Tras unos instantes y cuando finalmente Inuyasha sintió que sus piernas le respondían, se incorporo le dio una palmadita en la espalda a su perro para que lo siguiera y ambos subieron a su habitación, al entrar de inmediato le coloco seguro a la puerta e incluso le atoro una silla. Subió a su cama se sentó en la orilla abrazando sus piernas mientras apoyaba su cabeza en sus rodillas, repasaba en su mente una y otra vez lo que acababa de suceder, sin poder encontrar una sencilla explicación más que, el hecho de que su padre se enfureció tanto con el por haberlo desobedecido que le propino un fuerte golpe, al pensar esto, se acaricio la mejilla y noto que le dolía bastante al tacto, de inmediato se dirigió hacia el baño, al verse en el tocador observo que su mejilla tenía un color rojo oscuro, está herida pronto se tornaría un gran morete, al observar esto en el espejo sin darse cuenta comenzó a llorar nuevamente. Sus lágrimas caían tal cual una lluvia tranquila de verano, no se percato de que su perro había entrado también al baño, hasta que este se le acerco moviéndole su mano caída con el hocico.
-amigo… gracias por haberme defendido, no sé que me hubiera pasado si no hubieras estado ahí.
Dicho esto solo le abrazo fuertemente y lloro aun más fuerte, el perro por su parte le rodeo el cuello con ambas patas delanteras y le lamio la herida suavemente, y así estuvieron ambos durante un largo rato.
Inutaisho por su parte al verse sin el valor para volver a casa esa noche opto por pasar la noche en un hotel, volvería muy temprano a casa a cambiarse de ropa e irse de nuevo a su trabajo. Trato de dormir inútilmente, por lo que se levanto de la cama y salió al balcón, la vista era maravillosa desde ahí, y no era menos de esperarse estando en la suite más lujosa del hotel, desde ahí podía ver la colina donde yacía su mansión, y lo único que le cruzaba por la mente era su adorado hijo, quien, conociendo cuan sensible era, podría estar llorando todavía, necesitaba ir allá, abrazarlo, besarlo y disculparse de rodillas si era necesario… pero no contaba con el valor para hacerlo, no ese momento, ¿Cómo se supone que vería a la cara a su hijo ahora?
-Inuyasha, ¿Cómo puede ser?, yo me prometí que desde aquel incidente, ya no permitiría que nadie más te lastimara, y ahora soy yo quien te deña…..¡MALDITA SEA!
Al momento sus ojos se tornaron rojos mientras que unas marcas aparecieron en sus mejillas y unos enormes y filosos colmillos se mostraban, una carga de energía recorría su cuerpo, lo que provoco que varios jarrones de la habitación estallaran. Unos golpes en la puerta lo hicieron reaccionar.
-señor, ¿está todo bien?, hemos escuchado unos fuertes estruendos.
Inutaisho de calmo de inmediato y su apariencia volvió a la normalidad, sin voltear hacia atrás solo dijo…
-está bien, es solo el televisor
-muy bien señor, disculpe usted las molestias.
Mientras tanto se ve como unos trozos de jarrones se incorporan y vuelven a su forma original.
Inuyasha percatándose de que eran ya las tres de la madrugada y viendo que le era imposible conciliar el sueño, opto por levantarse e ir al balcón de su habitación, sin percatarse de que fiel compañero iba detrás suyo, al salir estaba ante él una bella luna llena brillante en todo su esplendor, el solo se quedo ahí contemplándola, cuando una destellante luz azul le saco de sus pensamientos, al voltear lo único que veía era una figura rodeada por esa luz destellante, asustado llamo desesperado a su leal compañero, pero esto no llegaba.
Al extinguirse ese destello Inuyasha solo retrocedió hasta que el barandal de su balcón le impidió retroceder mas, entonces una figura de un hombre que iba siendo iluminada poco a poco por la luz de la luna se fue haciendo más visible.
Era un hombre totalmente desnudo, con un hermoso cabello largo y blanco, tez blanca, unas extrañas marcas en el rostro y brazos, la figura de una luna en cuarto creciente y…unos hermosos ojos amarillos.
-t…¿tú quien eres?
El hombre se le acerco e inclino hasta poder besar sus labio y enseguida dijo..
-soy yo hermanito, Sesshoumaru.
Y enseguida le dio otro gran beso que hizo que Inuyasha perdiera el equilibrio y callera sobre sus rodillas. Sesshoumaru se arrodillo frente a él, le abrazo fuertemente mientras le acariciaba su cabello.
-extraño acariciar tus orejas hermanito, me parece tan extraño verte sin ellas.
-ba..!BASTA¡…
Inuyasha le empujo y de inmediato corrió al interior de su cuarto, quiso salir corriendo de la habitación pero lamentablemente la silla atorada se lo impedía y no la podía quitar, sus manos temblorosas no se lo permitían, en otro de sus intentos por retirarla, Sesshoumaru lo tomo de ambas manos por detrás y lo condujo hacia la cama y lo recostó posándose encima de él.
-DEJAME…AUXILIO….! ALGUIEN AYU…
Sus gritos de auxilio fueron inmediatamente silenciados con un nuevo beso, pero en esta ocasión su beso vino acompañado con un ligero mordisco y jugueteó de lengua. Inuyasha luchaba con todas sus fuerzas para zafarse pero era inútil, ese hombre era mucho más fuerte, cuando finalmente el beso termino, Inuyasha solo pudo decir temblorosamente..
-t…¿tu quien eres?... por favor…….. te lo suplico….…déjame ir…
-Inuyasha tu…. ¿no me recuerdas?
Continuara…………