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Gripe por Samantha0507

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El chofer de Akashi llego casi de inmediato, Aomine tomo a Kise, quien jadeaba, aún seguía inconsciente, la fiebre era demasiado alta y el cuerpo de Kise parecía estar agotado.

Todo estaban en el limosina de Akashi, el ambiente era realmente difícil de llevar, la preocupación de todo se podía sentir en la piel, a pesar que nunca se lo decían el rubio era realmente importante para ellos, y el pensar en que algo le pudiera pasar, eso de verdad era algo con lo que no podrían lidiar.

La preocupación había sido tanta y tan de golpe que tanto Akashi, como Takao, se habían aferrado a sus parejas de forma instintiva, tocando sus respectivos vientres, Takao sentía un pequeño malestar, en su bajo vientre, pero la preocupación por el rubio era mayor.

Akashi estaba sumamente mareado y le dolía la cabeza, probablemente su presión había subido un poco, el doctor le había dado indicaciones de que se debía mantener tranquilo, evitando las preocupaciones, pero con la situación del rubio de verdad no se podía mantener tranquilo.

Kuroko llevaba el pañuelo con el que había mojado la cara del rubio, muy aferrado entre sus manos, Kagami lo abrazaba posesivamente, tratando de pasarle un poco de tranquilidad al peliceleste, estaba realmente nervioso, ver al rubio tan mal de verdad lo había asustado y aunque su rostro no lo mostrara, se sentía asustado y preocupado, Daiki tenía al rubio sobre su regazo, acariciaba su cabello, con suavidad, sentía que de verdad debía cuidarlo, se había equivocado, no había medido sus palabras hace dos semanas y por su culpa el rubio se fue molesto.

Llegaron a la dirección que le indico Aomine a Akashi, era un edificio en una zona bastante tranquila, bajaron de la limusina muy rápido, Takao sintió una punzada en el bajo vientre y se apoyó en Midorina- Shin-chan, creo que me duele un poco- dijo acariciando su vientre con delicadeza, mientras el peliverde lo miraba preocupado- tranquilo me sentiré mejor cuando vea despertar a Ki-chan- Midorima sabía lo importante que se había vuelto el rubio en la vida del ojos de halcón, por lo mismo no dijo nada, sabía que si intentaba pedirle que se fuera a descansar se negaría; además estaba preocupado por Aomine, este no había dicho ni una sola palabra desde que llego a las canchas, lo mejor sería que se quedaran con ellos hasta que el medico atendiera al rubio.

Llegaron al departamento del moreno, el pelirojo iba fuertemente afirmado de Murasakibara, el mareo no se le había pasado y sabía que su presión debía estar por las nubes; Aomine llevo al rubio a un cuarto, tenía una enorme cama en medio, estaba decorado muy sencillo, pero muy al estilo del rubio, el moreno había estado trabajando en esta sorpresa, ellos lo sabían, incluso sabían que ese día Aomine no tenía que trabajar si no que terminaba la sorpresa para el rubio, lo dejo en la cama con una delicadeza única, fue cuando pudieron notar que él moreno tiritaba y sus ojos contenían lágrimas, tenía miedo, su rubio estaba enfermo, habían discutido hace dos semanas y pensó que cuando volvieran hablarían, su rubio lo amaba, se lo recordaba cada vez que lo veía, cada vez que se besaban.

-Daiki…- la voz de Akashi lo saco de sus pensamientos- el medico lo debe revisar, salgamos y esperemos a ver como se encuentra Ryota- el moreno sabía que debía salir, pero no quería moverse, no ahora que lo tenía tan cerca, quería que abriera los ojos y ver esos diamantes alegres, que su novio le mostraba cada mañana.

- Mine-chan- el pelimorado se acercó- es mejor que salgamos, estas muy pálido, come un dulce, un poco de azúcar te hará bien, y cuando despierte también le daré muchos dulces- dijo apuntando al rubio, Aomine los miro a todos y entendió que él no era el único preocupado, Kuroko mantenía la cabeza enterrada en el pecho de Kagami, Midorima abrazaba a Takao, quien se veía un poco pálido y nervioso, sabía muy bien que el ojos de halcón tenía 2 meses de gestación, no era bueno que se quedará ahí, finalmente fijo su vista en Akashi quien tenía posada sus manos en su vientre ya abultado, su pequeño en gestación era delicado, según les había dicho el mismo pelirojo, no debía sufrir ningún enojo o preocupación, ya que la presión del pelirojo era inestable y existía la posibilidad de presentar preclamsia, el pelimorado que aún estaba a su lado le puso la mano en el hombro y lo empujo con suavidad, el moreno sonrío saliendo hacia la sala, se estaban sentando cuando Murasakibara le dijo- Aomine, necesitas que les prepare algo para comer…- todos se sorprendieron, a pesar de ser el más infantil, el gigante estaba actuando de la forma más lógica y madura que pudieron esperar- Por favor, Ryo tendrá hambre al despertar, algo liviano estaría bien- dijo el moreno, sorprendiendo a todos, ya que lágrimas brotaban de sus ojos, como ríos.

- Gracias chicos, ustedes son demasiado buenos, les agradezco que estén así por Ryota, el los necesitara mucho- todos miraban preocupados, parecía que el jugador estrella estaba demasiado afectado por lo que pasaba- yo he sido un idiota con todos ustedes y jamás me disculpe por todo el daño que cause, mi antiguo equipo y mis amigos se vieron perjudicados por mi actitud, yo lo siento…- los sollozos empezaron a notarse mucho más- yo…yo..aun..soy el peor idiota del mundo- cayendo de rodillas al suelo- hace dos semanas le falle a Kise, lo trate muy mal, seguro me odia y ahora está mal y.. y…- estaban demasiado sorprendidos para poder decir algo, escucharon como Aomine les conto la discusión que había tenido con Kise, todos quedaron en silencio, rápidamente Midorima reacciono, se acercó a él y le dio un puñetazo con su mano vendada- No sé cómo puedes decir que Kagami es el idiota…- se acomodó los lentes-… nosotros no teníamos nada que perdonarte, todos fuimos unos idiotas, pero tenemos otra oportunidad- instintivamente el chico de lentes miro a su pareja con ternura- solo tienes que aprender, el rubio idiota estará bien, hablaran y debes ser capaz de decirle que lo amas- todos se sorprendieron el peliverde sonrío y le dio la mano a Aomine para que se levantara, en eso sintieron las puertas de la habitación abrirse, el médico los miro, las noticias del rubio, buenas o malas, por fin se las darían.


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