Nadie puede luchar contra su destino. Pero hay quien puede llevar a cabo ese destino de la forma más desastrosa y torcida que existe. Desde muy pequeño, Merlín estuvo destinado a lograr grandes cosas; y en el intento, hacer de todo un desastre. Aprendió a mover objetos con los ojos mucho antes de poder hablar y disculparse por arrojar macetas desde las ventanas a nada más ni a nadie menos que a los guardias del rey. Su vida, desde que nació, ya estaba prescrita en las estrellas (aunque él no se llevara muy bien con la astronomía, que curiosamente siempre terminaba en explosiones cuando la llevaba a cabo). Y así como él estaba destinado a convertirse en el mejor mago de toda la historia, Arturo Pendragón, estaba destinado a convertirse en un verdadero dolor de cabeza para el estrellado mago.

“-Muchas lunas atrás, cuando el amor todavía era Cortés y a los verdugos se les entregaban flores marchitas, se construyó un hermoso palacio sobre el lomo de un dragón dormido. Su nombre era Cámelot, y  Su fundador, el primer Pendragón de la historia, quería basar sus dominios por encima de la magia, así demostraba que él estaba por encima de todo lo sobrenatural. Lo que Pendragón no sabía es que, poco a poco, ese Castillo se volvería uno con el dragón. Sus dientes serían las puertas que lo resguardaban, sus escamas los ladrillos de los que tanto alardeaba, su columna vertebral los hermosos montes que rodeaban sus aposentos, su aliento sería sus frentes de guerra... Pero, sobre todo, Pendragón jamás imaginó que el corazón del dragón se convertiría en la magia que mantendría vivo todo su reino. Si se acaba la magia, Cámelot caerá.-No quería parecer descortés con Gauis justo cuando se estaba poniendo tan profundo, filosófico y melancólico con la historia de Cámelot pero no podía esconder los obvios nervios que surgen, a cualquier persona normal, cuando le dicen que está viviendo dentro de un dragón dormido mágico.”

El primer encuentro con Arturo fue cuando ambos tenían 5 años. Merlín recogía hongos del bosque más alejado de su aldea cuando Arturo, huyendo de los guardias de su padre que lo habían descubierto infiltrado en la cacería real, se lo llevó por delante. Desde el primer momento en que su real cabeza hueca rubia chocó con él, supo que los dioses eran bastante cabrones para destinarlo a tan Semejante viday a tan Semejante imbécil incluso antes de nacer. El Niño rubio no sólo lo llevó consigo hasta el suelo haciendo que se lastimaran sino que también, en ese primer encuentro, casi encuentran la muerte.

“-¿Sabe qué su real alteza?-Me atreví a decirle viendo cómo se volteaba a verme con su cara de “me darán una corona por ser un completo imbécil algún día”. Y esa sonrisita pedante cómo si estuviera orgulloso de ser un completo idiota, la furia se apoderó de mis labios.- Pienso que cuando lo coronen todos los idiotas del reino se sentirán tristes por no ser lo suficientemente imbéciles como usted para recibir una corona.-La cara de Arturo se tornó tan roja como las flores que caían de los arbustos a su lado. Por un momento, cuando se acercó como un toro embravecido, temí por mi vida. Luego recordé que mi destino no era ser asesinado por el imbécil sino impedir que lo mataran y se me pasó.

-¿Qué dijiste, pequeño sapo?-Preguntó a dos centímetros de mi rostro.

-Lo que escuchó. Es idiota no sordo.-Y al segundo siguiente, Arturo me perseguía por todo el jardín con su espada y su ego sangrante. Otro típico día normal en mi vida”.

Al cumplir 20 años Merlín será enviado por su madre a Cámelot, donde deberá cumplir con su destino junto Arturo(muy a su pesar la verdad). Desde entonces el joven mago será el fiel ayudante de Gauis, el médico de la corte y luego de un par de desastres, será nombrado sirviente de Arturo. Ambos no sólo tendrán que aprender a vivir con el destino que se les ha impuesto desde antes de nacer sino que también deberán aprender a llevarse bien sin matarse en el intento. Arturo solo será rey con la ayuda de Merlín y Merlín solo será un verdadero mago con la ayuda de Arturo.

Magia, reyes, coronas oxidadas, tableros de ajedrez agrietados, espejos envenenados, dragones enamorados, estrellas escritas y la muerte vestida de doncella son solo pocas de las cosas que guarda Cámelot en su interior. Miles de años, problemas, destinos, mitos y desastres tuvieron que pasar para que ambos aprendieran la verdad tras la eternidad:

Sin la piedra, Excálibur no sería tan famosa.

La Piedra de Excálibur.