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Academia Shield por ThePervertOne2

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Notas del fanfic:

Si, digamos que mi estupidez me llevo a perder mi otra cuenta xD no entremos en detalles porque es vergonzoso u_u Como sea, el fanfic lo continuaré en esta cuenta.

Lo único que realmente me duele son los reviews, nunca había tenido tantos en un fanfic )': xD

Notas del capitulo:

Los personajes son de Marvel.

ADVERTENCIAS: Lime, lenguaje grosero (y puede que algo de violencia medianamente explicita).

 

Capitulo 1.

El primer día en la escuela nunca había representado un reto para el joven Anthony Stark. Cuando entró al jardín de niños no estaba llorando como el resto de los infantes,  quizás más por el hecho de que había sido su niñera quien lo llevó a la escuela y no su madre. Cuando entró a la primaria él estaba feliz de ir a la escuela, aprender cosas y mantenerse ocupado. Ingresar a la secundaria tampoco le figuró un problema, sólo fue un cambió de ambiente y nada más.

Pero esta vez…esta vez era diferente. Porque estaba de pie delante de las puertas de la preparatoria Shield con la mochila colgándole del hombro, dejando que el resto de los alumnos pasaran en rededor suyo empujándolo y diciéndole que se moviera. Porque estaba ahí, mirando el nombre de la escuela escrito en letras doradas y…¡Y él no debería estar ahí! ¡Él era brillante!

La universidad Culver le había ofrecido una beca completa —tampoco es como si necesitara la beca— al ver su increíble desempeño, y sus trabajo en las ferias de ciencias que había ganado año tras año con sus increíbles trabajos de ingeniera.

Pero estaba ahí porque el psicólogo había dicho que era malo saltarse años ¡Su puta madre! Tony no le creía una mierda, y ya encontraría la forma de vengarse por alejarlo de la universidad.

Miró con resentimiento el nombre de la escuela. Si, vale que era de las mejores preparatorias del país y todo eso, pero seguía sin ser una universidad, seguía sin ser un lugar donde realmente pudiera desarrollarse.

Refunfuñó por lo bajo y caminó al fin hacia el interior junto con el montón de estudiantes que hablaban excitados sobre su primer día en la preparatoria.

 

 

 —Lo siento —dijo un chico de cabello y ojos castaños, y con anteojos cuando por accidente golpeó a otro joven en la entrada de la escuela.

Sin embargo, el otro chico no pareció siquiera notar que lo había tocado, y al igual que él hacia un momento miraba con intensidad el nombre de la escuela.

Bruce notó que el otro joven parecía molesto, así que se alejó de él sin esperar una respuesta y siguió su camino.

La preparatoria Shield era una de las mejores preparatorias en todo el país, y Bruce Banner siempre la había visto como una opción para su desarrollo académico, y ahora que estaba en ella se sentía realmente feliz.

A demás de las numerosas aulas y laboratorios bien equipados que se repartían en los tres edificios principales que conformaban la escuela, también estaba un auditorio para trescientas personas, una biblioteca con una gran variedad y cantidad de títulos, así como la cancha de baloncesto, la de futbol soccer y la de americano, aunque éstas últimas le interesaban muy poco.

Siguió su camino por los jardines, en donde varias mesas y asientos de cemento se repartían y muchos estudiantes, de grados superiores supuso, charlaban con sus amigos antes de que las clases comenzaran.

 

 

Había intentado convencer a sus padres de no enviarlo a esa escuela, hasta un internado le habría resultado menos horripilante, pero por quién sabe qué motivo habían terminado por decirle que esa era la mejor opción. Claro que no, la mejor opción sería cualquier otra parte menos esa, no la escuela en que su hermano también había decidido asistir.

No es que Loki no quisiera a Thor, pero estar cerca de él en la escuela no lo ayudaba precisamente a dejar de ser opacado por su grandeza, grandeza que por suerte había desaparecido de forma considerable cuando su hermano reprobara el último año de secundaría provocando que Loki lo alcanzara y que ahora los dos estuvieran ahí.

Estaban caminando los dos juntos por los pasillos abarrotados de estudiantes buscando el salón que correspondía a la primera clase de Loki. Thor ya sabía en dónde estaba su salón, pues lo había visto un piso abajo, pero había insistido en acompañar a su hermanito.

Cuando por fin llegaron al salón dónde el más joven tendría su primera clase de algebra del curso, se dispuso a entrar y fue seguido de cerca por el otro. Las mesas eran dobles y ya había un montón de mochilas y uno que otro alumno ocupando un lugar, así que se sentó por en medio del salón junto a la ventana, a lado de un chico de anteojos que leía tranquilamente y que no se inmutó por su presencia.   

—Déjame ver tu horario otra vez —pidió Thor extendiendo una mano hacia el joven de cabello negro.

Loki le entregó la ya arrugada hoja de papel y miró hacia la pizarra con expresión de tedio.

—Entonces ¿nos vemos para almorzar? —le preguntó su rubio hermano con una sonrisa.

Loki asintió con la cabeza, tenían el descanso a la misma hora y no compartían ninguna clase, y como Thor no parecía muy contento por estar tan alejado de su hermano pues…

—Entonces nos vemos —continuó el mayor sin dejar de sonreir— Y, Loki, por favor —dijo cambiando su expresión a una más seria— No hagas travesuras, no te metas en líos el primer día.

Loki le sonrió con malicia:

—Lo intentaré.

Thor no estaba satisfecho con la respuesta, pero decidió que no podría obtener nada más de su hermano menor y se fue hacia su propio salón.

 

 

 — ¿¡Quien ha hecho eso?! —el grito que profirió el jugador de americano que de forma repentina tenía una piedra metida en su malteada asustó a los otros jóvenes que circundaban en los jardines.

Excepto a uno.

Un joven rubio recargado en un árbol y sosteniendo un cuaderno completamente en blanco, fingía leer cuando en realidad moría por soltar una risotada. El jugador de americano, y seguramente estudiante de último año, miraba de un lado a otro buscando a quien había arrojado con tanta certeza esa piedra a su malteada, mientras un chico rubio intentaba decirle que no era para tanto. En ningún momento desvió su vista hacia el joven que se reía sospechosamente o al menos ligeramente cerca ¿cómo podría si Clint Barton estaba a casi diez metros de él?

El jugador se alejó entre la multitud maldiciendo por lo bajo y Clint siguió conteniendo la risa mientras lo veía marcharse.

Miró su reloj de pulsera y decidió que ye era hora de buscar su primera clase. Guardó su cuaderno y se colgó la mochila para comenzar a avanzar hacia los edificios.

Estaba revisando algo de la papelería que le habían dado al entrar a la escuela, varios alumnos estaban por ahí repartiendo propaganda de los clubs y esas cosas, y él estaba realmente interesado en unirse al club de arquería. Esa escuela tenía de todo y aunque nunca había pensado en esa institución para concluir sus estudios de bachillerato, agradecía a la insistencia de su madre por meterlo en esa escuela.

Llegó a su salón en el cuarto piso. Le tocaba clase de lengua y en el salón ya había bastantes alumnos. Se sentó junto a la ventana y hasta el fondo, lejos de la pizarra y de las miradas indiscretas que el profesor pudiera darle. Se quedó un rato mirando por la ventana, desde dónde apreciaba la cancha de futbol americano.

Al poco rato sintió como alguien movía la silla a su lado para sentarse, movió su propia silla para darle espacio mientras volteaba para ver quién sería su compañero. Era una chica, muy bonita y pelirroja. Le echo una rápida mirada a todo su cuerpo y supuso que había tenido suerte: La pelirroja tenía el sello Barton de aprobación.

Mirando por la ventana nuevamente pensó en preguntarle su nombre, pero decidió esperar hasta que el profesor llegara y tomara asistencia para averiguarlo.

Le echo otro rápido vistazo a su reloj para descubrir que aún faltaban diez minutos para que las clases empezaran oficialmente.

 

 

La última vez que había visto la hora faltaban diez minutos para que las clases comenzaran, mientras corría por los pasillos que lentamente se iban vaciando al entrar los alumnos a sus salones, se dio cuenta de que no quería mirar otra vez.

Steve se había entretenido hablando con el capitán del equipo de americano, que no dejaba de insistirle en entrar al equipo después de verlo lanzar el balón. Él ya había pensado desde un principio entrar al equipo y la plática que tuvo con el capitán lo había animado mucho.

Sin embargo, luego de que una piedra salida de a saber dónde aterrizara en la malteada del capitán y Steve intentará convencerlo de que no había necesidad de buscar al culpable, si es que había uno, el tiempo pasó volando y ahora estaba ahí, temeroso de mirar el reloj y percatarse de que ye era muy tarde y corriendo en busca del salón donde tendría la clase de historia.

Cuando al fin encontró el salón se atrevió a echarle un vistazo a la hora: Aun quedaban dos minutos y no había rastros del profesor.

Entró al salón ya más calmado, descubriendo que muchos de los alumnos ya estaban dentro, algunos conversando con sus nuevos compañeros de curso. Steve se sentó a lado de un chico de cabello castaño oscuro que mantenía la cabeza sobre la mesa y los brazos caídos, como si estar ahí fuera la peor cosa que le hubiera podido pasar en la vida.

Steve pensó que tal vez se debía a que eran las siete de la mañana, y a diferencia suya la mayor parte de los estudiantes tenían problemas para seguir horarios, más aun si hablábamos de esas horas de la mañana.

No pasó mucho rato para que la campana sonara, dando inicio oficial a las clases. La profesora llegó casi de inmediato, una mujer de unos cincuenta años tal vez. Se presentó e informo a la clase los temas que verían durante el curso, así como la forma de evaluar. Cuando terminó les pidió que se presentaran. Steve hizo una pequeña mueca de disgusto, creyó que esas cosas ya no se hacían en la preparatoria.

Uno a uno los alumnos se levantaron, dijeron su nombre y un par de cosas sobre ellos, como que querían estudiar y que clase les gustaba más.

Llegó su turno y decidió seguir el molde de los otros alumnos.

—Mi nombre es Steven Rogers —se presentó con propiedad—Mi clase preferida es historia —la profesora sonrió complacida— Y cuando termine la preparatoria pienso enlistarme en el ejercito.

Algunos se sorprendieron por ello, no era muy común que alguien quisiera enlistarse, menos si estaba en una escuela como esa que la facilitaba la entrada a una buena universidad. La profesora le dio las gracias y llamó al chico sentado al lado de Steve para que se presentara.

El joven se puso de pie, y aunque hacia poco Steve lo había visto con muy pocos ánimos, de pronto habló con petulante fluidez, encantado con las palabras que salín de su propia boca:

—Soy Anthony Stark, me gustan las ciencias y voy a estudiar alguna ingeniería, no sé cuál, pero de todos modos no importa porque voy a heredar la compañía de mi padre.

Se sentó sin más, y Steve escuchó los murmullos de algunos estudiantes “¡Es el hijo de Howard Stark!”, “¡El heredero de Industrias Stark!”. Ciertamente esto a Steve no le impresionaba mucho,  a demás el chico le pareció muy arrogante y pensó que tal vez debió haberse sentado en otra parte.

 

 

Loki estaba de lo más aburrido y se había puesto a garabatear en las últimas hojas de su cuaderno mientras esperaban a que el profesor llegara. Cuando el docente, un hombre treintón de aspecto amigable, se digno a aparecer cerca de quince minutos después de que la campana sonara y se disculpara por el retraso, se dispuso a pasar lista.

Loki odiaba cuando pasaban lista, su nombre era un tanto peculiar y siempre le preguntaban de dónde era y esas cosas.

El profesor comenzó a decir los nombres de sus alumnos.

—Banner Bruce.

—Presente —respondió el chico a lado suyo para luego sacar su cuaderno y una pluma, listo para cuando comenzara la clase.

El desfile de nombres continúo sin que él se mostrara interesado hasta que el profesor tuvo problemas con uno de ellos:

— ¿Odinson Loki? —dijo con un dejo de duda en la voz, como creyendo que tal vez había un error.

—Presente —respondió él con calma.

El profesor lo examinó un momento, como queriendo averiguar si el chico de cabello negro y piel pálida era tan raro como su nombre.

— ¿De dónde es, señor Odinson? —preguntó el maestro.

—De Noruega  —se limitó a responder con cortesía, esperando que no hubiera más preguntas.

—Oh, ya veo, ya veo —exclamó el profesor, dándole otro vistazo a la lista, pero de inmediato siguió pasándola.

—Loki —el chico a lado suyo ¿Bruce? dijo su nombre.

— ¿Si? —volteó a verlo y preguntó, sin embargo el joven de anteojos no parecía haberlo llamado realmente.

—Como el dios de la mentira —dijo en tono reflexivo y Loki se dio cuenta de que estaba pensando en voz alta, sin embargo, se percató rápidamente de que había llamado la atención de su compañero de asiento— Lo siento —dijo al ver que Loki lo miraba expectante.

El de cabello negro negó con la cabeza, restándole importancia. Puso su vista en el pizarrón, donde el maestro ya estaba anotando unos ejercicios, bastante sencillos según él, para sacar sus mentes del letargo que representaban las vacaciones de verano.

 

 

La profesora había salido y se suponía que cuando regresara ya debían haber hecho uno de los ejercicios del libro. No era la gran cosa y además el libro tenía una pequeña lectura para refrescarles la memoria, pero de todos modos Clint no había hecho una mierda, y la verdad no tenía muchas ganas de hacerlo.

Era demasiado temprano para que su cerebro trabajara más o menos bien y era el primer día ¡¿No se suponía que no se hacía nada el primer día?! Lo peor era que presentía que ese era uno de esos lunes en los que iba a pasar de todo, y apenas había pasado media hora de que las clases comenzaran.

A demás la profesora no les pasó lista y no sabía el nombre de la chica pelirroja que estaba sentada al lado suyo y que sí estaba haciendo el condenado ejercicio, o al menos fingía hacerlo.

Miró de reojo el libro abierto de la chica, notó que solamente había resuelto la mitad y que ahora estaba más concentrada en mover su lápiz golpeando el libro. Sonrió un poco al notarlo y echó un vistazo alrededor: Todos parecían estar concentrados en sus libros, pero supuso era sólo porque no se conocían y aun no había la confianza suficiente para perder el tiempo el juntos, seguro todos estaban igual que él o que la chica.

Mientras el tren de sus pensamientos lo llevaba por otros rumbos, el lápiz de la pelirroja salió volando de entré sus dedos, cayó en su lado de la mesa y luego al piso. Clint se agachó para recogerlo y se lo entregó:

—Gracias —dijo ella por simple cortesía y volvió a poner su interés en el ejercicio no resuelto.

—De nada —respondió el con una sonrisa pero al ver que la chica no mostraba interés en alargar la conversación se desanimó y se dedicó a mirar por la ventana otra vez:

Algún día tendrían que pasar lista.

 

 

— ¿Y cuándo podrás heredar la compañía?

—En cuanto tenga la capacidad, por supuesto, pero no se vería bien que el presidente de Industrias Stark recién haya cumplido dieciséis.

Las dos chicas que se habían instalado en frente de su mesa rieron tontamente ante el cometario de Tony y siguieron preguntándole cosas sobre Industrias Stark, lo que hacía después de la escuela y demás.

Steve no estaba para nada contento con tener a las dos chicas hablando con su compañero de mesa, menos aún si se la pasaban diciendo tonterías y riendo con evidente condescendencia con tal de ser del agrado de Tony ¡Y sobre todo porque no podía ver el puto pizarrón!

La profesora ni se inmutaba porque tres de sus alumnos, y varios más distribuidos por el salón, estuvieran haciendo todo menos lo que les había pedido que hicieran. Steve intentó concentrarse en lo que había encargado.

La actividad del día era escribir una cuartilla sobre algún suceso histórico que les impactara, decir el por qué y qué importancia creían que tenía en contexto actual: Steve escribió sobre la segunda guerra mundial.

Cuando entregó a la profesora una hoja de papel con su nombre la mujer le dio las gracias y con una sonrisa le dijo que podía irse ya. Steve asintió y regresó a su lugar para guardar sus cosas.

Al ver que su compañero se alistaba para irse, Tony cortó la perorata de una de las chicas:

— ¿Ya podemos irnos? —le preguntó a Steve.

—Si, después de entregar el trabajo —le dijo Rogers mientras se colgaba la mochila al hombro.

Vio como a la velocidad del rayo Tony se levantaba para leer lo que decía en la pizarra, se sentaba, sacaba su cuaderno, arrancaba una hoja y se ponía a escribir como poseso, sorprendiendo a las dos chicas.

Steve rodó los ojos al ver lo que motivaba a Stark y salió del salón. Cuando iba por el final del pasillo, a un momento de bajar las escaleras, escuchó como una puerta se abría y se cerraba. Volteó para ver salir a Tony de lo más campante del salón, dirigiéndose a paso rápido hacia su posición.

Sorprendido y sin creerse que hubiera podido terminar tan rápido, esperó a que llegara a su lado para cuestionarlo.

— ¿Sobre qué escribiste? —quiso saber cuándo Tony comenzó a bajar las escaleras y él lo siguió.

—Ah —exclamó Tony, pues no esperaba que su compañero de clase la hablara— Sobre la crisis económica de 1929.

Steve lo miró suspicaz, no se creía que hubiera podido escribir una cuartilla sobre eso en menos de tres minutos, no tenía el tipo para hacer esa clase de cosas, y en caso de haberlo hecho, seguramente había sido malo. Sin embargo, decidió darle el beneficio de la duda.

Cuando ambos llegaron al piso de abajo, Steve se desvió para ir al baño y Tony al próximo tramo de escaleras.

—Nos vemos —se despidió Steve por cortesía.

—Sí, nos vemos —le respondió Stark con aire distraído.

 

 

El tiempo se había deslizado lento como caracol a lo largo del día, más aún porque no tuvo dos de sus clases y porque a la hora del descanso, Thor no pudo encontrar a su hermano menor por ninguna parte. La escuela era bastante grande si, y creyó que tal vez deberían haber acordado un punto de reunión.

Ahora se dirigía hacia su última clase del día, física. Él no era bueno en esas cosas, y la verdad no tenía ganas de entrar a la clase, menos cuando supo que el maestro era uno de esos viejitos decrépitos que se reusaban a jubilarse con tal de atormentar estudiantes hasta el final de sus días. Pero no había tenido dos clases, así que para no desperdiciar tanto el día se decidió entrar.

A demás, se recordó el por qué había suspendido su último año de secundaria: La insistencia figuraba como una de las razones principales.

Llegó temprano al laboratorio, que consistía en varias mesas alargadas con llaves de agua y gas en medio. El salón aun estaba vacío, así que tuvo total libertad de escoger su asiento. Se sentó en la esquina de la mesa de fondo, cerca de la ventana que tenía las cortinas cerradas.

No pasó mucho tiempo para que los alumnos comenzaran a llegar y tomaron asiento en lugares alejados los unos de los otros.

De pronto, alguien se sentó frente a él al otro lado de la mesa. Era un chico de cabello castaño oscuro y que tenía pinta de estar igual o más aburrido que él. No le prestó mucha atención hasta que escuchó que hablaba con alguien:

— ¿Stark? —llamó un chico rubio que recién había entrado al salón.

El joven frente a Thor lo miró un momento con el ceño ligeramente fruncido, como si intentara recordar algo.

— ¿Rogers? —dijo al fin, mientras Steve asentía— El de la clase de historia ¿no? —Steve volvió a responder a afirmativamente— Parece que seremos compañeros ¿por qué no te sientas aquí, conmigo y mi amigo? —dijo refiriéndose a Thor, quien de pronto formaba parte del “grupo”.

Steve no había pensado en sentarse junto a Tony, pero no quería sentarse en otra mesa llena de más desconocidos, así que tomó asiento al lado suyo.

— Así que ¿quién es tu amigo? —preguntó para destensar el ambiente, esperando que Tony le presentara al chico rubio de cabello largo sentado frente a ellos.

—No sé ¿cómo te llamas? —le dijo Tony a Thor. Steve hizo una mueca, Stark había dicho que era su amigo.

—Thor —respondió él mientras extendía una mano con fin de estrechar la de Tony, pero este no parecía haber previsto que hiciera algo así y tardó en reaccionar.

—Steve Rogers —fue Steve quien tomó la mano de Thor, desaprobando mentalmente la falta de modales de Tony— Él es Anthony Stark —dijo señalando a Tony con la cabeza.

— ¿Thor? —fue lo único que Stark atinó a decir, escéptico— ¿Qué clase de padre le pone a su hijo Thor? —mientras, Steve negó con la cabeza con aire reprobatorio. 

—Mi padre, al parecer —respondió Thor sonriendo, sabía que su nombre era raro, no era la primera vez que alguien le decía algo como eso y ya no era algo que le molestara.

—Claro, evidentemente —respondió Tony en un tono que oscilaba entre el sarcasmo y la condescendencia pero que Steve y Thor no pudieron identificar.

Luego de eso, mientras el resto de los alumnos iban llegando, hablaron de diferentes temas, las cosas típicas que solían preguntarse en los primeros días de escuela: qué música les gustaba, qué hacían en sus ratos libres, cuál fue la última película que habían visto y tal. Cosas irrelevantes que ningún recordaría al día siguiente, sin duda.

Sin embargo la conversación se vio bruscamente interrumpida cuando la cara de Thor se iluminó con una sonrisa al mirar hacia la puerta:

— ¡Hermano! —exclamó alzando un brazo, llamando la atención de los demás estudiantes y haciendo que Steve y Tony voltearan hacia la puerta.

Ahí, un joven de cabello negro le lanzó una mirada escandalizada a Thor y luego se acercó a grandes zancadas hacia su mesa, la cual, por cierto, sólo era ocupada por ellos tres.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó Loki al llegar a lado de su hermano e ignorando a los otros dos chicos en la mesa que lo miraban curiosos.

—Esta es mi clase —le respondió Thor.

—Creí que no teníamos ninguna clase juntos.

—Hubo un problema con el horario, y tuve que ir a generar otro —le explicó mientras sacaba de su mochila una hoja de papel mucho menos arrugado de la que le había mostrado hacia unas horas.

Loki miró el papel de arriba abajo, confirmando que si, compartían la clase de física y seguían teniendo el descanso a la misma hora. Con un suspiro se sentó a lado de su hermano, en el lugar que éste le indicó.

—Mis amigos —llamó Thor refiriéndose a Steve y a Tony— Les presentó a mi hermano menor, su nombre es Loki. Loki, ellos son Steven y Anthony.

—Tony —corrigió Stark rápidamente y omitiendo cualquier tipo de saludo, preguntó— ¿Si es tu hermano menor, por qué están en el mismo año?

Loki sonrió imperceptiblemente.

—Oh, parece que mi hermano no les mencionó que suspendió su último año en la secundaria —comentó Loki con aire casual, como no queriendo la cosa y regodeándose en la mueca de disgusto incomodo que mostró su hermano mayor.

— ¿Qué se siente suspender? —preguntó Tony— Nunca he reprobada nada.

— ¿No? —esta vez fue Steve quien sonaba escéptico.

—No. —Respondió tajante con un aire de hastío, como si llevaran preguntándoselo por horas— ¿Por qué todos actúan así cuando se los digo? —cuestionó a nadie en particular girándose hacia Steve y luego hacia los dos hermanos, como buscando una respuesta.

Fue Thor quien contestó:

—No pareces nerd…como mi hermano —la venganza sutil por haber develado su secreto se hizo presente, pero Loki lo pasó por alto, el que Thor tuviera algo que decir era señal de su victoria.

—Sí, bueno, no tienes que ser un nerd para no suspender. En mi caso, soy un genio —dijo petulante, luego miró a Thor— Pero tampoco tienes que ser un genio ¿Por qué reprobaste?

—Faltaba mucho a clases —se limitó a responder.

—Creo que tú y yo nos vamos a llevar bien —afirmó Tony sonriendo— Conozco los mejores lugares para irse de pinta.

Steve soltó un bufido en señal de su desaprobación ante lo dicho por Stark y recibió una mirada arrogante como respuesta.

—No es como si te estuviera invitando a ti —le informó haciéndose el desentendido, como si fuera obvio.

Mientras tanto, en lo que Tony comenzaba con su verborrea sobre los lugares que conocía y a los que podía entrar gracias al poder del dinero y otra sarta de tonterías por las que no le estaba cayendo precisamente muy bien a Steve, en la mesa del frente, a la cual Tony y Steve le daban la espalda, un chico y una chica se reían por lo bajo mirando a su mesa.

Ella, bastante atractiva y pelirroja, llamó a su compañero rubio entre risas:

—No podrás —le dijo con un ligero acento ruso.

—Tú sólo observa —le respondió Clint sonriendo también, mientras se agachaba un poco sobre la esa para quedar fuera del rango visual de Loki y Thor— Sólo mira y aprende.

Tenía un borrador de migajón en la mano, casi nuevo y de color blanco. Apuntaba con intención de lanzarlo en dirección a la otra mesa.

— ¿Quién quieres que sea la victima? —le preguntó a ella antes de arrojarlo.

Ella miró a los cuatro chicos en la mesa y tras meditarlo un poco se decidió por Loki.

—Al de cabello negro —dijo en voz baja, de pronto adoptando un aire más confidencial— Al que está escribiendo en su cuaderno.

Luego de unos instantes más de preparación Clint disparó el borrador de tal manera que este se estrellara primero en la pared detrás de Loki y con la suficiente fuerza como para que rebotara y le diera en la nuca al desprevenido muchacho.

—¡Qué mierda! —gritó Loki mientras dejaba lo que estaba haciendo y se sobaba la nuca con una mano— ¡¿Quién ha sido?! —exigió saber levantándose de su asiento y mirando en rededor del salón, donde el resto de los estudiantes lo miró con absoluta indiferencia.

Sin embargo, no resultó difícil discernir quien era el culpable. Clint y su pelirroja amiga intentaban ocultar sus grandes sonrisas con una mano y apagar sus gimoteos encogiéndose sobre si mismos.

Loki parecía tener toda la intención de ir hasta su lugar, a saber para qué, pero se detuvo cuando la chica se levantó de su lugar con una mano en su estomago y le habló.

—Lo siento —le dijo, provocando que Steve y Tony se deslizaran sobre el banco para mirar quien tomaba la palabra ahora— Fue culpa mía, disculpa.

La chica se mostró amable y respetuosa, a Loki le agradaban esas cosas, sobre todo la parte del respeto, así que asintió con la cabeza en señal de aprobación y volvió a sentarse. Antes de que ella hiciera lo mismo, Tony ya se había cambiado de mesa.

—Buenas tardes —dijo con voz galante ante la mirada indiferente de ella—Mi nombre es Anthony Stark ¿Te concederías el honor de dejarme saber tu nombre?

Ella levantó una ceja, como si no se creyera del todo la “magistral forma” con que Tony intentaba coquetearle. Tras ellos, Steve rodó los ojos y Thor soltó una risotada.

—Me parece que no sabes hablar con una mujer, mi amigo —le dejó saber Thor sonriendo y haciendo alusión a que una de las barrabasadas que Tony les había estado comentando antes era las muchas novias que había tenido.

— ¿Ah no? ¿Cómo lo harías tú? —preguntó Tony sin creerse que él tuviera alguna habilidad en eso y como si de pronto la chica ya no estuviera ahí siendo utilizada como sujeto de pruebas.

Thor sonrió, se levantó y llegó rápidamente hasta la chica, e ignorando olímpicamente a Clint se detuvo junto a ella.

—No es común mirar una belleza como la tuya así que por favor, concédeme el honor de escuchar tu nombre. —Ella sonrió ligeramente. Clint y Tony se quedaron de piedra— Oh, pero qué modelos los míos —continuó él con su perorata— Mi nombre es Thor Odinson y es un verdadero privilegió poder permanecer en tu presencia.

—Benditas clases de teatro —comentó Loki metiéndose en a la conversación con aire desinteresado— Con un “¿Cómo te llamas?” bastaba, Thor.

El aludido hizo una mueca.

—No arruines el momento, Loki. —lo regañó su hermano mientras otra vez volvía su atención a la chica— Pero ya en serio ¿Cómo te llamas? —le preguntó con una sonrisa.

—Natasha —respondió ella— Un placer…Y él es Clint —terminó diciendo, volcando la atención de todos al chico que habían ignorado recientemente.

— ¿Qué hay? —dijo él. Steve y Loki correspondieron a su saludo con un movimiento de cabeza y Stark ni se inmutó.

—Mira, ellos son Anthony… —comenzó a señalar Thor.

—Tony —se escuchó por lo bajo.

—Él es Steven y mi hermano Loki —terminó de decir— Un gustó —le extendió una mano de lo más entusiasta.

—Sí, un placer —respondió torpemente Clint, abrumado por los modales del rubio.

Y, como si hubiera tenido una epifanía, Thor sonrió más ampliamente y comunicó su gran idea.

— ¿Por qué no se sientan con nosotros? —sugirió, Tony asintió apoyando la moción y un poco reticentes, Clint y Natasha se cambiaron de lugar.

Una vez que se sentaron todos juntos, sólo dejando un lugar libre en la mesa, del otro lado de Loki, éste preguntó:

— ¿Alguien sabe qué hora es?

Clint le respondió que era la una treinta y Loki soltó un bufido. La clase comenzaba a la una y tenía la impresión de que el profesor no llegaría cosa que no parecía incomodar a nadie en su mesa o en el resto del salón.

—Bueno —dijo refiriéndose a Thor— No creo que el profesor llegue a sí que me iré ya.

— ¿Por qué? —preguntó su hermano mayor con cara de decepción.

—Pues porque no llegará.

—Quién sabe —dijo de pronto Clint— podría ser de esos maestros que llegan a última hora sólo para dejar tarea.

Maldita boca de profeta.

No era el profesor quien entraba por la puerta pero si llegaba con las espantosas noticias que Clint había augurado. Era un joven de cabello castaño y con anteojos que entró al salón y se paró detrás del escritorio del no presente maestro con aspecto incomodo.

—Eh… —titubeó y  seguidamente carraspeó la garganta para llamar la atención de los presentes, no la tuvo de todos, pero unos cuantos voltearon hacia él y se dio por servido—Bueno…el profesor dijo que no podrá venir hoy, pero me pidió que les dijera que quiere los ejercicios uno, dos y cuatro del libro resueltos para la próxima clase.

— ¿Qué ejercicios?

— ¿Cómo?

— ¿Qué dijo?

La gran mayoría de los alumnos que había optado por ignorarlo prestaron atención repentinamente y Bruce se vio obligado a repetir la información; una vez hecho eso salió del salón.

Los estudiantes comenzaron a quejarse y a refunfuñar por ya tener tarea el primer día, y se movieron perezosos recogiendo sus cosas para irse de una buena vez a casa.

—Bien hecho, amigo —dijo Tony con sarcasmo dándole unas palmaditas en la espalda a Clint.

—Podría haber sido peor —respondió Barton— Pudo habernos dicho que la próxima clase había practica o…

—Mejor no digas nada, Clint —le sugirió Natasha llevándose la mochila al hombro.

Los seis salieron del salón a paso rápido escuchando como Thor le decía a Loki que lo acompañara a ver a sus amigos a no sé dónde y éste último negándose incontables veces a legando asuntos que sólo ellos dos entendían.

Para cando llegaron a la puerta de la escuela ya se habían sumido en un silencio un tanto incomodo que nadie había sabio como romper, aunque a Steve le pareció que Tony lo intentó varias veces, abriendo la boca pero cerrándola nuevamente.

Ya en la salida se despidieron y cada quien tomó su propio camino.

Tony caminó un rato sin realmente querer llegar a casa aún, no tenía nada que hacer allá y no quería enfrentarse a sus padres preguntándole cómo le había ido y esas cosas que no podría responder sin molestar a sus padres: porque él no quería ir a esa maldita escuela.

—Señor Stark.

Se dio la vuelta al escuchar que lo llamaban y se encontró con un hombre cuarentón vestido con traje y de pie a lado de un auto negro. Sonrió.

—Hola, Jarvis —dijo Tony acercándose mientras el aludido abría el auto para que pudiera introducirse en él.

— ¿Salió temprano de clases, señor? —dijo Jarvis una vez dentro del auto en el asiento del conductor.

—Sí, no tuve mi última clase…¿Por qué viniste? —el auto ya había comenzado a moverse a una velocidad moderada.

—Su padre me pidió que viniera a recogerlo —le hizo sabes y luego de un instante esperando por una respuesta, agregó— Parece que no deseaba que tuviera muchas escalas camino a casa.

Tony no respondió e hizo una mueca de desagrado: Claro, primer día de clases, tal vez la primera semana y tendría más atenciones que de costumbre, ya después se olvidaría siquiera de que tenía un hijo.

—Y ¿Cómo estuvo su primer día?

Tony tardó en responder y pensó en las aburridas clases que había tenido y las singulares personas que había conocido.

—No tan mal como esperaba —se decidió a responder.

Y así comenzaba su año escolar.

 


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