentura del momento), se puso su camisa rota y empapada y ayudó a sacar a los Enanos que aun podían contestar al ser llamados.

.

.

.

Continuará…

Notas finales:

(*) No quise quitarle la Orcrist a Thorin como en el libro, se ve muy majestuoso con ella y quiero que la use en las batallas venideras.

 

Hola a todas!!!

He sido una infame al no subir capítulo la semana pasada, y arderé en el infierno por ello.

De verdad lo siento, pero lo positivo es que el próximo capítulo trae una agradable sorpresa, que espero les guste, y lo mejor de todo es que lo subiré antes de que pasen 24 horas xD

De hecho iba a ser un solo capítulo, mas hubiera quedado demasiado largo, así que decidí hacer este cap de transición, por así decirlo, para que lo bueno se ponga bueno en el otro.

 

Las amooooo!!!

Sus comentarios me animan a seguir y me encanta leerlos, ¡Gracias a todas por todo!

 

p.d: lamento si tuve muchas faltas ortográficas, teclee muy rápido y revise a la rápida también.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).