Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love Hurts por MissWriterZK

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este es el capítulo dedicado a Kim y algunas de sus experiencias y los efectos secundarios de hacer lo que hizo. Es bastante extenso, pero merece la pena leerlo. Muchas gracias a Zel y a Señora de Hiddleston por sus comentarios. Este va dedicado a vosotros.

El silencio estaba presente en el coche, un silencio cómplice en el que mi mirada se centraba en la carretera, y la suya en el paisaje que íbamos dejando atrás a una velocidad moderada. Algunas veces no podía esquivar por más tiempo el magnetismo y la atracción que tenía para mí y le dirigía una mirada colmada de dulzura y deseo.

Puede que hubieran pasado casi seis años y puede que aún sigamos heridas debido a nuestras acciones, pero solo nosotras mismas podíamos curarnos. Nuestra cura estaba al alcance de nuestras manos, pero al mismo tiempo permanecía alejado fuera de nuestro rango. Tenía miedo de reconocer mi amor por ella y de volver a entregarme en cuerpo y alma, no quería salir herida y mucho menos hacerle daño de nuevo.

Durante mis miradas furtivas, me preguntaba en qué estaría pensando mi cómplice en el amor y el odio. Puede que yo fuera misteriosa y nada transparente, pero ella era todo lo contrario y eso me confundía. Ella era extrovertida, atrevida y segura y yo, yo llevaba tanto tiempo ignorando mi verdadera personalidad, que creía que esa era yo. ¿Dónde fue esa chica rebelde, juguetona, segura, atrayente y amante de la música? Antes iba en contra de la corriente y no me dejaba arrastrar por la sociedad y sus cánones y su moral, aunque todo cambió cuando lo dejamos.

Puede que no lo pareciera, pero era sentimental y muy frágil, demasiado para mi gusto. En esos días me convencí a mí misma que no podía seguir así, que debía madurar de nuevo, la primera madurez fue por el accidente de mis padres que me hizo rodearme de muros, mostrarme cautelosa y envolverme en el misterio y la aparente desconfianza; y tras mi roto corazón, me convertí en todo lo que odiaba: conformista, nada creativa, rutinaria, preocupada más por mí que por los demás.

—Kim, gracias por haber vuelto a mi vida. Tu presencia me ha hecho darme cuenta de lo equivocada que estaba.

—¿La aparente niña buena y correcta va a volver a caminar en contra de todo?

—Solo si estás ahí para apoyarme, no es un camino fácil en soledad.

—¿Va a regresar mi roquera sensual, atrevida y pícara?

—Digamos que desde que te he visto, he tenido un duelo entre mi personalidad superficial y la auténtica. Me dio tanta nostalgia volver a verte que volví a ser vulnerable para ti. Odio el efecto que tienes en mí.

—Tú me haces sentimental e instintiva. ¿Sabes la trifulca que tengo entre mi mente matemática y tu presencia?

—Bienvenida a mi «humilde» morada. —hablé una vez que estábamos frente al garaje.

—Parece que algo en ti sigue manteniendo ese aspecto desenfadado, aunque sea tu casa.

—No puedes borrar al cien por cien tu auténtico yo.

Bajé del coche y abrí la puerta del copiloto para tenderle mi mano como apoyo y la guíe por los enormes corredores. Lo primero que quise que viera fue el lugar donde ocultaba todo mi pasado.

Bajando por las escaleras hasta llegar al sótano, ya me sentía ansiosa y nerviosa, era incapaz de deshacerme de todo eso, al igual que cada vez que estaba ahí, todos mis momentos junto a ella regresaban a mi mente y sentía como me faltaba la respiración.

Probablemente esa fuera mi habitación favorita y odiada de toda la casa. Desconocía lo que iba a encontrarme cuando vine a verla por primera vez, uno de los mejores amigos de mi hermano fue el arquitecto de mi propiedad. Él se encargó de dividir la casa en dos aspectos totalmente opuestos y que me reflejaran a la perfección.

El sótano estaba pensado para ser la habitación principal, mi estudio y mi dormitorio, aquella enorme sala era todo lo contrario al resto de la casa: las paredes eran de ladrillo rojo, el suelo de losas un color negro brillante, el mobiliario oscilaba colores rojos, negros y grises, los armarios eran negros con detalles plata y cajones que alternaban con rojo, la enorme cama de agua tenía sábanas gris medio y negro con cojines negros y un cabecero acolchado y revestido con piel artificial blanca.

Estaba decorado con estantes minimalistas grises o rojos que albergaban mis premios, imágenes, figuritas de colección y algún que otro peluche que me regaló Kim. Las paredes eran cubiertas con pósteres de mi grupo, de mí misma como solista, de mi época como pianista o tocando en una filarmónica. También había de otros grupos conocidos como Rolling Stones, Pink Floyd, AC/DC…

En medio de todo eso estaba colocado mi majestuoso piano Fazioli F308, negro resplandeciente que producía una sensación de respeto al mirarlo. También todas mis guitarras acústicas, españolas y eléctricas, violines, trompetas, bajos e incluso un harpa creaban una gama cromática bastante interesada y eran un imán para la vista.

Todas mis partituras, hojas de pentagramas y útiles estaban en una pequeña mesa de cristal o en una librería al fondo de la habitación.

—¿Tienes todavía las fotos que te hice la primera noche? —preguntó con una voz nostálgica al tomar una que reposaba en una de las cómodas

—Son oro puro, y no solo conservo esas. —confesé abriendo un armario negro mate con detalles plata. En él permanecían todas nuestras fotos y recuerdos aguardando ver la luz de nuevo—. Nuestro amor es una herida abierta para mí, por mucho que quiera curarla, no puedo hacerlo. Nunca pude olvidarte.

—¿Quién podría olvidarte? No importa lo que haga, jamás compensaré todas las veces en las que estaba en problemas y venías a mi rescate… —me dijo recorriendo mi mejilla con ternura y mirándome a los ojos.

—No sabría decir quién era más problemática. Aún recuerdo nuestra primera cita y lo celosa que estabas.

—¡Llamaste a tu hermano «mi sexy y guapo CEO»! ¿Qué querías que hiciera?

FLASHBACK

Vaya ironía, yo propuse la idea de una cita y ahora era yo la que estaba nerviosa. Esa noche llevaría a Kim a un bar con ambiente roquero y familiar que muy pocos conocen. Estaba admirando mi armario y creando miles de combinaciones en mi mente.

Finalmente, me decidí por una blusa blanca sin mangas apegada al cuerpo con un escote en v que llegaba hasta el ombligo que dejaba ver una pequeña y sensual parte de mis pechos y el inicio de la línea que separaba mi abdomen en dos perfectas mitades; no me gustaba una apertura tan larga, por lo que la oculté con un fajín ancho negro y sobre eso me puse una de mis americanas favoritas, también de color negro con las solapas redondeadas con pedrería negra brillante. Me coloqué una gargantilla negra en forma de triángulo y unos pantalones muy ceñidos del mismo color, con unos tacones altos negros con detalles dorados.

Mi maquillaje era smokey y la línea algo gruesa y alargada para darme una mirada felina, mi pintalabios rojo intenso que conjuntaba con mi manicura y pedicura del mismo color y mi perfume era mezcla de vainilla, chocolate y café, era mi marca personal. Mi cabello castaño desapareció hace tiempo, cuando lo teñí de un negro azulado, corté y alisé, tapando casi completamente mi ojo derecho.

Cogí el casco de mi moto deportiva, las llaves y me marché de mi apartamento. Iba sobrada de tiempo, pero para prevenir algún retraso imprevisto, sorteé el tráfico y los tramos con semáforos metiéndome por callejones. Llegué en menos de diez minutos y aparqué al lado, sacando el casco y ofreciendo un espectáculo digno de anuncio de champú.

Entré y saludé a mis amigos, en ese local fue donde todo comenzó y les debía todo. Escribí un mensaje a Kim y me senté en un taburete esperando su llegada acompañada de una de mis mejores amigas, la cerveza Heineken. También le escribí otro a mi hermano para decirle que, si podía venir, quería presentarlos.

No me hizo esperar mucho, solo unas dos cervezas que para mi capacidad serían dos o tres minutos. Entró por la puerta tan despampanante vestida en un vestido ajustado blanco y negro que marcaba la perfección de su figura, unas medias de rejilla negras, unos tacones negros de aguja, sus sexys gafas de secretaria, su cabello negro estirado y una trenza pequeña que caía sobre su hombro izquierdo. Cómo no mencionar su maquillaje de infarto compuesto por unos labios rojo oscuro, un delineado que agrandaba sus ojos almendrados y una sombra que profundizaba la intensidad de su mirada.

Desconocía por cuanto tiempo estuve mirándola, el caso es que me bebí la cerveza al trago y ella se acercó a mí y posando una mano en mi muslo, me susurró traviesa.

—Alcohólica.

—Reconocida. Mi garganta se secaba pensando en ti, no es mi culpa. —contraataqué quedándome a centímetros de sus labios, mordiendo el mío con deseo y alejándome antes de llegar más lejos.

—También podrías haber bebido agua o algún refresco.

—Propuesta denegada, los refrescos engordan más y no pienso ir a un bar y beber agua. —contesté con una sonrisa ladeada, levantándome del taburete y guiándola a una mesa, posando mi mano en su cintura.

—¿Siempre estás tan fría? —me preguntó con curiosidad, tomando mi mano entre sus dedos.

—Soy el complemento ideal para un verano fresquito, sexy y apasionado. —bromeé guiñando un ojo.

—Tienes un ego de dimensiones planetarias.

—¿Dónde está? No puedo verlo. —bromeaba buscando con mi mirada y frunciendo el ceño, provocando su risa, una risa bastante sexy, por cierto.

—Yo de ti, no haría muchos movimientos de ese tipo, si no quieres que se te salga una teta. —me advirtió con una mirada socarrona.

—¿Ah, sí? —me hice la inocente, inclinando mi cuerpo hasta quedar a unos milímetros de su oído y torturándola con la vista—. Para tu información, tampoco llevo sujetador. Se veía y rompía con la armonía del conjunto. —tras esas palabras pude escuchar como tragó saliva, la información había servido para calentarla—. Ah, cierto, ¡qué descortés por mi parte! Te ves preciosa, me halaga que te hayas arreglado así para mí. —elogié besando una de sus manos.

—No tengo palabras para describir lo sexy que me pareces. Tendré que hacer algo después…

—¿Me escribirás un poema? ¿O quizá me cantarás? —provoqué, sabiendo que se moría por besarme.

—La música aquí eres tú, además, no soy muy amiga de la poesía.

—Si quieres puedo dedicarte un poema sobre la marcha.

Eres tan bella y frágil

 como una bola de cristal

Tan cercana y hechizante

Como una melodía y su compás

Tan mágica e inalcanzable

Como la aurora boreal

Tan hipnótica y relajante

Como las olas del mar

Y tan necesaria e indispensable para mí

Como el oxígeno al respirar.

—Impresionante.

—No es nada, es algo muy básico, tus ojos me han dicho que recitar.

Justo entonces, recibí una llamada de mi hermano mayor que no dudé en contestar.

—Tengo que coger esta llamada, no será nada. —me levanté guiñando un ojo—. ¿Cómo se encuentra mi sexy y guapo CEO?

—Agotado, pero con trabajo todavía, mi pequeña diablesa. Tengo un hueco en mi agenda ahora mismo y James me está llevando allí.

—¡No me puedo creer que puedas venir!

—Sabes que haría lo que fuera por verte sonreír.

—¿Te he dicho alguna vez cuánto te quiero?

—Cada vez que cumplo alguno de tus caprichos, pero nunca es suficiente.

—Ryan, idiota. Ahora nos vemos, no tardes demasiado.

Cuando regresé a la mesa, vi como sus ojos hervían en celos. Sería algo divertido jugar un poco.

—¿Quién era él?

—¿Son celos lo que captan mis sentidos? Que yo sepa, solo nos estamos conociendo. —contesté con una voz sensual, antes de beber de mi cerveza.

—Solo es curiosidad. —mintió confirmando dos cosas, que se moría de celos y que era una pésima mentirosa.

—Kim, no soy una persona que se divierte jugando con el corazón de las personas. Ahora mismo eres quien tiene toda mi atención. No te preocupes, solo era mi hermano mayor, quiero presentaros. Es muy guapo, si lo nuestro no funciona, puedes ligártelo y seremos cuñadas y quizá, amantes.

Ella se ruborizó durante la última oración y se veía tan adorable que una sonrisa se dibujó automáticamente en mi rostro.

Momentos más tardes la puerta se abrió, dando paso al pedazo de bombón que nadaba en fajos de billetes que tenía como hermano. Era un hombre de veintiocho años, un genio en los negocios y era considerado el CEO más sexy de toda Nueva York. Su cabello era castaño oscuro, como el mío natural y lo llevaba perfectamente peinado con cera para el cabello, tenía una estatura de 1’90 y un físico esculpido por el mejor artista clásico. Su tez también era bronceada como la mía, aunque sus ojos tenían una tonalidad turquesa.

Iba tan impecable como siempre con su barba de pocos días perfectamente cuidada, un traje azul marino hecho a medida que se ajustaba como un guante a su figura, con un pañuelo blanco perfectamente doblado en su bolsillo, una camisa blanca, una corbata burdeos y unos zapatos negros.

—Hola, pequeña. ¿Qué tal está mi hermana favorita?

—Soy tu única hermana.

—Y por eso eres la favorita. —me picó revolviendo mi cabello.

—Ryan, ella es Kim, nos conocimos en un concierto.

—Es un placer conocer a alguien del entorno de mi hermana. Normalmente es demasiado independiente y nunca dice nada.

—El placer es mío, Ryan.

—Voy a pedir otra cerveza, ¿queréis algo? —pregunté después de haber acabado con la cuarta.

—Una copa del mejor vino.

—Otra cerveza.

—He de decir que me agradas mucho más que el idiota de su ex. ¿Sabes que las únicas canciones buenas que tiene las compuso Kate?

—No me extraña, a mí tampoco me causó buena impresión.

—¿No necesitas protección considerando tu situación?

—¿Cómo sabes eso?

—Ella me comentó que conoció a una traficante por obligación en uno de sus conciertos y acabas de confirmarme que eres tú.

—Si el jefe se entera de esto, me matará.

—No te ocurrirá nada estando a su lado. Yo podría ofrecerte protección, pero mi hermana es mucho mejor que cualquier guardia personal. Aunque no lo parezca, es muy ágil, hábil y fuerte. Ha estado practicando artes marciales, boxeo, defensa personal y atletismo desde que era pequeña.

—¿Cómo hace para beber tanto y tan rápido?

—Es un misterio que se me sigue resistiendo. Es otro de sus dones.

—¿Sabes que tu hermana está interesada en mí?

—Nunca ha traído a nadie aquí, así que sí. Si eres la persona que la va a hacer feliz, adelante. Solo quiero su felicidad. Por eso, Kim…

—Kimberly. —corrigió instantáneamente.

—Kimberly, hagamos un contrato. Mientras estés con mi hermana, te dejaré seguir en esa banda porque vas a estar protegida por ella y por mí indirectamente, pero si alguna vez cortáis, me llamarás y me dirás la cifra que mantiene tu deuda, te daré un maletín y lo entregarás.

—Sinceramente, no le veo el sentido.

—Es para protegeros a ambas, tú estarás tranquila y podrás continuar tus estudios en otra ciudad y ella estará segura.

—Acepto.

—Perfecto, firma este documento. Así me aseguro de que cumples tu palabra. No te lo tomes como algo personal, Kate es lo único que me queda y quiero su seguridad.

FIN FLASHBACK

—Nunca supe lo que hablasteis mientras no estaba.

—Fue una especie de contrato para tu seguridad.

—Sé cuidarme sola, tú lo sabes mejor que nadie.

—Sí, me has salvado muchas veces. Aún recuerdo el miedo que pasé cuando te dispararon.

—Solo fue un rasguño, deja de culparte.

FLASHBACK (POV Kim)

Desconocía cuanto tiempo llevaba corriendo, me habían descubierto, no la policía o la banda para la que trabajaba, si no una pandilla que consumía nuestra droga. Buscaban venganza por su amigo que murió de sobredosis, lamentaba escuchar esa noticia, pero en el mundo de la droga estaba a la orden del día y no estaba haciendo eso porque quería, sino porque necesitaba saldar la deuda debido al accidente de mi padre.

La lluvia torrencial que caía favorecía el ocultarme, aunque podían saber a dónde había ido por el sonido de mis pasos sobre los charcos. Estaba horrorizada, había visto cómo llevaban navajas y pistolas. Era imposible que me hubieran descubierto, yo solo me encargaba de producirla y darla a los camellos, debía ser invisible. ¡¿Por qué me ocurría eso ahora que estaba siendo feliz a su lado?!

No supe por qué, pero lo cierto era que estaba corriendo y recordando todos nuestros momentos y cuando pude refugiarme bajo un puente, no dudé en llamarla para despedirme y disculparme.

—Kate, perdóname. No voy a poder cumplir mi promesa de nunca abandonarte. Me están persiguiendo unos pandilleros y quieren matarme. Lo siento, no debías haberte mezclado conmigo. —sollozaba y me faltaba la respiración, mi pecho me oprimía y las lágrimas se mezclaban con el agua de lluvia.

—¡¿Dónde estás?!

—Estoy bajo nuestro puente, mis pasos me han llevado hasta aquí.

—¡Voy para allá! Estaba haciendo unas compras por la zona. ¡No pienso dejar que nadie te haga daño!

—¡Ni se te ocurra venir!

—¡Espérame! Y por favor, no mueras. —eso fue lo último que me dijo antes de colgar.

Me maldecía internamente, no tendría que haber llamado, por mi culpa nos matarían a las dos. Era una idiota, una idiota enamorada, algo mucho más poderoso. Me resigné, sus pasos ya eran audibles y no pensaba quedarme quieta, tenía que pelear y proteger mi situación.

Salí del refugio que me proporcionaba el puente y los desafié con la mirada.

—Parece que alguien se ha cansado de correr. Chica, debes haber batido todos los récords mundiales, vaya pena que vayas a morir ahora.

—No pienso morir sin pelear. ¡Yo no tengo la culpa de que vuestro amigo muriera!

—¡Tú fabricas!

—¡Tengo una deuda y si no lo hago, matarán a toda la familia! ¡Odio tener que emplear la química para eso!

—¡Cierra la boca o te pego un tiro! ¡Manos sobre la cabeza!

¿Estaba alucinando o se escuchaba una moto cada vez más cerca? No, no estaba alucinando, era ella, ella había venido a mi rescate.

—¡Apártate! —me gritó para moverme y llevarse a uno de ellos por delante antes de saltar.

—¡Nadie va a ponerle un dedo encima!

—¡Maldita! ¡Has arrollado al jefe!

Kate no escuchó las quejas de los drogadictos, en vez de ello, se abalanzó sobre uno de ellos con una de sus técnicas secretas, ella dejó que él tomara la delantera y la estampara contra un muro intentando asfixiarla y ella presionó el punto especial del cuello que lo ahogó momentáneamente, dándole tiempo a patearle en la entrepierna y una vez que estaba en el suelo, le luxó ambos brazos y lo dejó inconsciente de un golpe en la nuca.

Otro de ellos se aproximó por su espalda, ignorando que conocía artes marciales y ella corrió por el muro y se impulsó para saltar y quedar a sus espaldas. Comenzó a asfixiarlo cruzando ambos brazos, lo barrió, golpeó en el rostro y quedó inconsciente.

Solo quedaba el último que la apuntaba con la pistola y una mirada de odio.

—¡Una pistola! Tranquilo, no quiero problemas. —fingía, avanzando hacia él cabizbaja para que no pudiera leer sus intenciones en la mirada y quedó a menos de un metro de distancia, entonces tomó cartas en el asunto. Con una mano tomó su muñeca y con otra tiró del arma para la derecha con fuerza, partiendo sus dedos, aunque debido a la lluvia, la pistola se escurrió y cayó al suelo.

No le dio mucha importancia, porque lo golpeó en las costillas con una patada, y en el omóplato con otra patada giratoria, para finalizar aprovechando su fuerza en su contra y lanzándolo al suelo con tanta fuerza que escupió sangre.

Lo que ella no sabía es que al que había dejado inconsciente de un puñetazo, despertó y estaba dispuesto a dispararle, yo corrí hacia ella y logré que el disparo no penetrara en su piel, si no que más bien la rozara, lo suficiente para penetrar en su piel y hacer que sangrara.

—Fallo mío, no creí que fueras a despertar tan pronto. —habló con una voz gélida, pateando en el punto especial de la muñeca con tanta fuerza que la rompió y de otra patada, volvió a dejarlo inconsciente.

—¡¿Kate?!

—¿Estás bien? —me preguntó preocupada tomando mi rostro entre sus manos y besándome con intensidad—. Temía perderte. Ahora, vámonos antes de que llegue alguien y a partir de ahora, vivirás en mi apartamento. Ya le diré a Ryan que mande a alguien para traer tus cosas.

—¡Estás sangrando! —exclamé cuando me abracé a su cintura cuando íbamos a toda velocidad en la moto, al tocar un líquido caliente y mirar al lugar. Tenía mal aspecto.

—Lo sé, también sé que estoy perdiendo mucha sangre. ¿Has conducido alguna vez una moto tan potente como esta?

—Bájate y deja que te lleve al hospital.

—Hueles tan bien y estás tan calentita… —me dijo en un suspiro antes de desmayarse en mi espalda.

Aceleré a todo lo que daba la moto y puse rumbo al hospital más próximo, no habíamos sobrevivido a cuatro pandilleros para que ella muriera desangrada.

Dejé el vehículo en la puerta e hice el esfuerzo de mi vida para llevarla en mis brazos. Normalmente yo solía ser la princesa llevaba en brazos, eso de tener tanto músculo la hacía demasiado pesada para mí, pero no pensaba fallarle. No se había jugado la vida para nada.

Corrí hasta llegar al pasillo y comencé a gritar por ayuda, era una situación crítica, ella era -0, si perdía mucha más sangre sería difícil reponerla. Me atendieron casi al instante y yo permanecí tomada de su mano hasta que ella despertó a las dos o tres horas. Y me miró con tanta dulzura en ese momento que comencé a llorar al creer que podría haberla perdido.

—Hey… te ves cansada, ¿por qué no te duermes aquí conmigo? La cama es lo suficientemente grande para las dos.

—¡Estaba tan preocupada! ¡No vuelvas a hacerlo nunca!

—¿Salvarte? Kim, te salvaré las veces que hagan falta. —me susurró acariciando mi cabello y mirando a su brazo—. ¡Menudo pedazo de aguja! Kim… creo que me estoy desmayando otra vez. Llama a un médico.

—Idiota, ¿para qué te miras el brazo donde tienes la vía si te dan miedo las agujas?

—No puedo evitarlo. Hay un intruso en mi cuerpo y eso no me gusta.

 FIN FLASHBACK

—Kate... ¿me dejarías ser egoísta solo esta tarde? Por favor, esta habitación me ha traído tantos recuerdos. Ya no puedo aguantarlo más, te deseo y te amo tanto que duele.

—¿Qué quieres, Kim?—iba a seguir hablando, pero sus dedos suaves y juguetones acariciaron mi labio.

—A ti... —y con esas palabras sus labios carnosos atraparon los míos con una pasión y un sentimiento inexplicable. Tampoco era un beso de amor, más bien era un beso de lujuria, pero en esos momentos reaccionábamos como los imanes. Eran movimientos involuntarios, sin reconocer nuestros sentimientos.

Me lanzó a la cama mientras seguía con sus besos intensos que me dejaban sin respiración y queriendo más, mientras que con sus manos ardientes iba subiendo mi camisa, no tenía el tiempo necesario para detenerse a desabrochar.

La miré totalmente embelesada una vez que se deshizo de mi camisa, ahora fui yo quien la besó mientras introducía mis manos gélidas bajo su ropa y gemía de satisfacción. Había extrañado tanto su tacto, su presencia, su calor. Aún seguía despertando desorientada y buscándola al otro lado de mi cama, encontrándolo totalmente vacío.

¿Por qué seguir negando nuestra atracción? Quería entregarme a mis sensaciones y necesidades primarias, quería volver a experimentar esas sensaciones. ¡Ya hablaríamos de sentimientos en otro momento!

Notas finales:

Se aproxima el lemon 7w7. Díganme qué quieren en los comentarios. Algo que no faltará será una escena de sado jajaja. Kate es masoca, que no se os olvide XD. ¿Qué opinan del pasado de Kim? No es todo porque entonces me quedaría sin cosas que contar, esta historia da para muchos episodios más jaja.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).