“Cuando comencé a mirarlo detenidamente, me dije, algo está mal en mí, sin embargo nunca creí que aquello llegara a esto, al extremo de pelear contra mí mismo por un poco de su atención”.

Un grito desgarro el perpetuo silencio. La mancha roja se extendió tiñendo todo de carmín, sus cabellos azules como el agua se mancharon y ese rostro tan hermoso fue cercenado poco a poco entre gemidos lastimeros que pedían compasión

Sus ojos se ensancharon, su respiración se agito, sus manos temblaban y su piel blanca ahora le ganaría hasta a una hoja de papel, una pequeña gotita de sudor corrió por su frente

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