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Las Cartas y Notas de Kurt Cobain. por Jhosee

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 Siento en mis costillas la sensación de mis sentimientos confesados.

No necesitaba una respuesta de ti. La que refieres que espero.

Quería mirarte, escuchar el tono de voz que posees. Apreciar si el viento te vuela el cabello cuando vas caminando. Todas las cosas sencillas que no había podido sentir antes.

 

Debo encontrar el porqué de los “amores a primera vista”.

Si es que eso puede ser usado aquí.

Creo que no.

No.

Es como un dibujo que quiero terminar de realizar en tiempo indefinido.

Yo pienso y pienso en ti…

He preferido leer las notas de Kurt Cobain.  

Me pongo a recrear el nirvana en alguien. De todos modos te pienso.

 

Devendra Banhart se escucha en mis oídos. Y ahora Kurt se hace bola en una escena mental, tiro la cuchara con crema de cacahuate que lamí, y me quedo esperando a que algo pase.

Canción por canción, estás aquí.

Y no. Andarás por alguna ciudad que desconozco, dejando que te impacte la madrugada que no llega, pero que quisiera describir contigo.

Jalo una silla frente al fregadero. Me siento y no llego a poner las manos, no llego, caray.

Acomodo la silla sin pararme, un zanate resuena pasando por la ventana. Sólo quiero ver entrar los colores que tiene el sol.

Quiero que me arda su saludo en el brazo.

 

De manera en que, hoy, el calor ha sido terrible, el sudor en mi cara me agobia. Y pienso en que son lágrimas, quizá de Kurt, porque leí sus palabras, que ahora son conservas de su cerebro.

 

Y es de tarde.

 

¿Cuánto tiempo se ha ido mientras pensé en ti?

 

 

La cuchara está llena de hormigas.

 

Quisiera saber qué es lo que eres. Más de lo humano. Qué eres para mí.

Yo sé que no me pongo pretextos contigo. Sólo la realidad está proporcional a mi cariño.

Uno que vino de manera de peces cuando miran, si los matas en el aire.

 

Porque no duele… Asombra.

¿Para qué me sacas del agua?

 

¿No puedes ver, que necesito respirar entre corrientes y sombras?

 

Quizá lo único que me duele, es el anzuelo.

 

 

Deseaba usar mis dedos sobre tus cejas. Separar la adversidad en amenidad.

Diluir mi atracción, en estadías… Coronar tus músculos en babor.

 

Quería tenerte como mi huella digital. Seguir tu camino, sabiendo que no era posible de repetir.

 

Ponerte ramas del árbol de mi casa como cinturones de lira, abrir un espacio en mi corazón molesto.

 

Todo eso nació cuando te vi.

 

Por eso la espuma del mar me aventó cerca de tu desconocimiento.

No cerca de ti.

 

Pude ser tu sangre.

Pude ser tu molécula entre moléculas.

Pude ser una teoría de tu cerebro.

Un lunar que te gustase.

Un dedo de tus pies.

 

 

Hasta… las cosas que has olvidado.

Lo que algún día tuviste.

Las letras que has despegado de tu columna.

 

 

Tus sábanas que tiendes al sol. Tus sandalias que salen volando al ser quitadas. Un plato que laves.

Presiento que se va a romper.

 

 

Ya no me digas que no sabes contestar cumplidos. Ni que no contestarás mi sentimiento.

Las cosas no van por ahí.

 

Y digo, ¿Quién me entiende?

Quería ahogarme con tu belleza.

Morir varias veces, y ser un feto de ti.

 

Nacer de tu sexo.

 

 

Mi letra y la letra de Kurt, no se parecen, no se ven siquiera semejantes en algún aro de la o. En un gancho de la g. En algún grito de la mano escribiendo.

 

 

No te llamas…

No te sabes…

No te sientes…

No te entregas…

No me sabes…

No me ves…

No me hueles.

 

 

Quiero saber por qué me escurrí por la silla. Ahora es todo oscuro. La ventana abierta es un hueco negro.

Negro como yo en mi belleza.

 

 

¿Estás capturándome otra vez?

 

Pusiste un mar en mi piso.

 

Estás nacarando mis pulmones.

Soy un atún para las heridas de gravedad.

 

 

No puedo levantarme si estás sobre mí.

Sólo quiero abrazarte, mientras veo el enredo de tu red. Todo es un grado Celsius de exasperación.

Me dices: "Dime quién eres".

Y yo te contesto, pero el agua refleja mi boca en círculos. Soy un pez.

 

Soy un pez expreso.

 

Tu café para levantarte.

El agua para lavarte.

La adrenalina para hacerte onomatopeya.

La soledad de tus piernas.

 

Agua.

Y yo… Me estoy yendo.

 

 

 Hola, cómo estás. Dime cómo te formaste. Qué dijo tu mamá cuando te dio vida. No me importa si es estúpido, si es perfecto, si es bello. Dímelo. Dime tus llantos, tu manera de mirar. Hazme saber lo que eres. A qué saben tus labios. La altura de tu debraye. La sensación de tu cabello… Dime… Déjame morirte.

Déjame poner mis sueños en tu desagrado.

Que me digas cosas que me hagan preguntarme por qué tengo que estar viva.

Seguiré enamorando mi libertad.

Iré contigo cuando pueda dormir.

Y me haga una señal de misterio.

 

Dame un secreto que quieras describir. Tu suavidad.

 

Porque cuando yo hablo… Todos se van.

Me duele saberlo.

Y sin embargo, no es negatividad.

Qué puedo hacer…

 

 

En el fondo del mar, estás tú. Y yo.

Tú vienes cuando eres animal.

 

Yo te espero. Desgraciadamente.

 

Si quieres fantasear, seré tu motor. No tu objeto de.

Si quieres comer, seré tu tenedor, tu cuchara, pero no tu comida.

Si rezas un rosario, seré tus cuentas, en tu mano, pero no tu fe.

Si llenas de mantequilla… un pan… seré la burla, de describir hasta lo que haces, menos el amor que tanto cuidas… Y te daré una lluvia fresca.

Con mis dos nubes en la lágrima de Kurt Cobain.

Porque ahora me levanto, y cierro todo. La ventana se raspa al enganchar el seguro. Veo las impresiones con todos sus pensamientos, las apretujo, y se arrugan. Hasta romper.

 

Véte, ya, ve a cantar a donde quieras. Sé que ni tengo que decirlo, pero por qué lo he hecho...

 

 

Pateo la puerta. Y voy hasta el baño.

Abro la llave. Todas.

 

Veo el bote donde tú vienes, tus manos hacer señas, tu caña de pescar lista.

El agua se comienza a tirar.

Barro mis pies en el azulejo. El zapato se moja. Y mis manos se contraen, mis brazos se hacen “L”, al revés.

Y hacia abajo…

Mi cardumen me ha dejado.

Voy girando. Bailando para ti.

Ya no veo el baño. La regadera se fue. Y las burbujas son las que me reciben.

 

Estoy tan defraudada.

 

 

Que…

 

 

Soy sacada del agua nuevamente, para vivir en ti.

 

 

 

 

Notas finales:

 

 Qué voy a hacer con mi corazón...


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