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Sky Full of Lights por weird

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Notas del fanfic:

Mi primer fic en este fandom.

 

Notas del capitulo:

Es mi primer fic en este fandom.

 

Tenganme paciencia... no por que no sepa lo que hago sino por que me demoro en actualizar. Este fic lo tengo escrito (el primer capitulo) desde Noviembre del 2011 y recien lo subo. Quedan advertidos!

 

Naruto no es mio, es de su autor.

Sky Full of Light

 

 

1.

 

No recordaba la cara de sus padres pero sabía que él había sido lo más importante para ellos. Los extrañaba, y mucho pero no al punto de tirarse a llorar por ellos o lamentarse cada día de su vida, eso era para la gente ridícula que no podía ver la felicidad así estuviera en frente de su cara.

 

Cuando ellos murieron no lo dejaron solo. Iruka y Kakashi, amigos y socios de la familia, se hicieron cargo de él enseñándole todo lo que debía saber para que algún día asumiera el lugar que habían dejado sus padres.

 

No había sido tarea fácil porque de pequeño había sido absolutamente engreído y juguetón pero con unos cuantos trucos lograron captar su atención y despertaron su mente para el aprendizaje. Después de eso sus tutores no habían tenido más problemas con él, excepto cuando se perdía.  

 

Cuando se perdía era fácil de encontrar porque su color de cabello destacaba rápidamente. De todas maneras buscarlo cuando se escondía era diferente porque era difícil saber hacia donde había ido. Cualquier cosa parecía poder captar su atención. Un globo, comida, algún juguete en una vitrina, algún olor extraño, un color brillante o el aspecto de una persona diferente. Buscarlo era un dolor de cabeza. Iruka aprendió rápidamente a encontrarlo intentando llamar su atención con sonidos fuertes, como era una persona curiosa no podía resistirse saber de donde provenía el sonido.  

Su vida trascurrida entre viajes de un país a otro por causa de negocios o simplemente unas vacaciones alejadas del bullicio.  

 

El colegio no era de importancia porque las clases las llevaba con él, Iruka era un profesor experimentado en medio de todo y Kakashi a pesar de no ser profesor era capaz de hacerse entender cuando dominaba algún tema. De todas maneras para que él no perdiera sociabilidad con niños de su edad siempre se tomaba en cuenta hacerlo jugar con cualquier niño que estuviera por la zona.  

 

En otras palabras había logrado hacer amistades en varias partes del mundo lo que llevaba al siguiente punto. Idiomas. No los podía dominar del todo pero si los podía entender. Era fluido en el inglés, francés, español y portugués y por supuesto su lengua natal, japonés. El chino era algo que no se acostumbraba porque confundía los kanjis.  

Hubieran podido quedarse más tiempo en otros países afianzando idiomas pero sus tutores sabían que en determinadas épocas del año era importante que se mantuviera en su propia casa como por ejemplo para su cumpleaños o para el aniversario de la muerte de sus padres o la Navidad y el Año Nuevo.   

 

El sentía por momentos su vida demasiado tranquila, como si necesitara añadir algo de emoción, buscar alguna aventura o descubrir un secreto. En verdad no sabía que era pero sentía que esa emoción podría pasar en cualquier momento, solo tenía que estar pendiente a la oportunidad. 

 

“Hey Naruto! Abróchate el cinturón de seguridad que el avión ya va a aterrizar”- le advirtió Iruka que estaba a su lado. La aeromoza ya había pasado a su costado recordándole que tenía que hacerlo pero él estaba en otro mundo. Los dos estaban regresando de un viaje de dos meses por toda Europa. Habían sido dos meses algo ajetreados llevándolo a visitar museos y conocer lugares históricos que por momentos parecían aburrirle. 

 

“¿De verdad ya vamos a llegar? Me muero de ganas de ir al baño…” 

 

“Pero al final del pasillo hay uno. ¿Por qué no has ido?”- le preguntó 

 

“Necesito ir al baño para hacer algo más que el número uno… eso no lo puedo hacer aquí”- estaba intentando no pensar mucho en ello pero no estaba funcionando. No debió comerse todos esos caramelos y quizás ese emparedado lo hubiera podido comer a su llegada… 

 

“Por eso te dije que era mejor regresarnos en el avión privado” 

 

“Lo sé pero quería ver como era viajar en clase económica. De verdad los asientos aquí son demasiado angostos. Me duele la espalda. Ojala Kakashi esté esperándonos y no se haya retrasado mirando alguna revista. Extraño mi cama…”  -Dos meses alejado de su cama no habían sido tan malos pero unas horas recostado en la silla del avión habían sido suficientes para destruir su espalda y borrarle la raya de su trasero. 

 

Viajar en clase económica había sido una excelente experiencia pero dudaba volver a repetirla. 

 

Ni bien el avión aterrizo y la aeromoza indicó que ya podían salir Naruto salió disparado hacia el baño. Con las justas logró escuchar a lo lejos a Iruka decirle que lo buscara donde se recogían las maletas. 

 

Corrió tan rápido como pudo y entró en el primer cubículo de los servicios higiénicos y después de descargar su alma, su espíritu descansó en paz. Salió estirándose como chicle y moviendo el cuello de izquierda a derecha logrando hacer que sus coyunturas soltaran un sonido. Se miró un rato al espejo, se lavó las manos y se mojó la cara. Estaba abriendo la puerta del baño cuando la misma puerta lo estrelló contra la pared.  

 

Una entidad de cabello largo entró como un bólido y cogió el último cubículo sin cerrar la puerta. Unos ruidos perturbadores se oyeron y su respiración entrecortada hacía vibrar el lugar.  Su curiosidad se hizo tan grande como su enojo. Entendía el apuró del que entró pero no era excusa para que estrellara la puerta contra su cara. 

 

Cuando se asomó pensó en atacar a la persona con una rabia muy poco común en él pero no pudo. Es más dudo en hacerlo. 

 

Había una chica en el baño de varones. Era eso o él se había equivocado en entrar al baño por el apuro. Pero no, cuando se volteó vio los urinarios pegados en la pared así que la que estaba en falta era ella. 

 

Ella, sin embargo no parecía haberse dado cuenta de su error y seguía abrazando el inodoro intentado arrojar lo que fuera le estuviera haciendo sentir mal pero sin mayor éxito. 

 

“¿Te sientes bien? ¿Quieres que llame a alguien para que te ayude?" – una mirada asesina intentó acabar con él. Esos ojos negros punzantes iban perdiendo fuerza hasta que decidieron esquivar su mirada.  Se pasó la manga de su chompa por la boca de manera poco femenina y se intentó poner de pie. Su vestido celeste estaba ligeramente levantado por encima de la rodilla pero cuando se dio cuenta automáticamente trato de arreglárselo. 

 

Intentó caminar torpemente hacia el lavamanos donde se mojó un poco ese rostro pálido que hacía resaltar sus labios.  Apoyada en la mesa su respiración parecía entrecortada. Sus piernas no la resistieron más y cayó de rodillas. Se llevó sus manos a la garganta. 

 

Hasta ese momento él había sido un espectador pero no podía seguir así. Si se moría en el baño de hombres iba a ser su culpa por no haberla auxiliado. 

 

“Voy a llamar a la ambulancia”- paso a su lado para salir de los servicios higiénicos y pedir ayuda cuando ella lo agarró del pantalón para detenerlo. 

 

“Estoy bien… no llames a nadie, yo estoy bien… es algo que comí”- pero se veía que estaba haciendo esfuerzos para hablar porque su voz se oía más suave que un susurro. – “Solo necesito un poco de aire…” 

 

Se volvió a parar y salió del baño. 

 

El salió detrás de ella pero no la volvió a ver. Busco a Iruka que lo estaba esperando con las maletas puestas una encima de otra en un carrito del aeropuerto. 

“Te tardaste mucho, ya iba a ir a buscarte. ¿Qué paso?”  

 

“Nada serio creo… pero una niña entró al baño de hombres” 

 

“Eso es raro. ¿Estaba bien?”- Naruto le contó todo lo que había pasado y que esperaba que la chica estuviera mejor. – “Seguro se pondrá bien, no te preocupes por ella. ¿Qué te parece si vamos a comer algo en lo que esperamos que llegue Kakashi? Ya me llamó y me dijo que no demorará mucho” 

 

Los dos se miraron porque sabían que no era cierto. En los diez años que llevaba con ellos sabía perfectamente que eso significaba un retraso de dos horas como mínimo. Como no tenían medio de trasporte decidieron comer en alguno de los restaurantes del aeropuerto.  

 

“¿Qué te pido?” – le pregunto Iruka revisando cuando efectivo le queda en la billetera.

“Ramen… hace dos meses que no como ramen” – le dijo mientras dejaba caer su cabeza contra la mesa y se hacía el muerto.

 

“Voy a intentar conseguirte ramen pero sino te traigo una hamburguesa” – Iruka lo dejo solo en la mesa con las maletas al lado. Esperar era aburrido así que levantó su cabeza y dejó que sus ojos azules se distrajeran con algo. Debía haber algo interesante que ver y lo encontró. 

 

Cuatro mesas más allá la niña del vestido celeste estaba sentada al lado de una señora igualita a ella. La mamá tenía pinta de estrella de cine con gafas oscuras y sombrero de volados. El abrigo que llevaba puesto era caro, lo había visto en las vitrinas de la casa de un diseñador en Francia. La señora estaba distraída intentando ver si las miradas no estaban en ella mientras que su hija jugaba con la comida del plato. 

 

No podía escuchar lo que decía así que cerró sus ojos y se intentó concentrar en los sonidos tratando de localizar la conversación de las dos… Sus oídos iban apagando las conversaciones que no le interesaban y los sonidos de los cubiertos… 

 

“¿Por qué no estas comiendo lo que te pedí?”- pero no obtenía respuesta – “Come rápido que no quiero que nadie nos vea.   ¡Apúrate!” 

 

“Ya comí un poco pero ya no puedo más” – le dijo en voz baja la chica con una mano en el estómago y la otra rodeándose el cuello.

 

“Solo te has comido el arroz. ¿Por qué no te has comido los mariscos? ¡Cómetelos!”

 

Naruto abrió los ojos y vio como la chica miraba su plato de comida con miedo y luego con algo de asco intentaba agarrar con los palitos el camarón de su comida. Su cara aún seguía pálida. Tomo un respiro y a velocidad se los metió a la boca pero no tuvo tiempo no de masticarlos porque los escupió de frente al plato y salió corriendo. 

 

Seguro va al baño pensó Naruto y dejando las maletas junto a la mesa la siguió.  

Y así fue. Pero una vez más al baño de hombres. Estaba sorprendido por eso pero cuando entró se sorprendió más cuando la vio tirada en el piso sin respirar.  

 

Tenía ahora sí que llamar a la ambulancia pero mientras lo hacia ella se podía morir. ¿Cuántos años tendría? ¿Once al igual que él? No la podía dejar morir. 

 

Había habido una ocasión en la que Kakashi le había enseñado a dar respiración de boca a boca pero no estaba seguro si hacerlo o no. La lección había sido enseñada mediante diapositivas y un muñeco de tela. Esta era una chica de carne y hueso.  

 

Tenía miedo y a la vez un poco de vergüenza porque de una u otra manera tenía que empatar sus labios con los de ella... sería algo así como un beso... su primer beso.

 

Quizás no era correcto hacerlo y estaba a punto de salir corriendo a buscar a alguien más que hiciera el trabajo por él pero al verla ponerse medio morada se tuvo que armar de valor. 

 

Tomo aire y se lo paso por la boca a medida que presionaba su pecho que aún no se había desarrollado. Una, dos veces y a la tercera reaccionó. Su rostro morado cambio de color. Primero al pálido habitual y de ahí al rosado. Se sentó y retrocedió rápido hasta golpearse la cabeza contra la pared. De ahí todo pasó más rápido aun. Su mano a taparse la boca, sus ojos negros lo miraron de arriba a abajo, temblaron, miraron de un lado al otro. Se paró como pudo apoyándose en la pared con la que se había golpeado. Se miró al espejo de reojo, lo volvió a mirar a él y salió corriendo. 

 

El sin embargo se quedó estático sentado en el piso mordiéndose los labios como si hubiera hecho algo malo.  

 

Ese había sido su primer beso y de solo pensarlo una vez más su cara se puso roja y sintió como sus orejas se encendían. Se dio un par de palmadas en las mejillas y salió corriendo de allí. Cuando llegó al restaurante ni ella ni su mamá se encontraban más ahí.  

 

“¿Dónde te metiste? Mejor que no hubieras estado aquí porque paso un espectáculo de lo más desagradable…” 

 

“¿Qué paso?”- le preguntó Naruto. Estaba intentando olvidar lo que había pasado minutos antes pero… ¿Tendría que ver con ella? 

 

“Una mujer, muy bonita por cierto, se portó de lo más malcriada con su hija. No sé que habría pasado antes pero cuando llego la niña le dio una  bofetada y se la llevo a jalones. Ni tiempo me dio en ir a defender a la pobre niña. Llevaban prisa, parecía como si fueran a perder el avión…” – eso significaba que ella seguro se estaba subiendo a un avión en esos momentos. Seguro se regresaría a su país o quizás se iba a algún lado y pronto volvería… 

 

¿Y si no la volvía a ver?  

 

Su corazón sintió una cierta presión por ese pensamiento. No podía pensar así. Ni siquiera había sido un beso así que no tenía por qué pensar y sentirse de esa manera...

 

Pero al regresar a su casa seguía con la imagen de lo que había pasado en el aeropuerto.  No se la podía sacar de la mente a pesar que había intentado tararear canciones tontas y alegres. 

 

“Nee Iruka… tú que lo sabes todo… ¿no hay manera de averiguar quién era esa mujer del aeropuerto?” 

 

“¿Por qué tanto interés?”- Iruka podía leer la mirada de su estudiante y sabía que había una razón para ese extraño interés. Definitivamente había llegado a cierta madurez, se estaba empezando a interesar en las chicas. 

 

No podía soportarlo más. Infló sus mejillas y empezó a codear a su pupilo mientras le dirigía miradas juguetonas. 

 

"¿Iruka, tienes algún problema? No entiendo por qué me haces esas caras..." - y francamente no entendió al principio pero después que su profesor le comenzó a mover las pestañas y a actuar como si tuviera falda capto la idea. - "Esta bien. Si es bonita pero no significa nada más". 

 

Y tuvo suerte de no haberle contado lo del pseudo beso en el baño de hombres porque sino no lo hubiera dejado en paz.  

 

Dio la plática por terminada y salió a tomar un poco de aire al jardín de atrás. El día estaba soleado sin una sola nube en el firmamento y el clima no estaba tan caliente, al contrario había una brisa refrescante que le provocaba a uno estar fuera. 

 

Y no era el único con esa idea. Kakashi también estaba afuera leyendo un libro al pie del árbol.   

 

"Oí Naruto" - lo saludo de reojo sin levantar su mirada que seguía clavada en las páginas del libro. 

 

Su primer pensamiento fue huir de ahí pero se quedó. El pensamiento de Kakashi no era tan cerrado como el de Iruka. Además el conocía un poco más a la gente del medio y siempre conseguía buena información.  

 

"Nee Kakashi... Hoy creo que conocí a una estrella de cine en el aeropuerto pero no supe su nombre. De repente tu si la conoces"  - no quería contarle todo porque sino podría sospechar de sus sentimientos como lo hizo Iruka. 

 

"Como saberlo si ni siquiera la he visto. ¿Puedes describirla?" - Apartó sus ojos del libro y lo cerró para prestarle atención.  Esto se ponía interesante.

 

Naruto intentó hacer memoria por que le había prestado atención más a la chica que a la madre. 

 

"Pues era una señora bien vestida de cabello negro y lacio...  ¡Pero su hija lo tenía más negro y más lacio! Y creo que llevaba un abrigo corto...  ¡pero su hija traía un vestido azul! Su piel era blanca pero la de su hija era súper pálida y..." 

 

"Ok Naruto para tu coche ahí mismo. ¿Tú quieres saber de la madre o de la hija?" y le dio la misma mirada que le había dado Iruka antes. Estaba empezando a sospechar...

 

"Ehh... ¿Las conoces o no?" 

 

"Por los datos que me das no tengo idea quienes serán. Hay mucha gente rica y hay gente famosa que podría entrar en la lista. Necesito más datos".   

 

Si la cosa seguía así quizás nunca más volvería a verla pero si... 

 

"Nee Kakashi ¿y no podrías averiguar de quien te hablo por las cámaras de seguridad del aeropuerto?"  

 

"Eso está un poco difícil pero supongo que puedo hacerlo. Cuando tenga los datos te los daré por ahora déjame leer mi libro en paz que está llegando al clímax"  - y Kakashi volvió a clavar los ojos en su libro.  -"Ah Naruto, la próxima vez que quieras tener novia pregúntale su nombre antes de dejarla ir. Así me facilitas un poco mi trabajo de investigación" 

 

Su cara automáticamente se puso roja  y salió corriendo antes de escuchar otro comentario más parecido a ese. 

 

********

 

Por fin estaba solo en su cuarto. Su mamá había salido a quien sabía dónde pero eso a él no le interesaba. La casa era solo para el pero eso tampoco le interesaba. Solo le interesaba quedarse solo en su cuarto y disfrutar sus escasos minutos de libertad. 

Se fijó en el reloj. No le gustaba verlo pero en estos momentos le servía para saber cuánto tiempo le quedaba de libertad. 

 

Su cuarto no tenía nada comprado especialmente para él. La ropa de sus cajones no era suya y los juguetes tampoco. A decir verdad no era su habitación pero era un cuarto que el mismo se había asignado dentro de la casa. 

 

Él tenía acumulado algo de plata que era algo de monedas que había recolectado de la casa y propinas que le mandaba su hermano desde Europa donde trabajaba. Esa plata no la gastaba así nomás. 

 

Era plata destinada para darse algo de felicidad y no olvidarse que era él. Pero hoy saldría a comprarse algo de felicidad a la hora que su mama se fuera a dormir.  

Hasta cierto punto era una bendición que su mama se tomara en serio su sueño de belleza. Pero para poder salir de la casa tendría que preparar la huida. 

 

Se levantó de la comodidad de la cama y se dirigió al cuarto del frente. De una caja de zapatos escondida debajo de la cama saco una soga y la amarro a una de las patas de la cama, luego la dejo al lado de la ventana camuflada detrás de las cortinas porque aún era muy pronto para lanzarla.

 

Abrió el armario para buscar un par de zapatillas pero ninguna era de su talla. Su hermano solo había dejado las que le quedaban bien y esas eran como tres o cuatro tallas más que la suya. Estaba pensando en huir en medias cuando vio una caja escondida en la esquina. Eran unas zapatillas casi nuevas de color rojo que para su suerte le quedaban un poco sueltas pero eso era mejor que usar tacones o zapatos con suela plana y lazos.

 

Lo siguiente fue buscar ropa decente como para salir y mezclarse con el montón. Todo lo del cajón de su hermano le quedaba grande así que se puso un par de jeans viejos que tuvo que remangar para no pisarlos y una correa que le daba vuelta a la cintura pero lograba el cometido de impedir que se le cayeran los pantalones.

 

Para la parte de arriba no había más que doblar las mangas y su cabello largo tenía que ir escondido debajo de una gorra. Antes de salir de la habitación dejo todo doblado y apilado escondido debajo de la cama.

 

Oyó de pronto el carro de su mamá entrar al garaje y el típico sonido de sus zapatos empezó a retumbar por toda la casa.

 

Salió rápidamente de cuarto de su hermano para entrar a su jaula.

 

Aquella habitación que le recordaba a cada instante que lo que pasaba con él no estaba bien y que apenas pudiera viviría solo. Aquella habitación de decoración sacada de revista. Con colores pasteles y muebles blancos era la habitación más femenina que pudo armar su madre.

 

"¿Hana dónde estás? Mira lo que te compre hoy..." - gritaba entusiasmada su mama abriendo la puerta de par en par. El sin embargo decidió no moverse de donde estaba. Tirado en su cama sumamente rosada desvío su mirada hacia la ventana como para hacerle notar que en verdad no le importaba.

 

Su mamá en cambio había decidido no captar la indirecta y se sentó a su lado tratando de animarlo a levantarse. Pero eso no iba a funcionar. Si seguía con ese teatro eventualmente se aburriría y desaparecería de su vista hasta mañana.

 

Y así fue. Después que se fue espero unos cuantos minutos hasta que sintió que ella entro a su propia habitación. Eso significaba que iba a dormir, esa era su señal.

 

Salió de la habitación rosada y entro a la de su hermano. Prácticamente se arrancó el vestido que llevaba puesto y se puso aquel pantalón grande y ese polo tres tallas más grande que él. Lanzo la soga al jardín e intento llegar a tierra firme sin morir en el intento.

 

Una vez con los pies en la tierra tenía que correr por que las tiendas no iban a estar abiertas toda la noche.

 

Corrió lo más rápido que pudo hacia la calle cruzando todo el jardín hasta que llego a la reja. La abrió con cuidado y la dejó entrecerrada.

 

Por sus múltiples viajes en carro sabía que a dos calles de su casa, en una esquina bien iluminada había un teléfono público. Cuando llego allá hizo la llamada a un servicio de taxi para que lo llevaran a su destino. El conductor no demoró mucho en llegar a recogerlo. La puerta se abrió automáticamente y él saltó al carro.

 

"¿A dónde lo llevo?" 

 

"Al centro comercial del centro. Necesito que me lleve allá y regrese en una hora a recogerme" 

 

Solo necesitaba una hora para comprar. Cuando había estado ahí con su mamá días anteriores ya había visto lo que quería comprar. El único problema sería conseguir su talla pero no sería tan difícil y tampoco requería demasiado tiempo. 

 

Una vez que lo dejo en la puerta principal del centro comercial emprendió su carrera contra el tiempo. 

 

*******

 

Era un viernes más en su aburrida vida.

 

"Te ves aburrido Naruto. ¿No quieres armar un rompecabezas conmigo?" - Iruka pensaba a veces que él seguía teniendo cinco años.

 

"No tengo ganas de eso. Quiero salir. Quiero ir a ver una película" - Sentía que quizás eso podía subirle el ánimo después de haber pasado la semana encerrado en su casa. Entre el mal tiempo y los deberes no había tenido oportunidad de pisar la calle en una semana y eso era imperdonable para él.

 

"Está bien. Déjame que guarde las piezas y me arregle para salir... ¿Qué película quieres ver?"

 

"¡Ehhh! La verdad estaba pensando en ir solo. La película que quiero ver te va a hacer gritar, además está en 3D y tú te mareas con esas imágenes" - eso era verdad pero había una verdad más.

 

Durante toda la semana no había dejado de pensar en ella. No había podido dormir, no había podido comer ni concentrarse en nada. Por eso si iba al cine y veía una película de terror sería suficiente como para traumarlo. Seguiría sin poder dormir pero dejaría de tenerla en su cabeza.

 

"No me parece una buena idea. La última vez que viste una película de terror no querías quedarte solo y tampoco querías apagar las luces de la casa. ¿Tienes idea cuanto nos salió pagar la cuenta de la luz por toda esta casa?"- ahí estaba otra vez Iruka haciéndolo cambiar de parecer. Tenía razón de no querer dejarlo ver esa película.

 

 

"Bueno de todas maneras quiero salir. No me quiero quedar hoy en casa. Quiero divertirme. Quiero hacer amigos".

"¿Y Shikamaru y sus amigos?"

 

"Por lo general ellos se reúnen en grupo. Son amigos de colegio. Un colegio al que yo no asisto por lo tanto no saldré con ellos. ¡Voy a ir a secuestrar amigos!"- aunque no sabía exactamente cómo iba a hacer eso.

 

Mientras estaba en el carro de camino al centro comercial se imaginaba a si mismo lazando gente y torturándolos hasta que le hicieran caso. ¿Si le había funcionado con Iruka y Kakashi por que no habría de hacerlo con gente de su misma edad?

 

Tenía que pensar en un tema de conversación quizás. ¿Cuál sería un buen tema? El colegio no podía ser porque él estudiaba en casa. Las tareas... él no tenía tareas que hacer. Un programa de televisión... pero no había prendido la tele ayer. El tiempo era un tema de conversación de gente grande al igual que la política y la economía.

 

 

Estaba divagando en eso mientras salía del carro. Le advirtió a Iruka que no lo acompañara y que lo recogiera en un par de horas con una pizza caliente para invitarles a los nuevos amigos que iba a secuestrar o mejor dicho invitar. 

 

Quizás debió haberle pedido a Iruka que trajera variedad de comida. ¿Qué pasaría si a sus invitados no les gustaba la pizza?  Esa era una posibilidad que no había contemplado. Aun podía llamar a Iruka y pedir pollo frito con papas ¿Pero y si la persona que conocía era vegetariana?  

 

Tenía un mundo de problemas en su cabeza a cada segundo que pasaba tanto que no se dio cuenta que alguien venia corriendo. 

 

Cuando se estrellaron las compras de la otra persona salieron volando al igual que su zapatilla. Por su parte él había recibido un golpe en el pecho y había caído aparatosamente de espaldas.

 

Quizás el golpe entre los dos no dolió tanto pero la vergüenza de caer de esa manera frente a desconocidos hirió un poco su autoestima.

 

Estaba a punto de reprender al que se le cruzo corriendo cuando se dio cuenta que él también era igual de culpable por no prestar atención.

 

El chico al que había embestido parecía tener su misma edad aunque parecía más bajo. Debía ser por esa ropa tan grande y holgada que llevaba puesta o el hecho que el chico seguía en el suelo palmeando el piso.

 

Se le acercó para darle la mano y ayudarlo a incorporarse cuando él le rechazo la ayuda golpeando su mano.

 

"¡No tienes por qué ser tan grosero, solo quería ayudarte!" - pero el chico parecía no darse cuenta de su presencia. - "¡Olvídalo!" - le grito y dio media vuelta cuando de pronto sonó algo. Su pie había pisado algo y al parecer su peso y los dientes de la zapatilla lo habían roto.

 

"Por favor dime que esos no fueron mis lentes de contacto" - y tenía todas las ganas de decirle que no eran pero no quería mentirle.

 

"Lo siento... No fue mi intención". - intento disculparse - "¿No puedes ver nada? ¿Te puedo ayudar en algo?"

"Olvídalo" - se puso de pie pero le faltaba su zapatilla izquierda que había salido volando dos metros más allá.

Al toque corrió hacia la zapatilla y se la trajo. Esa zapatilla no era cualquier cosa, era de colección. Un par de esos debería estar guardados en una vitrina y no en los pies de eses chico.

 

Pero no era lo único fuera de lo común de ese chico. Sus uñas estaban pintadas con esmalte.

 

"¿Por qué tus uñas están pintadas en rosado?" - le pregunto arqueando la ceja y arrugando la nariz. Una costumbre mala que tenía según Iruka.

 

Su pregunta lo había cogido desprevenido y automáticamente intentó esconder sus manos pero si ya las había visto que más daba.

 

"Mi mamá estaba aburrida y yo era el único cerca" - que en parte era la verdad. Su propósito en la vida era ser la muñeca de su mamá. Pero no sabía por qué se preocupaba en darle explicaciones a un desconocido. En especial si el desconocido había destruido sus lentes de contacto y ahora veía todo borroso.

 

"Oh... supongo que mi mamá también hubiera hecho lo mismo"- pero en el fondo lo dudaba. Hasta donde él tenía entendido andar con las uñas pintadas estaba bien si eras mujer pero en hombre se veía un poco raro. Eso debía ser suicidio social en el colegio. Mejor sería cambiar de tema.

 

"¡Ya que no puedes ver bien te llevo a tu casa!" - pero el chico empequeñecía sus ojos tratando de enfocarlo y ver si le inspiraba confianza - "Yo no manejo pero mi guardián legal si... Iruka ya deja de esconderte y ven" - y no era difícil para él saber que estaba siendo vigilado. Iruka lo hacía constantemente, además era obvio que su cuerpo no podía desaparecer detrás de un periódico abierto.

 

"¿Desde cuándo te diste cuenta?"

 

"Desde que la gente te empezó a gritar por esconderte detrás de ellos como si fueras un pervertido" - estaba tan entretenido regañando a Iruka que no se dio cuenta que el chico trataba por todos los medios de irse de ahí.

 

Él no podía ver nada de cerca y de lejos veía borroso, por eso la gente que caminaba para él eran como manchas o sombras moviéndose de un lado para otro. Lo que tenía que hacer era tratar de esquivarlas y llegar hasta donde hubiera una puerta o un policía. Luego le pediría que buscaran su taxi para regresar a su casa. Luego pensaría la mejor manera de entrar de nuevo a casa en plena oscuridad sin ser descubierto.

 

"Hey ¿A dónde crees que vas? Te dije que te iba a llevar a tu casa" - lo regaño el que lo había empujado. ¿Con que derecho se atrevía a hacerlo?

 

"Gracias pero no gracias. Yo puedo irme solo, ya me has ocasionado demasiados problemas" - Le dijo mientras caminaba directo hacia una columna.

 

"No seas necio. No puedes ver nada estas a punto de golpearte contra la columna" - y paro en seco antes de darse de cara contra el concreto.

 

"Que no..." - le dijo pero de verdad iba a necesitar ayuda porque ni siquiera sabía hacia a donde se dirigía.

 

"Deja de hacerte el difícil y súbete de una vez a mi espalda para llevarte hasta el carro" - pero el chico lo miro como si estuviera loco.

 

“¡Absolutamente no! Ni muerto me subo a tu espalda. Yo puedo caminar solo"

 

"Caminas tropezándote por que esos zapatos te quedan muy grandes. Además son de colección, no deberías de caminar con ellos. ¡Es un crimen que no estén guardados o en una vitrina!" - le dijo comenzando a exaltarse. Ese chico tenía algo que le llamaba la atención aunque también le sacaba de quicio y le daba ganas de darle un golpe.

 

"Son los únicos zapatos que me quedan y no pretendo caminar en medias así que déjame en paz" - No sabía cuál era la circunstancia económica de ese muchacho y porque no tenía zapatos de su talla en casa pero pretendía ayudarlo.

 

Sin decir una palabra más y ante el asombro de todos trepo al chico a su espalda entre protestas y jaleos.

 

"¿Dónde está el carro Iruka?"

 

En ese momento y ante esa circunstancia Iruka se dio cuenta que Naruto hablaba en serio cuando le dijo que iba a secuestrar a un amigo.

 

**********

 

Una vez en el carro y con el motor encendido Naruto intento hacer las paces con el chico.

 

"¿Cómo te llamas? No te pregunte tu nombre antes porque me olvide" - dijo con una sonrisa inocente como si se tratara de un olvido insignificante. Pero eso no ablando el corazón del chico a su lado que había clavado su mirada en la ventana y con sus manos tanteaba el carro para encontrar el seguro de la puerta y poder escapar. Lo que no sabía él era que el seguro de la puerta estaba al lado del conductor.

 

"Dile tu nombre primero" le sugirió en un susurro Iruka desde el asiento del conductor.

 

"Mi nombre es Naruto. ¿Me puedes decir tu nombre? Me gustaría saberlo".- y le dio su mejor sonrisa olvidando que el otro no podía ver nada.

 

"Estas loco si piensas que te lo voy a dar después de haberme secuestrado"- le contesto mirándolo por el reflejo de la ventana. - "Idiota"

 

"¿Que me has dicho? Tu eres un... un... Imbécil. Encima que te estoy llevando en mi carro..."

 

"No te pedí que lo hicieras tampoco. Yo tenía un taxi esperándome afuera del centro comercial. Subirme a tu carro sin mi consentimiento te convierte en un secuestrador y ese señor que conduce se convierte en tu cómplice" - ese era un bueno punto y ahora que lo veía de esa perspectiva tenía razón. ¿Pero si no lo hubiera subido al carro...?

 

"Si te hubiera dejado solo no habrías podido llegar ni siquiera a la puerta porque caminabas en dirección contraria" - los dos se quedaron callados un rato.

 

"Naruto, la pizza que me pediste ya llego a la casa" - hablo Iruka para romper el hielo.

"Vamos por que me muero de hambre" - dijo Naruto fingiendo haberse olvidado del chico que estaba a su lado.

 

"Oye idiota, dijiste que me ibas a llevar a mi casa. No planeo ir a la tuya"

 

"Yo pedí esa pizza para comerla contigo imbécil. Y como la pizza esta en mi casa vas a ir y te la vas a comer así te la tenga que meter por las orejas" - ese muchacho lo sacaba de quicio. Estaba a punto de olvidar que lo acababa de conocer y le iba a pegar un golpe.

 

"Me bajo del carro" dijo en voz baja - "¡Pare el carro que me bajo aquí mismo!" - gritó mientras intentaba abrir la ventana y abrir la puerta con el carro en movimiento

Iruka puso las direccionales del carro para hacerse a un lado y parar en la esquina.

 

"No pares Iruka. Vamos a ir a la casa y vamos a comer esa pizza y luego te prometo que le digo al chofer que te deje en la puerta de tu casa. Solo comemos la pizza y te vas si quieres" - el muchacho pudo distinguir cierto tono de súplica en su voz.

 

No podía distinguir su cara en la oscuridad del carro. Solo podía ver algo amarillo iluminarse cada vez que el carro pasaba por el lado de un poste pero su voz se oía triste. Por un momento pensó que comer un pedazo de pizza significaba mucho para él. Quizás era lo mínimo que podía hacer si de todas maneras lo iba a llevar a su casa. Eso si es que lo llevaba a su casa.

 

"Está bien. Un pedazo de pizza y me llevas a mi casa" - Sentenció. Naruto río. Lo supo no solo porque lo escucho sino porque cuando pasaron por debajo de la luz no solo se ilumino el carro por lo rubio que debía ser su cabello, su sonrisa también lo hizo.

Nunca había visto una sonrisa tan sincera de una alegría tan insignificante como comer un pedazo de pizza.

 

El carro por fin parqueo frente a una casa aún más grande que la suya. Naruto debía ser de una familia adinerada, lo que era raro porque al colegio donde iba todos eran parte de la crema de la sociedad y nunca lo había visto. Ese cabello rubio resplandeciente no podía haber pasado desapercibido frente a sus ojos... ¿o sí?

 

Naruto lo ayudo a bajar del carro tomando su mano y guiándolo por los escalones. El no soportaba eso de ser tomado de la mano guiado como si fuera una mascota o un trofeo pero su mano eran tan cálida y blanda que no le importó tanto.

 

En la puerta había alguien esperándolos. Seguramente era su papá.

 

"Buenas noches señor... Papa de Naruto" - Agudizo la vista para saludarlo a el en vez de alguna columna de la entrada. El señor tenía algo que se veía como un parche en la cara y una cabellera devorada por las canas.

 

"Él no es mi papá, es mi otro tutor. Se llama Kakashi" - le informo Naruto intentando ahogar una risa. El muchacho se sonrojo por su equivocación, nunca había pasado una verguenza como esa.

 

Luego de eso entraron y Naruto lo condujo por las escaleras hasta una habitación bastante iluminada.

 

"Este es mi cuarto" - Anunció con voz de felicidad.

 

Él no podía distinguir gran cosa de lo que había exactamente en la habitación pero las paredes eran estantes llenos de lo que parecían ser juguetes y algunos libros. Una cama enorme donde tranquilamente podían dormir diez personas. Un escritorio con un cuaderno abierto y libros al costado. Un ropero lleno de ropa y zapatos. El dormitorio no estaba cien por ciento ordenado por que por ahí habían cosas tiradas en el suelo pero definitivamente era su dormitorio. Olía a él.

 

"Deja de mirar que la pizza se enfría" - le recordó Naruto que hablaba y masticaba a la vez.

 

Tropezándose siguió el eco de su voz y se sentó encima de un almohadón mullido. La pizza olía bien y seguro también tendría un sabor agradable. Nunca en su vida había tenido la oportunidad de comerse un pedazo porque eso estaba prohibido. En su dieta diaria estaban los alimentos saludables, sin grasa y sin sabor. Toda su vida la había pasado comendo comida de conejo para no engordar.

 

Estiró su brazo y sentía como su boca salivaba. La pizza estaba caliente y sus ojos pudieron distinguir ese delgado hilo de queso que mantenía unidos los pedazos. No podía morderla así nomás. La olió con los ojos cerrados y pudo distinguir ese olor a orégano y carne.

 

"¿Puedes morderla de una vez? Se te va a enfriar y así no es rica"

 

El no entendía nada ni el significado que eso tenía para él así que ignoro el comentario y lentamente metió la pizza en su boca. Fue amor al primer mordisco. Nunca nada le había sabido también como ese mordisco.

 

"Actúas como si nunca hubieras comido pizza en tu vida. ¿Es eso o es tu comida favorita?"

 

"Es mi favorita"- mintió y dijo la verdad a la vez.

 

El siguió comiendo la pizza dándole pequeños mordiscos y saboreando cada ingrediente. Naruto por su parte lo miraba intentando memorizar sus facciones.

 

Era la primera vez en su vida que lo había visto pero sentía que no era así. Lo sentía como su amigo de toda la vida aunque un poco raro.

 

Recapitulando su rareza era la primera vez que conocía a alguien así. La pizza por ejemplo. El que era de su misma edad se hubiera acabado ese mismo pedazo en cinco segundos o ya hubiera acabado hasta con la caja. Lo primero que se pueda hacer en cinco segundos.

 

¿Era su impresión o sus manos con uñas rosadas se movían con demasiada delicadeza? Esa tonalidad de rosado también le parecía familiar. ¿No era el color de moda en Europa en estos momentos?

 

Sus zapatos era otra cosa que le intrigaba. ¿Cómo era posible que los únicos zapatos en su casa que le quedaran, y encima grandes, eran unas zapatillas de colección que habían estado a la venta hace cinco años?

 

"¿Que tanto me miras? ¿Estás pensando que no fue tan buena idea invitarme a tu casa? Después de todo soy una persona completamente desconocida para ti. No te culparía si así fuera" - le dijo mientras su dedo sobre volaba la pizza intentando decidirse por un pedazo.

 

"No"

 

"Porque no soy ningún asesino en serie por sea caso" - le comento de manera juguetona.

 

"No creí que lo fueras tampoco. Pero si es la primera vez que invito a un desconocido a mi casa aunque siento como si te conociera de antes".

 

"No lo creo. Tu nunca me has visto y yo tampoco te he visto en mi vida" - o al menos eso creía él porque no lo podía ver bien. Aún así no recordaba conocer a algún Naruto.

 

"Lo sé. Eres el primer amigo que tengo que deja que su mamá le pinte las uñas de rosado" - era un broma pero luego que lo pensó bien lo que dijo no se oyó bien.

Dejo la pizza a un lado y se paró.

 

"No me gusta pero tengo que hacerlo. No tengo hermanas así que no tengo opción, pero tú eres lo más cercano a un amigo. A pesar que esto sigue siendo un secuestro. Ya es tarde, ya me tengo que ir"

 

"¿Tú crees que te pueda secuestrar mañana si es que estas libre? Puede ser a cualquier hora, eso no importa" - sentía la necesidad de conocerlo más - "Incluso te puedo pasar a recoger"

 

"Eso suena bien... Pero no tengo tiempo en la mañana ¿La noche está bien? Como por esta hora"

 

"Claro" - tenía un amigo más e hizo lo que siempre hacía. Corrió hacia su escritorio a de uno de los cajones saco algo como una caja. Se acercó a su amigo que lo miraba intrigado y se paró a su costado. La fotografía instantánea se revelo ante sus ojos.

Mientras que Naruto salía luciendo una sonrisa resplandeciente él lucía sorprendido. Pero a Naruto no le importó y la pego en su panel de corcho.

 

Su amigo aun no salía de su trance por que las luces lo habían cegado aún más. Naruto se puso detrás de él y lo tomo de los hombros y mientras lo empujaba a salir lo iba guiando.

 

Lo mejor había sido invitarlo otra vez a su casa porque estaba flaco y parecía que no estaba bien alimentado. Quizás de verdad si era pobre.

 

Los dos bajaron y el chofer ya estaba en el carro con el motor prendido. Naruto se despidió de él mientras su amigo bajaba la ventana.

 

"Sasuke" - dijo pero Naruto no entendió. - "Me llamo Sasuke" - y le movió la mano para despedirse de el mientras el carro se alejaba de la casa con dirección quien sabía donde.

 

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Sasuke sentía cierta felicidad en su pecho que por momentos lo hacía olvidar que estaba en camino hacia su confinamiento. Entonces volvió a pensar y la sonrisa se tensó. Le pidió al chofer que lo dejara como a dos calles de donde él vivía, no se podía arriesgar.

 

Solo para despistarlos aún más hizo como que se metía a una casa y espero a que el chofer se fuera. Solo ahí fue cuando intento llegar a su casa por sus propios medios.

Eso tomo un buen tiempo.

 

Suerte que las calles estaban bien iluminadas y pudo reconocer su casa. Pero el problema en verdad consistía en entrar sin destruir la casa porque todas las luces estaban apagadas.

 

Subir por la ventana por donde había bajado no era una opción. Era fácil bajar por que Newton y su gravedad lo ayudaron pero subir era algo completamente diferente y para llegar arriba se tenía que valer de músculos que no había tenido tiempo de desarrollar.

Lo más adecuado y peligroso era entrar por la puerta. Tomó la llave que había escondido entre los arbustos y abrió cuidadosamente la puerta. 

 

Todo era una oscuridad absoluta. Maldijo haber perdido sus lentes de contacto y se tiro al piso a gatear según se acordaba como estaba dispuesta la casa. 

 

Después de algunos golpes contra el sofá y una empujada a la mesa de café su cabeza dio contra los balaustres de la escalera. Se sobo la cabeza para aliviar el dolor del golpe. 

 

Apoyado en la baranda se ayudó a subir por la escalera, no había mayor peligro ahí si lo hacía con cuidado. Luego a la izquierda hasta el final del pasillo abrió la puerta cantando victoria cuando se pegó con el filo en plena cara.  

 

Con lágrimas en los ojos entro al cuarto de su hermano y devolvió la ropa que había tomado prestada. Se acordó que la única compra que había hecho había sido un polo que podría usar al día siguiente cuando fuera a ver a Naruto. 

 

Era el primer amigo en su vida aunque era rara la manera en que se habían conocido.

 

Era el primero que lo había visto vestido como lo que era el, Sasuke, no Hana.  

Mientras había estado en su casa se había olvidado un poco de su infierno diario. Había sonreído por debajo de su cara que siempre estaba seria y todo eso podía repetirlo mañana. 

 

Se fue de la habitación de su hermano y entro a la rosada. Se puso la ropa de dormir blanca que le había comprado su mama, una con el lazo más grande y más rosado que pudo encontrar. Soltó el moño de su cabello para poder dormir. El cabello amarrado para dormir y para ocultar debajo de una gorra era toda una molestia. 

 

Solo tenía que soportar todo el día para en la noche poder volver a escaparse y ver a su amigo Naruto. 

 

Pero a la mañana siguiente el gallo cantó de manera diferente para él.  El grito que le pego su mama en la mañana casi lo pega al techo. 

 

"¿Que te hiciste en la cara?" -  le pregunto mientras lo examinaba para ver que más encontraba. Estaba intentando entender a qué venia la pregunta cuando ella lo jalo hacia el espejo del tocador. 

 

"Ah eso..."- tenía que decirle algo antes que sospechara algo y se enterase que había huido de casa por un par de horas - "Ayer cuando fui al baño se me cayeron los lentes de contacto al desagüe y cuando regrese me pegue contra la puerta. 

 

Disfrazo la verdad para que no se pusiera mal.  Si le decía que había salido era capaz de echarle llave a la puerta de su dormitorio y no dejarlo salir ni si quiera para ir al baño. 

 

La miró a los ojos para intentar ver si le había creído pero su mirada no le decía nada. Sus ojos estaban pensando como iba a hacer para borrar ese golpe de su cara. Ella tenía varias maneras. Una era la más lógica, usar una crema, la siguiente era ponerle un pedazo de carne en la cara. Pero la tercera era la opción más rápida y la que menos le gustaba, maquillarle la cara. 

 

El maquillaje que le ponía de vez en cuando su mamá era muy natural pero eso no quitaba que detestaba cuando se lo aplicaban. Su mamá tenía la manía de delinearle los ojos picándole el ojo con el pincel. Varias veces había derramado lágrimas por eso pero eso no la detenía. En ocasiones como esta ella recurría a la base y a los polvos correctores. Los polvos lo hacían estornudar.  Pero de todas las atrocidades que su mamá le hacía en la cara la peor tortura sin duda era rizarle las pestañas.  

 

Tenía esa famosa tijerita que las apretaba y las jalaba hacia arriba. De ahí contaba unos treinta segundos y volvía a repetir la operación hasta quedar satisfecha con los resultados y lo mismo hacía con el otro ojo. La tortura duraba por lo menos unos cinco minutos pero eran los cinco minutos más dolorosos de su día. 

 

 Cuando terminaba la imagen de que se reflejaba al espejo no era él. Era Hana. 

 Hana la hija de Mikoto Uchiha. La hermosa princesa de Fugaku Uchiha. La bella hermana de Itachi Uchiha. 

 

Hana la muñeca de porcelana. Tan pálida y con el cabello tan negro que jalaba todas las miradas. 

 

"Hana, hoy tenemos un compromiso en el club. Mis amigas han organizado un te y todas van a llevar a sus hijas así que tienes que verte mejor que nunca..." - empezaba con sus fantasías una vez más mientras hurgaba en su closet buscando un atuendo adecuado para llevar. 

 

"Pero me duele la cabeza, creo que sería mejor que me quedara hoy en casa. Pero no te preocupes por mí, tu puedes ir con ellas y pasar un buen rato" - intento escapar de la invitación. 

 

"Nos han invitado a las dos así que no podemos hacer ningún desplante. Antes de salir te tomas un par de pastillas y en diez minutos te sentirás mejor" - Tenía la sensación que no sería un buen día. La noche cada vez se sentía más y más lejos. 

 

Su mamá la levanto de la silleta donde estaba sentada y le comenzó a probar la ropa. Al final no podía decidirse si por el vestido blanco o el azul marino. Como era una reunión casual para tomar el té por la tarde se decidió por el blanco. En vista que ella no pretendía moverse la volvió a sentar y comenzó a peinarla. 

 

Le cepillaba el cabello con dedicación. Su cabello era tan suave, negro y largo como el de ella. Las dos se parecían mucho. Cada que miraba a su hija le parecía verse a sí misma en su juventud. Pero no, su hija por algún motivo se veía más bonita que ella y eso la llenaba de orgullo. 

 

Le gustaba la sensación de caminar con ella al lado y robarse las miradas de la gente que las veía pasar. Sabía que todas las niñas querían ser tan bonitas como su hija. Lástima para ellas no lo iban a poder lograr. Su hija era la mejor. La más bonita, la más envidiada, la más rica... también era inteligente pero esa no era una cualidad que atrajera a los hombres. Lo que necesitaba ahora era encontrarle un pretendiente rico y de buen nombre. Con eso su propósito en la vida estaría cumplido. Era su realización como madre velar por el futuro de su hija. 

 

"Hoy te ves hermosa Hana" - le dijo cuando vio su obra terminada. Ella se veía como esas muñecas de porcelana que adornaban las vitrinas de las tiendas. - "No te preocupes, te vas a divertir. Van a ir tus amigas de colegio, sería bueno que entables mejores amistades con ellas, después de todo todas son parte de la crema de la sociedad" 

 

Ella lo jalaba de la mano y lo condujo al primer nivel de la casa. 

 

 "¿Por qué no tocas un poco de piano? Me gusta escucharte tocar música" - y lo sentó frente al enorme instrumento musical.  

 

Tenía una sensación de vacío en el pecho y sus manos se deslizaron solas por los filos de la tapa del piano y sin darse cuenta lo destaparon. Su mirada seguía perdida pero sus dedos sabían donde estaban por que se movían presionando las teclas con suavidad mientras la casa se llenaba de música. 

 

No le gustaba esto. No le gustaba hacerle creer a la gente que era bonita porque no lo era. Era la peor persona del planeta. Era una mentira su existencia. Él estaba pero a la vez no. La que acaparaba las atenciones era Hana. Él era Hana pero en verdad era Sasuke. El era un hombre. Se lo tenía que seguir repitiendo en su cabeza para no olvidarlo. Cerró los ojos y se dio cuenta que de verdad no tenía control sobre su vida. Su vida le pertenecía completamente a su madre. Él era Hana por su mama. 

Volvió a abrir los ojos y la música se detuvo. 

 

 "¿Pasa algo Hana?"  - le pregunto su mamá que dejo a un lado su costura para verla.

 

 "No, nada. ¿Pero creo que es hora de tomar el desayuno no?" - las dos se sonrieron y se levantaron con rumbo a la cocina.  

 

Su mama la cuidaba mucho. Su alimentación estaba basada en frutas y verduras. Muy raras veces le dejaba comer carne roja porque según ella solos hombres podían comer carne y grasas. Las mujeres tenían que conservar la figura y la única manera de hacerlo era comiendo frutas, verduras y consumiendo abundante agua.   

 

A pesar de eso por momentos podía sentir hambre pero su mama le había ordenado controlar esos instintos. Cuando más hambre tenía su mama menor cantidad de verduras le servía según ella para que no se volviera gorda ni fuera glotona, los hombres detestaban eso. 

 

"No te olvides de tomar tus vitaminas Hana. No quiero que te sientas mal en la reunión" - un par de veces ya había pasado que por las pequeñas cantidades de comida que consumía había sufrido desmayos o simplemente sus piernas no habían querido soportar su peso por que le temblaban. En esos casos ser mujer era una fastidio.

 

Pero esa tarde iba a comer. Las reuniones donde se tomaba el té siempre estaban llenas de sándwiches y bocaditos entre dulces y salados. Mientras su mama no la observara podría comer todo lo que quisiera sin problemas, solo esperaba que a nadie le sorprendiera su manera desesperada de comer.

 

El tiempo en la casa pasaba lento siempre entre ella y su mama. Era como si las cosas se hicieran solas por momentos y de pronto ella estaba mágicamente vestida y arreglada, lista para salir. Cuando se miraba y se remiraba en el espejo por todos los ángulos no recordaba como se había vestido y ni siquiera si se había bañado pero de alguna manera sabia que estaba limpia por que podía oler el jabón.

 

Sentada en el carro podía sentir su estomago a punto de sonar. Era una glotona como su mama se lo repetía a cada rato, su boca estaba salivando por llegar y probar todo lo que había en la mesa pero no podía comportarse mal y menos frente a las amigas de su mama. La familia Uchiha siempre se había distinguido por su educación e inteligencia, no podía echar abajo el nombre y el respeto a su familia por un simple instinto animal.

 

Cuando el carro cuadro frente a la puerta del local espero a que alguien le diera la orden de salir que por lo general era cuando todos se reunían en la puerta para recibirla. El chofer abrió la puerta del vehículo negro que las había cobijado hasta ese momento y su mama fue la que dio el primer paso. La prensa estaba ahí para cubrir el evento, las luces cegadoras de las cámaras fotográficas se lo habían dicho. Se miro una vez más pero esta vez por el espejo retrovisor del carro y a pesar que lucia perfecta algo no lucia bien.

 

Empezó a sentir ese dolor de cabeza que a veces la atacaba y un mareo que le decía que esa reunión no le iba a durar mucho. 

 

Respiro profundamente y echo sus dolores a un lado antes de bajar el carro.

 

Sus compañeras de colegio corrieron hacia ella para saludarla pero ella sabía que no eran sinceras. La mayoría de ellas solo le hablaba por las relaciones que debía haber entre las familias pero ninguna de ellas quería amistad. En ese momento lo más importante era aparecer en primera plana en periódicos y revistas.

 

“Hana, ese vestido te queda hermoso” – le dijo una de ellas mientras sonreía sin disimulo a una de las cámaras.

 

“Hana, ¿es verdad que acabas de regresar de Europa? Supongo que compraste algo mas que fabuloso…”

 

La gente no paraba de hablarle y eso la mareaba más. Fue entonces cuando su mama la jalo de un brazo con disimulo y la abrazo para otra fotografía.

 

“Mama, ¿Podemos entrar? No me siento muy bien…” – su mama la miro con reprobación como si le hubiera dicho algún insulto demasiado fuerte y después de un par de fotografías mas decidió entrar.

 

Ella podía oler la comida pero los tacones no la dejaban correr hasta la mesa. Para su suerte un mozo pasaba por ahí con una bandeja y le ofreció un canapé. Cuando estaba a punto de metérselo a la boca su mama se lo quito.

 

“No podemos llegar y empezar a comer Hana, no queremos que piensen que somos unas glotonas y que solo venimos por comida ¿verdad?” – no le quedo mas remedio que bajar la cabeza y asentir.

 

Un host se acercó al grupo y las condujo a uno de los salones que tenían preparados para la reunión.

 

El lugar estaba decorado a pura luz de velas y adornos florales blancos como centros de mesa. Se decidió entonces que debíamos tomar lugar las hijas a un lado y las madres a otro. Eso era conveniente. Pero la mirada de su mama no la abandonaba en ningún momento.

 

“Bueno chicas esta reunión va a durar un buen rato y como que sentarnos aquí a comer estos bocaditos no es nada divertido” – Ino, una chica rubia de ojos claros empezó a hablar – “ ¿Qué les parece si dentro de un rato nos excusamos y nos vamos todas para mi casa? Ya tengo todo planeado para una pequeña fiesta en la piscina. He invitado incluso a los chicos y me han dicho que si” – las miro a todas esperando respuesta.

 

“Cuenta conmigo. Yo no quería venir aquí después de todo pero mi mama me obligo. Es que de plano ponerse un vestido y comportarse bien no es divertido”

 

“Ok, Sakura ya dijo que si. ¿Quién mas viene a mi casa?” – por algún motivo todas me miraron como esperando a que yo también me animara a ir. A mi cabeza llegaron las palabras de mi madre y los rumores de esas fiestas de desenfreno en la casa de Ino que no estaban muy bien vistas. La presión del grupo era fuerte.

 

“Lo siento pero yo no ire…” – mi voz era baja y en susurro.

 

“No era que esperáramos a que vinieras tampoco. Hana la niña buena nunca sale de su casa”

 

“Ella es demasiado buena para nosotras…”

 

“Es Miss Popularidad, una fiesta en una piscina es demasiado vulgar para ella…” - Todas empezaron a decir lo que pensaban de ella y esa era la manera como todo el mundo la percibía.

 

Dejo de sorber el te que estaba frente a ella y se disculpo de la mesa. Camino despacio hasta que sintió que su pie se volteo y se apoyo de uno de los meseros que estaba cerca. El mareo no le pudo venir en peor momento.  Su mama y sus amigas fueron a su alcance y alcanzaron a verla antes de que perdiera la conciencia. Ese espectáculo no era bien visto a los ojos de su madre pero tampoco era algo que hubiera podido evitar.

 

El cansancio de su cuerpo y su escasa alimentación tenían que aflorar en cualquier momento. Apoyada del mesero su mama tuvo que sacarla del restaurante cargada hasta el carro que la esperaba en la entrada. Para su mala suerte los reporteros seguían ahí no precisamente por esa reunión sino por la otra reunión que se iba a llevar a cabo en ese mismo lugar. 

 

Los flash que en ese momento estaban siendo disparados hacia un chico rubio que bajaba de su limosina se volcaron hacia ellas. 

 

Esa foto no se iba a ver bien y menos aun para Fugaku Uchiha.

Notas finales:

Bueno este fue mi primer capitulo espero que les haya gustado.

 

He tratado como cuatro veces subirlo desde mi telefono por que ahi la ortografia es mejor pero no tuve exito. Por eso lo subo desde mi lap que como es americana no conoce de tildes y palabras en espanol asi que van a tener que disculpar mi errores.

 

Todos los camentarios y sugerencias son bienvenidos asi sea para mandarme al demonio.

 

Hasta la proxima!


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