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Camino a la perdición por Zadakko

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Notas del capitulo:

Ojalá B2ST fuera de mi persona para poder hacer con ellos unas buenas películas porn.. por amor a Kamisama.. 8D Pero no, le pertenece a CUBE y a sus Madres, creo~

 

 

"No existe la casualidad y lo que nos parece un mero accidente, surge de las más profunda fuente del destino.."

Once y media de la noche, en plena carretera se divisaba un auto con vidrios polarizados totalmente negro, de apariencia y gusto elegante que dejaba boquiabierta a cualquiera. Parecía volar sobre el oscuro asfalto bañado en la humedad que el cielo liberaba en forma de gotas que caían en completa libertad, estruendosas como ellas solas al dar contra el techo y ventanal posterior, acompañada del amargo sonido de truenos, era la tormenta ideal, justo lo que necesitaba el individuo al volante. Los focos del vehículo eran la única fuente para iluminar el oscuro camino hacia su hogar, un departamento en solitario, en el sector alto de la ciudad. El enorme arbolado propio de un bosque nativo parecía divertirse con su mente, creando un juego visual, haciendo la calzada de doble vía más angosta, como si no hubiera salida o se sumaba el irritante susurro del viento que no decía nada que pudiera tranquilizarlo, es más, aumentaba la ansiedad que recorría cada entraña de su cuerpo. Estaba enojado, bastante a decir verdad, ¿cómo podía pasar la misma situación otra vez?, ¿cuánto más aguantaría?, por su cabeza pasaban un montón de preguntas que al paso de los segundos lo hacia sentir más idiota.

 

- Cálmate o no llegarás nunca.

 

Intransigente como siempre, hasta consigo mismo, así era la forma que tenía de frenar sus pensamientos, o cualquier inquietud que osara albergarse.

De pronto, sin que pudiera tomar verdadera conciencia de lo que veía con sus pequeños e hinchados ojos, frenó, al punto de hacer zumbar las ruedas contra el suelo, justo en una curva suicida, por suerte era el único auto a esa hora, no había con quien chocar, pero por poco sale disparado fuera del vehículo. "Bendito sea el que inventó el cinturón de seguridad y maldito sea el que se atravesó en el camino". ¡Espera!, ¿quién anda casi a media noche, con una tormenta feroz en medio de la carretera?, nadie. Ahí fue cuando la delgada línea de su espalda comenzó a erizarse vertebra por vertebra, llegando a la zona baja de su cuello, nuca, y alrededores. Era un escalofrío horrendo, pero no se comparaba al retortijón de su estómago, por otro lado, las yemas de los gruesos dedos de sus manos se hundían sobre el cuero del manubrio. ¿Estaba viendo bien o ya era hora de utilizar lentes como le mencionaba su padre?, no, claro que veía bien.

 

- ¿Quién mierda es?..

 

A unos tres metros de distancia de los reflectores del auto estaba de pie un empapado y menudo chico de tez blanca como el papel, cabello negro que cubría parte de su rostro, dejando ver a penas la dimensión de sus ojos que se asimilaban a los de una esfera, enorme y brillante, pero al mismo tiempo eran aterradores, y no sólo eso, lo más extraño era la abertura de sus no tan pálidos pero si resecos labios, formando una sonrisa enfermamente ruin. ¿Sangre?, parecía ser sangre lo que cubría su camisa que a simple vista estaba hecha de seda, un short marrón hasta las rodillas, y calcetas de un tono similar cubrían sus piernas, ¿quién rayos viste de esa manera?. No se movía, parecía estar en un trance, porque ni cuenta se había dado de que por poco es atropellado por el conductor de tan refinado auto.

 


- ¡¿Estás bien?!. . ¿Qué mierda haces en medio de la carretera?. . ¡Casi te atropello!, ¿Me escuchas?. .

 

A penas llevaba medio minuto fuera del auto, el viento soplaba sin compasión y ya estaba empapado, no había respuesta alguna más que el ruido de la lluvia al caer, pero no importaba, quizá el muchacho frente a él estaba en shock y por eso no respondía, lo mejor era llevarlo a un hospital, no podía dejarlo en medio de la carretera.

 

- Ven, sube a mi auto.

 

No parecía escuchar.

 

- ¡Que subas a mi auto!

 

Al avanzar, unos pequeños pasos sonaron a la par con la lluvia que caían sobre charco formado uno céntimetros más adelante , y así aquel sujeto X se sentó en el asiento del co-piloto.
El moreno al volante miraba de reojo a su nuevo acompañante, quien no decía, ni mostraba expresión alguna, parecía estar en algún otro sector fuera de este mundo mirando hacia sus rodillas, y ahora es cuando se preguntaba cómo había subido a su auto a alguien que no conocía, que además de estar completamente mojado, tenía manchas de sangre sobre su ropa, agradecía que el asiento fuera de buen material y oscuro, así no se ensuciaría, pero lo que debía admitir, era que aquel chico le generaba una necesidad de protección, la cual no sentía por nadie, ni siquiera por su novia.

 

- Iremos al hospital, te dejaré ahí.. encontraremos la forma de comunicarnos con tus padres, te pondrás bien. - No podía evitar sentirse preocupado al ver   su ropa llena de sange.

 

La mano ajena se posicionó sobre la suya dando paso a un frío similar al que sentía cuando iba a la nieve y no ocupaba guantes.

 

-Llévame a casa.

 

- ¡¿Qué?! .. ¿Cómo se te ocurre?, tienes que ir a un hospital.

 

- Llévame a casa.

 

- No, ni siquiera sé dónde está tu casa.

 

- Da la vuelta, regresa por donde viniste.

 

- Este camino no tiene una vía de regreso, es ir contra el tránsito.

 

- No hay más autos, llévame a casa.

 

- Tsk..

 

Que terco había resultado ser el pasajero de su vehículo, pero que más daba, si no quería ir al hospital no iría contra su voluntad, tampoco era de andar rogando, así que hizo girar el manubrio, cambiando el rumbo de regreso de donde venía.


Reconocía el sector en donde se encontraba, casas enormes con una construcción arquitectónica increíble, hogar de empresarios en busca de calma, hogar de modelos, artistas, de su novia, Hara.

Pasó de largo dirigiéndose hacia una camino de tierra rodeado de maleza, bajo las ruedas de su auto se escuchaban sonar las piedritas que saltaban con su andar, al parecer el individuo a su lado que mantenía la vista hacia fuera de la ventana, vivía muy alejado. Pudo ver una enorme reja terminada en punta oxidada proteger un terreno espeso, y a los lejos una deplorable mansión se imponía en medio de la nada.

 

- ¿Es aquí?.. - Preguntó al no ver más camino que seguir.

 

- Sí, aquí vivo.

 

- Bien, te acompañaré hasta la puerta.

 

Y así fue, el andar hacia la mansión no era tanto, el problema eran las espinas que se enganchaban a su pantalón dejando uno que otro agujero. Frente a la gran puerta, el más bajo a su lado tocó y no pasaron ni cinco segundos cuando esta fue abierta.

 

- Señorito.

 

La ceja del más alto de los presentes se alzó al escuchar la expresión del sujeto de estatura media, espalda encorvada y vestimenta propia de un mayordomo, el cual se expresó en un tono ácido, haciendo pasar a ambos dentro de aquella heredad, alfombrada de un rojo pasión, y las paredes adornadas con cuadros de todos los tamaños, de paisajes y personas que tal vez habitaron en algún momento, seguramente su madre estaría fascinada con aquel lugar, pero a decir verdad provocaba una sensación poco común.

 

- Muchas gracias por traer al señorito a casa, ya me estaba preocupando porque tardaba tanto.

 

- ¿Hm?.. No hay de qué, lo que me preocupa es dónde lo encontré.

 

- No se gasté en pensar esas cosas, él está bien y eso es suficiente. ¿Puedo saber su nombre?

 

- Jun Hyung, Yong Jun Hyung.

 

- Mucho gusto joven Yong, soy Tiberius.

 

Aquel roñoso sujeto de nombre extraño hizo una reverencia en agradecimiento por traer al extraviado muchacho que había desaparecido de un momento a otro de la gran entrada de la mansión sin que Jun pudiera percatarse.

 

- ¿Y él?..

 

- ¿El señorito?, se fue a dar un baño. Venga, sigame, le daré una alcoba para que pueda descansar.

 

- No, yo me voy a mi casa, tengo asuntos que resolver por la mañana.

 

- Si me permite, le recomiendo no salir, ya es demasiado tarde y la tormenta no parece querer ceder, además el señorito seguramente querrá darle las gracias por tan buena voluntad en la mañana.

 

JunHyung tenía que actuar de forma sensata, pensar en lo correcto para su propia persona, y en realidad ya estaba cansado tanto física como mentalmente. No entendía bien por qué había encontrado a alguien en medio de la carretera, y estaba por quedar a dormir en su casa sin siquiera saber su nombre, pero no era momento de cuestionarse, ya tendría tiempo para responder a todas sus preguntas.

 

- Muchas gracias, acepto su invitación.

 

Era una persona que sabia de modales, no tenía problema en lucirse, después de todo era hijo de un connotado empresario, y se encargaba de la producción musical de su propia empresa de entretenimiento, por ende, se rodeaba de personas muy adineradas, algunos que parecían unos cerdos, pero así era el trabajo.

La habitación que Tiberius le otorgó para descansar era enorme, demasiado para su agrado, una cama de dos plazas acolchada cubierta por un grueso cobertor beige que combinaba con las cortinas que caían sobre el largo de la gran ventana. Examinó la cómoda empolvada, al igual que los otros muebles de la habitación, la yema de su dedo se deslizó encima y una mueca en sus labios formó una expresión desagradable, no le gustaba la suciedad. De igual manera debía ser agradecido, y al parecer la cama si se encontraba limpia, porque al momento de abrirla pudo ver la blancura de las sábanas.

 

- Perfecto.

 

Miró la pantalla de su móvil, no tenía ninguna llamada perdida, pero si un mensaje de un amigo, el cual decidió no contestar de pura pereza. A los pies de la cama había un pijama, daba por hecho que lo habían dejado para él, pero era desconfiado, así que decidió dormir con su remera y boxer, dejando su pantalón perfectamente doblado justo al lado de ese pijama. Se acostó soplando antes la vela que la habían pasado para iluminarse. Era un hecho, en esa mansión tenían un estilo de vida bastante arcaico.

 

El cuerpo durmiente de JunHyung descansaba al abrigo del fino cubrecama, habían pasado tan sólo dos horas desde que llegó a esa morada, pero aquel descanso es perturbado por un ruido fuera de la habitación. Tuvo que sentarse de golpe en la cama, dirigiendo su vista hacia el costado izquierdo, donde se encontraba la puerta, mientras su mano abría paso a la visión nocturna de sus ojos y pudo ver en la pequeña brecha que separaba la madera del suelo una luz transitar de diestra a siniestra, junto a eso el sonar de pies descalzos como si de niños jugando a esconderse se tratase. Parecía un poco raro que niños jugaran a las dos de la madrugada, pero tampoco era algo que lograra inquietarlo. Lo que si llamó su atención fue un ruido proveniente del exterior, y por pura curiosidad de saber de que se trataba se levantó hasta llegar a la gran y única ventana del dormitorio. Con lentitud dio paso a la imagen que podría definirse como un jardín, pero aquel tenía una apariencia horrible, no había más que maleza, tierra y un solitario sauce a un costado, pero en medio se encontraba Tiberius con una pala entre las manos, rellenando lo que parecía ser un agujero.

 

- Está loco.. en lo que desperdicio mi sueño. - Sus ojos rodaron al mismo instante en que negaba con su cabeza pensado que asuntos de ese tipo no le no le concernían y fue de regreso a la cama.

 

 

Por la mañana no tuvo necesidad de dar uso al despertador del móvil, bastó con que entrara la luz matutina para que sus parpados se despegaran otorgándole un prolijo escenario el cual le costó entender. Bandejas de todos los tamaños y formas estaban a su alrededor, brillaban por si solas, eran de plata, y sobre estas había loza con diseños únicos que lucían perfectamente con los pasteles, kuchen, tortas, dulces, y manjares que se presentaban ante él.

 

- Pero qué..

- ¡Buenos días!..

 

JunHyung tuvo que bajar las rodillas para poder ver a los pies de la cama, ya que de ahí provenía esa dulce voz, y claramente se encontró con el mismo chico de anoche, apoyado con ambos brazos al borde del colchón, mirándolo fijamente, solamente que ahora estaba bien peinado, es más, sus cabellos tenían pequeñas ondas que lo hacían ver adorable, el tono de su piel seguía igual, pero ya no tenía esa expresión espeluznante.

 

- Buenos días..

 

- Al fin despertaste, pensé que nunca lo harías.. tienes el sueño pesado

 

- No realmente, ahora estaba cansado..

 

Aquel pelinegro mostró una sonrisa bastante sincera, como si le hiciera gracia que el compositor musical durmiera por cansancio, algo tan común en cualquier ser humano.

 

- ¡Me alegra que lo hicieras! - Empezó a gatear sigilosamente por la cama, acercándole a su huésped una bandeja con diversos pastelitos. - Mi nombre es YoSeob, ¿cuál es tu nombre?, ¿tienes hambre?, ¡Deberías comer!..

 

- Hm.. - YoSeob parecía ser muy impaciente, prácticamente le estaba poniendo la bandeja contra la cara, y para ser el primer contacto directo entre ambos, resultaba ser bastante incómodo. - Soy Jun Hyung, y no, no tengo hambre, no me gustan las cosas dulces.

 

- ¿Qué dices?.. ¿Cómo es eso de que no te gustan?, yo traje todo esto para ti.. -La expresión del tez blanca estaba llena de decepción.

 

-Lo siento, pero no me apetece comer nada.

 

- ¿Ni siquiera un cupcake?

 

Jun negó ligeramente sin darle importancia a su pregunta.

 

- ¿Entonces que te gustaría comer?

 

- Nada, verás YoSeob soy un hombre ocupado y debo irme al trabajo.

 

- ¿En serio?..¿En qué trabajas? ¿Por qué tan temprano?

 

- Haces demasiadas preguntas.. ¿No crees?

 

- Es que ni tiempo me das para agradecer lo que hiciste por mi.. Tiberius me contó que me trajiste a casa..

 

- Ah, sí.. sobre eso, no te preocupes. Pero.. ¿Qué hacías a esas horas en medio de la carretera?

 

- Me había perdido..

 

- ¿Perdido?, no deberías andar solo por la noche, es muy peligroso.

 

- Lo sé, tendré más cuidado de ahora en adelante..

 

- Me sigue pareciendo increíble que salieras solo a rondar los bosques por la noche..

 

- Nunca me había pasado, conozco muy bien el sector

 

- Pero no por eso debes confiarte.. Imagina, si no hubiera aparecido yo por ahí.. por poco casi te atropello, eres muy descuidado.

 

- Hubiera encontrado la forma..


Cuando Jun estaba por realizar otra pregunta a YoSeob, su móvil empezó a sonar fuertemente haciendo saltar al chico que estaba de rodillas sobre la cama. Era su padre, seguramente requería de su presencia en la empresa y por lo visto los minutos habían pasado rápidamente desde que ambos iniciaron la conversación.

 

- Bien, me tengo que ir. - Inmediatamente se despojó del cubre cama para ponerse de pie. - Mi pantalón.. - Justo estaba bajo una de las bandejas, la levantó y obtuvo su prenda, con la cual se vistió para proseguir con sus zapatillas, pero antes se sentó en un enorme sofá que alcanzaba perfectamente dentro de la habitación, ahí ató los cordones de su pie izquierdo.

 

- ¿Volverás?..

 

- Lo dudo, tengo mucho que hacer.. así que procura no andar dando problemas. ¿Si? - Quiso mirar hacia la cama donde supuestamente estaba YoSeob, pero ya no se encontraba. - ¿A dónde se fue?..


Sus zapatillas se perdían en el terciopelo de la alfombra que cubría el extenso pasillo que daba hacia la escalera, todo parecía estar vacío, no había rastros cercanos de YoSeob, Tiberius o de algún niño que podía vivir dentro de la mansión, Jun pensaba en eso los pasos de la noche. Uno a uno fue bajando los escalones, estos rechinaban, si sus cálculos eran correctos, la casa debía tener entre unos 200 años.

 

-¿Hay alguien en casa?..  

 

Se sentía un estúpido por lanzar aquella pregunta al aire la cual hizo un pequeño eco entre las húmedas paredes, pero nadie respondía. No quería ser malagradecido e irse sin despedirse, pero cada vez se hacia más tarde y estaba lejos de la empresa de su padre, así que prefirió no seguir tentando al tiempo, pero antes examinó por última vez la morada del pálido YoSeob.

 

Cuando la puerta de entrada se abrió se encontró con la presencia de aquel chico más bajito.

 

-¡Hey! - Jun tratando de disimular el susto que le había dado su sorpresiva aparición, prefirió regañarlo. - ¿Estás loco?, no debes hacer ese tipo de cosas, asustas a cualquiera, idiota.

 

YoSeob simplemente rió inocentemente mientras negaba con su cabeza. - Lo siento, pensé que seria más divertido que me encontraras cuando ya te fueras, como una sorpresa..

 

-No, no me gustan ese tipo de sorpresas.. - Un gesto fastidioso apareció en su mejilla izquierda - Ya me voy, gracias por alojarme aquí.

 

El dueño de casa siguió a una distancia prudente al más alto hasta el oxidado portón.

 

- ¿Sabias que las personas envejecen más rapido cuando fruncen su rostro?

- No es algo que me preocupe.

- Deberías, porque eso significa que te queda poco tiempo de vida

- No me afecta, disfruto cada día de mi vida como si fuera el último.

- ¿Ayer fue así?..

- Insisto en que haces muchas preguntas, YoSeob.

- No parecen molestarte mis preguntas..

- Es que aún no te entrometes demasiado, me estoy atrasando más, Adiós.

- Está bien, cuídate Junnie, nos vemos más tarde. - Contestó con amabilidad el más bajito, dejando ver la parte superior de sus dientes.

 

En aquel instante el corazón del moreno se apretó, pero aquella sensación duró una milésima de segundo. No estaba acostumbrado a que lo llamaran de esa manera, y el tono empleado por ese chico resultaba tierno. Su cabeza recibió una fuerte sacudida para desviar sus pensamientos y lo miró con la ventana baja hasta la mitad, de manera que sólo la parte superior de su rostro se viera.

 

-No le des problemas a Tiberius, ¿Entendido?

 

YoSeob asintió como un crío.

 

- ¡Entendido!

 

Finalmente el auto se puso en marcha fuera de aquel lugar, y por el espejo retrovisor se podía ver la pequeña figura de YoSeob con su mano alzada despidiéndole.

A medida que se alejaba de la mansión, en la cabeza de Jun surgieron diversas preguntas. ¿Por qué trataba a Seob como un niño?, dándole suaves ordenes para que se portara bien, de seguro tenían la misma edad o era unos años menor, pero no podía ser un crío y vivir solo con su mayordomo o hermanos, aunque.. quien sabe, familias de ese tipo tenían costumbres muy raras, era cosa de ver la forma en que se vestía, nadie en la ciudad andaría así, o sobrevivir a la luz de la vela, pero había más.. ¿En qué momento pasó por alto la sangre que tenía en sus ropas la noche en que lo encontró?, ahora se maldecía por no preguntar, ¿Y Tiberius?, ¿Qué clase de nombre es ese?, seguramente era extranjero, aunque eso era difícil de descifrar ya que su rostro estaba lleno de arrugas y una quemadura en el ojo izquierdo.

 

- En este mundo hay de todo, JunHyung.. - Con total naturalidad se respondió en susurro, habían cosas que no tenían respuesta y no iba a gastar su vida en averiguar la verdad, debía realizar actividades más importantes que dársela de detective privado, y seguramente su padre no estaría muy contento de su atraso, además daba por hecho que en su móvil tendría un sin fin de llamadas de él. Introdujo la mano libre en el bolsillo de su pantalón, completo vacío, revisó el otro bolsillo, el asiento de al lado y compartimientos donde seguramente podría haberlo guardado antes de irse.

 

- Mierda...

Notas finales:

Tadá ~ 


¿Qué tal? Espero les agrade y comenten, así seguiré con los capítulos que pretenden ser uno por semana.. Será largo y bastante interesante. 8D


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