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I WANNA STEAL YOUR INNOCENCE por exoholic

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Notas del capitulo:

¡Hola! Soy Elz. Este es el primer fanfic que publico. No es el primero que escribo (he escrito varios ._.) pero nunca había publicado uno. Espero que les guste <3

(como aclaración, no será un trío sexual, si no un triángulo amoroso LOL. Aún no sé si terminará siendo Lukai, Kaihun o Hunhan, ¿quién sabe?) 

Si les gusta, díganme (motívenme y así escribo más rápido ??) cualquier duda, sugerencia, fangirleo, pueden dejar review!

Y ahí estaba de nuevo, arrinconado en las penumbras de su habitación, sintiendo una mezcla de odio y autocompasión. Deslizaba las puntas de sus dedos sobre las heridas de su brazo derecho, recuerdos de lo que había sucedido hace unas horas llegaban a su mente.  Luhan aun podía ver los dedos marcados en su brazo, como un punzante recordatorio de lo que ese hombre era capaz de hacerle. Sabía que no debía poner resistencia, pero simplemente no podía evitarlo. No sabía si por miedo o por asco, pero no podía permitir que esa bestia  le tocara de esa manera. Observó su reflejo en el espejo empañado de su habitación; estaba tan sucio que apenas se podía ver en él. Aún así,  podía notar la sangre seca en su labio roto, su mejilla derecha con un tono morado oscuro, el cabello revuelto, la ropa rasgada, las bolsas debajo de sus ojos. Era un completo desastre y lo sabía, pero al menos  esta vez aquel degenerado  no logró su cometido.

Con apenas 14 años Luhan ya sabía qué tan dura podía ser la vida. La suerte nunca le había sonreído. Fue obligado a madurar y a mirar de forma fría al mundo. ¿Qué otra opción le quedaba? Después de todo, le habían arrebatado la inocencia desde hacía mucho tiempo.

Prefirió quedarse por un rato más en su habitación, siempre optaba por esperar a que aquél hombre  se calmara para después bajar por algo de comida. Aunque no tenía apetito, estaba consciente de que debía comer algo; su madre le hubiese regañado al saber que llevaba horas sin comer. Si tan sólo ella estuviese en ese momento.

Caminó hacia la ventana para abrir las cortinas. Le gustaba tenerlas cerradas (así evitaba ver a las personas de afuera y que sus vecinos  se enteraran lo que pasaba en su hogar) pero ese día quiso sentir la brisa nocturna. Estaba en ese modo.

Al asomarse por la ventana,  un niño al que nunca había visto le llamó la atención. Miraba por la ventana de la casa de enfrente, con la cara sobre las palmas de sus manos y el ceño fruncido. Hasta donde Luhan sabía, la casa estaba abandonada desde hacía mucho tiempo.  Los últimos habitantes se habían ido incluso antes de la muerte de su madre.

No se dio cuenta en qué momento llegaron sus nuevos vecinos, tampoco es que le diera importancia a lo que la gente alrededor suyo hiciese. Lo cierto es que a Luhan no le agradaba la idea de tener más gente cerca de él, pero en ese instante, le llamaba la atención tener vecinos tan jóvenes.

El chico –de unos diez años, Luhan pensó- tenía la piel blanca y el cabello oscuro con un corte aniñado realmente adorable. A pesar de tener cara de berrinche, era realmente hermoso. Había algo en él que le recordaba a Kyungsoo, un niño que Luhan conoció en la primaria, realmente adorable, como un ángel. Tal vez era la inocencia que el niño desconocido irradiaba, o la piel blanca y suave a la vista, Luhan no sabía,  pero simplemente no podía apartar la vista de él.

Los recuerdos sobre Kyungsoo fueron interrumpidos cuando Luhan se dio cuenta que el niño le observaba. Su rostro era una mezcla de emoción y curiosidad. Luhan pensó que el ceño fruncido no le sentaba para nada a esa bonita cara. Sintió que debía tocar el rostro de ese pequeño desconocido,  trazar cada facción, compararlas con las propias. Luhan odiaba su cara, sentía que las facciones tan adorables y perfectas (como todo el mundo le decía) no encajaban en una persona como él. Alguien tan sucio y roto. Pero ese chico, de ojos adormilados, nariz larga y dientes desaliñados (Luhan lo notó cuando sonrió de manera tímida) parecía todo lo contrario a él.

A la sonrisa tímida le siguieron unas señas con las manos. No se entendía nada realmente, pero Luhan no pudo evitar sonreírle de vuelta y devolverle el gesto amistoso.  Gesticuló un “me llamo Luhan” con los labios mientras se señalaba así mismo, estaba seguro de que el chico no alcanzaría a entenderle, pero nada perdía con intentar.  Al ver la cara de confusión del otro, decidió hacerle un gesto de “no es nada” y le sonrió cálidamente.

Luhan recordó cuando era muy sociable y tenía muchos amigos.  Se sintió raro al tener interés nuevamente en alguien. Desde que su madre murió, se había encerrado en su propio mundo (aunque a veces dejaba entrar en en él a Yixing, un chico de su clase y el único amigo que conservaba).  También tenía otros conocidos, chicos que le gustaban y con los que pasaba el rato. Pero no profundizaba las relaciones con ellos.

Odiaba ver la felicidad en otras personas.  Sabía que era egoísta de su parte, pero no podía evitarlo. Por eso, prefería no tener mucho contacto con la gente. (Excepto con aquellos chicos que le gustaban de más).

Luhan y el chico de enfrente siguieron con su juego se señas y gestos a través de las ventanas por varios minutos. Luhan pensó que podía ganarse al chico muy fácil. Le gustaba, lo quería para él. No sabía si lo que más le gustaba del chico era su sonrisa tímida e insegura, o ese hábito de lamerse los labios, o la inocencia que parecía tener. Había algo, pero Luhan no podía distinguir qué era. Aunque estaba seguro que lo quería. No le bastaba con observar, a Luhan le gustaba tocar, sentir a los chicos que le gustaban. Porque a Luhan le gustaban los chicos, eso lo tenía muy claro. Aunque las niñas le parecían lindas, se dio cuenta de que era diferente cuando él y Yixing se dieron su primer beso. No fue el primer beso de su vida, pero fue el primero consensuado.

El niño de la ventana desapareció por un momento. Antes de irse, le mandó una seña de adiós y cerró las cortinas. Luhan estaba decepcionado, tenía la esperanza de hacer más avances con el chico. Después de todo Luhan estaba seguro que podría lograr una amistad con ese pequeño.

Pasaron unos minutos y las cortinas de la casa de enfrente se abrieron de nuevo, esta vez era otro chico, Luhan pensó que era de su edad, más alto que el anterior y con la piel morena, los labios gruesos (totalmente diferentes a los del menor) y con la cara seria, casi amenazante. A Luhan por alguna razón le llamó la atención la mirada que el chico le dirigió, parecía intimidante, pero Luhan podía ver más allá de eso. Podía ver una cara aniñada, casi inocente, intentando parecer fuerte. Justo cuando Luhan y el chico moreno parecían tener una batalla de “quién parpadea primero” el otro niño salió a la vista y abrazó al más alto, apoyando la cabeza en su pecho.  Se veía tan tierno y posesivo. Soltó una risita (Luhan realmente quería escucharla de cerca) y le hizo un gesto con la boca a Luhan, que no entendió nada pero aún así sonrió. No sabía a quién le había dirigido el gesto, si al pequeño o al chico moreno, que en ningún momento había dejado de observarle. El más bajó le dio un ligero golpe en las costillas, mirándolo con reproche, hasta que este levantó la mano para saludar a Luhan, junto con una mueca (parecida a una sonrisa) que claramente era forzada. Luhan asintió y seguidamente vio como el mayor tomaba del brazo al otro y lo llevaba fuera de la vista de la ventana. Las cortinas cayeron y nuevamente Luhan se sintió decepcionado. Aunque ciertamente, ahora tenía dos objetivos. 

Suspiró y sonrió para sí mismo, finalmente las cosas se iban a poner divertidas.  Cerró sus cortinas,  pero permaneció parado en el mismo lugar, trazando con los dedos las heridas de uno de sus brazos. Su mente era una mezcla de emociones y recuerdos en ese momento.

Recordó a su madre, la canción que esta le acostumbraba cantar antes de dormir, los besos en la mejilla, la felicidad de hace algunos años. Esta vez, las lágrimas no cayeron por sus mejillas, pues se sentía eufórico, activo, casi feliz. Se preguntaba si la cara alegre del niño de hacía un momento tenía algo que ver con su estado. O tal vez era la mirada desafiante del chico moreno. De cualquier forma, se sentía aliviado, por lo menos la presión en el pecho y el nudo en la garganta de cada noche no estaban presentes. Decidió bajar a buscar comida, el apetito pareció volver a él.

Abrió la puerta despacio, intentando no hacer ruido para no molestarlo (aunque de seguro a esas horas él ya estaba durmiendo o demasiado ebrio para reaccionar). Bajó las escaleras con precaución y llegó a la cocina. El refrigerador estaba casi vacío, las compras no se habían hecho en mucho tiempo.

Revisaba uno de los cajones de la alacena cuando sintió un par de brazos rodeándole la cintura. Cerró los ojos con fuerza y respiró hondo, esperando que fuera solo un sueño.

-Papá…

 

 

 

Unas horas después, Luhan se dio cuenta que no era un sueño al ver las mordidas y marcas por todo su cuerpo, y sentir una sustancia pegajosa,  ya casi seca, en entre sus piernas.  Al parecer, se había quedado inconsciente de nuevo, aunque al menos esta vez su padre  tuvo la decencia de traerlo a su habitación. Suspiró y tomó las sábanas de su cama, cubriéndose el cuerpo por completo y encogiéndose en posición fetal.  Su mirada se dirigía hacia la ventana, deseando poder ver un dulce rostro a través de ella.

Pensó en su madre y en los chicos de enfrente antes de quedar dormido de nuevo.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Vale la pena seguirlo? Aún estoy muy insegura acerca de mis habilidades como escritora (?) espero que les haya gustado. Recuerden que aún es como que la introducción del fanfic, después se pondrá interesante (i promise) 

review= amor 

 

Díganme lo que piensan, es muy importante para mi <3

 

Amo el Hunhan, pero mi otp es Sekai. Pero también me gusta el Kailu así que no sé (?) ¿qué les gusta más?


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