Para mi amado Byakuya, en el día de mi despedida de este mundo.
Byakuya, te quiero, te deseo. Desde que te fuiste no hay un solo momento en el que mis pensamientos no te pertenezcan. ¿Porqué tuviste que irte de esa forma? Sin despedirte, sin decirme un último adiós, un hasta nunca, o al menos darme una explicación de los motivos que te llevaron a hacerlo.
Sabías que mi vida te pertenecía desde la primera vez que te vi en aquella fiesta. Solo éramos unos críos que ansiábamos conocer el mundo y poder vivir nuestras vidas sin prejuicios ni ataduras. Libres.
Siempre supe que tu familia no aceptaría nuestra relación. A los nobles les importa más mantener el prestigio de su apellido que la felicidad de sus miembros. Nuestra relación era pecado y estaba mal vista por la sociedad. Ya se que todos dicen que dos hombres amándose es antinatural y va en contra de las reglas y la moral. Pero de verdad siempre te quise.
Se que tu vida no era fácil. Se que tu familia te dio la espalda nada más conocer nuestra condición de amantes. Se que te obligaron a aceptar un matrimonio de conveniencia con la hija de un importante empresario para tapar lo que sería un gran escándalo si salía a la luz. Se que aunque fuéramos simplemente amigos tu familia nunca me aceptaría por mi clase social. Se que pertenecemos a mundos diferentes. Pero se que mi corazón te pertenece, y no solo el corazón sino todo mi ser.
Desde que te fuiste no soy capaz de probar alimento y el poco líquido que ingiero, se derrama en cada una de mis lágrimas que no cesan de salir. Lloro por ti, por lo felices que pudimos llegar a ser juntos. Por el recuerdo de cada momento vivido. Cada beso que nos dimos, cara caricia y cada abrazo. Cada muestra de cariño que nos profesamos. Cada instante que estuvimos juntos.
Mi alma es sufrimiento. Anhelo cada sonrisa que me dedicabas solo a mi. Cada roce de nuestras pieles. Cada momento que pasamos juntos. Cada instante. Cada uno de nuestros encuentros furtivos en aquella pequeña cabaña en uno de los árboles del inmenso jardín de tu palacio.
Odio el momento en que nos descubrieron. En que te separaron de mi. En el que hicieron de tu vida un infierno. Perdona por no ser capaz de rescatarte. Era imposible entrar en aquel bunker lleno de guardias donde te encerraron.
Desde ese mismo instante en que nos separaron mi vida dejó de tener sentido. Simplemente vivía con la esperanza de volverte a ver. De que pudiéramos fugarnos juntos. Huir a algún lugar donde nadie nos conociera y poder amarnos libremente. Vivir una vida humilde y colmada de felicidad. Poder amarte cada noche. Ser felices juntos sin que nadie nos volviera a separar.
Pero tuviste que hacerlo. Dar ese salto desde lo alto del acantilado. Liberarte con la muerte. Dejarme solo. Deseando cada día seguir tus pasos y saltar desde el mismo lugar. Que mi cuerpo al igual que el tuyo descanse en el fondo del mar. En la bravura del océano. Lo suficientemente inmenso como para que nadie pueda encontrarnos jamás.
Me he decidido a hacerlo. A seguir tus pasos hasta el final. A correr la misma suerte que tu, porque mi vida sin ti no vale nada. Solo espero volver a encontrarte en otra vida mi amor.
Siempre tuyo, Abarai Renji