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MY FAIR LORD~ por Death Lust

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Notas del fanfic:

Tenganme compasion, es mi primer oneshot...

Enjoy!!

Notas del capitulo:

Disfrutenlo....!!!

My Fair Lord~

London bridge is falling down, falling down, falling down…

El eco de los tacones de sus botas y su sombrío canto era lo que rompía el horrible silencio entre los pasillos de la enorme mansión.

London bridge is falling down…

Entró a la habitación, mirando al pelinegro dormir tranquilamente. Sus celos empezaron a florecer de nuevo, recordando al maldito mayordomo de éste. El sólo recordar su maldita perfecta sonrisa hacia que le hirviera la sangre.

My fair lady…

En sus manos estaba el "pequeño" cuchillo de carne. Quería clavárselo, pero antes de eso, lo tomaría; él era sólo suyo, nadie se lo iba quitar. Y si no era de él…

…No sería de nadie más…

–Oye–susurró–, amor –le llamó.

– ¿Sebastián? –Preguntó, abriendo los ojos, mirando que, a quien tenía en frente, no era Sebastián–. Tú…

–Yo –susurró, mirando a quien pronto sería suyo–. ¿Cómo estás, MI Ciel?

– ¡Tú! ¡¿Cómo entraste a mi mansión?!

–Y me lo preguntas –rió con su típica risa psicópata–. Es obvio, ¿no crees? –Preguntó, mirando el cuchillo fijamente, pasando el dedo pulgar por el filo de ésta.

– ¡No lo creo!–Gritó, mirando con miedo el cuchillo–. ¡Sal de mi habitación o llamo a Sebastián! –Le amenazó.

–Uy, mira que tiemblo de miedo –se burló–. Tu mayordomito no me asusta –miró a Ciel, quien seguía mirando el cuchillo con recelo–. Tranquilo –sonrió ampliamente–, no haré uso de él… Aún.

–Alois Trancy, aléjate de mí –dijo, frunciendo el seño.

–Y si no quiero –inquirió–, ¿qué me harás?

Ciel no podía hacer más que mirar a Alois y el cuchillo que estaba en su posesión.

El rubio amplió más su sonrisa, si es que se podía. Le encantaba ese mirar, Ciel le tenía miedo, terror… Eso era lo mejor.

–Serás mío, precioso –dijo, poniendo el frío de la hoja del cuchillo contra el cuello del menor, subiéndose a la cama–. Resístete y te despellejo vivo.

La seriedad y frialdad con la que mencionaba cada palabra, le decía a Ciel que aquella amenaza iba en serio.

Empezó a lamer el casi níveo cuello de Ciel, rasgando el camisón blanco con el cuchillo. Admiró con desvergüenza y lujuria el cuerpo del pelinegro, ahora cubierto únicamente por la fina tela de la ropa interior.

Posó el cuchillo en el inicio del estómago de Ciel, sin llegar a cortarle.

– ¿Lo rompo o no lo rompo? –Se preguntó, amenazando con cortar la ropa interior y, de paso, un poco de la piel del menor–. Lo romperé –se decidió, mirando el miedo del menor.

Ciel lanzó un horrible grito al sentir el filo del cuchillo rasgar un poco de la piel de su estómago; eso era doloroso, demasiado como para aguantarlo.

–El sólo verte hace que me den ganas de corromperte –dejó el cuchillo a un lado, tomando las piernas del pelinegro, exponiendo la entrada al cuerpo de él–. Espero seas virgen.

Se bajó el pantalón junto con la ropa interior hasta la mitad del muslo, liberando su erección de su prisión.

Con una dura y firme erección, entró al cuerpecito, oyendo el desgarrador grito que lanzó. Música para sus oídos.

Empezó un salvaje vaivén, entrando y saliendo de ese precioso cuerpo, mirando la sangre que manchaba las blancas sábanas, relamiéndose los labios. Salió de ese cuerpo, poniéndolo a cuatro, volviendo a entrar con brusquedad.

Para Ciel, el dolor lacerante en su ano era insoportable, no lo aguantaba, y lo peor no era eso, sentía cómo la cortada en su vientre se abría con cada embestida.

Luego de unos minutos, que parecieron años para Ciel, Alois llegó al orgasmo, corriéndose dentro del cuerpo del menor, para luego salir de éste sin ningún pudor ni cuidado.

–Hora de la diversión inicial –se sentó con las piernas cruzadas al estilo de indio, mirando al menor caer sobre las sábanas que se teñían de rojo por su sangre.

Levantó el cuchillo que había dejado a un lado en la cama, lo puso en alto, poniendo su mejor sonrisa psicópata, y lo clavó en la espalda del menor, mirando como éste daba un jadeo de sorpresa, e intentaba gritar, pero Alois le había dado justo en el pulmón derecho.

– ¡Es hora, Ciel Phantomhive! –Gritó a todo pulmón–. Si no eres mío… ¡No serás de nadie más!

Ésta vez, el cuchillo no fue a parar en su pulmón, dio directo en el corazón de Ciel, dándole fin a su tortura…

* * *

London bridge is falling down… My fail lord…

Notas finales:

Ojala lo hayan disfrutado leyendo como yo lo disfruté escribiendo.

Death Lust saying bye bye, friends!!


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