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Sinfonía por VampireSaga

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Notas del capitulo:

Este fic lo pidió una amiga que se acaba de ir a dormir. Espero le guste en cuanto despierte ojala comenté y espero que alguno de ustedes lo lea, no soy alguien que escriba GENIAL, ya tengo años en AmorYaoi de hecho no es mi primer Fic, hay más en otras cuentas. (Luego les digo cuales xD), en fin. Mi escritura es rara y no recuerdo la melodía por la cual me inspiré. Bye

Universo Alterno:

 

París…


En un café cualquiera, está anocheciendo, las luces son tenues y se pierden ahí entre la oscuridad, el aroma se dispersa, se impregna en mi ropa. Solo escucho a lo lejos el sonido del piano, a ese cantante frustrado por transmitir algo, un sentimiento o que se yo. Pero solo mi pluma se mueve sobre este papel, sin éxito alguno, sin esperanzas y aun peor con el deseo de un amor prohibido.

 

…¿Desamor?, no fue todo lo contrario, un amor intenso, un verdadero amor, algo que se puede palpar, porque les aseguro que la felicidad se puede acariciar, se puede abrazar, solo es cuestión de encontrar la forma de hacerlo. Para mi suerte aquello llegó inesperadamente. Era como la sinfonía más hermosa, mi hermano Kanon me había arrastrado a un teatro, donde su novia fungiría como bailarina a un lado de un pianista, era como una de esas obras modernas que nadie entendía, al menos eso me pareció por aquel título. “Vamos Saga, no te hagas el amargado, siempre con el ceño fruncido, ni siquiera casado estas, quizás mi prometida te presente alguna amiga”, eso era lo que había dicho, realmente habían pasado años sin una cita, no me sentía anímicamente preparado, además de un temor muy grande, que no sé si a todos los hombres les da temor, “compromiso”, sí, esa palabra es como un demonio para nosotros, o quizás para mí. Íbamos entrando en aquel lugar, como es costumbre empecé a criticar dicho teatro. “Los griegos y sus estupideces”, murmuré sentándome de mala gana en aquel lugar, hasta que mi hermano me metió un golpe por el costado y entonces el telón se abrió.

 

Ahí estaba, su voz, su manera de tocar aquel instrumento, como si la tristeza lo embargara, sus ojos tristes, su cabello largo, su concentración, todo mi ser se absorto en él. Era hermoso, simplemente atrayente, jamás había sentido las palpitaciones de mi corazón, como en esa noche.  Eran como dos tambores en su máxima expresión. Al finalizar, ni siquiera pude aplaudir, tuve que recibir un golpe más para despertar. Tras aquel acto, fui tan afortunado, pude verlo de cerca, estrechar su mano y su sonrisa me cautivo, su voz angelical, me quedé de piedra, hasta que pronuncio mi nombre, “Tú debes ser Saga...”, dijo algo más, pero no lo recuerdo, pues jamás esas letras habían significado tanto para mí hasta que fueron pronunciadas por sus labios. “Me han dicho que eres escritor, quisiera recibir una crítica sincera de lo que acabas de escuchar y visualizar”, con eso, la noche fue sobre ruedas. Nos alejamos de todos, nos situamos en aquel balcón que daba como vista el mar, era de noche pero todo se sentía fresco y sus cabellos se mecían con la briza, mientras hablábamos de autores, de exponentes de la filosofía, de la música y de los estúpidos griegos creando sátiras de estos. Reímos, criticamos, convivimos y compenetramos. Aquella playa griega sigue siendo mi predilecta desde esa noche.

 

Al final intercambiamos más que números telefónicos, creía que los dos nos habíamos enamorado, a pesar de la figura masculina, autoritaria y amargada que proyectaba ante los demás, había cambiado mi personalidad, en mi mente solo esa persona existía. Era amor, era evidente que cupido me había flechado, por más ‘cursi’ que sonará. A los tres días le había contactado, me decía que pronto partiría, que debía seguir con su acto, alrededor del mundo y que le gustaría verme cuando regresará a Grecia. Yo estaba más que feliz, aunque nadie lo sabía y aunque mi rostro no lo expresará, estaba revoloteando en el cielo. Dibujaba su sonrisa en mi mente, su silueta y la tristeza de sus ojos marcaron mi alma para siempre. Pasaron más de doce largos meses antes de volvernos a ver, para sorpresa mía, ya no lo quería, ¡Lo amaba!, el tiempo y la distancia no existían entre nosotros. Cuando nos volvimos a ver, me abrazo, se abalanzo contra mí y beso una de mis mejillas, me sentí torpe y estúpido, mis brazos quedaron en un intento desesperado de abrazarlo. Lo hice con miedo, pues era tan delgado, tan frágil y tenía una piel suave, tersa y en extremo blanca, como la nieve. Esa tarde tuvimos que alojarnos en un hotel algo modesto, nada lujoso, nos quedamos hablando por horas en el restaurant, la gente pasaba, las mujeres reían al vernos, algunos hombres nos echaban miradas asesinas, los meseros interrumpían, pero nada me podía sacar de la burbuja donde estaba flotando.

 

Lo último que recuerdo fueron nuestros pasos dirigiéndose a la misma habitación, abrió la puerta con temor, sus manos temblaban, su nuca me parecía lo más exquisito en ese momento, pues era la primera vez que su largo cabello dejaba ver aquella piel, mis manos sudaban dentro de los bolsillos del pantalón, trate de controlarme y cuando entre lo primero que hice fue abrazarlo por la cintura, rodearlo fuerte y besar aquel cuello con locura, él gimió de forma sensual, se sonrojo y se avergonzó, dijo mi nombre con una voz suave, aterciopelada y sus nalgas habían quedado tan pegaditas a mis caderas, avanzamos entre la oscuridad, al tanteo, tirando las cosas, sin darnos cuenta la ropa quedó regada por el suelo, él se había volteado y cuando termino de ‘arrancarme’ la camisa, me beso inesperadamente, fue un beso excitante, demandante, de aquellos que me hacían vibrar de placer, una mordida lujuriosa, un beso en el cuello y me lengua ya resbalaba por una de sus tetillas mientras se cubría ligeramente el rostro sonrojado, tratando de silenciar sus gemidos, pero era imposible, estábamos desnudos, expuestos a vergonzosas y morbosas miradas. Mi lengua resbalo por su abdomen, mis labios besaban cada rincón y mis manos gozaban de acariciar sus muslos, lo demás fue puro placer, empecé a lamer zonas prohibidas, le hice gritar de placer, hasta que sucumbió pidiendo por más y pidiendo por mí, su voz desesperada sobre mi oído, con un tinte atrevido de sensualidad, solo recuerdo tomar sus caderas, alzarlas y deslizarme en sus piernas, para ser uno solo a pesar del dolor, después vino lo placentero, sus labios contra los míos, su aliento tibió palpando el mío, mi nombre, jamás podré olvidar aquello. El recuerdo del éxtasis está vivo en mí. Y la mañana siguiente fue nublada. Estaba tibió entre mis brazos, piel a piel, feliz, tan feliz que me hizo reír. Era perfecto para mis brazos. Nos quedamos dormidos, agotados, pero sobre todo embriagados de felicidad. Hasta que desperté, aquello se había convertido en mi peor pesadilla.

 

Había una nota, la grabe en mí ser y puedo citarla libremente sin temor a equivocarme, porque recuerdo cada punto, acento y coma:

 

“Saga, ese nombre llevaré siempre en mi piel, tu imagen ruda y fuerte, la primera vez que te observe sabía que eras para mí, deseaba tenerte, transmitir para ti algo importante, no importa que me llamen loco, este sentimiento no tiene lógica, antes de salir al escenario, en aquella noche, eche una mirada al público, ahí estabas tú, con un atractivo diferente, cambie la melodía, en segundos se escribió la sinfonía que nos representaría, la inspiración que había perdido regreso contigo, suena obsesivo ahora que lo pienso, pero esa noche mi objetivo fue acosarte, secuestrarte para que nadie más pusiera sus pupilas sobre tu imagen perfecta. Sabía que podía tenerte, no sé, una corazonada tal vez, pero es que ya sentía que te pertenecía y tú a mí. Lamento dejar solo esto en papel, lamento mucho no poder decirlo, quizás jamás me perdonaras, pero quiero que prometas que me llevarás en tu alma, en tu corazón y que seré al único al que ames por toda la eternidad, siento no haberlo dicho antes, de verdad lo siento…Te amo… y espero encontrarte en mi camino más tarde. Te amo y jamás dejaré de hacerlo. “

 

Había muerto, estaba en la cama, frío, sin brillo, sin expresión alguna, la nota se quedó en mis manos por horas, y mi mirada en su imagen fija, en sus cabellos, en su belleza que ya no existía más que en mis recuerdos. No recuerdo haber derramado tantas lágrimas como en ese instante, la impotencia, el coraje, la tristeza, todo eso empezaba a nacer en mi interior, maldije al destino, a lo que fuera. No recuerdo mucho de lo demás, estuve meses sin salir, hundido en la tristeza, sin hablar, solo me centré en recordar. Había muerto y nada había hecho yo, ni siquiera sabía que cuando lo conocí estaba muriendo, el enigma de esos ojos tristes se había resuelto, me tarde en hacerlo y al final me dieron la respuesta. Jamás visité su tumba en esos años, ni siquiera asistí al funeral, porque le odio, me hizo amar, me hizo llorar, me hizo reír y sobre todo altero mi personalidad. Incluso ahora su nombre soy incapaz de pronunciar.

 

Mientras este escrito finalizaba, hice un viaje y aquí estoy, frente a tu tumba, poniéndole letra a la sinfonía, dejando estas hojas bajo el ramo de rosas lilas que me digne a comprar, de ese color eran tus largos cabellos. Mi voz suena tan melancólica y patética, no se quien lea esto, si el viento quizás te lo susurre, pero quiero que también sepas algo, a ti cuyo nombre no puedo recordar, también te amo, te adoré y te añoré por tanto tiempo que es hora de partir, de dejarte atrás, algún día nos volveremos a encontrar y espero seas tú quien sufra mi perdida para que sepas lo que se siente estar lleno de sentimientos y en unas horas destrozado y hundido incapaz de amar. Antes de irme, pondré tu nombre al final de estas palabras, no lo diré en voz alta por temor a caer en la oscuridad. Simplemente te extraño.


–Mu– 

Notas finales:

¿Te ha gustado?, ¿Quieres más?, ¿Tendrás paciencia para aguantar a leerme o definitivamente apesto? (¡Apestas! *Grita su cabeza*) Comenta (?)


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