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EDIPO por Agnes-San

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Notas del fanfic:

Este fanfic es para Katja quien gano un concurso que se hizo en el grupo de facebook JongKey shippers será un 2shot así que espero que disfruten mucho esta primer parte y gracias Katja por participar y este es para ti nena :D

disfrutalo tanto como yo disfruto escribiendolo xD

EDIPO

 

 

 

—     Oye Jonghyun ¿vienes a jugar? — preguntó Minho.

 

—     Hoy no, iré con Kibum de compras —habló extrañamente feliz.

 

—     Valla, así que tu madre te lleva de compras, ¿tú le elijes la ropa? —cuestionó burlesco el más alto de los dos.

 

Jonghyun prefirió ignorar el comentario de Minho y se encamino a casa, donde seguro un desesperado Kibum ya se había puesto a cocinar algo, siempre que estaba de nervios por que iría a comprar ropa se ponía  a hacer de comer minutos antes de partir y al final terminaban yendo dos horas después.

 

Subió al bus que lo dejaba a solo una cuadra de su casa, la cual Key había pintado de rosa hacia solo dos fines de semana, Key amaba el rosa.

 

 

 

Como lo imaginó, en la cocina Kibum ordenaba los platos en la mesa, se quedo un momento observando todo, los vegetales a medio picar estaban en un plato, los que venían pre cocidos en otro y como Key, su Key odiaba las zanahorias ya las había apartado, seguro luego irían a parar a al cesto de basura.

 

—     Ya llegue —habló un poco alto para que Key lo escuchara.

 

—     Hola, ve y cámbiate, lávate las manos y baja, ya casi termino de hacer de comer — habló dulce, como solo él podía serlo cuándo lo deseaba.

 

—     Si Kibum —suspiró, error, gran error repitió su mente; con los ojos bien abiertos volteo a ver a ese ser que lo había criado desde pequeño, o al menos desde que se acordaba  y Bum lo veía con sus ojos delineados (hermosamente delineados) escudriñándolo con ellos.

 

—     ¿Cómo me dijiste? —cuestionó totalmente irritado.

 

—     Si mamá. — habló con tonó hastiado, se preguntaba hasta cuando Kibum dejaría que le llamase por su nombre, cuanto más debían llevar esa farsa.

 

Se cambió con toda la rapidez del mundo para no dejar esperando a su “mamá” sabía lo que le molestaba que lo dejaran esperando  y no quería verlo molesto, se lavo las manos tal y como Kibum le dijo  y de paso la cara solo para ver si con el agua sus pensamientos nada sanos se barrían.

 

Bajo las escaleras y salió rumbo a la cocina, Kibum parecía tan concentrado en verter agua de fruta en los vasos que ni siquiera se percato que estaba detrás, con sumo cuidado de no ser descubierto avanzó hacia la espalda alta del que se hacía llamar su mamá.

 

Lo abrazó por detrás, pegando su pecho a la espalda de Kibum, pasó sus brazos por su cintura y los entrelazo al frente; aspiró el aroma dulce que desprendía Kibum, una mezcla de aromas, perfume, jabón y champú.

 

Estaba tan acostumbrado a que Jonghyun le diera abrazos por la espalda, para él era la cosita más adorable del mundo, era su bebé, aunque su niño ya tenía diecisiete años, ya poseía mascados músculos y fuertes brazos que estaba rodeando su cintura.

 

—     Te amo —susurró Jonghyun tenue, sin malas intenciones, solo queriendo transmitir todo lo que sentía por esa persona de colorido vestir y figura alta.

 

—     Yo también te amo Jonghyun —suspiró.

 

Key decía eso con mucha naturalidad y Jonghyun sabía que Kibum lo quería, lo amaba pero no de la forma que él deseaba, él lo quería como un hijo, como un sobrino, como el niño que abandono su hermana dos años después de su nacimiento.

 

—     Vamos a comer ¿quieres? —habló  gentil, haciendo que Jong se separar de él y le diera un mirada amorosa.

 

 

 

***

 

 

 

Sintió un peso extra sobre sus piernas mientras veía caricaturas en la televisión.

 

—     Sostén a Jonghyun, Kibum —dijo su hermana de diez y siete años, quien ya estaba fastidiada de tener que lidiar con un niño de casi dos años, aunque la mayoría del tiempo lo cuidaba su madre y Kibum.

 

—     ¿A dónde vas? — cuestionó tomado al niño, abrazándolo con fuerza para que no cayera.

 

—     Iré al súper a comprar pañales, adiós —fue todo lo que dijo antes de marcharse.

 

Kibum le había enseñado a ese niño a comer solo, aunque se manchaba todo, Key a sus trece años ya se hacía cargo del bebé de su hermana, fue él quien le enseño a decir mamá y Jonghyun así se refería a Kibum, él era su mamá.

 

La señora Kim regreso a casa pero no Taeyeon, ella había ido por pañales para Jonghyun y no había vuelto en toda la tarde, y ya estaba oscureciendo, Jonghyun ya estaba dormido y bañado, cambiado de pañal también.

 

—     Mamá ¿todavía no llega taeyeon?  —cuestionó a la mujer quién solo sobaba sus sienes fastidiada.

 

—     Quizá vuelva más tarde, vete a dormir. —dijo la mujer hastiada del comportamiento de su hija mayor; y no solo por el hecho de que ella a sus escasos catorce hubiese salido en cinta.

 

—     Iré a dormir con Jonggie —anunció feliz.

 

 

 

Taeyeon no llego a dormir, ni el día siguiente se apareció en casa, tampoco los días posteriores, fue hasta la segunda semana que la señora Kim se dio a la tarea de buscarla, pregunto a sus amigos y ninguno sabía de ella, la policía no hizo gran trabajo.

 

—     Yo voy a ser tu mamá, y nunca te voy a abandonar — dijo al niño que bostezaba presa del dueño.

 

—     ¿Kibum podemos hablar? — preguntó su madre en la puerta de la habitación.

 

—     Si, solo duermo a Jonghyun y voy —habló acariciando la cabeza del niño.

 

Una vez que Jonghyun durmió Key bajo hasta el comedor donde su madre lo esperaba, sabía que le daría un sermón, pero no le importaba.

 

—     Kibum, siéntate. — pidió la mujer.

 

—     ¿Es por qué le dije a Jongie que yo seré su mamá? — cuestionó totalmente seguro que eso era de lo que se trataba su charla.

 

—     Sabes que eso jamás podrá ser, cuando crezca se dará cuanta que tú no eres su mamá, que ni siquiera eres chica para engendrar algo dentro de tu vientre.

 

—     Yo quiero ser su mamá —escupió enojado, y se marchó hacia donde estaba su bebé.

 

 

 

***

 

 

 

EL pecho de Jong se hincho al ver la sonrisa de Kibum, el Kibum que lo había creado, él que lo había enseñado a leer, a escribir a hablar bien, él que lo regañaba cuando hacia algo mal, él que lo había dejado perforarse, y el que se teñía el cabello de rubio.

 

—     ¿Cómo te fue en la escuela? —pregunto suave, tomando asiento frente a él.

 

—     Tuve que apresurarme por qué Kibum, mi Kibum es una niña que quiere ir a comprar ropa. —bromeo, aunque con esa palabra se sentía poseedor de Key, era su Kibum.

 

—     No soy una niña, y solo voy a comprar ropa por qué ya no tengo nada para ponerme — susurró lo ultimo como si le doliera lo que Jonghyun decía, pero a la vez se alegraba que Jong dijera que era su Kibum.

 

—     Eres bonito Kibum —dijo acariciando sus mejillas, un acto inconsciente que descolocó al propio Kibum.

 

—     ¿qué te dije de llamarme así? — habló molesto luego de darse cuenta que su propio hijo le hacía sentir nervioso.

 

“estúpido, estúpido Jonghyun, ¿por qué hiciste eso?” se regaño cuando se dio cuenta de la acción no consiente que llevaba a cabo.

 

—     Mamá —volvió a decir con un deje de fastidio en la voz.

 

 

 

Terminaron de comer en silencio, solo Jong se regañaba de vez en cuando por no poder apartar la vita de las manos de Kibum que delicadamente tomaba los palillos, de su lengua rosa que sutil acariciaba sus labios.

 

Kibum era del tipo de chico que no le gustaba conducir aunque supiera hacerlo, por lo tanto siempre llamaba un taxi que lo llevara a los sitios donde quería y ya tenían media hora ahí esperando. Key tenía una mueca de descontento en el rostro que se acentuaba más en el labio.

 

—     Cuando sea mayor, me comprare un coche y te llevare a donde quieras. —dijo acomodándose en el sofá, observando cómo Key paraba todo movimiento y le dedicaba un cándida sonrisa.

 

Kibum observo como esos ojitos de cachorrito hambriento lo miraban con amor, ese brillo que le parecía tan lindo en Jonghyun.

 

—     Como has crecido, aun recuerdo cuando eras un bebé —habló alto, recordando esas épocas.

 

—     Realmente pasaste muchas cosas por alguien que ni siquiera es tu propio hijo. — algunas veces sentía que le había arruinado la vida a Kibum, desde que era un niño se había hecho cargo de alguien que no le correspondía.

 

—     Eres mi hijo, siempre vas a ser mi bebé y yo tu mamá, fue la primera palabra que dijiste y me la dijiste a mí.

 

Jonghyun no dijo nada después de eso, realmente era imposible hacer cambiar a Kibum de opinión, ni siquiera su abuela pudo, mucho menos él.

 

 

 

***

 

 

 

Sentía que su corazón se rompía en mil pedazos, Kibum lo había destruido, ya no estaba tanto rato en casa por estar con él, ese chico que llamaba a Key, su Key en la noche, él que lo dejaba prendado al teléfono, el que lo visitaba cuando él no estaba  y del que Kibum halaba maravillas.

 

Lo tenía ahí ente sus ojos, bien vestido y oliendo a perfume, con un ramo de flores, rosas rojas.

 

—     ¿tú eres Jonghyun? —pregunto el muy imbécil.

 

—     Si, soy yo —dijo de mal gusto, con las ilusiones en el piso y la sonrisa burlona del idiota que estaba parado en la puerta.

 

—     Hola, soy el novio de tu papá mu…

 

El sonido de la puerta retumbo en sus oídos, seguro luego Kibum lo regañaría, seguro le prohibiría salir con sus amigos, seguro que lo dejaría sin comer un día pero no importaba por qué al menos ya sabía ese imbécil que no era bien recibido en su casa.

 

—     ¿Quién era Jong? — preguntó desde la escalera, con  cara de desconcierto al ver a su hijo tan descolocado; mientras a Jonghyun termino de caérsele el corazón.

 

—     Nadie — habló molesto, pasando por un lado sin siquiera verlo, sabía que si miraba sus ojos delineados seguro lloraría y no quería eso.

 

Los golpes en la puerta alertaron a Kibum, quien hasta ese momento había estado viendo la figura de Jonghyun subir las escaleras y perderse.

 

 

 

No lloró por mucho que lo deseara, ni una sola lagrima cayó de sus ojos, pero dolía, dolía mucho, dolía no solo el cuerpo, dolía el pensamiento, dolía hasta la medula, y era un dolor indescriptible, un dolor que le traspasaba el alma, era un dolor de amor.

 

Amaba a Kibum, lo amaba mucho y lo quería para él, solo para él, era egoísta, demasiado y no dejaría que un imbécil con cuerpo de atleta se lo quitara.

 

Bajó las escaleras y lo que vio no le gusto un céntimo, Kibum estaba besando al idiota ese, sus labios bonitos estaban siendo manchados por los del pervertido que no lo disimulaba ni un poquito.

 

Paso de largo arrastrando su corazón, tratando de ignorar la escena de los amantes y dejándoles en claro que él aun estaba ahí, salió dejando un prominente portazo que retumbó en las paredes de la casa.

 

Por primera vez no durmió en casa, ni respondió las llamadas constantes de Kibum, el Kibum que lo había destrozado.

 

 

 

***

 

 

 

Se inscribió al equipo de boxeo de la escuela para no ver la cara de Kibum, para desquitarse con el costal de arena, para golpearlo pensando que era el desgraciado que tenía a Kibum, Minho se había inscrito con él.

 

—     Qué raro que tu querida mami te haya dejado hacer esto — ironizó el ojos de rana.

 

—     No lo sabe, y dudo que le importe, debe estar muy ocupado con su noviecito —mascullo entre dientes, apretando la mandíbula para no salir corriendo donde Kibum y arrancarlo de los brazos de ese maldito que se lo había robado.

 

Llegaba tarde a casa a propósito, solo quería que de nuevo Kibum lo viera, que supiera que existía, que no se olvidara de él, sabía que si llegaba tarde Kibum lo llamaría y le diría que regresara temprano, o por qué aun no volvía, algunas veces solo dejaba sonar el teléfono, otras lo contestaba de mala gana, aunque se alegraba de escuchar la voz de su “mamá”.

 

Ese día no fue la excepción, dejo sonar el teléfono y aunque se moría por contestar simplemente no lo hizo, solo siguió bebiendo junto a Minho y otro chico que no conocía pero que bebía como un enfermo mental, abrió la puerta sin mucho sigilo, quería que Kibum viera en lo que lo había convertido y ahí en la escalera estaba con su habitual short de dormir y una playera de manga corta.

 

—     Por fin llegas —dijo molesto.

 

—     Estaba con Minho —habló subiendo los escalones tratando de ignorar a ese Kibum que se le mostraba, tan sensual a su vista, tan provocativo.

 

—     Y de nuevo bebiste —afirmo el rubio cruzándose de brazos.

 

—     Cállate Kibum, a ti no debería importarte lo que yo haga — hizo un ademán de encerrarse en su habitación pero Kim mayor se lo impidió.

 

—     ¿Cómo me dijiste? — preguntó molesto.

 

—     Qué te calles, no debería importarte lo que haga o deje de hacer, si bebo o no es mi problema no el tuyo —casi gritó haciendo que las venas en su cuello saltaran de más, había crecido, se había hecho de músculos y ya no era el adorable hijo de Kibum.

 

—     Si es mi problema, por si no lo recuerdas yo soy tu…

 

—     ¿madre? — preguntó sarcástico — ya deja de creer que lo eres, nunca serás mi mamá, entiéndelo de una ve, yo no te veo como mi mamá —escupió en el rostro de Key, quien solo retrocedió preguntándose que había hecho mal y recordando lo que su mamá le había dicho una vez.

 

Por única vez en su vida golpeo al que decía ser su hijo, y derramo un par de lágrimas por las palabras duras de este, jamás creyó que Jong pensara así de él.

 

 

 

***

 

 

 

Kibum se había molestado con él, ya no le dejaba comida, ya no le llamaba por teléfono, ya no había mensajes de  “¿Cómo te fue en la escuela?” ya no había nada, cuando llegaba a casa las luces estaban a pagadas y él evitaba despertar  a Key.

 

Se sentía culpable por lo que le dijo la ultima vez, a veces solo deseaba abrazarlo por la espalda y permanecer así mucho, mucho tiempo, pero luego la realidad le golpeaba el rostro, le daba una larga cachetada y lo bajaba de su nube gritándole que era un idiota.

 

Se hecho una mirada al espejo, definitivamente ese no había sido su día, se había quedado dormido por que Kibum ya no se tomaba la molestia de despertarlo para que llegara a tiempo a la escuela, la profesora de ingles le había dejado tarea y no había sabido cómo hacerla, en otro tiempo le habría pedido ayuda a Kibum, pero ahora eso solo era un lejano recuerdo.

 

Sin duda estaba más marcado, más fuerte, lo sabía pero ese día no había sido más fuerte que el chico con el que le toco boxear, así que su ceja estaba rota, su ojos hinchado, tenía grandes hematomas en el abdomen y estaba totalmente adolorido, se lavo y enjuago el rostro, el labio partido aun seguía sangrando y las puntadas en su ceja ardían.

 

—     Maldita sea — maldijo al sentir la pomada e la herida punzante.

 

Era tarde y estaba preocupado por Jong, aunque había dejado de molestarlo, pero aun estaba enojado con él por ser un malagradecido, pero aun así no podía evitar disculparlo, no podía evitar excusarlo por su comportamiento, a veces le echaba la culpa a la edad, algunas otras a las hormonas descontroladas, pero ni eso lo salvaba de derramar lágrimas en la noche.

 

Escucho el agua correr del lavabo, seguro ya había llegad y eso lo alivio un poco. Así que bajo por un vaso de agua, no por que tuviera sed, si no por qué pasaría por la puerta de la habitación de Jong, su sobrinito, su niño.

 

Escucho una queja que lo hizo detenerse, esa queja era de dolor, lo sabía porque conocía demasiado bien a Jong. Se le encogió el corazón al escucharlo.

 

Abrió la puerta con sigilo, viendo hacia dentro y ahí en la cama estaba Jong sentado, sus ojos se aguaron al verlo así, estaba todo golpeado, sin dudarlo un poquito se adentro y la mirada de Jong se concentro en él.

 

—     ¿Jonghyun? ¿qué te paso? — preguntó con el corazón más encogido de lo normal y con las raterías ahorcando su garganta.

 

Jong no contesto, se quedo en shock de solo verlo, como deseaba verlo, como deseaba tenerlo entre sus brazos y protegerlo, no quería verlo llorar.

 

—     Nada, estoy en el equipo de box, ¿no te lo dije? —dijo restándole importancia.

 

—     No, no me lo dijiste idiota — se acerco hasta su niño de casi diez y ocho años. —te curare —aviso, de repente el enojo con ese chiquillo once años más joven que él se había marchado, ahora solo quedaba preocupación.

 

Salió de la habitación sin dejar que Jong protestara, le dolía verlo así a pesar de que el box era un deporte, un deporte que Jong no podía hacer porque era peligroso, y fue entonces que se dio cuenta que era muy sobreprotector con Jonghyun, él ya había crecido. Pero por el momento solo se concentraría en curarlo y luego hablarían del tema.

 

Untó pomada en el labio y la ceja, luego ¿cubrió la herida superior con un parchecito hecho de gasas, puso apósitos calientes en los hematomas recibiendo quejas de Jonghyun, y ahí fue donde cayó en la cuenta que su niño, ya no era un niño, su cuerpo había cambiado considerablemente en poco tiempo, sus brazos habían crecido en un 70% y los músculos en su abdomen estaban por demás marcados, se avergonzó al ver de una manera muy fija la nueva figura de su niño, y al sentir la sangre abultarse en sus mejillas se alejo un poco.

 

—     No te vayas —suplicó un Jonghyun tomándolo de la mano, evitando su huida. —duerme conmigo por favor…

 

 

 

 

Notas finales:

gracia spor leer la primer parte a todos los que lo leyeron y no se olviden de mis otros ficus

BLanco y Negro

Sin alas

kisses

 


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