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Buscando la belleza por OldBear

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CAPITULO 25. ERAN MUCHOS Y LLEGARON DOS.

 

 

Steve abrió los ojos lentamente sintiendo que había descansado, por algún motivo, mejor que nunca. Se estiró ligeramente descubriéndose con las sabanas en el proceso, las cuales cayeron al suelo sin mucho orden, cosa que realmente no le importó. Y aquello era extraño en él, considerando que adoraba el orden y detestaba ver las ropas en el suelo.

Miró con detenimiento lo que estaba a su lado en aquella cama, y sonrió de forma automática sin poder evitarlo. Estiró su mano y lo tocó, sintiendo que estaba actuando como un niño asustado que no se atrevía del todo a agarrar algo que había deseado mucho tiempo atrás.

Mirándolo desde fuera, podrían tildarlo de ridículo e infantil.

Pero no podía evitarlo.

Era el regalo que Tony le había dado el día anterior.

Para decir toda la verdad, no se había atrevido ni siquiera a quitarle el plástico a la caja todavía. Había algo —alguna estúpida razón — que le ponía nervioso con aquello. ¿Quizás era por todo el tiempo que se había resignado a no volver a hacer lo que le apasionó muchos años atrás? No tenía una respuesta del todo clara en verdad.

Al final de la fiesta, como Sharon aún seguía enojada con él, su novia terminó yéndose con Nébula y Thanos y él se fue solo. Ni siquiera había visto a Bucky al salir, y supuso que su amigo tomó rumbo hacia algún bar para buscar a alguien.

Pero en aquel momento no le había molestado para nada estar solo. Llegó a su departamento con el regalo en las manos y un sentimiento extraño sobrecogiéndole.

¿Por qué se sentía de aquella forma tan extraña?

Quizás se estaba resfriando, seguramente era eso.

Decidió ponerse de pie sin esperar más tiempo, aún era temprano, su alarma ni siquiera estaba por sonar, pero ese día necesitaba hacer muchas cosas y una de ellas —tal vez la más esencial—era hablar con su asistente.

Había estado hablando con Bucky sobre algo bastante importante, y después de pensarlo bastante, determinó que debía poner su plan en marcha. La próxima colección seria riesgosa, por cumplir sus objetivos tuvo que comprar materiales a muy bajo precio, pero Shield era más que conocido por su altísima calidad, no estaba seguro que tan bien se vendería esa colección, y eso sin contar la competencia de Hydra! Si las cosas seguían empeorando, la empresa caería en una crisis: necesitaban un plan de respaldo.

Si Shield seguía sufriendo esas pérdidas financieras no estarían lejos de ir a la quiebra. Y eso solo significaba una cosa: los acreedores los embargarían en menos de un pestañeo. Y ahí entraba el plan de respaldo, crearían una segunda empresa que mantuviera un embargo preventivo contra Shield de ser necesario, lo cual evitaría el embargo por parte de sus verdaderos acreedores.

Algo que sin lugar a duda, cruzaba la línea de la inmoralidad.

El problema era que ni él ni Bucky podían aparecer como los propietarios de esa segunda empresa, los dos tenían relación directa con Shield y si alguien se enteraba, se darían cuenta de la estafa que estaban haciendo. Entonces, ya había decidido quién sería el propietario de esa empresa: Tony Stark. Necesitaba a alguien en quien confiara mucho, demasiado a decir verdad, pues técnicamente le estaría dejando su empresa y su patrimonio llegado el momento. Y el confiaba en Tony más que en nadie. El chico le había demostrado una lealtad y fidelidad increíble que jamás había pensado tener en nadie, además su asistente no tenía relación directa con la empresa. Lo colocaría legalmente como el único propietario y así evitaría sospechas de los verdaderos acreedores. Tendrían que seguir maquillando los informes que se les presentaban a los demás, pero eso ya era un poco más fácil.

Quizás lo que no era tan fácil era el hecho de que por el momento, no le dirían a Tony para que querían crear una empresa falsa, por lo menos, no todavía.

 

 


 

 

Bucky se estiró cuando sintió que alguien lo aferraba en un abrazo alrededor de su cintura. Un abrazo en la cama, tantas veces que dijo que odiaba aquello y ahora…

Abrió los ojos de forma lenta y sonrió cuando se fijó quien estaba entre sus brazos.

Aunque no se sabía con claridad quién estaba en los brazos de quien…

Un breve pensamiento cruzó su mente y le hizo reír, se había dado cuenta de que aquella mañana había una planta sobre su mesa, ambientando su sala, y Wilson en su cama, iluminando su vista. Y aquello le agradaba sobremanera. Se estiró ligeramente y alcanzó su celular. Faltaban cinco minutos para que sonara la alarma, así que lamentablemente tendrían que levantarse, si llegaba tarde nuevamente Rogers no le dejaría en paz en todo el día, y más sabiendo los compromisos que tendrían.

Aunque todo lo que él deseaba hacer era quedarse en aquella cama, entre aquellos brazos, sintiendo que quizás estaba haciendo las cosas bien por primera vez en su vida, o por lo menos, por ese momento.

—Nos toca despertar—dijo Bucky moviendo ligeramente al otro, que protestó como respuesta. —Créeme, es lo que menos quisiera, pero el deber nos llama.

— ¿Qué hora es?

—Lamentablemente es la hora de despertar.

Wilson no podía considerarse un ser perezoso, pero no podía negar que se le estaba haciendo físicamente imposible espantar el sueño del todo, principalmente porque lo único que deseaba era volver a dormir entre los brazos de su….

¿Qué eran?

Vio a Barnes levantarse y dirigirse hasta el baño. No cerró la puerta, y en toda la habitación se escuchó el sonido del agua caer mientras en su mente no dejaba de rondar la pregunta existencialista de su relación.

Siguió con la mirada a Bucky cuando salió con una toalla envolviendo su cintura y el pelo húmedo, este se sentó en la cama, a un lado de Wilson, y ninguno parecía querer interrumpir el silencio que se había formado.

—Creo que deberás comenzar a traer un par de tus ropas—terminó diciendo Barnes a la ligera, y Sam sonrió.

—Supongo que esto será secreto—mencionó sentándose en la cama. Aunque no necesitaba decirlo, ambos lo sabían.

Barnes lo miró, en verdad sería la mejor opción.

—Por lo menos hasta que veamos a donde nos lleva esto—respondió.

— ¿Crees que nos lleve muy lejos?

—Podemos intentarlo.

 

 


 

 

Wanda tamborileó sus dedos sobre la mesita de su cocina con la impaciencia de quien espera una noticia que le cambiará la vida; y quizás eso es lo que podría pasarle. No había dormido demasiada esa noche, pero ella era una artista del maquillaje y no le preocupaba demasiado el tener que esconder sus ojeras. Había esperado a realizar la prueba a primeras horas de la mañana en vez de en la noche por que había bebido alcohol en la fiesta, y no estaba del todo segura si eso afectaba en algo.

Estaba frustrada y molesta a partes iguales, y era principalmente por dos razones que la atacaban desde hacía un tiempo atrás:

Quería dejar de ser pobre y volver a tener el dinero como cuando estaba con su exesposo.

Quería dejar de trabajar.

Había estado casada con un hombre rico que le cumplía cada capricho, cada deseo que ella tuviese. De buenas a primeras, un día, él le pidió el divorcio alegando que estaba cansado de tener, en palabras textuales “una niña quejumbrosa que no aportaba nada más a la relación que su físico, y del cual él ya estaba cansado”. Ni siquiera le pasaba una mísera pensión, y fue por eso que corrió a los brazos de Sharon a pedir ayuda.

Pero ella quería volver a tener su vida de rica, de reina, de esposa trofeo.

Por eso, más que por otra cosa, había ido tras Bucky—y lo consideraba un bonus bastante grande el hecho de que fuera tan guapo—, pero por alguna razón que no entendía Bucky la estaba ignorando cuando al principio la habían estado pasando genial. También tenía a T´Challa, pero ella bien sabía que T´Challa solo la quería para que espiara a Steve y para acostarse con ella cuando quisiera.

Así que por el momento su mejor opción seguía siendo el vicepresidente de Shield.

Vio el pedazo de plástico sobre sus piernas, sin animarse realmente a ver el resultado. En la caja de instrucciones decía que solamente debía esperar dos minutos para conocer el resultado, y en la farmacia le habían dicho que aquella era de la pruebas de embarazo más confiable que había en el mercado.

Tomó un respiro, esperando con todo su ser que saliera positivo, de ser así tendría la mejor forma posible para atraer la atención de Bucky. No era tan ingenua como la pintaban, sabía que, a diferencia de las novelas, no podría amarrar a Bucky a ella solo por estar embarazada, pero bien era sabido que Barnes no dejaría a su hijo desamparado, y por ende, tendría que mantenerla a ella también. Por eso había dejado de tomar las pastillas anticonceptivas, solo había un problema…

En el caso de que resultara positivo, no sabía a ciencia cierta si era de Bucky… o de T´Challa.

Esperaba que en dado caso, fuera de Bucky.

 

 


 

 

Cuando Tony abrió los ojos esa mañana recordó el día anterior con una especie de sentimientos encontrados. Por una parte, se sentía inquieto sabiendo que debía esperar algo malo por parte de Loki —de aquello no había duda—. Por otra, no podía negar que estaba feliz, de cierta forma, de haber dado en el clavo con el regalo de Steve, ya que tendría que ser muy buen actor para haber falsificado aquella sonrisa que le dio al descubrir la caja de pinturas, y luego contarle una historia tan personal….

Pero también estaba el hecho de que había caído directamente en la zona del amigo, y eso realmente no sabía qué tipo de sentimientos le despertaban.

Por un lado, su enamoramiento provocaba que le doliera esa etiqueta, por otra parte, debía recordar que el ser amigo de Steve era bastante más de lo que alguna vez se imaginó. ¿No era mejor ser amigo que un simple empleado?

¿Con eso había que sentirse feliz o desdichado?

Sacudió su cabeza e intentó poner su mente en blanco de esos temas. Las preocupaciones, más la carga de trabajo extra que se avecinaba, no eran una buena combinación. El camino a la empresa fue rutinario y cuando llegó, aunque era muy temprano y para su sorpresa, ya su jefe estaba tras su escritorio.

Steve le sonrió con el carisma que siempre le acostumbraba, dejo a un lado unas carpetas en las cuales trabajaba y le apuntó a una silla.

—Siéntate, —pidió con voz suave— necesito hablarte de algo importante. ¿Sabes cómo constituir una empresa? ¿Cómo armar una empresa desde cero?

Tony se sentó mientras escuchaba las palabras de su jefe y pensaba que aquello no era para nada difícil.

—Claro que sí, —afirmó—conozco todos los pasos.

Steve asintió, lucia increíblemente más serio que nunca, y el tema lo ameritaba.

—Necesito que me hagas una empresa, que la constituyas y la registres.

El más joven rebuscó una libreta entre sus cosas y un lápiz, para comenzar a anotar todo lo que su jefe pedía.

—Necesito toda la información, nombre de la empresa, el motivo, los datos de los dueños…todo ese tipo de información.

Rogers sonrió ante la concentración de su asistente.

—Cualquier nombre estará bien, elige el que más te guste y regístralo— respondió poniéndose de pie de repente, y empezó a dar pasos a través de la oficina—. El objeto social que sea amplio, inversiones, comercios, lo que se pueda, y será de un único dueño, sin socios.

— ¿Y el nombre del dueño?

Cuando Tony preguntó, no se había fijado en que su jefe se había colocado detrás de él, y no pudo evitar la corriente que sintió en su espalda cuando este se agachó para susurrarle: —Eso será fácil de conseguir, se llama Anthony Stark, y está justo frente a mí.

El asistente se giró rápidamente, quedando casi cara a cara con Steve.

— ¿Es una broma o algo?

Steve negó mientras se enderezaba.

—Con todo lo que hemos hecho hasta ahora estamos colocando a Shield en un gran peligro, tú llevas las cuentas, lo sabes mejor que nadie. No estamos seguros de que con las telas que compramos nuestra colección se venda igual, y menos que le podamos hacer frente a Hydra!, esto es un riesgo. Además, esta empresa tiene demasiados accionistas, o sea que no es solo mía, no es solo mi patrimonio el que está en peligro. —Steve lo miró fijamente, pero agregó la última parte de la forma más suave que pudo—: Sería solamente una forma de poder mantener mi dinero seguro, y en caso de que algo malo pase en Shield, yo podría utilizar ese dinero para responderle a los accionistas mientras volvemos a flote.

Tony entendió todo aquello, no le agradaba mucho como sonaba, pero lo entendía. Solo había algo que se escapaba de su razonamiento.

—Pero no entiendo por qué crearemos la empresa a mi nombre.

Steve sonrió, una expresión sincera.

—Claro que debe ser a tu nombre, debe ser algo legal, que no se considere fraudulento, por eso no puede estar a mi nombre. Tampoco puedo poner a Bucky por las mismas razones.

Tony apretó sus labios, tenía unas cuantas objeciones a eso.

—Mira—dijo Steve—por eso te digo que crees tú la empresa, constitúyela como quieras, será tuya, yo solo pondré el capital, serán tus reglas.

Usarían el dinero que Telas Ultron le iba a dar a Tony como parte del soborno y que el chico había negado quedarse. Pero Steve no le iba a decir ese detalle, suponía que se opondría aún más si se daba cuenta que incluso el capital para constituir la empresa era fraudulento.

— ¿Por qué yo? —Volvió a preguntar— Va a poner una gran cantidad de dinero en mis manos, ¿no tiene gente de mayor confianza?

—Yo confió en ti, has demostrado demasiada lealtad, estas demasiado capacitado para manejar esto. Tampoco quiero que nadie se entere, mucho menos Sharon, de los negocios que estamos haciendo. Para que nadie comente nada indebido, recuerda que todo lo que haremos es limpio, legal.

—Aún sigo sin creer que yo sea el más indicado.

—No—dijo Steve— no eres el indicado. Eres el único, en quien más confío con los ojos cerrados. ¿Tú no confías en mí? Te prometo que no te meteré en ningún problema.

Steve estaba tan cerca de él, suplicándole con la mirada, con ojos de desahuciado que pide su último deseo, que ruega por ayuda… ¿Y cómo le dice que no a Steve si lo mira de esa forma?

—De acuerdo, lo hare.

 

 


 

 

Después de resolver el tema de Tony y la segunda empresa, aquel día todavía le quedaba algo bastante importante en lo cual pensar. Su representante de relaciones públicas estaba embarazada y unas semanas atrás había tenido unas complicaciones con el embarazo. Al parecer no era nada grave, pero por recomendación médica tuvo que dejar algunos trabajos que estaba realizando. Como el de Shield era bastante demandante, le explicó la situación a Steve y este tuvo que comprender; aunque eso significaba que tenía que buscar otro relacionista.

Tuvo la suerte de que la relacionista que había trabajado varias veces con su padre —y que además era muy amiga de la familia— volvía de viaje en esos días, y una llamada rápida, más una súplica larga, fue lo suficiente para que ella aceptara ir a trabajar con ellos nuevamente para el lanzamiento de la colección que ya era a finales de enero.

En otras palabras: en menos de un mes.

Por lo menos era un punto de descanso, ella era bastante buena con una trayectoria excelente y buenas habilidades para la prensa, así que por ese lado por lo menos podría tener un respiro. Pero sus problemas no se acababan del todo y aún le quedaba algo que debían resolver, o por el momento, esconder.

El hecho de que habían comprado telas de muy baja calidad solo lo sabían Tony, Steve y Bucky. Eso significaba que ni Thanos, T´Challa, Nébula, Sharon y menos, mucho menos Loki lo sabían. Y seguramente cuando se enteraran se armaría una catástrofe total.

Steve estaba más preocupado por Loki que por ningún otro. El genio creativo estaba trabajando sobre telas promedio-buenas, pero no sabía que producirían sus creaciones en telas baratas, y eso le haría explotar con total seguridad.

— ¿Cuándo le diremos la verdad? —preguntó Bucky a su lado. Estaban en la oficina del vicepresidente y Steve le miraba con el ceño fruncido.

—No le diremos—respondió, quitándose sus lentes para limpiar una pelusa invisible —será un infierno si se entera.

— ¿Entonces qué haremos?

—Nada, produciremos la ropa en las telas baratas, Loki jamás baja al área de producción, y el día del desfile cambiaremos las ropas para que los modelos desfilen con esas telas.

—Laufeyson explotará en medio del desfile cuando se dé cuenta. —Apuntó. Si bien se alegraría de ver rabiar al genio creativo, no quería que este explotara contra ellos, eso sería peligroso.

—Encontraremos la forma de evitarlo. —suspiró frotando sus ojos con cansancio, sabía que se estaban metiendo en la boca del lobo. Un lobo con pelo largo y ropa de marca, pero con dientes más que afilados.

—Supongo que a nuestra relacionista si debemos comentarle eso, es lógico ¿crees que le diga a Loki? —Steve se encogió de hombros, aquello se les estaba complicando—por cierto, ¿Cuándo llega ella?

—Creo que esta tarde se estará pasando por aquí. Según hablamos, llegó al país ayer.

Hubo un silencio, y Steve aprovechó para preguntar algo que desde que vio a Bucky tenía curiosidad. Su amigo se veía alegre aquel día, parecía flotar en una nube de felicidad que intentaba ocultar, pero él lo conocía demasiado bien.

— ¿Por qué te ves tan de buen humor hoy?

Bucky lo vio ¿se le notaba tanto acaso? Había acordado con Sam que mantendría aquello como un secreto entre ambos, pero Steve era su mejor amigo. ¿Podría decirle acaso? ¿Cómo lo tomaría?

— ¿Te acuerdas de la persona que te había mencionado?

— ¿La que estabas sintiendo algo además de lo que siempre sientes entre tus pantalones?

Bucky sonrió y murmuro un “exacto”

— ¿Puedo saber quién es? ¿Lo conozco?

—Te lo diré más adelante, por ahora digamos que, intentaremos algo…

— ¿Lo intentaran? —Preguntó sin nada de malicia— ¿Crees que funcione? Jamás te he visto durar con nadie más de dos meses.

—Jamás lo había deseado—declaró Bucky.

Y esa fue una declaración bastante impactante.

 


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