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Mirada. por Misa Tsukamoto

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Notas del fanfic:

Bueno éste es un oneshot random que tiene dos razones. 

La primera: por ser el cumpleaños de Himchan. 

La segunda: Estoy adelantando algo (?) haré un fic basado en No Mercy, será BangHim otra vez e intentará ser una continuación pero será muy distinto al primero, su genero será acción y no tendrá tanto "lemon/romance" como el primero (?) por ello quizás también este oneshot es una forma de disculpa, y de anticipo para que lo esperen :D la semana próxima lo postearé :3 

 

Éste oneshot está situado en el momento en  el cual Yongguk ya empezaba a ser más bueno con Himchan utilizando el tiempo juntos para otras cosas y no sólo abusos :3 y antes de que Himchan le comprara el tigger

Notas del capitulo:

Espero os guste...aunque no tiene nada de interesante (?) 

La mirada fija de Yongguk estaba puesta sobre el cuerpo acostado en la cama; aquel joven de cabellos negros, ojos oscuros y dientes de roedor le había pedido que por favor ya no le siguiera tocando, ya no le siguiera violando, le dolía, le lastimaba cada vez que sus manos tanteaban su piel…

Aun así, Yongguk no lo había dejado de hacer, le tenía amenazado, le tenía completamente acorralado, ya aun cuando había empezado a ser más considerado tomando el tiempo juntos para otras actividades, aún seguía abusando de él; pero hoy, hoy quería ser diferente, quería ser considerado, quería hacerle el amor, que el menor sintiera lo que él comenzaba a sentir en su corazón, que se transmitiera mágicamente ese sentimiento; quizás porque vio las lágrimas imaginarias del maknae, su robot, el robot que tanto amaba y tanto había permanecido a su lado, siendo fiel e indispensable. Quizás también porque vio el comportamiento de Himchan que había cambiado cuando él cambió sus tratos; o quizás por ver a un Jongup todo acomplejado, y un ambiente tenso y complicado. O simplemente, quizás fue porque se sabía enamorado de ese joven que ahora estaba a su merced como tantas otras veces… hoy no quería lastimarlo, sólo quería tocar el cielo junto a él, como los terrícolas describían. Irónicamente aquel pensamiento le despertó una sonrisa tonta que sin intención, asustó a Himchan.  

 

– Yongguk… por favor, podemos hacer algo más ¿no? Jugar a algo, componer música… ¡si quieres puedo tocarte janggu!  – rogó con voz débil el menor, pero un deje de esperanza en sus ojos, estaba en la cama donde minutos antes cuando entraron en aquella habitación; obviamente siendo jalado por Yongguk, éste le había arrojado sobre ella. Los ojos de Yongguk eran como el mismísimo infierno que los humanos describen, oscuridad, eso había en ellos, y un brillo de fuego diabólico lujurioso que le iluminaba la mirada. Por lo menos así lo veía él, aunque en realidad ese brillo, era de ese sentimiento que comenzaba a surgir en él.

– Sabes que esos ruegos no van conmigo Himchan. – susurró el mayor y la piel del menor se erizó de terror; a pesar de estar libre se sentía completamente indefenso, el otro era como un león frente a una pobre liebre inocente que deseaba comer, clavándole los colmillos al cuello, y la tensión que se generaba en Himchan, tratando de adivinar el momento justo en el que ese león le saltara encima era lo que lo tenía tan nervioso y estresado en ese momento.

– No me toques por favor. – sollozó, aunque su orgullo se fuera a la mierda, ahora se sentía completamente indefenso gracias a aquellos nervios, ¿por qué Yongguk no estaba siendo precipitado como siempre? Así sólo lograba asustarle más. Yongguk suspiró ante el comportamiento del menor, al parecer, su viaje al cielo había sido pospuesto; se tendría que resignar y esperar otro momento para hacerle el amor, porque Himchan aún seguía totalmente opuesto a la idea de que él le pusiera una mano encima…  aunque, aun así Yongguk se podría divertir.

– Bien, te lo concederé por ésta vez. – murmuró con una sonrisa, la cual salió de sus labios como un sonido impuro y susurrante tratando de acoplarse al silencio que allí había. En la habitación del dormitorio, ¿por qué siempre los demás estaban tan ocupados como para rescatarle de esto?

 

Yongguk caminó unos pasos hasta la entrada y Himchan pensó que sacaría de su escondite la llave y abriría la tranca de la puerta para liberarle, pero no, Yongguk tan sólo se acercó hasta una silla que había allí y la arrastró hasta un costado de la cama dónde Himchan estaba. El joven borró su sonrisa cuando vio aquello; la última vez que había visto una silla y Yongguk sentado en ella, había sido cuando éste le obligó a que le practicara sexo oral. Pero no, definitivamente Himchan no volvería a hacer aquello jamás en su vida. Se sentó en la cama sacudiendo frenéticamente la cabeza y la mirada sorprendida de Yongguk le miró extrañado.

No pensaba quedarse ahí ni un minuto más, aunque tuviera que luchar con esa bestia, él le quitaría la llave y huiría.

 

– Dame la llave.

– ¿Qué? No, a la cama ahora. – ordenó con su mirada serena pero algo colérico. Himchan sintió su cuerpo temblar. – Me pediste que no te tocara, y no lo haré, pero es esto o… ya no accederé a tu pedido y será como siempre.

– No volveré a chuparte eso. – dijo pronunciando la última palabra con asco. Los ojos de Yongguk se abrieron de par a par y luego de un silencio una carcajada inundó el lugar; Himchan no le veía lo gracioso.

– Tranquilo, si digo que no te tocaré, es que tú tampoco me tocarás. – el menor frunció el ceño, ¿qué planeaba ese pervertido?

 

Con algo de temor decidió acceder si él no lo tocaría y tampoco se dejaría tocar entonces, nada de aquello podría ser tan malo; hasta el menor pensó que quizás Yongguk tan sólo quería hablar del tema para llegar a un acuerdo. Himchan estaba dispuesto a aceptar cualquier acuerdo, claro, si era el que él se pensaba, algo así como que Yongguk ya no le tocara pero él mantuviera la boca cerrada, y si así sería, claro, sólo hasta el momento de partir, porque evidentemente le dejaría allí, en ese mísero planeta que tantos problemas le trajo con aquella bestia asesina. Aunque últimamente aquella mirada que tenía, estaba cambiando con los tratos divertidos del mayor… era contradictorio.

Se sentó en la cama, y el mayor le pidió que se relajara, que apoyara su espalda en las almohadas con total calma, y así lo hizo el menor. Himchan suspiró tratando de calmar aquellos nervios que sentía aglomerarse en su estómago.

 

– Lo que quiero, es, que te toques Himchan. – ¡¿Qué?! No, eso no lo haría definitivamente no lo haría delante de ese monstruo que se había sentado allí en primera fila para presenciar su acto.

– No lo haré.

– Te lo he dicho, sino lo haces… lo haré yo. – sonrió con una expresión algo infantil, logrando que la térmica de Himchan estallara en su cabeza, le odiaba; estaba a punto de llorar, y asesinarle de una manera muy brutal, destrozando sus huesos de cualquier forma, tan sólo quería acabar con ese ser, aunque luego se arrepintiera.

 

Himchan bufó molesto, se quedó unos segundos en silencio, luchó contra sus adentros; no sabía qué hacer, no quería que le tocara, pero, él hacerlo delante de Yongguk… no era algo que realmente quisiera hacer, no sabía que era peor a esta altura, si las manos y el miembro de ese hombre en su cuerpo, o si aquella mirada completamente fija sobre  él que seguro le observaría detenidamente. Lo meditó por unos segundos más, y terminó por decir que sí lo haría; bajó sus manos rápidamente a su entrepierna y comenzó a desprender su pantalón, si lo haría sería rápido y ya.

 

– ¡Hey! No, así no; con mis condiciones, sino no hay trato. – río bufón y el menor le dedicó una mirada cargada de odio. Yongguk ladeó la cabeza sonriente y Himchan dejó sus manos quietas indicándole que aceptaba; ¿qué otra le quedaba? – Mi condición es que quiero una escena que me deje satisfecho, sino, intervendré; cada vez que ordene o diga algo lo harás… pero tranquilo que si lo haces bien no diré nada. – Himchan tragó saliva sonoramente, si antes la tensión le mantenía expectante y nervioso, ahora estaba muriéndose.

 

¿Acaso Yongguk no notaba que más allá de las humillaciones que esto provocaría y más allá de todo el daño psicológico y demás, Himchan sentía vergüenza? ¿No veía sus mejillas completamente sonrojadas apenado por la situación? Pues él las sentía, sentía su cara arder… pero al parecer a Yongguk no le importaba que tan vergonzoso le resultara aquello al menor, porque él se encontraba divertido, y si Yongguk se divertía, todo estaba bien… <<¡genial! >> pensó sarcásticamente Himchan, por muy qué le pesara estaba accediendo.

Yongguk se acomodó más en la silla, mientras el menor se repetía una y mil veces en sus adentros que aquel ser no estaba ahí. No sabía realmente qué hacer, ¿qué clase de espectáculo quería Yongguk? Respiró hondo y recordó las cosas que Yongguk solía hacerle, aquello sería una buena guía para complacer al mayor. Comenzó acariciando su vientre, con las yemas de sus dedos; sintió la piel erizada bajo su tacto y un cosquilleo extraño en aquella zona cuando rozaba; el mayor se relamió los labios observando con detenimiento como aquellos dedos subían lentamente arrastrando el orillo de la remera negra que el menor traía puesta aún. Himchan sintió algunas cosquillas en su zona abdominal, mordiéndose el labio inferior para no soltar una pequeña risa, su vientre se contrajo ante aquellas ganas de reír y esas leves caricias.

Estaba olvidando que Yongguk estaba allí, o por lo menos lo intentaba; si no lo hacía jamás se excitaría. Siguió el recorrido de su cuerpo con aquellos dedos llegando a su pecho pero pasando por él; Yongguk frunció el entrecejo pero vio como las manos del menor arrastraban del todo la remera para quitársela.

 

Una vez que su torso estaba desnudo el menor sintió el frío de la habitación chocando de lleno contra su blanca piel, se erizó; llevó nuevamente sus manos a su cuerpo y acarició su pecho, jugando un poco con sus tetillas así como Yongguk hacía cuando le obligaba a sentirse excitado. Las tomó entre sus dedos y las apretó; la corriente eléctrica desde aquella zona viajó por su cuerpo, acentuándose en su columna vertebral y su entrepierna que sintió una punzada con aquel acto. Escondió sus labios algo gustoso y jugó con su lengua sobre ellos escondidos en su boca; Yongguk se sintió algo decepcionado, porque sus ojos viajaron desde las manos de Himchan hasta su rostro, observando los movimientos de su boca, él quería ver esa lengua moverse así, pero se tendría que conformar con imaginarla, o esperar un poco más quizás. El sonrojo en el rostro de Himchan había aumentado, al igual que su respiración ahora algo agitada y esos ojos negros que comenzaban a nublarse; ¿no bastaba ya de jugar con sus pezones? Yongguk quería ver aquel sexo que se escondía bajo el pantalón, quería ver la expresión del menor sumida en el placer… iba a fingir una tos inoportuna para ver si el joven proseguía; sí, él quería un buen espectáculo pero realmente ahora estaba impaciente, quizás porque su entrepierna ya era apretada por su pantalón y la de Himchan, apenas se estaba despertando al parecer.

 

Pero antes de que pudiera decir o hacer algo, las manos del menor dejaron aquella labor y bajaron nuevamente por su abdomen y su vientre, pero ésta vez arañando la piel, hundiendo sus uñas en su cuerpo. Llegó a la pretina de su pantalón y quitó el cinto antes que nada; luego desprendió el botón, y cuando fue a bajar  el cierre, le noto. A aquel que había olvidado por completo en aquella habitación ahora le notaba, la vergüenza volvía pero mucho más incrementada; le miró de reojo y esos ojos oscuros, firmes le estaban mirando con determinación.

 

– Adelante. – alentó la voz del mayor y la entrepierna del menor sintió un fuego recorrerle; su voz gruesa, suave pero rasposa le encendió, no lo podía creer, no podía creer que aquello pasara, pero  ciertamente aquellas cuerdas vocales habían sido bendecidas por algún dios del sexo, por Afrodita, algún demonio pecador de Lucifer… era realmente una erótica voz en aquellos momentos.

 

Himchan mantuvo su mirada, aun extasiado por la voz que parecía penetrarle el cerebro ahora recreando esa palabra de aliento para que prosiguiera; a Yongguk le gustaba lo que hacía al parecer, aunque no había hecho mucho, pues al mayor se le delataba aquello en el bulto vivo de su entrepierna. Bajo aquella mirada que ya no parecía incomodarle, Himchan bajó el cierre de su pantalón y lo deslizó por sus piernas; comenzaba a gustarle aquello si tan sólo tenía que tocarse él y el otro se mantenía alejado, además su ego incrementó un poquito, aunque sabía que eso estaba mal, en un momento donde la excitación lo poseía, Himchan se sintió confiado y presumido de que Yongguk se estuviera derritiendo en aquella silla, clavándole la mirada, deseándolo y relamiéndose los labios sin poder tocarle.

Apretó su miembro por sobre la tela del bóxer y no pudo reprimir un gemido, por un momento la visión de aquel hombre que le vigilaba se había ido al cerrar sus ojos, arqueó un poco su espalda y apoyó su cabeza por completo en la almohada. Yongguk oyó ese gemido cerrando sus ojos y su mano se posó sobre la entrepierna del pantalón apretando; aquello le estaba volviendo loco.

Himchan respiró hondo y abrió sus ojos nuevamente; los ojos de Yongguk le miraban con un deseo interminable, mientras mordía su labio inferior con fuerza. Movió su mano acariciando su miembro por encima de la ropa interior y éste asomó su punta por el elástico de la misma; el dedo pulgar de Himchan fue a aquella zona descubierta y mientras la respiración le hacía subir y bajar su pecho más rápidamente cada vez, sus labios ahora abiertos eran mojados por su lengua juguetona.

 

Yongguk estaba en el maldito paraíso, pero lo malo es que había prometido no tocarlo, se sentía como un ángel caído exiliado del Edén sin poder llegar hasta él; como le gustó pensar que quizás, él podría sustituir ese dedo pulgar por la punta de su lengua, de recorrer con sus manos aquel pecho y aquellos dos botones erectos que estaban allí; o quizás, poder disfrutar de esa lengua juguetona  que no dejaba de moverse, quizás en un beso, o ¿por qué no? Con su miembro dentro de aquella húmeda boca; con aquella lengua resbalosa, y esos labios brillosos por la saliva apretando alrededor de su anchura. << ¡Mierda! >>  Yongguk se sentía tan excitado.

El menor quitó su ropa interior tirándola  lejos, no quería ni verla en aquel momento; ¿vergüenza? ¿Cuál? Ya no sentía aquello, tan sólo quería apagar ese fuego que en su interior se había creado y le estaba consumiendo por dentro. Tan sólo podía repetirse en sus adentros: <<más, más>> No pudo resistirse a acariciarse los muslos internos, conduciendo sus dedos por ellos hasta llegar a su sexo; acarició y jugó con sus propios testículos, apretando los dientes apresando su labio inferior, y luego finalmente, tomar su miembro erguido y bombearlo con frenesí.

 

– Despacio.  – ordenó la voz a su costado, Himchan bufó algo molesto pero sabía que debía obedecerle; el ritmo se hizo más lento, y calmado, la respiración de Himchan comenzó a tranquilizarse y una sonrisa de disfrute en sus labios no pudo ser disimulada.

 

El mayor no pudo soportar más aquella escena, bastante lo había hecho; su idea no era masturbarse viéndole, su idea era tan sólo observarlo, pero el calor era tanto, la excitación, el placer que recorría su cuerpo lo era tanto, que sería un tonto si no lo hiciera; abrió su pantalón, metió su mano dentro de éste y de su ropa interior, y sacó su miembro, su tacto fue a éste inmediatamente, encontrándose con su sexo duro, húmedo y caliente; jadeó, y los ojos de Himchan le miraron, pero esta vez no con repugnancia, no con miedo, no con odio ni asco; sino que le miraron de una manera extraña, observando su sexo con aparentes ganas.

La mano del mayor se movió sobre su propio sexo a la medida que la mano de Himchan se movía por el suyo, los dos al mismo tiempo parecían tener un desafío de miradas competitivo; Yongguk le miraba con tanta lujuria que desprendía el calor de su cuerpo, y Himchan igual; el calor de ellos emanaba llenando la habitación, convirtiendo el aire en algo vaporoso y asfixiante; lo peor es que el verse a sí mismos tocándose, el transmitirse ese calor, y el que sus miradas chocaran tan lascivas, les estaba llevando a una locura inimaginable que les hacía gemir y jadear, Yongguk con aquella voz que Himchan categorizó como ruda, dominante y varonil, y Himchan, con a veces sonidos agudos que escapaban de su garganta al intentar no gemir cerrando su boca, y otras con gemidos rasposos y secos.

Si no fuera porque ellos sabían que se estaban excitando mutuamente, jurarían que la habitación se estaba prendiendo fuego.

 

Las manos fueron más y más rápidas, una capa de sudor cubría ambos cuerpos y Himchan se removía inquieto en la cama, buscando algo más, no sabía que era pero necesitaba ese algo más que le faltaba; oh, sí, quizás podría ser aquello que como un flash se había cruzado por su cabeza. Ensalivó uno de sus dedos chupándolo y Yongguk pensó que moriría, aquel dedo estaba siendo succionado por los labios que él ahora mismo deseaba tener en su sexo; y una vez que Himchan lo sintió completamente lubricado por su saliva lo encaminó a su trasero. Suspiró y cerró sus ojos entregado completamente por el placer, y Yongguk maldijo a  todos los malditos dioses de Mato por aquella visión tan erótica que le hizo aumentar el ritmo de su mano a una velocidad que seguramente luego le dolería su mano derecha; no resistía más, contrajo sus músculos dejando su cuerpo completamente tenso y vociferó maldiciones para todo el mundo mientras su sexo ardiente comenzaba a convulsionar, descargando chorros de su semen bañando su mano al llegar al orgasmo.

Jadeó, con su respiración completamente agitada, intentó enfocar la vista algo cansado sobre el cuerpo que aún seguía frente a él, Himchan se masturbaba tan rápido como podía, el dedo en su trasero lo había dejado quieto y por momentos lo movía, no podía con ambas cosas, se sentía algo frustrado.

 

– Detente. – ordenó la voz agitada del mayor; no, Himchan ahora no se detendría, definitivamente no. – ¡Hazlo! – ordenó y Himchan le miró con reproche, apretó sus dientes e intentó alejar las manos, la de su trasero la sacó pero… no, no podía soltar su miembro, estaba a punto de llegar al orgasmo.

 

Cuando la fuerte y viscosa mano de Yongguk le apartó la suya se quejó, el mayor sonrió y adentró dos de sus dedos dentro del menor, aprovechando su propio semen para poder deslizarlos rápidamente, le indicó con su mirada posesiva pero ahora alegre y divertida que ya podía continuar. Y Himchan así lo hizo, otra vez su mano se dirigió a su miembro y se masturbó con la misma o incluso más velocidad que antes; mientras Yongguk adentraba y sacaba los dedos de su entrada a la misma velocidad,  ¿no era que no le tocaría? ¡Qué más daba necesitaba el deseado orgasmo! Y ese placer era exquisito, más cuando aquellos dedos encontraron su próstata y la golpearon suavemente en cada embestida de ellos. Himchan gimió sonoramente, y la punta de la lengua del mayor bajó hasta el glande ajeno y jugueteó por encima de éste, luego se estiró un poco y besó con posesión y desenfreno los labios del menor, jalando el inferior con los suyos para luego adentrar su lengua dentro de su boca, besándolo apasionadamente; beso que Himchan correspondió sin quejas guiándose por el goce. El menor no pudo resistir más, era demasiado placer a una velocidad que a cualquiera volaría la cabeza; con el gemido más sonoro que podría haber dado, despegando sus labios del mayor para ni siquiera acallarlo, llegó a su orgasmo, manchando su abdomen y la ropa ajena; las contracciones de su ano apretaron los dedos del mayor y Himchan pudo sentirlos allí dentro de él, como los apretaba y los soltaba, extrañamente aquella sensación la consideró como la mejor de la tarde.

 

Después de aquello, Yongguk se separó de él y ambos jóvenes arreglaron sus ropas y pasaron al baño, aseándose un poco, regresaron a la sala, justo en el momento en el que un curioso Daehyun parecía entrar por la puerta.

Todo normal al parecer… Yongguk siguió sus abusos, pero, Himchan ya no se sentía tan mal con él, porque los momentos divertidos y entretenidos con el mayor eran buenas distracciones para las sesiones de sexo que el mayor le obligaba a tener aún.

Y pronto sería su cumpleaños, él estaba seguro que a partir de ese día todo sería mejor; todo cambiaría. 

Notas finales:

Daehyun tan sospechoso... ¿qué estaría haciendo? En fin, espero os haya gustado :3 byeee~~ hasta pronto...espero. 


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