Me imagino habrás escuchado esta frase un par de veces.

Yo en lo que ha transcurrido mi vida la he llegado a escuchar alguna que otra vez, aunque quizás para tu sorpresa, no iban dirigidas precisamente a mí.

Después de todo, soy alguien ordinario sin mucho que contar, quizás lo único destacable son un par de amigos curiosos a los que suelen llamar de ‘’raros’’. De allí a más, no hay nada más interesante que contar de mí.

Entonces la pregunta es. ¿Qué tiene que ver la frase en cuestión con la situación actual?

Pues fácil, cuando crees que todo estaba bastante normal y en medio de tu living aparece un ser diminuto.

Como un enano o lo más similar a uno.

Si, ya. Que hay personas con tal enfermedad y es corriente, pero esta personita en lo especial mide unos ¿Treinta centímetros aproximadamente?

Ya no es tan ordinario, ¿verdad?

Por si lo crees, no bebo ni ingiero nada raro.

Esta es la historia de cómo comencé a ver alucinaciones o de como mi vida dejo de ser ‘’tan normal’’.

Nicholas. Nic para los amigos, es un chico común (lo mas común que se puede ser pensando como él) de 17 años. 

Estudia muy poco y a pesar de ello posee las notas más altas de su clase. Tiene su grupo de amigos como cualquier joven de su edad, trabaja a medio tiempo en una cafetería y está en pleno tratamiento dental.

Como odia los brackets y sobretodo ir a la clínica de instituto de ortodoncia. Lo único aceptable son sus maquinas de café.

Todos los meses debe de ir para su revisión y como es rutina, tomar un delicioso café bien azucarado.

¿Que pasara cuando un pandillero emo azulado se entrometa en su cotidianidad?

Las citas al dentista al parecer siempre deben ser complicadas.