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Bloody por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

Lo posteo hoy por si el lunes (en mi país hoy es viernes) no puedo. ^U^

 

 

 

 

 

En medio de ese salón despierta ese herido cazador, cubierto en su propiasangre, entreabriendo sus ojos violetas que posa en aquella estancia, abriéndose de golpe sus ojos, incorporándose de ese suelo.

 

Mientras que, la clase con peores calificaciones de la Clase Diurna de la Academia Cross se encargaba en decorar el salón...

-Así que sucedió como yo pensaba. –opina Ichiru sentado sobre esas cajas llenas de aquellas cintas y decoraciones, moviendo sus pies de atrás a adelante-

-Sí, sí, no me lo tienes que recordar. -_- –suspira Keira arrodillada en el suelo con ese listón en su mano que debía formar como un moño-

-Según escuche, fue la calificación más baja.

-Ichiru... ¬¬

-Ok, me callo. UoU

-Ustedes! ¡Dejen de estar sentados y hablando! –ordena el malhumorado presidente-

-Pero si yo no soy de este salón. –hace un puchero el pequeño Ichiru a su defensa–. Es culpa de Keira-san.

-Ichiru.... ToT

 

Logra Zero escuchar esa voz infantil de dentro de ese salón, estirando su mano para alcanzar esa manija, siendo sujetado de la muñeca y jalado.

 

 

 

 

 

Noche 11a El Precio del Silencio.

 

 

 

 

 

Dentro de ese cuarto alejado del salón es Zero empujado, quedando esa presencia que lo condujo a ese otro salón en pie frente a la puerta que cierra, impidiéndole la salida.

-Tú... Kuran. –frunce Zero su ceño por ese castaño en pie delante suyo-

-No pareces estar bien. –opina acercándose-

-No te me acerques. No te atrevas a acercarte. –lo ignora acercándose a la puerta, no retirándose Kaname-

-Pero estás herido.

-Ya estoy bien. Ya está curada del todo. –zanja estirando su mano a la perilla, siendo tomada por la mano del castaño-

-No te ves bien. –posa sus ojos castaños en esa herida del pecho– ¿Puedes hacer lo que quieras sabes? –ladea su cabeza a un costado, ofreciendo su cuello-

Causa estragos ese ofrecimiento en Zero que desplaza su vista en ese conducto, regresando inconscientemente su roja mirada. A cambio, sujeta de los brazos a ese castaño pegándole el pecho contra la madera. No dudando en clavar sus colmillos en ese cuello.

-"Ni siquiera se resistió...". –piensa viendo de reojo esas firmes manos asir sus muñecas pegadas a la puerta–. Tan hambriento estás. ¿Dime Zero, que sabor tiene mi sangre? –inquiere a un de espaldas viéndolo de reojo, conectándose su mirada con ese ojo rojizo que se asomaba sobre su hombro-

Siendo su cuello liberado bruscamente para ser girado por el mismo cazador albino, quedando frente a frente.

-Qué vas a hacer cuando no puedas detenerme? –inquiere arrogante viéndolo fijamente-

Nuevamente se clavan ese par de colmillos a su cuello, succionando con necesidad, siendo de nueva cuenta asidas sus muñecas y pegadas a la puerta.

 

Sangre derramada que es percibida por la Clase Nocturna...

 

-Ichiru está bien. –dice ya que sus brazos estaban maniatados–. No le pasara nada.

Siente como esas manos del cazador liberan sus muñecas descendiendo para rodear tras su espalda, sintiendo ahora la necesidad de Zero de liberar su miedo en medio de esa mordida, por eso igualmente lo abraza tras la espalda en apoyo.

-Ichiru está a tu lado. –insiste Kaname mostrándose sereno–. Y yo también.

Es liberado su cuello por esos colmillos teniendo esos ojos rojos sobre su castaña mirada, no intimidándolo, ni esa sangre manchar aquellos labios, antes lo impulsa a tomarle una de las mejillas.

Lentamente se acerca Zero al rostro de Kaname no atreviéndose ninguno a parpadear para no perder contacto visual del otro, chocándose sus rostros y percibiendo el calor que cada uno emanaba. Separando sus labios para darle paso a su lengua, misma que se atreve a recorrer los labios del castaño, para luego introducirla nuevamente a su boca con esos movimientos circulares que fundían las dos lenguas en un apasionado beso. Necesitando minutos después separarse por pocos segundos para tomar aire, luego de hacerlo retoma esa exquisita tarea, que poco a poco iba haciendo que los dos chicos se empezaran a poner duros.

Sus labios se deslizaron inmediatos por el cuello antes herido del castaño para devorarlo con sus besos húmedos, mientras que los brazos de Kaname se cerraban alrededor de la espalda de éste, desabrochando cada prenda posterior para deslizar sus manos por ese torso expuesto.

La boca de Zero abandona aquel cuello marcado deslizándose hacia abajo, recorriendo la piel desnuda y más bronceada del castaño, encerrando uno de sus pezones con sus labios, sintiendo su agitada respiración tanto como la suya, subiendo y bajando ese pecho expuesto. Daba pequeños besos y mordiscos alrededor de esos botoncitos, moviéndose inconscientemente sus manos para meterlas dentro de esa blanca chaqueta abierta para palpar y rodear esa cintura y espalda, haciendo que esa espalda más bronceada que la suya se arqueara por el placer y de su garganta escaparan suaves y largos gemidos.

 

-Ah...

Nublado por el deseo devoraba esa boca mientras su entre pierna erguida se rozaba con la del castaño, quedando cada par de chaquetas y pantalones amontonados debajo de ellos, que en el suelo se entregaban a algo que hace mucho ambos deseaban.

Kaname sintió como sus sentidos se turbaban ante la tortura que era presa su cuerpo. La erección de Zero presionando muy cerca de ese punto ardiente, su boca jugando con la piel de su cuello y una de sus manos deslizándose por debajo de su cintura, rozando sus dedos con uno de sus glúteos. Una locura que distraía al albino cazador del mundo y de su alrededor, y de lo que esa segunda succión de su sangre minutos antes le causaría.

El castaño ya no aguantaba más tampoco, si seguía a ese ritmo torturante pronto iba a acabar y no quería, quería sentir todas las sensaciones completas, ansiaba ser penetrado por Zero. Sumándole que muy cerca de su miembro estaban una de las rodillas del cazador, haciéndole abrir un poco las piernas.

Enseguida siente como todo su cuerpo se tensa al sentir la propia erección del albino presionar intentando invadirlo en vez de ser supuestamente los dedos, no incomodándolo, antes lo obliga a estirar sus manos y alcanzar ese par de porciones que terminaban con la espalda de ese cazador, estrujando con deleite y motivándolo a que continuara.

-No me dirás ahora que te arrepientes. –pica Kaname divertido admirando fijamente esos ojos aun rojos-

En un movimiento suave, Zero terminó de hundirse dentro de la estrecha cavidad, provocándole a Kaname a lanzar su cabeza a atrás, mordiendo placenteramente su labio, liberando un entrecortado gemido. Sonríe orgulloso por escuchar una exhalación favorable de ese cazador.

 

Pasado los minutos de esas penetraciones, esas embestidas se hacen más profundas y urgidas mientras que los gemidos de Zero cada vez se oían más altos y sus manos se aferraban a las de Kaname en el suelo. Sí, ese albino entrelazaba sus dedos a los suyos, pegándolos en el suelo que los acogía, marcándole el ritmo con las caderas, haciéndolo delirar.

-Ah... Así...

-Ah...

Lo único que salía de esas mutuas bocas que sonoramente respiraban eran los jadeos y gemidos de completa satisfacción. Pronto los espasmos comenzaron a recorrer el cuerpo de Kaname, sintiendo como el esperado y ansiado orgasmo lo azotaba salvajemente, haciéndole gemir y clavar sus dedos sobre el dorso de esa mano que aún maniataba las suyas, ladeando su rostro mientras fuertemente cerraba sus párpados, jadeando roncamente ante tanto placer. El platinado solo puede empujarlo hacia adelante algunas veces por esa consecuencia de ser estrujado su propio miembro dentro de esas entrañas. Moviéndose como animal en celo marcando a su pareja, eyaculando dentro de esa cavidad que rodeaba deliciosamente su miembro.

Con una última y profunda embestida termina de vaciarse por completo dentro de esa cavidad, quedando extasiado, no dejando de entrelazar sus manos firmemente con las de Kaname, incluso, atreviéndose a besarlo posesivamente, sellando esa noche.

 

-Pasa algo? –inquiere Kaname tomándole con la mano la mejilla, retirando con su pulgar esa mancha aun de sangre de esos labios-

-"No fui capaz de calmarme hasta que no bebí demasiada sangre de él. Además... ". –piensa mientras observaba esos ojos castaño– "Se entregó a mí sin dudarlo..."

Ambos aún estaban refugiados en ese cuarto, estando Zero recostado en el muro junto a la puerta con Kaname a su lado.

-Debo irme. Hoy es el baile. –recuerda– ¿Vendrás?

-Debo ayudar con la seguridad. –sencillamente responde-

-Cuando eras pequeño, solíamos bailar juntos.

-... –se ruboriza por tales palabras, desviando sus ojos violetas–. Igualmente Ichiru.

-Quiero que eso se repita. –se atreve a peinar ese flequillo platinado cerca a la oreja sonriendo. Lentamente se acerca a sus labios besándolo–. No te preocupes, estaré ahí. –se incorpora–. Es hora de irme. Entonces, te veré en el baile. –le sonríe antes de salir-

Queda sentado Zero con una de sus piernas flexionadas, no dejaba de pensar en aquella locura que lo llevo a tener relaciones íntimas con ese castaño. Suspira, mejor incorporándose y saliendo.

 

*                      *                      *                      *                      *

 

Sale del baño con una toalla secando su corto cabello platinado, habiendo servido para calmar sus confusos pensamientos y retirar esas manchas de sangre de su cuerpo,... y de algo más. Viendo a su hijo sentado en la cama con un paquete sobre su regazo, el cual ignora.

-Ichiru... Precisamente iba a buscarte. Ven, debes bañarte. –suavemente se ofrece mientras sacaba del closet otro uniforme-

-Eh? ¿Papá, iras al baile en uniforme? ¿También este año? –ladea su cabecita para nada de acuerdo a la poca colaboración de su progenitor–

-Y como todos los años, debo tener un ojo abierto. –abotona su camisa de espaldas a él-

-Pero mira, papá, estos paquetes fueron dejados aquí. Uno tiene tu nombre. –ofrece el paquete de su regazo y el de detrás suyo-

-Qué? –deja su chaqueta para estirarse a tomar la tarjetilla–. Son de Kuran Kaname.

-Ya lo sé. Todos los años lo hace. Cada año envía un hermoso traje. –muestra una risilla–. Ábrelo, quiero ver que es este año. –ansioso se arrodilla sobre la cama– ¡Este año si póntelo! ¿Si?

Quiero que eso se repita...

No te preocupes, estaré ahí.

Entonces, te veré en el baile.

Evocaba aquellas frases sin dejar de ver esas cajas ni esa tarjeta obsequiada. ¿Era lo mejor...?

 

 

Recostada contra esa columna se hallaba Keira con ese vestido frente a ese salón con la puerta principal abierta.

-Mi niña se ve hermosa! >O<

-Papá, ya. –suspira resignada. Desde que llego no dejaba de molestarla por ese tonto detalle de ponerse un vestido precisamente regalado por su padre rubio–. Es un simple vestido.

-Pero es la primera vez que te dejas influenciar por mi y no por tu otro padre. UoU  –defiende Cross igualmente vistiendo prendas para ese baile–. Ah, y gracias por tu arduo trabajo.

-No me esperaba que vinieras antes que yo, Keira. –recién llega Zero-

Gira la pelinegra a verlo, quedando sin habla. Ese albino se encontraba vestido en ese traje blanco que resaltaba sus ojos violetas. Si, como todos los años Ichiru era quien vestía el obsequio de Kaname y no Zero.

-Qué lindo. ¡También Ichiru se vistió para mí! >///<

-Sí, te ves bastante lindo. –sonríe Keira, ruborizando a Ichiru-

-Iré a dentro. –se despide el pequeño para alejarse de tanto alago-

-Te acompaño. –lo sigue ella–. Pueda que al fin halle un caballero con quién bailar.

-Y yo hija? :C

Es ignorado por la hija, quedando Zero con su negro uniforme de la Clase Diurna que se recuesta contra esa columna, metiendo la mano al bolsillo de su pantalón.

-Maria Kurenai de la Clase Nocturna ha desaparecido ¿Por casualidad sabes por qué? –inquiere Cross tomando su seria actitud-

-Por qué le permitió entrar sabiendo de quién es hija. –gira Zero a verlo-

-Ella no ha hecho nada malo hasta ahora...

-En verdad no sabe nada, Director? –le interrumpe en serenidad-

-Lo siento. Estoy preocupado por que no entiendo nada. –sonríe el rubio claro-

-Papá, vamos a trabajar. –regresa Ichiru llevándoselo de la mano a dentro del salón-

Resopla ese cazador albino mientras era arrastrado... Esa noche se le haría eterna...

Opulencia, belleza, alegría, eso mostraba ese baile en aquel salón.

-Nada extraño pasa. –dice Keira acercándose al par de albinos–. Ya que Zero no está de traje, debería cambiar esa cara ¿no crees, Ichiru?

-Cierto. ¿Uh? –la pelinegra se agacha a su altura murmurándole unas cuantas palabras al oído, admirando con atención a su padre–. Papi, te agachas, quiero decirte algo. –accediendo el mayor pese a la desconfianza. Le ofrece Keira la rosa de su cuello–. Una rosa en el pecho para los chicos. –se la pone–. Listo. Ahora te ves mejor.

-No podemos decir lo mismo de su actitud y ese ceño fruncido. –_-

-¬¬  –mala cara en Zero hacía la chica-

 

 

-Discúlpeme, Kain-senpai. –tímido llama Ichiru a ese anaranjado recostado contra el muro dentro del salón con sus brazos cruzados, usando éste su blanco uniforme– ¿Kuran-senpai no vino?

-El Presidente de Dormitorios quizás este sólo en la terraza en este momento.

-Arigatou Gozaimasu. –inclina su cabeza, yéndose después con una sonrisa-

-... –repara en su prima bellamente vestida– ¿No debí haberlo dicho? –ladea su cabeza-

-Lo que sea. –desvía Ruca orgullosa su cabeza-

 

Buscaba ese menor albino con la mirada a su joven padre, logrando dar con él recostado contra uno de los muros de ese salón, metido bastante en su papel de "guardián", incluso compitiendo con cualquier estatua. La pregunta era... ¿Cómo hacerlo entrar hasta la terraza por su propio pie?

-Ah, ya sé! –golpea una idea su mente-

Se acerca unos pasos a la entrada abierta de esa terraza donde se supondría estaba Kaname tomando su cabecita simulando recostarse contra el marco.

-Ichiru-cha, te pasa algo? –inquiere Keira acercándose a su lado-

-Si te opones me vengaré ¬¬. –aclara tomándole la muñeca, dejando por segundos su papel de enfermo-

-Qué? Oo

Traslada Zero sus ojos de esas parejas de Humanos y Vampiros alrededor de salón para encontrarse con esa diminuta figura albina de blanco traje, extrañándose por ver a la pelinegra a su lado. ¡Su hijo sufría un ataque! Se aparta de ese muro para cruzar completamente esa pista sin importarle llevarse por delante al que fuera.

-Ichiru, estás bien? –inquiere Zero hincándose a su altura– ¡Ichiru!

Ve ese delgado cuerpo infantil tambalearse hacia dentro de esa terraza siguiéndolo Zero, pero antes de tomarlo, esquiva sus manos para salir y rápidamente cerrar la única puerta abierta. Parpadea el padre confuso por tal artimaña del hijo, no dando con la razón.

-Te quiero, papá. Disfruta ^O^ . –mueve su mano en despedida arrastrando a Keira lejos de aquel lugar-

-Buenas noches, Kiryuu.

Se sobresalta por ese saludo venir de detrás suyo, atreviéndose a girar, viendo a ese castaño de blanco uniforme en pie frente a la balaustrada.

-Es bastante inteligente para manipular. –opina Kaname con una sonrisa luego de presenciar tal acto planeado del pequeño albino–. Pero me entristece que no uses el traje. Bueno, no tú...

-No debiste hacerlo este año. –trata de mostrarse sereno, continuando en su posición-

-Se ve Ichiru bastante lindo, incluso oí unos cuantos comentarios sobre él que te harían enojar. ¿Sucede algo? –borra un poco su sonrisa observándolo–. Te ves algo extraño.

-... –lo observa en silencio-

Desvía por segundos sus ojos violetas de los castaños, escuchando pronto unas pisadas detenerse delante. Regresa Zero su vista conectándose sus miradas, siéndole imposible no ruborizarse por la cercanía.

-Bailarías conmigo a cambio del traje? –se atreve a preguntar ofreciendo su mano-

Decide estirar su extremidad y alcanzar la de Zero, consiguiendo que retrocediera un paso.

-Qué nombre pretendes darle a lo que sucedió esta noche? Dime. –se atreve a inquirir sin verlo. Se sentía confuso–. Como pretendes que bailemos como los viejos tiempos, si eso nunca existió... Solo fue la manera que un niño asustado vio para buscar refugió... ¡¿Hasta cuándo pretendes seguirme tratando como un niño?!

-No lo pretendo.

-En serio? –ironiza– Hace unas noches... sentí a Ichiru justo al otro lado de la puerta, al igual que a ti ¡Solo pretendes que me aleje de algo que solo me incumbe a m...

-Te equivocas. –lo estrecha contra sí–. No quería que Ichiru saliera lastimado. Sé cuánto lo quieres. Pensé que eso sería lo mejor que hacer en esa situación. A ambos quiero proteger.

Parpadea Zero confuso por esas palabras. Mismas palabras que siempre oía pero ahora calaban mucho más en su cerebro. Proteger. Lo mismo que él quería hacer con su pequeño hijo. Se le saldría el corazón del pecho si continuaba entre los brazos de ese vampiro. Traga grueso moviendo su cabeza, dando sus ojos con esos orbes castaños, sustentándose sus palabras, a la vez demostrando un gesto de dolor.

Menos confuso se sentía esa noche, por eso junta sus labios con los de Kaname, quien responde sin liberarlo, siendo ese gesto captado por los ojos de Ichiru y Keira, sonriendo el pequeño albino de gusto, muy al contrario de la pelinegra que suspira resignada.

 

-Oye, Akatsuki. ¿Podrías venir conmigo un minuto? –ofrece Aidou acercándose a su primo, usando igualmente su uniforme. No estaba de humor para socializar-

Ladea el anaranjado su cabeza, pero en silencio sigue a su primo hacía la puerta abierta de par en par de ese salón.

 

Sonriente no dejaba ese pequeño albino a ese par que quería mucho. Aunque después, la felicidad de Ichiru se borra momentáneamente por recordar.

Yo sé como salvar a Zero ¿Vas a atender a mi petición? Que tal si hacemos un trato. Mata a Kaname Kuran. Tú eres la única persona con la cual baja su guardia. Es algo que sólo tú puedes hacer.

Pero si tú no quieres hacer eso...

Posa sus grandes ojos violetas al frente reteniendo sus lágrimas. No quería lastimar a su amigo (Kaname) luego de saber que haría feliz a su padre. Pero era la única manera de salvar a quién lo trajo al mundo.

-Lo siento. –pide en un murmullo viendo al frente reteniendo ese llanto, logrando divisar a su padre aun en brazos de Kaname-

Se aleja Ichiru de Keira aprovechando la distracción de ésta, luego de verse fuera sale a correr.

-"No sé por qué ella quiere la vida de Kaname-senpai. Pero él es el único que hace feliz a papá....". –piensa alejándose apresuradamente de aquella edificación-

 

-Zero! –preocupada abre Keira esa puerta de cristal–. No está. Ichiru no está.

-Cómo...? –se aparta de Kaname para ver a la pelinegra-

-Lo busque por todo el salón y no está. Lo siento. –pide-

Apresuradamente corre Zero a la balaustrada saltando sobre esta para dejarse caer. Se aleja.

-Zero, espera! –llama ella desde su posición-

En cuanto a Kaname posa su vista sobre la pelinegra.

-No sabes acaso cual es tu rol en todo esto. Tú eres el escudo de Zero. –frunce ella su ceño–. No puedes olvidarlo. –dice, luego viéndola salir de ese lugar-

El cristal de esa puerta tras Kaname se desquebraja, admirando sus ojos castaños por donde salió ese albino.

-Qué sucede, Kaname? –se acerca Ichijou luego de dejar a su acompañante de baile fuera– ¿Te ves molesto, qué pasa? –dice con una sonrisa-

-Tengo ese sentimiento de que quisiera ser atado para evitar que sucedan cosas así de nuevo. –opina dándole la espalda a ese rubio-

 

 

Abre Kain esa puerta subterránea de aquella edificación recibiéndolos una brisa helada.

-Está frío. Debe ser aquí. –opina Aidou atreviéndose a entrar-

-De verdad había un lugar así en este lugar? –inquiere Kain al lado de su primo descendiendo por esas largas escaleras-

-Finalmente has decidido creerme, Akatsuki?

Llegan hasta el final de esa escalera subterránea de caracol, deteniéndose bajo el marco de esa puerta por aquel fragmento de hielo colgar varios metros del suelo por delgados fragmentos de mismo material, conteniendo dentro la figura durmiente de una mujer.

-La desquiciada Princesa Floreciente... Hiou Shizuka. –se asombra Kain–. Como dijiste... Al parecer se deshizo de su cuerpo.

-Pero su esposo? Creí que estaría a su lado... –suspira pensativo–. No entiendo por qué ella haría tal cosa.

-No tiene nada que ver con ustedes.

Escuchan detrás de ellos una voz, viendo el par de rubios a un hombre de blanco cabello con leve tonalidad celeste, cubriendo su rostro por esa máscara, sosteniendo una katana.

-No puedo dejarlos ir tan lejos.

-Por qué? ¿Qué hay que no podamos saber? –inquiere Aidou sintiéndose algo intimidado por esa misteriosa presencia-

-Hanabusa, mejor es irnos. Esto ya no nos concierne. –le toma el hombro Kain conciliador, igualmente sintiendo desconfianza de aquella misteriosa presencia-

Notas finales:

El próximo capítulo será el final de la 1ra Temporada.


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