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Bloody por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

Antes que nada, luego de pasear por internet [sí, pasear. No navegar que no tengo yate ni bote U­oU], me topé con una joyita. Vampire Knight, el musical. Casi, por poco, me descalabro del desmayo que tuve al encontrarme con eso. ¡Y por partida doble! ya que no está en español, desgraciadamente solo están traducidas  sus canciones ¡¡SUS CANCIONES ¬¬###!! ¡Yo lo que quiero es la trama, el guion, ¡TODO! no un resumen de las canciones T-T!

¿Quién lo tiene en español *O*?!!!!

Bueno, retomemos... Llego lo que esperaban, el pasado de Kaname... ^_^ ¿Qué creen que inventaré ahora? muajajajja.... *<*

PD: ¡Les daré un poco de gusto a los de Kaname-Seme y Zero-Uke.... *///*

Sin embargo.... ¡Vamos, Nicky. Repite nuestro coro! ¡Viva el Zero-seme! ¡Viva el Kaname-Uke *///*! ¡Ay, Dios Santo, me desangre de solo escribirlo >//////////<!

 

 

 

 

 

 

En su garganta se atora ese sorbo de sangre por ese imprevisto ataque, dejándolo pasar de sus labios al suelo, perdiendo a su vez ese sombrero que rutinariamente decoraba su cabellera rojiza. Deslizándose de la comisura de sus labios un hilo de su propia sangre, estando arrodillado con la mano en esa herida y con su familiar a su lado.

-Ey.... Esta es una violación muy sería a las normas. –opina en burla Touma en medio del dolor-

Mostrándose ese pelirrojo burlón pese a tener frente a él al líder de la familia Kuran usando ese mismo truco que él uso con ese par de albinos, materializarse y no presentarse por el mismo.

-Un ataque directo a nuestro "castillo"... es lo mismo que una declaración de guerra. ¿O acaso no sabías algo tan importante, joven señor "líder de nuestra gente"? –describe el pelirrojo Sangre Pura-

Avanza Kaname en lentos pasos hacía Touma, teniendo partes de su cuerpo poco materializados por esos quirópteros, igual a un lago con distorsión al arrojar una roca. Hincándose para tomarle delicadamente del mentón con dos de sus dedos de la mano.

-Ese pequeño está acostumbrado a lo fácil... así que necesitaba un poco de amarga medicina, y es por eso, que no voy a darte más que este último golpe.

Solo se puede escuchar el sonido de la sangre salir de la herida provocada en el cuerpo de ese heredero, manchándose el suelo e incluso las paredes.

 

 

 

 

 

Noche31 Más allá de los recuerdos.

 

 

 

 

 

-Ah... Ah...

Dentro de esa habitación cerrada de aquella mansión Kuran se encontraba, rozando sus cortos cabellos platinados con la sábana, apretando entre sus manos esa tela; provocando que se cayeran una de las tantas almohadas. Trataba de recuperar el aire en medio de ese extremado agotamiento. Luego de haber llegado fue dejado en la cama e Ichiru en su cuarto bajo la supervisión de la inexpresiva Seiren. Incluso llego a oír a su hijo en la puerta pidiendo verlo, pero amablemente era negado por Kaname, secundándolo esa escolta.

Podía sentir como su miembro era metido a esa boca contraría, deslizándolo sin pausa dentro de la calidez de su garganta o hasta más allá de esta, causando que gimiera desesperadamente una y mil veces. Lo sacaba con la misma lentitud mientras su lengua rozaba con su trozo de carne, para después meterlo con la misma tortura. Chupaba con torturante lentitud, lamia con serpenteante habilidad y succionaba con completa calma. Todo con una única frase en mente. Manipulación. Durante algunos minutos, Kaname se dedicó a meter y sacar por completo su erección haciendo que perdiera la noción del tiempo.

Sumándole que ese pulgar hurgara sutilmente en su ano, presionándose y a la vez acariciando superficialmente fuera. De vez en cuando paseándose esa lengua, o dejando que la saliva bajara a ese delicado punto.

-Ah... –jadea Zero largamente lanzando su cabeza atrás, cerrando fuertemente su amatista mirada-

Agitadamente respira el cazador mientras eyaculaba por tercera vez, sintiendo como parte de ese líquido era retenido en esa experta boca. Con su propia lengua retira Kaname ese rastro de la comisura de sus labios, para desplazar dicha lengua a ese muslo, dejando un rastro de saliva, clavando sus colmillos en él.

-Aghm

Jadea Zero entre placer y dolor de esa herida, ladeando su cabeza y presionando su rostro contra su brazo flexionando que no dejaba de aferrar la sábana. Asciende Kaname quedando frente a frente, abriendo Zero sus piernas para permitirle espacio, acomodándole su ropa interior y abrochándole el propio castaño su pantalón.

-No bebiste su sangre pese a que tienes tanta hambre... –le toma la mejilla–. Solicitaste de mi pero te niegas a beber mi sangre. –habla tomando esa inmóvil mano que acerca a sus labios–. De tal padre tal hijo. –besa el dorso–. Pero yo si deseo beber la tuya.

Se siente el albino rodeado, pasando Kaname su brazo hasta quedar su mano tras la espalda de Zero, rozando contra la cama, a la vez que se inclinaba a ese cuello clavando sus colmillos.

-Kur... Agh...

Mueve el albino su mano que apoya contra ese hombro contrario tratando de alejar a ese Sangre Pura, solo quedando en deseos ya que, su agotamiento simplemente lo hace presionar sus dedos en esa tela y permitirle continuar en su succión.

-Kana... Ah... –jadea de dolor cerrando uno de sus ojos a causa de esa fuerte presión de esos colmillos-

Logra su "pedido" volver en sí a ese castaño y apartarlo de su cuello como de su cuerpo, respirando Kaname agitado limpiando con el dorso de su mano su boca, dedicándole Zero un gesto de molestia al encontrarse sus miradas.

-Agh... Planeas desangrarme como... castigo? –inquiere en medio de esa molestia. Al principio le pareció excitante, pero ya se había pasado. No era jarra de agua– ¿Qué quieres que yo sea? Una maldita muñeca inmóvil que no socialice.

-Todo lo que quiero es que seas como eres, Zero.

-Kaname, se más claro. –apoya su mano contra su frente, cerrando sus ojos en cansancio por esa respuesta-

-Yo solo creí que te darías cuenta de algo, pero, la verdad es que hay cosas que no importa cuántas veces y que tan fuerte insistas, siempre se reducen a nada. –le toma el brazo que acerca a sus labios, besándolo-

-Por qué...? –abre sus ojos con su mano sobre su frente, observándolo extrañado y más sereno– ¿Por qué hablas de esa forma... como si... en tu interior solo hubiera desesperación?

Nuevamente clava ese castaño sus colmillos en esa piel regenerada, estrujando Zero entre sus dedos su platinado flequillo por esa succión, ocasionando la posición de su brazo que se deslizara su propia sangre por su piel y goteara a la cama, entrecerrándose sus ojos violetas en agotamiento.

-Zero, esto es porque me aterra que algún día quieras involucrarte en una causa perdida y sacrifiques tu vida en el intento. No quiero... No quiero pasar por eso una segunda vez.

Se abren sus ojos violetas en sorpresa por esa respuesta, posándolos en ese rostro de párpados cerrados. Pese al dolor de sus heridas estira su mano para alcanzar esa mejilla con sus dedos, solo rozando ese pómulo con sus yemas ya que regresa su extremidad a la cama. A cambio, el cazador sonríe por su debilidad.

-Crees que... esto es mentira? ¿Qué lo que siento es una farsa? –inquiere viéndolo ¿Por qué ese Sangre Pura se tornaba tan melancólico?-

-No es eso, Zero.

-Yo... no voy a morir y a dejarte ni a Ichiru. Es una promesa que hice y no incumpliré.

-No es eso, Zero. –toma esa mano que trataba de levantarse–. Yo no soy ese "Kaname".

-No entiendo. –se siente levantando de la cama, siendo cargando entre los brazos del mayor– ¿Entonces... que Kaname eres? Porque, desde el momento en que empezamos a crecer juntos... sentí... que siempre estabas escondiendo una parte de ti mismo. Más ahora.

Siente Zero como descansaba su rostro contra el hombro de Kaname, continuando sus párpados cerrados para disfrutar del sonido de ese corazón, sintiendo que avanzaban por la mansión hasta un lugar bastante lejano dado a la presión del aire.

-Temes a depender de mí? –inquiere sin detenerse, refiriéndose a beber su sangre-

-... –abre Zero sus ojos, permitiéndole a su posición exponer ese gesto de culpabilidad–. Ese es el cuarto que hallo Ichiru. –repara en esa habitación alejada-

Reanuda Kaname los pasos penetrando en esa habitación, abriéndose esas dos láminas permitiéndoles la entrada, siendo dejado sobre una enorme tapa cerrada.

-Qué es este lugar? –percibe su olfato–. Esta habitación se siente como... si tu esencia estuviese impregnada aquí. –cierra sus ojos sintiéndose cómodo en ese misterioso lugar-

-Estás en lo correcto, Zero. He estado siempre durmiendo dentro de este mausoleo subterráneo. –ve su alrededor con cierta nostalgia–. He estado dentro de este ataúd todo este tiempo. –toca bajo esa tapa donde estaba el albino-

Se mantiene en pie al borde de dicho ataúd, regresando sus ojos a ese albino que atentamente lo observaba. Rompe esa conexión bajando su vista.

-Todo este largo tiempo deseando convertirme en polvo finalmente, pero mi deseo nunca se ha concedido. Creí que mi largo viaje finalmente había terminado pero...

-Kaname... –lo llama suavemente. Para que pausara. Tanta información, sumándole ese agotamiento lo estaba mareando-

-La expresión en tu cara parece decir que no has entendido muy bien... Toma. –se inclina hacia él, rodeándole la espalda para ayudarle a alzar su torso–. Tú has visto pedazos de ellas antes.... Mis memorias. Has visto algunas de ellas, aunque en aquel entonces, no sabías aun lo que estaba pasando.

Inseguro presiona Zero sus dedos sobre ese hombro tratando de reprimirse, pero estaba en su límite, y además... quería saber de lo que estaba hablando y de lo que empezaba a suponer. Por eso, en silencio y tomando aire se acerca a ese cuello, abriendo su boca, exponiendo sus colmillos.

 

Pasa sus manos por sobre esa corta cabellera castaña a gusto de lo que veía. Haruka acostado sobre la cama teniendo a su lado dentro de esas mantas a ese pequeño bebito de pocos días de nacido profundamente dormido.

-Es bastante hermoso y callado para ser un Kuran. –opina Rido sentado en el borde de la cama sin dejar de admirarlo-

-Ignoraré eso. –_-

-Iré a cambiarlo. –toma ese bebito entre las mantas-

-Pero quiero tenerlo un poco más. –levanta Haruka su torso de la cama ladeando su cabeza-

-Tú descansa. Ya lo has hecho estos últimos días. Además, yo soy bueno en eso. Porque tengo experiencia cuidando de mi "hermanito". –se inclina besándole los labios–. Déjame ver... Te llevaré y limpiaré, Kaname.

Decide Rido irse de ese cuarto, deteniéndose en medio del solitario pasillo. Posando su heterocromada mirada sobre ese bebito con sus manitas aun formadas en puños, párpados cerrados y gesto ausente, empezando a dejar de respirar.

-Kaname... –murmulla Rido acariciando ese pómulo que empezaba a perder calor corporal-

Su primogénito muerto. ¿Qué le diría a ese Haruka que lo tuvo en su vientre? En silencio reanuda sus pasos, perdiéndose en una curva.

-Oniisama, yo me ocuparé... –llama suavemente Haruka asomándose, recostando su mano en el muro por aun estar convaleciente– ¿Oniisama? –lo busca con la mirada. Lo había sentido cerca-

 

 

-Es irónico que el nombre de este bebé sea igual que el tuyo, "Kaname". Y fue su nombre el que me hizo pensar en esto. Devora a este pequeño rápidamente y eso es todo...

Decía un Rido encorvado frente a ese ataúd abierto, sosteniendo entre sus brazos esa manta donde reposaba ese infante.

-Pensé que sería mucho mejor hacer esto. Usarlo para traerte a la vida, y que tomaras su lugar. ¿Qué opinas, oh, antepasado de mi Clan Kuran? Aquí tienes. –duda por segundos, pero después deja caer esa manta con aquel bultito. Tómalo... La sangre Kuran, la más densa de todas las que existen.

Su sonrisa irónica momentáneamente se borra. Una mano rodea sorpresivamente su cuello, si a eso se le podía llamar mano. Una extremidad carente de carnes, faltando poco para verse sus huesos, pero teniendo la suficiente fuerza para apretar. Cayendo de ese hombre en pie salido de ese féretro largos mechones de cabellos castaños que cubrían su rostro. Lo había conseguido. Despertar a su Antepasado.

-.... –ríe Rido pese a esos dedos en carne viva rodear su cuello–. No olvides que quién abrió la tapa de tu ataúd y ha regresado tu inmundo cadáver de vuelta a la vida ¡fui yo! Yo soy tu dueño ahora, así que se un niño obediente mientras...

No termina la frase a causa de ser aventado contra el suelo por el que se suponía débil ancestro, clavando sus colmillos en su cuello, asimismo, sintiendo como esas largas uñas se clavaban en su vientre, reprimiendo cualquier gesto de dolor.

En pie frente a él queda Kaname, girando su cuello a dirección de la puerta, podía escuchar unos pasos pese a recién despertar.

-Oniisama! ¡Kaname! –se dejan oír los llamados en la voz de Haruka a lo lejos-

-Habría sido mejor que obedientemente hubieses seguido mis demandas. La vida del bebé y mi sangre no son suficientes para que tu cuerpo sea restaurado a la vida por completo. –muestra Rido una sonrisa irónica desde el suelo pese a haber sido casi desangrado– ¿Qué es lo que vas a hacer? Hay otro miembros de tu familia aquí ¿Tomarás su vida como sacrificio?

Observa sereno su propia mano de largas uñas y carentes de piel, reemplazándolo la roja carne y parte de las falanges, extrañándolo. Se supondría que sería un cadáver pero ese castaño, aparentemente de su propio Linaje se lo impidió. Observándolo inexpresivo de reojo, prefiriendo salir de aquel lugar que lo contuvo.

-El hambre que se acumuló por miles de años debe estar por golpearte pronto. Ni siquiera puedo hacerme a la idea de cuan duro debe ser eso.

De reojo, entre sus largos cabellos castaños ve por sobre su hombro esa manta manchada de sangre sobresalir del borde de ese féretro, la que hace solo minutos cubrió a ese niño al que le quitó la vida.

 

-Oniisama... –abre Haruka una de las puertas de ese mausoleo dónde provenía ese latente aroma a sangre-

Busca Haruka con su mirada dentro de ese lugar, notando a su hermano inconsciente en el suelo, desangrándose. Lentamente se le acerca, hasta que su visión es interrumpida por la imagen de ese féretro que se suponía cerrado con su tapa abierta, reconociendo la manta con la que cubrió a su hijo colgar del borde. No sabía a cuál de sus dos familiares prestarles atención. Decidiendo en aproximarse lentamente a ese cajón, tomando entre su mano esa tela llena de sangre. ¿Por qué percibía la sangre de su hijo? ¿Qué había hecho su hermano? Si había reconocido que su primogénito fallecería, pero... ¿Porque la sang...

Por inercia, fija su atención en un extremo de ese ataúd, extrañándose por ver dentro de un gabán un leve movimiento. Se aproxima, hincándose, sacando a un pequeño niño recién nacido con las mismas características de su heredero. Confundido posa sus ojos sobre Rido... Así que eso había sucedido.

En silencio se acerca hasta Rido sin liberar a ese bebé, encorvándose para rodear a su hermano que se sacrificó por amor...

En ese momento, el único modo de estabilizarme por completo, a pesar de mi sed, era hacer que mi cuerpo regresara a ser el de un bebé. Así que les entregue mi vida y mi destino a ellos... Y mis propios recuerdos los puse a dormir, así no se interpondrían en el camino

 

Confuso admiraba ese pequeño Kaname a ese pequeño Ichiru que avanzaba tambaleante sobre sus propios pies. Sus primeros pasos. Logrando seguir el bebito un tambaleante avance hasta llegar a su ubicación, quien se sostiene con sus pequeñas manos de sus piernas usándolas como soporte, mientras lo observaba alegre con sus grandes ojos violetas.

Decidiendo ese pequeño Kaname posar sus ojos castaños sobre los del padre de ese menor, ese otro albino, quien le mostraba una alegre sonrisa...

Respirando agitadamente se aparta de ese cuello, luego de ese recuerdo repentino. Hallándose ahora sobre ese castaño acostado sobre la tapa de ese féretro dejando una de sus piernas fuera, logra regular su respiración y esa impresión del momento, tomando de la mejilla a Kaname.

-Así que... eres un Ancestro. Nunca dijiste nada de esto hasta ahora... ¿entonces por qué ahora? –toma su rostro con ambas manos-

-Los recuerdos llegaban poco a poco. Puse mis recuerdos a dormir ¿no?

-No quiero saber más. –alza su torso para irse, impidiéndoselo la mano del propio mayor en su muñeca– ¿Por qué ahora? –insiste-

-Pregúntaselo a mi sangre. –le muestra una sonrisa-

Trata Zero de negarse pero, su terquedad prevalece, acercándose nuevamente a ese cuello.

 

 

Nuevamente estaba allí, en aquel sendero de ese bosque que lo llevaría a la casa de la familia Kiryuu, pese a la muerte de sus padres a manos de Jun Kurenai hace casi 1 año, ya no sabía más de esos cazadores o de incluso su único hijo o siquiera de la alianza que Rido y Haruka hicieron. Paralizándose sus pasos por percibir sangre a varios metros a dirección de esa alejada vivienda. Apresuradamente corre hacia esa casa, aterrándose.

-Huele a sangre... –exclama Kaname-

Lo primero que hace es penetrar a esa vivienda topándose con una aterradora imagen. Los esposos Kiryuu muertos... Pero ¿dónde estaba el hijo? Ese chico albino que por meses dejo de ver a causa de ser "escoltado" por miembros de la Asociación.

Entre la nieve corre preocupado guiándose por ese aroma en el aire. Hasta que, esa silueta a lo lejos lo obliga a detenerse. ¿Era ese mismo niño? Entonces por qué sus ojos violetas no brillaban en arrogancia, a cambio, un par de joyas opacas habían quedado.

Jun Kurenai también se había vengado de esa familia de la peor manera. Y con ese inocente pequeño. Por su culpa... Por no haber podido destazarlo hasta la última gota de sangre 1 año atrás...

Por eso se prometió hacer feliz a ese pequeño.

-Este recuerdo. –abre de golpe sus ojos ese joven Zero de 18 años, levantando su torso. Hallándose sentado sobre la fría nieve, al aire libre, y no dentro de ese mausoleo subterráneo-

-Todo está bien? –inquiere ese chico castaño en medio de la nieve-

Sobre ese frío suelo cubierto por la nieve se hallaba de pie posando sus grandes ojos violetas en esa presencia que le hizo esa pregunta....

....-No lo toques. –se acerca a ese pequeño bañado en sangre, tomándole la mano para apartarla de su cuello–. Ven conmigo o te resfriaras con esa ropa.

-Estos son mis recuerdos...? –se pregunta ese confuso Zero luego de recordar como "conoció" a Kaname  en aquella nevada, después de ese abuso de Jun Kurenai-

-Beber la sangre de alguien es como tomar a la persona misma. A veces, eso significa que también tomas fragmentos de sus recuerdos.

Teniendo el uniforme de la clase Diurna de Prefecto se incorpora de golpe por esa presencia repentina, apuntándole con Bloody Rose, petrificándose por reconocer a esa presencia femenina delante.

-Shizuka...?

-Sangre.... Sangre....

-Danos tu sangre.

Miles de personas que no conocía lo rodeaban hasta encerrarlo. Trata de disparar pero un jalón provenir de su talón se lo impide, posando sus ojos en el suelo, tratándose de miles de manos subterráneas que tiraban de él. Trata de tirar del gatillo pero una de esas garras alcanzan sus muñecas para seguir jalando hacía abajo, cayendo. Se desploma como si hubiera un largo precipicio sin suelo, en medio de la oscuridad y desesperación de ese castaño del que estaba bebiendo.

He olvidado mi nombre....

Por qué ha pasado tanto, tanto tiempo desde que alguien me ha llamado..

En ese caso, tu nombre será "Kaname". Escrito y pronunciando como el nombre de mi pueblo natal...

 

Abre Zero de golpe sus ojos por haber escuchado el romper de un cristal. Como si hubiera roto el espejo que dividía entre el pasado de ese Kaname y pasado de ese "otro Kaname" del que desconocía. Escuchando pronto voces desconocidas...

-La población humana cayó colosalmente con el cambio climático, si quieres permanecer allí tu solo, hazlo. –se le acerca, atravesando aquella arena, permaneciendo en pie–. Yo estoy... yo estoy en un viaje buscando a otros como nosotros, "personas que no puedan morir".

Trata de pronunciar palabra ese castaño pero decide cerrar sus labios y solo observarlo pese a esa túnica. Por inercia ve tras esa persona que le hablaba, notando varios metros detrás a una chica de iguales vestimentas, seguramente su compañera en ese viaje. Cubriendo la mitad de sus rostros con esas largas caperuzas, solo exhibiéndose el movimiento de sus labios. No muestra el castaño ganas de hablar, pero sí de querer mantener a esa compañía a su lado, tomándole la mano.

-Debe haber en algún lugar personas como nosotros. Iré, Kaname. –suspira soltándose suavemente de esa mano, dando media vuelta en retirada–. Adiós, Kaname. No importa si olvidas ese nombre también, no es como si tuvieras un uso para un nombre de todos modos ¿o sí?

-"¿Climático...? ¿De cuándo son estos recuerdos...?" –piensa Zero–. "El tiempo de los ancestros...." –recuerda, pero había quedado grabado la imagen de aquel solitario Kaname en medio de esa playa-

 

 

-Mi señor, mi señor, mire! ¡La cosecha de este año es enorme! ¡Es gracias a la ayuda de su conocimiento!

Saluda aquel agradecido aldeano que avanzaba con su cosecha dentro de esa carreta con la compañía de su nieto, pasando de largo, quedando aquel "Señor" recostado en el marco de la puerta de su casa en aquel pueblo. Sigue con su mirada castaña la retirada de esas personas para cerrar la lámina de madera mientras se perdía en el aire en miles de murciélagos.

Penetra en la habitación de esa joven que había dejado su ventana abierta, sosteniendo en su mano una jeringa que prontamente clava en ese brazo y llena de ese líquido rojo vital.

Pero, esa farsa no dura por mucho...

-Mi Señor, son verdad los rumores? ¿Es verdad que noche tras noche usted toma pequeñas cantidades de nuestra sangre mientras estamos dormidos...?

-Además de eso, casi nunca sale al sol, mi Señor... ¿Nos ha dado su propia sangre en vez de medicamentos? Y su apariencia no ha cambiado nada desde la generación de mi padre.

-Hay personas diciendo cosas de usted... llamándolo monstruo y antinatural.

-Bestia!! ¡Devuélvenos la sangre que nos tomaste!

-¡Sucio fenómeno! ¡Nos pagaras con tu propia sangre!

Vociferaban. Coreaban las mismas frases de odio y repulsión hacia "ése" que inmóvil sin arma alguna solo los observaba. En cambio teniendo ellos en sus manos antorchas, trinchetes, palas... Toda clase de cosas para causar daño.

 

Sentado bajo un árbol miraba hacía ese pueblo que lo rechazó y sacó a la fuerza con sus antorchas y trinchetes como si se tratara de una "caza de brujas", solo habiéndole quedado observar las miles de comparaciones. Pero él solo quiso ayudar con su sangre.

-Kaname.

Deja sus cavilaciones para observa esa presencia a un costado. Reparando en aquella persona quien se suponía lo abandono para "buscar a más como él" continuando con su rostro cubierto por esa larga sotana, solo viéndose sus labios.

Se incorpora el silencioso castaño, acercándosele, pegando su castaña frente a la cubierta, sintiendo pronto como era rodeado.

-Kaname, es natural que los humanos teman a seres poderosos y diferentes a ellos. Nuestra gente debe vivir alejada de ellos por su propio bien, también. Hay un lugar con gente como nosotros, vamos. –le toma la mejilla sonriendo por su ofrecimiento-

Para su sorpresa, éste le sonríe, siendo suficiente respuesta.

 

Estaba el cazador de platinados cabellos a punto de desfallecer por ese descenso cada vez más y más profundo en las memorias de ese castaño. El haber visto ese solitario Kaname, es como si se hubiera visto a él mismo. Pero nunca pensó que lo vería en esa situación.

 

-Kaname, despierta... Kaname... –le toma la mejilla, atreviéndose a acariciarle los castaños cabellos. Viendo esos párpados moverse, apaciguando su preocupación–. Esta es la primera vez que veo a uno de nosotros desmayarse. –bromea–. Y eso que hemos estado bastante tiempo juntos.

Alza su espalda de la cama apoyando la mano contra su frente, rozando con sus cabellos castaños. Se sentía sumamente mareado y exhausto, agradeciendo el ser despertado de ese profundo sueño.

-Esto te pasa porque te niegas continuamente a buscarte algunos voluntarios que quieran ser convertidos en "sirvientes" desde que llegaste aquí. Unos quieren "sirvientes" hasta hartarse y otros... –suspira, prefiere remangar la manga y exponer su brazo–. Bebe, y no digas algo como que "olvidaste como usar tus colmillos o algo así". –ordena-. Descuida, te haré pagar este favor.

 

 

-Por qué es esto? ¡¡¿POR QUÉ ES QUE ESTOY AQUÍ?!!

Aidou trataba de abrir esa rejilla a la altura de su rostro en aquella puerta de ese vehículo-cárcel en movimiento.

-Qué extraño... –se pone a pensar detalladamente caminando en ese reducido espacio–. Lo único que hice en ese momento fue decirle lo que se me vino a la mente ¿no? Dije: Bien, ¿entonces deberías seguirlos de inmediato, o dejarlos solos y no seguirlos aún?. Y cuando dije eso, ese cazador se me acercó, y como lucía bastante lívido, yo, por bondad hacía él dije: Deberías quitarte esa chaqueta que se manchó con la sangre de Kiryuu. Y al decir eso, ese tipo sonrió de manera poco tranquilizadora.

Detiene sus círculos mentales el rubio, con la mano bajo su mentón.

-Oh, sí. Esto me será útil. Te llevaré conmigo y obtendré información de ti. O algo así dijo ese cazador. ¡NO HE HECHO NADA! ¡ME ESTÁN ACUSANDO FALSAMENTE! –retoma sus gritos, pegado a esa rejilla–. ¡¡¡Esto es abuso de autoridad!!!

-Si te resistes volverás a recibir una descarga eléctrica. Ah, y mi nombre es Kaito Takamiya, Hanabusa-kun. Y no "ese cazador". –sereno opina cruzado de brazos-

Ve Aidou de reojo al sereno cazad... al sereno Kaito, sentado en uno de los dos largos sofás sin espaldar con una chaqueta sin abotonar sobre su camisa blanca cambiada.

-No te equivoques. No voy a ser obediente sólo porque tengo miedo de ser electrocutado o algo así, sabes. No he hecho nada que rompa el tratado entre especies. Voy a asumir que voy contigo como un invitado ¿no?

-De hecho, nosotros no necesitamos realmente sospechar nada para arrestarte.

-Lo dices en serio? ¡Oye, nunca te diré nada! –aclara Aidou-

-Está bien. Haré que sientas que quieras hablar. –desvía su mirada para de nuevo cerrar sus párpados. Por su lado, Aidou solo lo observaba en silencio–. Si vas a seguir mirándome con esa cara de que quieres decir algo, adelante, solo dilo. Aprovecha que estoy calmado. –posa Kaito su vista a la rejilla-

-Si estuviera en tu lugar, haría frente a mi adversario abiertamente, sin importar cuantas veces fueran y tomaría lo que quiero de él. –en seguridad opina el Noble, viéndolo-

Baja el cazador castaño su mirada, siéndole difícil no evocar a Zero, decidiendo mejor ojear de reojo a ese rubio por segundos, luego regresándolos a esa rejilla.

 

De golpe se abren los ojos violetas de Zero al su espalda tocar el suelo, por fin finalizando ese descenso. Cerrándose sus párpados después mientras permanecía inmóvil en la nada. Esa secuencia de recuerdos no paraba...

-Solo beberé de aquel que ame en particular. –niega ese castaño sentado en el borde de la cama ese brazo ofrecido-

Suspira a cambio esa presencia que ocultaba su rostro, sentándose a su lado.

-Eres un tonto, Kaname. De ninguna forma puedes forzarte a hacer eso por toda la eternidad... Llegue a comprenderte... un poco. No les dijiste ni una sola palabra de negación a tus vasallos cuando te echaban. El que no intentarás reclamar ¿fue porque tenías pereza o algo, Hm? –le toma la mejilla-

Lentamente se acerca atrapando sus labios... Sus manos vagaron delicada y detalladamente por el cuerpo de ese entregado Kaname. Vagaba desde el cuello rozando con esas castañas hebras, los hombros, acariciaba los costados aun no tan delgados, y palpaba esas tersas piernas sin detenerse. A la vez que atrapaba esos labios en besos de variaciones suaves a demandantes, sin pausar el acariciar casi aleatoriamente cada rincón que se le aparecía. Experimentando mutuas sensaciones que eran nuevas para ambos luego de una amistad de muchos años, ninguno titubeando o dudándolo, deseando descubrir mucho más si era posible. Ahora teniendo el tiempo del mundo para eso.

En cuanto a ese débil castaño, presionaba sus dedos en esa descubierta espalda mientras acercaba sus labios en ese cuello, deseoso de probar esa sangre, no atreviéndose a hacerlo, sensación que era trasmitida a ese cazador albino conectado a esos recuerdos...

En una mutua desnudes se hallaban sobre esa cama que recibió su entrega. Sentado el uno frente al otro, pasando Kaname sus piernas por las de ese albino.

-Buen niño, Kaname. –besa esa coronilla castaña-

Para después realizar caricias tiernas con su mano, perdiendo sus dedos en esos cabellos castaños hasta descansarlos en esa nuca, estrechándolo lo más cerca de su cuerpo, no notando que cerraba Kaname sus ojos entregándose a ese afecto.

 

Igual afecto quería brindar Kaname a ese albino profundamente dormido que estrujaba su camisa en un puño, a causa de retener las lágrimas de sus ojos ante la calidez y amor de esa desconocida presencia. Pasaba su mano por esas suaves hebras platinadas, no cansando de ese acto que realizaba cada vez que ese cazador le permitía.

-Hm.. ya sé que decisión tomaras y que harás Zero. –estrecha ese cuerpo contra sí–. Aunque tú no naciste a mi lado, tu pequeña mano sujetó la mía tan fuerte y amablemente... Eso basta para mí.

Notas finales:

No traten de matarme... UoU Debía seguir un poquito la trama de Hino Matsuri-sama U_U NO TODA.

¿Creyeron que Zero fue el primero? Pues no. Asimílenlo UoU jajajajja *O*


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