- ¡Chicos vamos a ir al patio! – gritó James por la ventana del salón - ¿vienen?
- No gracias – frunció ante la respuesta de Freeman – al menos no por ahora
- ¡Rápido Draiden! – lo llamó Sebastian con un balde - ¡Esto pesa!
- ¡Ahí voy! – respondió girando la cabeza y luego volvió a vernos – Entonces los esperamos
- Está bien – asentí al ver a la última persona de la clase salir de allí – ¿Quieres uno de mis…?
Sin siquiera dejarme terminar mi oración, me tomó de los hombros y me besó, mi expresión era de total perplejidad y es que claro si allí cualquiera podría vernos. Sin embargo, eso a él parecía importarle poco y a pesar de tener los ojos completamente cerrados podía sentir todo el amor que estaba tratando de trasmitirme. Para hacer las cosas más claras separó sus labios de los míos y pasó su mano derecha por mi mejilla, pronunciando mi nombre lentamente y mirándome a los ojos. Perdiéndome en ellos, poco a poco fui cerrando los míos al mismo ritmo en que su rostro se acercaba nuevamente. Esta vez le devolví el beso, colocando mis manos en su pecho y él me tomaba de las caderas con delicadeza, era realmente mágico.
Repentinamente me soltó y me apartó de tal manera que me estrellé contra la pared del fondo del salón y una chica de cabello largo corrió hacia él y ambos se abrazaron fuertemente. Pude oír claramente el sonido de mi corazón romperse en mil pedazos. Me pegué más a la pared cuando voltearon a verme con unas sonrisas enormes que cada vez crecían más. El estómago de ella empezó a crecer de a pocos y habiendo alcanzado un tamaño extraordinario explotó y apareció un bebé entre sus brazos y todos estábamos cubiertos de sangre aunque su cuerpo no parecía dañado para nada. Todo mi ser temblaba a horrores y trataba de convertirme en uno con la pared cuando Steven y ella se iban acercando a mi ubicación. Apenas estuvieron frente a mí, él tomó al bebé entre sus brazos y lo puso encima de mí. Tenía la misma sonrisa diabólica que sus padres e internamente estaba gritando por como sus ojos me miraban de una manera perturbadora, como si me pudiera comer. Quería gritar, correr, arrojar al bebé pero mi cuerpo estaba paralizado, no respondía a ninguno de mis pensamientos, estaba aterrado, todo era simplemente escalofriante. De repente, los tres rieron y me asuste aún más. Cerré mis ojos y al abrirlos estaba de vuelta en mi cuarto.
Mi respiración estaba agitada, aún todas las imágenes pasaban frente a mis ojos y aún podía sentir la sangre resbalar por mi cuerpo, aunque en realidad era sólo mi sudor. Pepper entró al cuarto con pasos temerosos y apoyó su cabeza cerca de donde estaba sentado, lo acaricié y me paré para ir a la cocina. Mis piernas aún temblaban como si no tuvieran fuerzas para caminar, incluso estuve a punto de caerme al no sentirlas del todo. Serví un poco de agua en un vaso, pero cuando el cristal rozó mis labios el líquido parecía haber tomado un color rojizo, lo que me hizo soltar el contenedor que se quebró y Peppermint con mucho cuidado evadió los pedazos para tomar el agua, me quedé quieto por un momento pero luego aparté al animal de allí para poder limpiar y que no se hiera. Habiendo tirado los vidrios a la basura, decidí ir a la sala para ver un rato la tele y calmarme pero de camino allí mi celular que estaba cargando en el pasadizo empezó a sonar. Vi el reloj de la pared y eran las once, así que fui a buscar el aparato.
- ¿Está todo bien? – pregunté preocupado – No es normal que me llames a esta hora
- No es nada grave al menos – respondió con una voz tranquila que me calmó un poco
- Entonces… - trataba de hacer que dijera la razón por la que me contactó
- Es que recién salgo del trabajo y pensé que aún estarías despierto – explicó, me mantuve en silencio esperando que continuara – Es sobre Freeman
- Oh… era eso – suspiré – Bueno tengo cosas más importantes que hacer… como dormir, si no te importa…
- ¡Espera Well! – exclamó riendo antes de que le colgara – Sabes que tenemos que hablar de esto
- No tenemos que – me quejé haciendo puchero – Es cosa del pasado
- Hable con él hace un rato – dijo seriamente – me contó de tu actitud en la peluquería y en el centro comercial
- ¿Y me vas a reprimir como si fueras mi padre? – me burlé – No es necesario
- Sólo quería decirte que me sorprende – confesó antes de suspirar – y en este momento te estás comportando como un niño malcriado
- ¿Perdón? – pregunté sentándome sobre la mesita del pasadizo
- Simplemente no suena como si hubieras sido tú – nuevamente me quede callado pero esta vez porque no sabía que decir – Normalmente eres infantil, agradable, tímido, aunque te estresas fácilmente pero con paciencia le caes bien a todos, no eres el cretino que el describió
- Draiden… - miré el piso por un minuto – dime…
- ¿Qué cosa? – preguntó con la intranquilidad clásica de un mejor amigo
- Acaso tú… – hice una pequeña pausa -- ¿Volverías a confiar en aquella persona a quien le diste todo, lo destrozó a tus espaldas y te enseñó los pedazos con una sonrisa en su rostro?
- Sé que es difícil Well – mientras él hablaba trataba de contener las lágrimas – Pero… no podemos hablar de esto por teléfono, ¿te molesta si salimos pronto?
- No estoy libre hasta el próximo lunes – suspiré mirando el foco en el techo – Mi agenda está llena de citas esta semana… en especial el fin de semana
- Ese día será, no hay de otra – sonaba frustrado – ¿trata de mantenerte relajado si?
- Si él se mantiene lejos podré hacerlo – trate de que pareciera una broma pero salió más como si lo odiara
- Por favor Well – me pidió
- Lo intentare, en serio – lo dije lo más honestamente posible – Buenas noches Drai
- Buenas noches Well – y fue entonces que colgó
Volví a amarrar mi cabello que se había desordenado completamente mientras dormía, tal parece que me estaba agitando mucho. Traté de evitar pensar en el sueño y todo, recordé que iba a ver tele así que me senté en el sofá y el minino se ubicó inmediatamente en mi regazo. Lo empecé a acariciar mientras cambiaba de canales, por suerte estaban dando las caricaturas antiguas que tanto me gustaban, a pesar de que no reí como solía hacerlo, al menos lograron sacarme una sonrisa y distraerme de todo el asunto, ni siquiera me di cuenta en que momento fue que me quedé dormido.