Y se quedo observando, como la luna en lo alto, en soledad a pesar de estar rodeada de estrellas. Como la persona que amaba bailaba y se entregaba en brazos de alguien que no era él, sintiendo el corazón consumirse y las lágrimas arder en unos ojos que jamás podrían derramarlas.
Luka miraba desde una pared lejana, entre mascaras que ocultaban el rostro y el corazón, observando como Kaname Kuran bailaba con aquel miembro del concilio, con aquel que incluso le había dado hogar a él cuando no tenía a donde ir, le debía estar ahí y haberse enamorado de la misma persona que lo amaba a él.
Observo las copas vacías y sintió el deseo de beber un poco, al menos para no sentirse como ellas en medio de aquellas personas, seres, lo que sea que fuesen.
Contemplo como aquel vampiro de largos mechones ignoraba al ser que tanto amaba, a quien había obsequiado su vida, y pudo sentir el deseo de dejar de amar, porque lo torturaba, lo mataba a cada respiro. Sentía la vida abandonarlo cada que esos ojos castaños se iluminaban ante la presencia de aquel otro ser.
Cerro sus ojos, no quería entregarse al dolor, no en una fiesta, donde todos a su alrededor disfrutaban y bailaban con alegría, celebrando el año entrante mientras el celebraba con el corazón apuñalado un nuevo amor.
Tomo una copa, transparente como su alma, y la vacio como esta se encontraba, contemplando las luces, la vida y como la suya se extinguía en un parpadeo, en un suspiro. Y sin poder apartar la mirada los observo bailar, andando alrededor de aquella sala, solo siguiendo esos ojos castaños y el cuerpo delgado que se movía con elegancia de una bailarina de ballet, sonrió, dolía pero el dolor se convertía en sonrisas fugases, imaginando que podría ser él quien tomara esa mano y guiara por lo amplio del salón, que esas miradas se posarían en ellos y en el destello único de sus ojos, de que por una vez todo se extinguía y solo serian observados por la luna y las estrellas.
Entonces se dio cuenta…
“Y aun con el corazón roto...este sigue latiendo por ti...”
Espero pacientemente, entre bailes compartidos por aquella otra mano, ajena, entrometida y que no merecía estar en el cuadro, aquel que celaba tanto, aquel que tenía su felicidad y no la valoraba, contemplo como bailaba con su amado y se convenció de que solo sería el preámbulo, de que era el principio para que Kaname sintiera y despertara en sus brazos.
Aprovecho una pausa, y se acerco, tomando esa mano suave, estrechándola entre las propias y empezando a bailar con él, observando sus ojos y guiándolo por el lugar con toda la elegancia que le era posible, se sentía bailando entre las suaves y mullidas nubes de algodón, contemplado por querubines.
¡Un demonio era observado por el cielo!
-¿te das cuenta de que somos dos hombres bailando un vals?-
“¿te das cuenta Kaname, que mi corazón hace tanto ruido que se confunde con la melodía del piano?”
-es Maybe de Yiruma- había comentado, dando vueltas por la habitación, ignorando los murmullos y las miradas curiosas, contemplando la luna en esos ojos castaños, reflejándose en ellos y perdiendo la noción del tiempo, de su vida misma, lo tenía…por una sola vez mas lo tenía entre sus brazos e iba a hacer que eso durara el tiempo necesario…
Pero la melodía termino…y sus pasos lo alejaron de sus brazos, de su corazón que gritaba su nombre…y se quedo solo en medio de aquella habitación…solo a pesar de estar rodeado de gente…
Aun con ello sonrió, había tenido una pieza junto a la persona que amaba, y quien sabe…quizás parte de sus sentimientos se habrían ido con él.
Salió al patio -una hermosa noche- susurraba con las manos en los bolsillos, el corazón amordazado y la esperanza en la mirada de volver a toparse con esos castaños ojos alguna vez, aunque sea en un futuro lejano, si mil años lo había amado…podría esperar por unos mil mas…
-está sola, como todos nosotros- había dicho aquella voz ronca, en medio de la oscuridad donde se ocultaba el de oscuros mechones castaños, largos como los de la persona que amaba, y se pregunto que veía en ese ser que él no poseyera, se veía tan mortal, tan simple humano…pero el también veía a su simple vampiro como el ser más brillante del universo entero…
-al final todos estamos solos, nadie va a estar ahí para siempre-
Luka lo observo, se veía tan desolado como él, y tan perdido que hubiera querido dejar de amar a la misma persona que él, que le perteneciera y no intentara lo que intenta, pero el sentimiento no se iba, y aun a pesar de sentir compasión por su rival solo pudo contemplarlo a él y luego a las estrellas, Rido Kuran saldría de esta.
-cuando se van solo queda pura lujuria y eso consume todo- continuo, como si nadie más estuviera, como si quisiera que sus palabras se perdieran en el viento, entonces Luka negó con suavidad, no estaba de acuerdo, sonaba como un corazón roto en lugar de como el ganador de aquel ser al que amaba tanto; la ironía era que él se sintiera como el que había perdido el corazón.
-te equivocas, la lujuria no es tan duradera, no es tan eterna…y te aseguro que la lujuria no duele tanto-
El vampiro lo contemplo sus ojos bicolor estaban puestos en él y lo atravesaban con una crueldad arrasadora, como un puñal acusatorio, mas Luka no se movió, ¿Qué perdería aparte de su miseria?
Rido no dijo palabra alguna, pero en su mirada, en su esencia se podía adivinar la molestia que le causaba aquel otro ser oscuro, había evitado verlo, acercarse, charlar, había evitado todo contacto.
“quizás sabe” se dijo Luka cuando este desapareció entre la multitud de luces y rostros, jugó con sus bolsillos y sonrió “si es así, que disfrute lo que yo no podre tener, lo que le pertenece y nunca llegara a ser mío”
Luka contemplo las estrellas, imaginando, pensando y deseando…sintiendo la soledad abrirse paso entre la multitud para bailar con él y no despegársele nunca más…
Cerró sus ojos y se pregunto, que seria del castaño, en otra habitación, con el corazón desgarrado y el llanto en la mirada por palabras de Rido…también contemplo las estrellas con esos ojos llorosos y lastimados que parecían querer ahogarlo en un llanto interminable; la soledad se reflejaba en ellos con mayor intensidad que la luna en lo alto, consumiéndolo todo como un fuego voraz y cruel.
“-Ambos contemplamos las estrellas, que sigilosamente…nos acercan…-“