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5 Elementos por ShinyOdaya

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Notas del fanfic:

Es el primer fanfic que hago de este genero :) pero creo que estara chulo .

 

Visiten mi página en Facebook donde publico las actus de mis fics y todo sobre ellos :D

http://www.facebook.com/DosVidasUnAdios

 

Notas del capitulo:

De momento es solo una idea que puede llegar a ser un fanfic muy largo :D

SHINee ~

LUZ

El cielo estaba encapotado, amenazando con ponerse a llover, la ciudad ante mí estaba triste gris y fría.

Caminaba lentamente, no tenía prisa por llegar a ninguna parte, no tenía entrenamiento pues mis poderes avanzaban  lentamente pero con muy buenos resultados.

Paré sorprendido ante un pequeño escaparate, al otro lado del cristal había algunos vestidos elegantes y caros, pero, obviamente lo que me llamaba la atención no era eso, sino el haz de luz alrededor de mi figura, aunque era débil era mayor que los días anteriores. Tal vez porque había conseguido dormir bien por un día o porque, por fin, habíamos encontrado al miembro que nos faltaba, el dueño de la tierra y de todo lo que vivía de ella. Probablemente estaba ansioso.

Fuera lo que fuese debía disimular ese halo, pues podría pasar que la gente que caminaba a mi lado se diese cuenta de que era una persona, como decirlo, extraña. Respiré hondo e intente relajarme. Después de comprobar de nuevo mi reflejo en el cristal del escaparate seguí caminando, pero después comencé a correr por las calles ya mojadas por pequeñas gotas de lluvia.

 

VIENTO

Sobrevolaba la espesura de ese bosque observando cada rincón que escondían esos árboles, los ríos y las montañas.

El cielo gris dificultaba mis movimientos y las nubes bajas distorsionaban mi visión.

La humedad de aquel vapor empapaba mis alas haciéndolas más pesadas, mi pelo mojado se pegaba a mi cara y un sudor realmente insoportable bajaba por mi espalda desnuda.

Aproveche un claro que vi en mitad del bosque, me dejé caer pesado al suelo, apoyando mis pies en la tierra húmeda y doblándome sobre mis rodillas.

-Joder- Mis alas pesaban demasiado, las sacudí haciendo que saltaran pequeñas gotitas de agua.

Las plegué y con un gran esfuerzo que estuvo por molerme hice que desaparecieran, mi cuerpo se liberó de aquella presión horrible, haciendo que suspirara debido al cansancio, siempre pasaba de aquella forma, siempre acababa rendido y sin fuerzas, esa era una de las cosas que debía mejorar.

Me centré de nuevo en mi misión: controlar la posición del que sería nuestro último miembro, el que le susurraba a los animales.

Después del vuelo, caminar resultaba difícil pero poco a poco conseguí adentrarme en el bosque, justo cuando la lluvia comenzaba a golpearme.

 

AGUA

Se estaba tranquilo allí abajo, no se oía nada, mi cuerpo flotaba tranquila y ligeramente, mi cabeza se vaciaba y dejaba de lado todos  los pensamientos dolorosos o preocupaciones que podían arruinarme la vida.

Los peces pasaban acariciándome las manos, suaves y fríos, veía algún que otro pájaro pasar por encima de la superficie, posiblemente para buscar algo con lo que alimentarse.

Podría dormirme y pasar horas allí dentro, pero de alguna forma el deber llamaba a mi puerta. Pero no quería salir y que el dolor y la angustia volvieran a enterrarse bajo mi pecho.

Dejé que mis pies descalzos acariciaran el agua una vez más antes de descubrir mi cuerpo fuera de la superficie. Apoyé mis pies en la tierra y caminé unos pasos fuera del agua, las gotas corrían por mi rostro deprisa y caían sobre mi pecho perfilando  mis músculos.

Mi piel absorbió enseguida esas gotas y me puse la camiseta blanca que llevaba en las manos, la fina tela se amoldó a mi torso.

Dejé atrás el lago, mi lugar favorito, donde acababan mis días de frustración y probablemente mi lugar de entrenamiento también.

Mientras andaba por el sendero un pequeño montículo de rocas se alzó ante mí. De las puntas de mis dados se levantaron gotas de agua que se juntaron en el aire, creando una esfera del tamaño de mi puño. Empujé esa esfera perfecta hasta el hueco circular de la piedra mayor, la bola de agua encajó perfectamente, se oyó un pequeño clic y la piedra se abrió por la mitad acompañada de unos crujidos demoledores dejando a la vista unas escaleras.

Bajé los dos primeros escalones antes de sentir otra vez el agua en mi piel. Miré al cielo y sonreí mientras las gotas de lluvia mojaban mis labios.

-¿Estas de mi parte?- Susurré mirando al cielo, porque el agua me hacía sentir muchísimo mejor.

 

FUEGO

Era un día nublado, iba a llover y no quería ni por asomo estar fuera en el momento en el que eso pasara.

Así que me encerré en la sala de entrenamiento 3, aun sin supervisor ni nadie que controlara la temperatura a la que podía llegar la sala.

Me abroché del todo el uniforme, por llamarlo de alguna manera. Observé cuidadosamente la sala que se alzaba ante mí. Las cuatro paredes se dividían en perfectos cuadrados, que se alzaban a quilómetros de altura.

Me preparé dispuesto a cumplir el objetivo que llevaba persiguiendo durante meses. Concentré mis fuerzas en mi mano y después de varios intentos comenzó a arder.

Sentí el cosquilleo subiendo por mi brazo y sonreí cuando llegó a mi codo.

Después, silencio, y un pitidito inundó la habitación, miré hacia arriba y uno de los cuadrados de la pared se encendió proyectado una luz roja.

Me impulsé comenzando a correr aún con el cosquilleo sobre mi brazo, al encontrarme casi con la pared salté hacia arriba, apoyando mi pie derecho sobre la superficie del muro, hice presión y continué subiendo por la pared.

Cuando divisé el cuadrado rojo a unos centímetros salté hacia atrás, me quedé suspendido en el aire unos segundos, los suficientes para lanzar mi brazo hacia delante, una bola de fuego salió de él y chocó contra el cuadrado de luz roja.

Con la flexibilidad que había ganado de años de entrenamiento me curvé hacia atrás y me dio tiempo a realizar una voltereta entera antes de llegar al suelo.

Caí de cuclillas y esperé.

Fuerza del impacto 75%... Temperatura 120º… Puntería 100%

La voz mecánica femenina sonó alto por la sala, 120 grados, tenía que conseguir muchísimo más. Para poder estar con él.

 

TIERRA

Los pequeños bichitos corrían espantados huyendo de los pasos de los animales, un cervatillo comía hierba cerca del árbol más milenario de ese bosque, el aleteo de un pájaro alborotaba las hojas que colgaban de una rama lánguida.

Se escuchaba a lo lejos algún ronroneo de un animal, los zumbidos constantes de las abejas, olía las flores silvestres que crecían entre los arbustos kilómetros hacia delante.

Apoyé las manos en el suelo, la tierra latía con su corazón propio, me contaba historias de antepasados y me cantaba canciones. Siempre he estado solo, escondiéndome de la gente que visitaba mis tierras. Desde que tenía memoria había estado trepando arboles y moviéndome por el bosque a mis anchas, mis amigos eran las criaturas que vivían por este lugar, me habían enseñado a alimentarme, a conseguir agua y como tratar con extraños, había robado algunas ropas de la gente que acampaba por allí, e incluso había aprendido a hablar correctamente gracias a ellos, pero nunca pensé en alejarme de ese bosque, mi hogar, mi familia.

Algo se acercaba, abrí los ojos, la tierra se hundía bajo sus pisadas, era algo inesperado, como si hubiese caído del cielo, me levanté lentamente posando mis pies descalzos, me moví dispuesto a esconderme de nuevo.

-Garu…-El lobo gris a mi espalda se movió y quedo agazapado a mi lado.

Ambos lo sentíamos, un extraño molestándonos, retrocedí y corrí, sin hacer ningún ruido al pisar la hojarasca, Garu me seguía de cerca casi pisándome los talones. Llegamos a nuestro escondite, me colgué de la rama de aquel árbol, me balanceé hasta tener el impulso necesario para saltar a la rama de un poco más arriba.

Cuando estuve arriba del todo, el lobo gris trepó clavando sus uñas en la corteza de aquel árbol, le dolía cada zarpazo que le daba, hasta que llego a posicionarse a mi lado, su suave pelaje a veces me servía de almohada y en las noches más frías me daba calor.

Algunas gotas de lluvia empezaron a mojarnos. En cuento vimos una sombra cruzando algunas ramas ambos dejamos de respirar.

 

 

OSCURIDAD

Contenta, realmente contenta con lo que acababa de hacer.

Varios cuerpos inertes descansaban a los pies de las escaleras de tres peldaños, nos parece mal lo que hace señorita, habían dicho.

La habitación estaba a oscuras, pero no lo suficiente como a mí me hubiera gustado, me levanté de aquella silla a la que yo llamaba mi trono. Era la reina de aquel sitio, lleno de almas oscuras y corruptas. Mis tacones resonaron en la sala, una alfombra se alargaba hasta la puerta, las paredes estaban recubiertas de espejos y en el techo había dos lámparas de araña que iluminaban el lugar solo cuando era estrictamente necesario.

Bajé las escaleras y pateé uno de los cuerpos, sus ojos en blanco me daban escalofríos de placer. Me sentía poderosa, con la oscuridad que corría por mis venas nadie podía vencerme, haría sucumbir a la luz y enterraría este mundo en las cenizas de la muerte.

La gran puerta se abrió de golpe y un hombre alto y delgaducho entró acompañado de sombras, materiales creados por mí que pueden tomar forma de lo que su dueña desee.

-¡Hermana!-Dijo el moreno

-Ya te he dicho que no me llames así, para ti y para todo el mundo soy Su Majestad- Señale los cuerpos tirados en el suelo.

Viendo eso el moreno se arrodillo apoyado en el mango de su espada.

-Su Majestad, siento decirle que hemos llegado tarde- Sabía exactamente a qué se refería- Ellos ya han encontrado al que posee el poder de la tierra.

-Entiendo- Me acerqué lentamente, dejé que de debajo de mi vestido saliera un vaho negro que bajo las ordenes de mi voluntad se lanzaron a por el moreno.

Lo levantaron del suelo mientras este se retorcía debido al dolor que le producía la oscuridad dentro de él.

-¿Por qué?- Eso hizo que me mirara, me sentía realmente decepcionada, no me gustaba que la gente no cumpliera mis órdenes- ¿Por qué Thunder? ¿Por que cuando te pedí que encontraras al muchacho antes que ellos y lo mataras, no lo haces?- Él obviamente no podía hablar-¿Entiendes que ahora son más fuertes? ¿Quieres verme morir Thunder?- El negó con la cabeza, buen chico.

Chasqueé los dedos y mi hermano cayó al suelo como un peso muerto.

-Espero que esta vez cumplas mis órdenes- Levantó la cabeza para mirarme aun jadeante- Quiero que me traigas al usuario de la luz, vivo, y los demás muertos, acaba con ellos.

-¿Cómo?-Su voz asquerosamente débil se hizo presente.

-Es muy fácil- Me acerqué a su rostro y lo tomé con ambas manos- Quema sus bosques, córtale las alas y a los otros dos… déjalos que se maten entre ellos.

-Entendido Mi Majestad

-Si me vuelves a fallar, te mato.

 

Notas finales:

Diganme ¿Les gusto? Muy aburrido? 

¿Quieren saber quien es cada uno?

¿Continuo? ¿o no? 

Bueno comenten que les ha parecido. Chuu~

 


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