Pateó la pelota con fuerza. Estaban a sólo un gol de eliminar ese ridículo empate, y embarrar en el fango a los del otro grupo. Él y su espíritu competitivo no tenían duda alguna de que , fuera como fuera, iba a ganar. Era Key, el mejor después de todo.
-¡Tú, pásala! - Gritó un sujeto del otro equipo a unos metros, pero hizo caso omiso. Ese gol era únicamente suyo. Estaba escrito.
-¡Eh! ¡Que me la pases, te digo! - Vaya que gritaba fuerte. Qué irritante. Volteó a verlo con hastío, pero le distrajo algo más que la pelota. El chico en cuestión era alguien que jamás había visto. ¿Estaba en su clase? ¿En su generación? ¿Estaba siquiera en su escuela?
-¿Estás malo de la cabeza? ¡Ni siquiera eres de mi equipo!
-¡Te la quitarán! - Key volteó en un reflejo, la pelota se le había ido entre las patas… literalmente. En un acto torpe pero efectivo, se salvó de una caída estrepitosa, pero la pelota le fue arrebatada limpiamente.
-¡Joder! - Gritó él, cubriéndose la cara con frustración mal disimulada.
-Te dije que me la pasaras…- Susurró el chico al correr a su lado, siguiendo la pelota para retomarla. -Te he encantado, ¿que no? -Sonrío con la confianza en sí mismo tatuada en el rostro. -Soy Jonghyun… apréndetelo.
Key quedó perplejo. ¿Cómo?
El partido acabó, aunque no como se había planeado, gracias a Key, quien apenas terminase el juego corrió hacia los vestidores a buscar a ese… ese sujeto que le había estropeado la concentración y de paso los tenis. Lo halló después de preguntar por el nombre que sin intención había aprendido.
-¡Tú! Me has arruinado el juego - Las palabras se le amontonaron en la lengua y sólo logró soltar un atropellado intento de oración, que venía repitiendo en su mente desde lo ocurrido en el campo. -Quiero… Espera, ¿por qué nunca te había visto antes?
-Será que tienes mal la vista…- Sonrió de lado, burlón.
-Déjate de bromas, mi vista es de 20/20… Pero ese no es el punto…
-¿Cuál es, entonces? "Tu distancia es peligrosa…" , pensó Key, mientras Jong se acercaba lentamente.
-Ese gol… Era mío, ¿sabes?
-Qué lastima, no puedo dártelo de vuelta. -Siguió avanzando, sin deshacerse de esa leve pero confusa sonrisa. -¿Hay algo más que pueda ofrecerte?
-¿Algo más? -La mente de Key se volvió una maraña de pensamientos confuso. ¿Era su imaginación o sus dedos temblaban dentro de sus bolsillos? -Me he dejado los tenis por tu culpa…
-Lo lamento mucho, Key.
-No pareces lamentarlo en lo absoluto. ¿Cómo sabes quien soy? En mi vida te había visto.
-Pues yo si te había visto…- Permaneció a un paso del otro, mientras intentaba con todas sus fuerzas mantenerse lo suficientemente cuerdo. Había planteado esa situación muchas veces, pero nunca pensó que realmente se vería inmerso en ella. -La ventana de tu clase está enfrente de mi edificio, así que…
-¿Eres un acosador…? -Key sonrió un poco ante la vacilación del otro.
-Supongo que un poco…- Se rascó la nuca incómodo. -Pero nunca te había visto de tan cerca.
De un momento a otro, la voz, la postura y la expresión de Jonghyun cambiaron. Sus gestos se relajaron, y el mínimo espacio que los resguardaba se agotó. Key tuvo la intención de apartarse, pero el brazo del otro de cortó el paso levemente. Pudo empujarlo, incluso golpearle, pero la curiosidad le comía desde adentro.
-Estás diciendo cosas muy raras…-Mencionó Key en un susurro, no le pareció necesario ni un poco más de volumen. La distancia lo hacía completamente innecesario.
-Tú me haces sentir cosas muy raras…
Se formó un silencio, que se cortó de tajo con la suave expresión que brotó desde lo más profundo de Jonghyun.
-Te besaré. Si planeas huir, tienes 2 segundos… -Bajó los brazos que mantenían apenas preso a Key, y cerró los ojos abandonándose a las consecuencias de lo que estaba haciendo. Sintió el viento rozar su cara, alarmándolo. Se había ido, fijo. Abrió los ojos, una mano se mecía enfrente.
-Ya pasaron 4 segundos… Key se acercó un poco, sin saber muy bien lo que estaba haciendo.
-Te advierto, ya no hay vuelta atrás… -Juntó sus labios cálidos e inseguros, rozando dulcemente los de Key. El tacto le consumió de inmediato. Por tres años había mirado al chico que ahora mantenía entre sus brazos. Eso era combustible suficiente como para no dormir en una semana.
Key abrió los ojos lentamente. El corazón le golpeaba el pecho con insistencia. Se topó con los ojos y la sonrisa de Jonghyun.
-Te he encantado después de todo, ¿verdad?
-Te diré que… aún me debes un par de tenis.
-Tendré que llevarte a elegirlos… un día… ¿mañana?
-¿A la salida?
-A las 4 será…
Key sonrió. Quizá perder el partido no estaba mal de vez en cuando.