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Solo una galleta por Agnes-San

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Notas del fanfic:

Lo hice como regalo a una maiga amante de jotwinces, espero que les guste, ya tiene rato escrito :P 

Notas del capitulo:

disfrutenlo xD

Solo una galleta.


 


Young min había entrado con un paquete de galletas a la habitación compartida por ambos Jo, ya tenía previsto que la galletas no durarían tanto tiempo  por que el voraz a petito que Kwang min tenía (solo con las cosas dulces) no dejaría que sobrevivieran ni diez minutos.


—     Galletas —gritó emocionado dando un salto de la cama y acercándose a su hermano mayor quién las alejo de su alcance, para ponerlas tras su espalda.


Kwang min por mucho que estiro lo brazos no pudo alcanzarlas, fue en ese momento que se dio cuenta que la posición que ambos exhibían no era la más correcta, sus ojos dieron de lleno contra la barbilla de su hermano mayor, y de alguna manera le pareció sumamente atractiva.


—     ¿quieres una? —cuestionó la lengua de Young min y su aliento fresco arremetiendo contra su piel hizo que todo el cuerpo se convulsionara.


—     Si —asintió con un susurro.


—     Dame algo a cambio. —volvió a decir el mayor de los Jo.


—     Pero yo solo quiero una galleta. —se quejó el más bajito y el menor también.


Young min se alejo de su hermano y caminó rumbo a su cama, con el paquete de galletas en mano, las abrió haciendo el mayor ruido posible y sacó una dándole una mordida, saboreando su sabor a mucha azúcar.


Kwang min hizo un puchero que a la vista de su hermano mayor parecía adorable, se acostó boca arriba disfrutando del sabor azucarado de esa galleta que se deshacía en su boca, mientras al otro se le caía la baba, aun que ya no sabía si era por la galleta o por esa escena que su hermano llevaba a cabo encima de la cama.


Pero si él quería una galleta, conseguiría una galleta no importando el precio, y que mejor que distraer a Young min para poder  obtener su tan ansiado pedazo de cielo.


Caminó hacia la cama de Youngmin y se sentó en la orilla, haciendo círculos en la superficie, luego se aventó tras ese endemoniado paquete de galletas, pero no lo alcanzó y solo logró que Young min quedara encima suyo aplastándolo y con la bolsita muy lejos de su alcance


—     Maldito Young min. —Se quejó.


Su hermano se recompuso sentándose encima de las caderas del menor, saco otra galleta de la bolsa y continuo su saboreo de chocolate, más harina.


—     ¿La quieres? Ven a buscarla —se la echó a la boca y la mastico.


Kwang min no se quedo atrás y  aventuro sus dedos dentro de la boca de Young min, este los recibió gustoso y los baño de esa mezcla de saliva con galleta triturada, él otro así como la obtuvo se la metió a la boca no dándose cuenta de lo que acababa de hacer.


Los labios gruesos de Youngmin apresaron los suyos, la lengua alfa de su hermano forzaba a sus labios para que le dieran entrada a su cavidad, enredándose con la suya, embistiéndose y jugando una y otra vez adentro, en la humedad y oscuridad de sus bocas, saboreo el sabor a golosina que Youngmin le compartía.


—     Me gustas, idiota. —Le dijo a su hermano menor que no salía de la impresión, de nuevo esos labios que tanto le gustaban estaban bailando sobre los suyos.


Las manos de Young min estaban debajo de su playera, manoseándole el abdomen, subiendo cada segundo más arriba, rozando con las palmas sus pezones que sumisos se erectaban, se entregaban a cada caricia de esas manos que poseía su gemelo, con el que había nacido y conocía demasiado bien.


—     Ah~ —dejo escapar una queja cuando los dedos de Young min apretujaron su pezón derecho.


Esa única queja le dio rienda suelta a sus más bajos instintos, su pene se estaba llenando se sangre caliente, y los calzoncillos comenzaban a cortarle la circulación de una manera insana, se apretó contra los genitales de Kwangmin para que se diera lo que provocaba en su organismo y otro gemido que se ahogo en su boca le indicaba que su hermano estaba en la misma situación.


—     Te ayudare. —susurró bajando por ese cuello delgado que se le entregaba sin quejas. Mordió la suave piel y chupo con mucha fuerza ahí mismo, le encantaba ese sabor que explotaba contra sus papilas gustativas, ese sabor salado, le encantaba el olor que Kwang min desprendía y le llenaba los pulmones con cada suspiro.


—     Young~ —se quejó una vez más al sentir ese tacto en su parte baja, esa mano dándole masajes que lo hacían ver estrellas de colores. —no pares. Ah~ —pidió en medio de un mar de gemidos que se deslizaban lascivos por su garganta.


Young min le desabrocho el pantalón y se quito la camisa, Kwang min no tenía ningún musculo pero le gustaba así de flaco y escuálido, le gustaba tenerlo debajo suyo, sentirlo su calor, besar su piel, saborearlo, amarlo.


—     Te amo. —susurró en el oído del menor para luego meter la lengua y hacerlo estremecer.


Así de tímido e idiota como solo él podía ser le gustaba, Kwang min lo tenía hechizado desde toda la vida.


Las manos traviesas de Kwangmin comenzaron a desabotonar su camisa, estaba ansioso de sentir la piel desnuda de Youngmin sobre la suya.


—     Espera niño travieso. —alejo las manos de él y le dio un largo y húmedo beso.


—     Ya no quiero esperar más. —dijo dejando que su respiración caliente chocara contra el rostro de su hermano mayor.


—     Entonces lame esto. —le dio dos de sus dedos y el otro se los metió a la boca y los embarro de su saliva espesa, flexible, los recorrió de arriba abajo  con su lengua, dejando a Young min estático ante su acto poco inocente.


Parecía un niño con la paleta más rica del mundo, con las mejillas sonrosadas y su lengua bajando y subiendo por cada falange.


—     Ya está bien. —dijo por ultimo antes de arrebatarle sus dedos.


Los guio hasta la entrada contraída y comenzó a empujar el dedo corazón, la cara de incomodidad de Kwang min le decía que no estaba nada a gusto con eso pero no se detendría, no señor, ya había llegado muy lejos como para detenerse en ese instante, beso los labios de Kwang min para poder aligerar su incomodidad, mientras colaba otro dedo adentro.


—     Ah~ Young min me duele. —gimió sobre la boca de su hermano y tratando de que el oxigeno llegara a su organismo. Cerró los ojos con mucha fuerza cuando un tercer dedo irrumpió en sus profundidades.


—     Relájate. —pidió cuando sus dedos se vieron estrangulados por el anillo de musculo que mantenía virgen esa entrada al cielo.


Comenzó a mover los dedos haciendo círculos pequeños, tratando de que se aflojara un extendiera para poder recibir su hombría.


Cuando todos los jadeos y demás dejaron de ser de dolor y se convirtieron poco a poco en gemidos de placer puro supo que esa era su oportunidad para entrar al cielo, o al infierno porque estaba seguro que luego Kwang min lo chantajearía con eso.


Dejo al descubierto su virilidad, eso que muchas chicas ansiaban y ahora solo Kwangmin podía tener, quiso reírse por su estupidez, pero mejor mordió su labio por la imagen que la naturaleza le mostraba, su hermano sin nada de ropa, mostrándose como dios lo había traído al mundo, a excepción de los calcetines blancos que aun modelaba su ser.


Con una mano le dio media vuelta  sobre el colchón, dejándolo de espaldas, si esa también era una vista privilegiada que solo él podía ver, ese era el panorama más hermoso que la naturaleza le había enseñado a su ojos.


Su pene erecto comenzó a abrirse paso en ese hermoso paraje, las paredes de Kwangmin lo estrangularon de la manera más deliciosa que imaginó, ni siquiera le había avisado, solo se dejo llevar por lo que sus instintos le mandaban.


—     Me duele… me duele mucho~ AHG~ —respiraba con mucha dificultad y sentía partirse en dos, se iba a morir, estaba seguro que esa era su agonía.


—     Relájate. —pidió dándole de lamidas a su espalda, besando su nuca, succionando la parte de atrás de su cuello, enterrando sus manos en las caderas de su hermano, su gemelo.


Por fin entró completo y espero a que Kwang min se acostumbrara un poco, él quería moverse ya, quería que tenerlo ya, derramarse en su interior, colmar sus anhelos, sus pasiones.


Su mano viajo hasta la parte delantera de Youngmin y sus dedos se enredaron alrededor del miembro de su hermano menor, comenzó un masaje que hizo temblar a Kwangmin, lo hizo retorcerse regalándole a él también una sensación placentera.


Las embestidas que aun usaba eran muy lentas, quería ir más rápido pero tenía miedo de hacerle daño al menor de los Jo, y justo en ese momento un gemido de total placer llenó la habitación.


—     Ah~ más… más… no pares —suplicaba totalmente ofuscado por el placer.


Esa cosa dentro suyo había disparado ondas de placer que recorrieron cada célula de su organismo y quería más. Las embestidas rápidas que Young min le proporcionaba superaban sus expectativas, ya lo único que podía hacer era gemir, sentir el placer más insano del planeta.


El ritmo se acelero y Kwangmin no paraba de suplicar por más, le encantaba escuchar esos gemidos que lanzaba su hermano menor, eran como un hechizo que lo hacía entrar en busca de ese punto dulce que hacía delirara al otro.


Kwangmin comenzó a estimular su propio órgano reproductor, mientras escuchaba los graznidos de Youngmin sobre su oído, cosa que sin duda solo lo excitaba más y más.


—     Estoy viniéndome. Ah~ —aviso antes de derramar su amor sobre las sabanas.


—     Yo igual…~ —dijo acelerando aun más el ritmo, mientras los resortes de la cama se quejaba del esfuerzo que hacía por no caerse.


Solo fueron necesarias un par de estocadas más y Young min terminó dentro de esos abismos que lo habían recibido gracias a una galleta. Se dejo caer encima de Kwang min, y trató de regular su respiración. Unos minutos después salió de adentro de su hermano recibiendo la queja de este, se echó a un lado de la cama y su mano dio con el paquetito de galletas, lo tomó y sonrió dándoles las gracias.


—     ¿ Aun quieres una galleta?— cuestionó burlón.


—     Las quiero todas. —dijo como si fuera un niño pequeño Kwangmin, Youngmin le extendió el paquete, mientras el gemelo menor se lo arrebato metiéndose una a la boca.


—     Quiero una.


—     No. —contestó Kwangmin escondiéndolas.


—     Quiero una.


—     Dame un beso y te doy una. —y ya habían empezado sus chantajes, pero al menos ese chantaje le gustaba y mucho.


 


 

Notas finales:

gracias por leer xD


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