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La ultima farsa por -oOYUKI-NII-Oo

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∞ Título: " La última farsa"

∞ Autor:YUKI-NII.

∞ Género: Hurt/Confort

Rating K

∞ Advertencia: Peter Parker Gender fluid. Toque de temas sensibles en la relación entre adulto y menor de edad.

I've seen the world
Lit it up as my stage now
Channeling angels in
The new age now
Hot summer days, rock and roll
The way you'd play for me at your show
And all the ways I got to know
Your pretty face and electric soul

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Una amenaza ha sido detectada.

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Peter a veces piensa en cuantas veces se ha equivocado, en las maneras en las pudo haber reaccionado y el sentimiento de culpa, de arrepentimiento anidándole en el corazón. Peter piensa en advertencias, en las personas queriéndole proteger y en él, alejándose de todos ellos, porque tiene miedo, medio de hacerlos importante en su vida y que después simplemente desaparezcan. Peter piensa en Ben, en sus ojos apagándose tras las gafas y sus dedos soltándole con desesperante lentitud. Peter recuerda las pesadillas de la tía May despertándolo por la madrugada y de los cientos de bolsita de té en la basura que en realidad no ayudan en nada.

Peter lo ha tratado, por tantos meses, simplemente superarlo, y no ser un mártir hundido en el error, de analizar todo desde otro punto de vista. De ser, simplemente mejor, así que algo como el haber caído ante un solo golpe de Deadpool le tiene destrozado el orgullo y le causa un poco de irritación.  Parpadea varias veces para que sus ojos se acostumbren a la oscuridad. Puede sentir que tiene algo sobre la cabeza, y hay un pedazo de tela entre sus labios que le impiden hablar. Sus brazos están tras su espada y esta tirado en el suelo, apoyado en su costado derecho. Puede sentir las cuerdas rodeándole todo el tórax, dando vueltas por su cintura y apretándole entre los muslos, sus pies juntos en una cadena que Wade debió de haber aprendido con las niñas exploradoras en algún momento de su juventud.

Peter frunce la nariz, porque sabe que podría soltarse fácilmente con todo eso de la súper fuerza, pero no hace ningún intento, seguro de que le saltara a la yugular a Wade, se siente furioso por haber sido tomado con la guardia baja, y no le importa cuán inmaduro se vea frente al mercenario, al que solo quiere gritarle que se ha pasado de la raya. Peter se siente como un gusano aprisionado por sus propias armas, y se auto castiga, su torpeza, su fe, y el beso dado.

Peter quisiera rugirle a Wade para que se lo devuelva, su primer beso, las mariposas en el estómago y su debilidad, pero eso es tan inútil, como sus creencias en que nada malo pasaría si se iba con él. Tony va a matarlo, si es que May no lo hace primero.

El sonido de pasos le pone en alerta, se queda quieto, la puerta se abre, la pequeña entrada de luz, hace que identifique que el lugar en el que esta es un cuarto que sin duda ha tenido años mejores, con las paredes despintadas y el suelo lleno de motas de polvo, tras Wade puede mirar un sofá rojo y parte de una cocina vieja. Wade está en pantalones deportivos y descalzo, Peter no sabe cuánto tiempo ha pasado desde que estuvo desmayado, y no pretende realmente averiguarlo, porque el torso desnudo de Wade le tiene secuestrada la mirada, y el enojo se está diluyendo injustamente rápido.

—Has despertado Baby boy.

La voz de Deadpool suena lejana. Peter piensa que tal vez se deba a que tiene puesto esa cosa en su cabeza- aun no sabes lo que es- y una mordaza. No hace ningún ruido para confirmarle las sospechas, no lo necesita, ni Wade ni él.

—Vamos Pete boy, sé que debes de estar enojado, pero lo hice por nuestro bien, estabas siendo realmente irracional allá fuera, y tengo experiencia en que debo de detenerte si no quiero que te escapes furioso. Sabes que odio que pelemos dulzura.

Wade se acerca con cuidado, como si temiera que de pronto Peter diera un salto desde su posición en el suelo. Las cuerdas que le atraviesan por todo el torso le están quemando al roce de su delgada camiseta y siente los brazos entumecidos, el enojo regresa con más fuerza. Sin embargo, no se mueve, sus ojos fijos en el mercenario, estrechos y brillantes de furia. Algo se le hunde en el pecho al canadiense.

—Pete —. Comienza de nuevo, con la voz bajita. Peter gira su rostro —. Vamos lindura no me hagas esto.

Peter hace un sonido que suena ahogado, pero que refleja la indignación ante las palabras de Wade, Wade que se inclina para jalar el pedazo de tela que era su camiseta y liberar los maltratados labios de su prisión.

—Confié en ti —. Es lo primero que Peter dice, con los ojos apretados y doblándose sobre sí mismo. Hay una parte muy dentro de él que sabe de la delegada línea en la que esta, estirando los límites de la paciencia de Wade y dejando salir su propia rabia ante el conocimiento de ser el reflejo de lo que buscan en él.

Sus palabras funcionan lo suficiente para que Wade se quede quieto, como si no esperase un golpe de alguien que no puede ni siquiera moverse de su propio lugar. Así que sacude la cabeza y juguetea con sus manos. No, no. Pete no ha dicho eso.

—Yo también confié en él — dice una voz algo rasposa desde fuera.

Peter mira como Wade chasquea la lengua y gira su cabeza hacia atrás.

—Al, cariño, ya hemos hablado sobre esto. Te deje dinero y droga, fue una buena despedida.

—Patrañas — Al, con sus gafas oscuras y un conjunto deportivo rosa chillón, agita una de sus brazos para darle énfasis a su queja.  Esta sostenida precariamente encima de un banco tras la barrita americana y parece estar cocinando algo. Peter no está muy seguro, pero teme que ella caiga —. Te fuiste bastardo, además la droga no era de calidad.

—Por supuesto que la droga era de calidad, eso sí que puedo recordarlo — Wade chilla, alzando su voz, es el turno de Al de chasquear la lengua e ignorarlo. Wade sigue esperando unos segundos más alguna replica antes de cerrar la puerta y sonreír con nostalgia. Peter le mira, algo es extraño en ese gesto, pero lo olvida enseguida, cuando el mercenario se inclina para estar a la altura de él, y susurrarle bajito —. Dame el beneficio de la duda, dulzura, y déjame hablar.

—¿Qué ha sido todo eso? — Pregunta Peter, su vista fija en la puerta —. ¿Porque hay una ancianita ciega en tu cocina?

—Nuestra cocina en realidad, comparto el apartamento con ella. Tiene unos buenos remedios para heridas de mierda y sabe sacarle las manchas feas a mi traje, es un elemento invaluable en mi vida doméstica Pete. Además, es como una abuelita, que le gusta la marihuana y con buenas anécdotas. Pero regresando a ti y a mí, como dos enamorados, almas gemelas y todo eso. Solo tienes que escucharme.

—Si dices algo sobre de dónde vienes, vas a destruirnos a todos. Así que no lo hagas.

—No creo que decirte la verdad para salvar mi polla, porque obviamente estás pensando en contármela, destruya la Tierra Peter.

—Bueno pues a mí no me gustaría averiguarlo. Además, no quiero saber absolutamente nada.

—Es porque piensas que te estoy comparando ¿cierto? —. Wade se inclina, estirando su mano para ponerla sobre el pecho de Peter, quien aprieta los labios, avergonzado —. Sé que lo pensaste en el auto, y que por eso querías alejarme. Siempre haces eso, huir cuando sientes que vas a ser lastimado.

—Deja de hablar como si me conocieras. No es a mí a quien te refieres —. Dice Peter, con los ojos caídos, tratado de sacudirse la mano de Wade de encima. Wade que le sonríe conciliador con si estuviera tratado con un pequeño niño, en lugar del adolescente que defiende New York, y el ojito derecho de Tony Stark.

—Aunque no lo parezca soy listo dulzura. Ya sabes, eso de sobrevivir a muchos tipos de cáncer con genes mutantes tiene sus beneficios. Ahora, voy a soltarte, si prometes no golpearme.

—No voy a prometerlo —. Masculla Peter, sus mejillas inflamadas y la terquedad empujándole la lengua. Wade sonríe.

—No esperaba nada menos.

Al anuncia que el té está listo, Wade tiene la mejilla inflamada, ha perdido un diente, y el tatuaje de los deditos de Peter le abarcan media cara.

Peter se ha apostillado, como si fuera un niño levantando un muro de cojines, en el viejo sofá rojo. Tiene al peluche de unicornio entre las piernas y una advertencia clara dibujando en el rostro. Ha adoptado a Al como aliada momentánea, cada vez que a Wade le da por abrir la boca para decir algo. Peter lo está ignorando tanto como puede, y no parece haber culpa en él.

—¿Desde cuándo lo conoce? —. Peter pregunta a Al. No para referirse al hombre que esta con el ceño fruncido en una silla desvalijada de la cocina. Sino por Wade Wilson, de su mundo. Peter procura ser cuidadoso con sus preguntas, porque no ha podido sacarse de la cabeza el holograma cuántico y la ruptura significante que esa abuelita ha causado sin querer, al ser recordada por el mercenario.

—En una lavandería. El idiota usaba un traje blanco. ¿A quién se le ocurre usar colores claros cuando se va a matar a alguien? Fue un desperdicio de detergente y cloro por semanas que no pude seguir permitiendo —. Al habla, con la taza fuertemente sostenida y recargada sobre el reposabrazos, le ha subido una pierna a Peter, con su crock de plásticos lila bailando al final de su pie, y con una sonrisa burlona que a Wade le está fastidiando de a poquito. Como si ella de pronto hubiese sacado su álbum de fotos de bebé con tomas vergonzosas.

Peter asiente, sospesando las palabras, recordando lo que el profesor Xavier le había dicho sobre Wade convirtiéndose en Deadpool, el cáncer, su búsqueda por encontrar a Ajax y regresar con Vanessa. Y es ese momento más que nunca, que sabe que él no pertenece ahí, que tiene una vida diametralmente distinta a la que esta intentando recuperar. Que Wade tiene a su propio Peter y que él no es más que un sustituto.

Peter suspira, tratado de alejar la sensación fúnebre que sus propias conclusiones la causan, y no ser absorbido por la presencia de Wade que le mira fijamente, como traspasándole la piel. Esto no debería ser, es lo que se repite Peter, lo que Tony le enseño esa noche en su departamento, y la medida de emergencia que debía llevar a cabo si las cosas se le salían de las manos.

Él sabe que ocultar un plan como ese a los demás involucrados está mal, pero es lo único con lo que ahora cuenta, y debe de jugar sus cartas con cuidado si pretende que todo termine bien, no solo para el universo sino para él también. Sin embargo, ahí está, tratando de lidiar con su enojo, con el factor sorpresa de las memorias de Wade siendo mezcladas y con su poco conocimiento de poderes espacio- tiempo, que solo le pertenecen a los mutantes. Sus manos se aprietan sobre el peluche y su cabeza cae hacia atrás en el respaldo del sofá. El silencio es algo agotador cuando se tienen tantas preguntas que no pueden ser dichas. Peter entonces se propone a si mismo ser un poco bastardo con la situación.

Wade le observa, la tensión sobre el pequeño cuerpo, los ojos chocolates fijos en algún punto y su mano acariciando pausadamente a unicornio en su regazo.

Si tan solo Peter le escuchara, piensa, podría decirle, que tal vez están siendo parte de un retorcido juego de alguien que él conoce muy bien.

—Y dime, ¿Qué ha hecho una cosita linda como tú para terminar junto a este bastardo? —. La voz de Al es como el botón rojo que les apaga momentáneamente la revolución de ideas, y les atrae al presente.

—Hey — Replica Wade, Al mueve la mano restándole importancia, su rostro inclinándose hacia el adolescente.

—Creerle que hablaríamos pacíficamente —. Peter se queja, sus ojos sobre el unicornio, evitándole.

—Eso fue antes que quisieras escapar Baby boy. Además, solo tienes que decirle que fuiste deslumbrado por mi asombrosa personalidad y mi increíble belleza, no hay nada de qué avergonzarse, Al acepta las parejas del mismo sexo, ella es cool.

—¿Parejas? — Jadea Peter, sus mejillas rojas por la irritación —. Tu y yo no somos pareja. Tienes tu propio novio o como se llame de dónde vienes. Además, lo que estás haciendo se llama infidelidad.

—Por supuesto que no. Peter sigue siendo Peter, sin importar de donde venga. Así que aun si fueras un gato, una chica o incluso un objeto, yo me enamoraría de ti, lindura.

—Deja de decir ese tipo de cosas.

—Es la verdad.

—Claro que no lo es. Tú, tu solo estas confundido, y perdido, no perteneces aquí, deberías dejar que el profesor y Tony te ayuden a regresar — Dice Peter con cuidado. Bajando la pierna de Al de la suya y dejando al unicornio a un lado —. Vamos Wade, regresemos a New York.

—Siguen en New York chico —. Dice Al, atenta al intercambio de palabras. Se gira hacia la cocina donde esta Wade, ceño fruncido y nariz respingada —. Así que tú no eres el bastardo que ha vivido conmigo sino una de esas cosas científicas que viajan por el tiempo —. Acusa con su bastón elevado hacia la cocina. Wade se encoje como si hubiera sido hallado robando galletas del frasco de la alacena.

—Técnicamente solo fue un viaje entre mundos, no por el tiempo Al.

—Como sea, no eres mi idiota —. Ella gruñe, sintiéndose de pronto un poco estafada —. Sabía que algo no andaba bien con tu locura usual.

—¿Qué quiere decir? —. Pregunta Peter con una ceja enarcada.

—A que su idiota amigo del bar no ha venido aun para robarle la droga que está debajo del piso. Ese maldito gusano se llevó más de su parte, soy ciega no estúpida. Así que lo golpe con mi bastón, él no ha vuelto desde que Wade se fue.

—¿Sabe dónde podemos encontrarlo, al amigo de Wade? —. Peter de pronto ve una salida en medio de todo ese desastre.

—Trabaja en un bar, al lado sur de Queens, si vas a ir a buscarlo, llévate al idiota contigo, que sirva de algo además de venir a lloriquear por un lugar donde esconderse.

—Yo no lloriquee —. Dice Wade, cruzándose de brazos.

—Claro que lo hiciste en cuanto te abrí la puerta, solo te deje pasar por el chico, que sepas que estoy enojada contigo, o bueno con mi idiota, así que cuando él vuelva, dale ese mensaje de mi parte.

—Pensé que te había engañado Al.

—Soy lo suficientemente vieja para eso. Ahora, lárguense de aquí los dos, y vayan por ese maldito ladrón de drogas.

—Vas a llevarme con él —. Dice Peter levantándose del sofá —. Y vas hacerlo porque me amarraste y dejaste en suelo. Me lo debes Wade.

—Esos son puros tecnicismos dulzura, medidas drásticas que tuve que tomar contigo para que no me abandonaras, justo como quieres hacerlo en este momento.

—Tu…Tú tienes a alguien esperando por ti ¿Lo entiendes? No se trata de un holograma o cualquier cosa Deadpool, sino simplemente regresar a donde perteneces. Tu presencia aquí es peligrosa.

—Así que simplemente te desharás de mí, haciéndome seguir el camino amarillo a casa.

—Si lo quieres ver así.

—Bien, perfecto, estoy acostumbrado a que me deseches Peter.

Peter le mira, los labios apretados y el pecho agitado. Porque quiere decirle que, en realidad, esa es la primera vez que se comporta así de duro con Wade.

“No soy él, yo no te desecharía” Peter piensa, pero se lo guarda, porque esto no le pertenece.

Es extraño para Peter caminar por las callejuelas oscuras un miércoles por la noche hacia un bar, cuando mañana hay escuela, y de seguro Friday ha dado la alerta de su desaparición a Tony. Deja de preocuparse por tía May cuando sabe que Peper Potts se encargara de hacerla creer que se quedara junto con Harry y MJ a la noche de laboratorio de la secundaria. Ha usado a sus amigos de cuartada cuando ha podido recuperar su celular y la chaqueta de las manos de Wade que parece estar molesto por el silencio ante impuesto.

—Wade —. Comienza Peter sintiéndose de repente un poco más cobarde de lo que debería, con todo su enojo evaporándose a cada paso que dan.

El mercenario lleva un sweater con capucha y gorra, sus pantalones deportivos y una pistola metida tras la espalda. Peter no ha dicho nada sobre ella, demasiado concentrado en ver a la gente que pasa por su lado. Todos tiene la pinta tipos malos, con chaquetas de cuero, pulseras con púas y enormes tatuajes yakuzas que serían plenamente desaprobados por MJ y su cuidado de la piel.

Mira una alta drag Queen, con sus tacones de plataforma fosforescentes y su mini falda de látex negro. Se contonea a cada paso que da, como si fuera una modelo de Channel y su solo presencia en la estrecha acera fuera un privilegio para cualquiera.

Ella se encuentra con su mirada, pintalabios azul y largas pestañas. Le sonríe, con sus anchos hombros encogiéndose y cerrando uno de sus ojos llenos de purpurina. Peter da un respingo por haber sido atrapado en el acto y se pega más a Wade, que toca su gorra como devolviendo el saludo que el castaño no ha podido. La drag Queen sigue su camino hacia el Babilón, donde un tipo gordo de larga barba le extiende su mano para que baje por las escalinatas de la entrada, ella desaparece entre el vapor y las luces de neón del lugar.

—¿Es la primera vez que miras a una, cierto? —. Wade pregunta, sus manos en los bolsillos del pantalón y su cabeza echada hacia atrás. A anochecido y el día completo ha sido de ir de un lugar a otro.

—¿Qué? — Peter parpadea, sus deditos fríos cubriendo su boca, trae puesta la chaqueta de Lacross que evidentemente no es suya, con dos tallas de más que se le escurren entre los brazos y le esconden el cuello. Gira su rostro hacia Wade, mirándole sin entender, él sonríe de medio lado.

Porque desde que han bajado del taxi, Peter no ha dejado de ver cada uno de los bares que componen la calle de la séptima con Kennedy, parece un pequeño cervatillo explorando las profundidades del bosque. Se ha sonrojado ante el escaparate de una sex-shop y ha retrocedido casi asustado al chocar con alguien de la comunidad de los osos, pidiendo disculpas tartamudéante. Wade entonces es capaaz notarlo, aquello que ha estado pasando por alto durante días. Peter tiene solo 14 años, casi 15 si se hay que ser especifico. Él no quiere separar la imagen que tiene sobre el chico, esa del fotógrafo universitario que se toma selfies en los edificios para poder venderlas al Daily por una mísera cantidad. Del chico alto y con lentes de pasta gruesa que tararea mientras está redactando en el computador y que esconde las albóndigas de su tía hasta el fondo del refrigerador.

Este Peter, que apenas comienza a conocer el mundo, parece un privilegio, sin novias muertas formando parte del pasado y sin la clara cerradura puesta en el corazón. No es que Wade se está quejando, que Trump lo mande al otro lado de su muro imaginario si así fuese, es más como ganarse la lotería sin haberlo planeado. Algo así como tener la oportunidad de ver ese lapso de la vida de Peter de la que nunca fue participante. Porque el destino les dio por juntarles en un momento malo, con la mente de Peter llena de prejuicios y renuencia a siquiera compartir el mismo aire.

Wade se pregunta que estará haciendo ese Peter, él que le roba las botellas de cerveza y se apropia de la T.V y su sofá.

Pero este Peter sigue viéndole, como si espera una respuesta a algo desconocido.

“Hey idiota, que le has preguntado algo”

Olvídate de él esta demasiado ocupado pensando en Peter

Pues tenemos a un Peter real enfrente, así que si deberías enfocarnos en él”

—¿Wade? —. Peter llama de nuevo, suavecito. Su cabello castaño revuelto y sus labios hinchado por la mordaza que tuvo por unas horas durante la tarde.

“Maldición, ¡Contesta, estúpido!

—Hey Pete Boy. ¿Es tu primera salida nocturna a esta parte de la ciudad?

Oh por todos los unicornios de My Little Pony, tú no has hecho eso.

Si te refieres a que ha coqueteado patéticamente, sí que lo ha hecho”

—No es una zona que suela frecuentar como Spiderman —. Peter dice, dando pasos pequeños hacia el final de la calle, donde está el bar de Weas, según las indicaciones de Al. Sin notar el trasfondo de la pregunta.

Wade casi quiere golpearse por ser un perpetrador de la inocencia de Peter Parker en medio de su pubertad. Pero su mente le traiciona, como si no tuviera otra cosa que hacer más que recordarle los suaves que son los labios del castaño, de cómo se le cortaba la respiración, de sus movimientos torpes cuando movía la boca y su olor dulzón a fresas y sandias impregnado en su piel. Wade sacude su cabeza, no va a convertirse en un pedófilo de mierda.

Qué más quisiera.

—¿Tu ibas mucho a estos lugares?, bueno, digo, de dónde vienes.

—¿Por qué eso suena como si yo fuera une extraterrestre Baby boy? Entiendo que mi presencia sea algo más que un encuentro del tercer tipo con mi fabulosa figura y mi esplendorosa sonrisa, aunque no sé si tan esplendorosa como la tuya dulzura.

—¿Te sale natural, cierto? Eso de decir miles de cosas vergonzosas

—No hay nada de vergonzoso en mis palabras. Al menos que tú lo quieras —. Wade le sonríe inclinase un poco —¿Qué me dices baba boy? ¿quieres probar? Hoy tenemos una oferta especial, por cada beso que le des a este miserable, se te concederá un deseo, cualquier cosa que quieras, ¡pum! Será tuya.

Peter se detiene mirándole fijamente. Wade hace lo mismo. Ambos aparatados cerca de una maquina tragamonedas, la gente continúa pasando con sus vestidos cortos y sus chamarras de cuero. Peter comienza a golpearse despacito la mejilla con el dedo índice. Está pensando en algo, Wade lo sabe por la forma en que sus ojos se resplandecen ante las luces frontales de los coches y el cartel de “Mira tu futuro con madame Sazuu” que cuelga tras sus espaldas.

Un escalofrió le recorre entero cuando esos ojos le enfocan.

—¿Has dicho lo que sea? —. Peter pregunta para asegurar, su dedito moviéndose rítmicamente sobre su regordeta mejilla. Hay una lunar más debajo de su barbilla que apenas se nota. Y dos hoyuelos encantadores que se muestran cuando Wade asiente, hechizado por todo ese desplante de encanto y ternura que le va a provocar la mejor diabetes de la historia —. Perfecto. Acepto.

Wade siente que se atraganta con su propia saliva cuando le escucha, porque nunca ha sido fácil obtener una muestra de cariño del Peter adulto. Ese que le juega feas bromas y le ha dejado con la polla hinchada por pura maldad. Así que no evita tener sus reservas.

“Tienes que asegurarnos ese beso con Peter”

Vamos, chico listo, ¡cierra el trato, cierra el trato!

—¿No estás jugando conmigo, cierto Petey boy? Porque ciertamente morirá de corazón roto si es así.

—No lo hago. No juego —. Peter dice serio. Extendiendo su mano —. Recuerda, has dicho lo que sea.

Wade le mira, sus hoyuelos, sus ojos, su pequeña figura sepultada por la chaqueta, iluminado por una sucia lámpara del servicio público y con el fondo de una canción guarra de reguetón que habla sobre tener una serpiente en los pantalones. Wade siente algo así como amor a segunda vista, porque a primera vista ya lo ha tenido un montón de veces solo con él. Solo con Peter. Así que no duda. Saca la mano del bolsillo de su pantalón y también la estira.

Cuando su palma se entrelaza con la de Peter, Wade piensa en el beso de judas, en caer estrepitosamente por la seducción de su propio demonio y que ese beso será la cosa más cara de su jodida vida.

I've seen the world
Done it all, had my cake now
Diamonds, brilliant, and Bel-Air now
Hot summer nights mid July
When you and I were forever wild
The crazy days, the city lights
The way you'd play with me like a child

Young and beautiful- Lana del Rey

 


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