El frío estremece mi cuerpo y la noche engulle mi cuerpo, en un último adiós.

    Lo nuestro serán sólo recuerdos que se desvanecen en tu mente, hasta morir lentamente.

    Una historia que jamás comenzó

    Un final que nunca existió…

 Y sonríes, tan dulce y expectante que me haces sentir una mierda, porque el olor de ese chico aún permanece en mi piel y sé que puedes sentirlo pero no dices nada, nunca lo haces.

    Y no lo entiendo.

    Porque tú y yo no somos nada, sólo somos dos solitarios llenos de sueños inconclusos y metas borrosas. Tú te ocultas en la fantasía de tus libros, con dragones y magia, y yo en mis letras llenas de enojo. Dos artistas sin futuro en este mar de inconstancia.

    Somos patéticos.

    Y aun así, cuando sonríes, la luna vuelve a brillar y todo parece cobrar sentido.

Te vi pasar tantas veces por allí, perdido en los mares de la imaginación que te brindaban los libros. Sentado bajo la sombra de aquél árbol, ese que se mecía con pereza al soplar el viento.

Te vi sonreír tan abstraído como estabas y quise que esa sonrisa fuese para mí. Que yo, y no un personaje ficticio, fuese la causa de tu alegría, sin llegar a hacer nada realmente más que observarte como el obseso que soy.

¿Cuánto más durará esto? ¿Hasta cuándo fingiremos que el otro no existe y que las miradas encubiertas guardan más de un secreto?

Gemidos tuyos y míos inundaban aquella maltrecha habitación, como la más decadente de las sinfonías. La luna se dejaba vislumbrar de entre los suaves y blancos encajes que cubrían las ventanas, siendo la discreta espectadora de aquel acto tan atroz y a la vez tan común.
Porque ésta no es la primera vez, oh, no. Esto comenzó hace mucho tiempo, ¿Lo recuerdas? Cuando aún era un niño y la maldad no me alcanzaba, cuando los abrazos significaban otra cosa y no traían consigo el oscuro deseo sexual.

Adicciones, todos tenemos una. Pero, qué dirías si te dijese que la mía es la peor de todas? Una que te va matando desde adentro, rompiendote en miles de fragmentos fríamente; Pero, también es la más dulce que te podrás encontrar jamás, tan fresca y olorosa como la más exótica flor. Así es mi droga, así es él. La droga más peligrosa y atrayente jamás creada.

Celos, los celos son peligrosos, un arma de doble filo, y los celos eran los que en ese momento corroían mi alma e inundaban mis sentidos

dos muchachos que se convierten en rivales al conocerse

por un capricho del destino tiene que estar juntos

al conocerse ven que no son lo que aparentan

sentimientos nuevos aparecen entre ellos...

pero ¿Los aceptarán o sólo buscarán alejarse uno del otro?