Desperté debido a un fuerte e insoportable dolor de cabeza. Me asusté un poco al verme desnudo sobre la enorme cama de una habitación de hotel, todo estaba desordenado y no lograba recordar cómo fue que llegué ahí hasta que miré el buró, que se encontraba a mi derecha. Una pequeña nota se apoderó de mi atención, haciéndome ignorar el dolor horrible que presentaba mi cabeza en ése momento.
“Fue divertido estar contigo, la pasé bien anoche, Eli… Espero que se pueda repetir.
Kiseop.”
Leía aquel papel una y otra vez tratando de recordar todo lo que había hecho la noche anterior y poco a poco los recuerdos fueron apareciendo en mi cabeza…
Bebía whisky mientras observaba el ambiente tan cambiante de aquel club desde mi asiento. En ese momento el ambiente era bueno, la música era muy movida, las chicas de lugar eran hermosas y realmente la estaba pasando bien, o al menos eso creía antes de recordar la estúpida discusión que había tenido con Kevin, la cual había hecho que ese año junto a él se fuera a la basura. Sí, Kevin y yo habíamos terminado nuestra relación tan solo por olvidar una maldita fecha. Claro, no era una fecha cualquiera, era nuestro primer aniversario como pareja y él estaba enojado por eso, mejor dicho, dolido porque no era la primera vez que pasaba. El tercer y sexto mes, también los olvidé.
Seguí bebiendo hasta marearme un poco. En ese estado, ya empezaba a coquetear con cualquiera que era agradable para mis pupilas y también había tenido que ver con algunas chicas, sin llegar al sexo. Fue ahí donde un chico muy apuesto se cruzó por mi vista, realmente me llamó la atención, era alto, de cabellos obscuros y tenía una sonrisa muy contagiosa. Me limité a mirar a aquel joven desde el lugar en el que me encontraba mientras un par de chicas me trataban cariñosamente, en ese momento no me importaba lo que hacía ya que al fin de cuentas estaba soltero, había perdido a la persona que me había hecho decir por primera vez “Te amo” y todo por mi culpa, todo por olvidar una estúpida fecha, no sabía si enojarme o simplemente ignorar todo, pero me era imposible hacer cualquiera de las dos cosas si se trataba de Kevin.
No pasó mucho tiempo para que aquel chico se acercara a mí, me sonreía mientras lo hacía, por lo que yo me limité a ladear una sonrisa pequeña, sabía que él no estaba en buscaba de una pequeña charla sino que buscaría algo más y yo, por estar enojado y bajo los efectos del alcohol, no me negaría a esa aventura. Mi mirada no se podía apartar de él, realmente me había quedado idiotizado…
-¿Es la primera vez que vienes?- preguntó mientras se sentaba a mi lado.
–No, soy cliente frecuente de este lugar.- dije mientras me acomodaba para mirarle.
–Entiendo... nunca te había visto; yo también frecuento mucho este lugar.- me miraba fijo con esos grandes ojos que brillaban en demasía.
–Es la primera vez que vengo solo… supongo que es por eso.- respondí y enarqué una ceja mientras bebía un poco más. Él me quitó la bebida, acercándose a mí para lamer mis labios, saboreando de aquel trago amargo que estaba consumiendo. Por supuesto, yo no me negué a tal acción.
–Tal vez es por eso… niño bonito.- murmuró a mi oído y soltó una risita juguetona –Me llamo Kiseop.- fue lo último que dijo para luego levantarse, pero no entiendo por qué jodida razón lo detuve para que no lo hiciera…
Desconozco el momento en el que dejamos de charlar y comenzamos a besarnos, su lengua era maravillosa, me hacía la piel erizar mientras jugaba con la mía; sus besos eran salvajes y muy húmedos, como me gustaba que fuesen, sus brazos rodeando mi cuello; se había sentado en mi regazo con las piernas colocadas a los lados de las mías y mis manos estaban posadas en su trasero, el cual no dudaron en apretar.
Después de un agasajo muy intenso en plena disco, sin importar que alguien más lo viese, pasamos a otra cosa…
He tratado de perpetuar lo que pasó en el auto mientras veníamos hacia el hotel. Mi cabeza duele más al forzarla, pero no consigo nada. Sólo me transporta al momento en el que entrábamos a la habitación, besándonos con desespero y luchando con las prendas para ser despojadas de nuestros cuerpos.
Miré hacia el costado derecho de la cama vacía y el recuerdo de su pálida piel desnuda ante mí, reapareció; mis labios dejando marcas rojas sobre él; mis manos recorriendo y conociendo aquel cuerpo tan suave; su agitada respiración a mi oído; su boca dejando salir una linda melodía de gemidos en la cual mi nombre estaba incluido mientras sus uñas arañaban mi espalda, y nuestros cuerpos sudados frotándose con frenesí antes de llegar al orgasmo…
Estoy consciente que no debí haberme metido con aquel chico ese día. Por muy molesto que estuviese por la situación en la que había quedado con Kevin, no era la razón para hacerlo, pero no me arrepiento. Incluso, aún después de haber arreglado todo con mi pareja, las ganas de seguir encontrándome con Kiseop estaban ahí. Hacer el amor con Kevin nunca fue igual al tener sexo con el otro chico. Sentía las ganas de volver a verlo, someterlo a mis placeres y no estuve tranquilo hasta que lo conseguí.
Desde entonces, él y yo nos encontramos cada fin de semana, en el mismo club; frecuentamos el mismo hotel y la misma habitación. Sé que está mal, porque hay una persona que me espera todos los días, misma que me regala sus más profundos sentimientos, pero soy tan egoísta que quiero tener a los dos.
Kiseop sabía que no podía tener un lugar más allá del papel de mi amante, pero siempre me daba los mejores tratos cuando nos encontrábamos y con eso era suficiente para mantener nuestra relación en secreto.