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Bones (Wolf & Beauty) por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Aviso: no se lee Kris Papá y Lay Mamá. serían "Kris Pápa" y "Lay Máma", está así a propósito ;) 

Capítulo 03

 

Sentado en el jardín, de espaldas contra la pared y justo debajo de la ventana, Tao suspiraba. No sabía cómo ni por qué, pero siempre que el líder ordenaba que el grupo desapareciera para poder “descansar” (Tao sabía que era otra cosa), el chico terminaba allí, escuchando a duras penas las palabras o sólo la respiración de su “jefe” acompañado de la suavidad y armonía que Lay expresaba en cada frase o risita.

En el fondo, Tao moría por estar ahí. Moría por ocupar el lugar de Lay.

Pero, ¿Para qué? Si después de todo, no tenía ni la mitad de valentía que él ni un cuarto de su paciencia cuando todo se desmoronaba. Quizás eso era lo que le había atraído a Kris Papa, el contraste entre la imagen de Lay Mama y su verdadera forma de ser: Lay Mama podía ser de las criaturas más adorables y cariñosas del planeta, cuidaba a todos como si fueran sus propios hijos y cargaba con los problemas de todos como si fueran propios, e incluso ponía los temas de los demás primero y a él mismo se dejaba para lo último; ahora, si había un problema de orden, de comportamiento o algún humano amenazaba con dañarlos, Lay Mama rápidamente erizaba sus pelos, se colocaba en posición y gruñía como ningún otro lobo: de hecho, Tao nunca vio a Lay Mama atacar, sólo con que mostrara sus dientes bastaba.

Se preguntó cómo sería peleando.

Se pregunto si Kris lo habría visto.

Tal vez ahí se enamoró de él.

¿Qué tengo que hacer yo para que se fije en mí?, se preguntó. ¿Crecer más que él? ¿Achicarme como Lay Mama para no pasarle de altura? ¿Será mi pelaje? ¿Mi hocico? ¿Tendré mal olor? ¿Será mi forma humana?

Al instante le vino a la mente la figura humana de Kris: alto, casi dos metros, cabello negro y corto, despeinado. Los mismos ojos lobunos, boca pequeña, ancha espalda, marcada cintura y piernas largas, manos delicadas pero fuertes, capaces de dar una caricia suave o un golpe prominente según el caso.

Sonrió, mordiéndose el labio. Él no había salido tan lindo a la hora de camuflarse: seguía tocándose el hocico, molesto. ¿Por qué aún no podía achicarlo? Xiumin Mama había podido, todos habían podido. Los pocos puntos que encontraba a favor eran sus musculosos brazos y la habilidad de haber podido aprender a luchar como los humanos. Daban muchos saltos y giros y se mareaba, pero había logrado esconder las garras y no morder, o sea, no delatarse.

De los postigos de la ventana brotó una carcajada aguda, casi juguetona: Lay Mama debía estar coqueteando otra vez con Kris Papa, que ladraba como los perros de la calle. (sí, cuando ambos hacían esas cosas sólo podía significar lo que Tao menos deseaba). Cerrando los ojos, el tercer lobo más joven respiró profundamente, sintiendo ese vacío desequilibrarle el aura y volverlo un animal. Haciendo fuerza para conservar los brazos y las piernas, esconder la cola y el pelaje, abrió los ojos al tener una repentina necesidad de soltar algo, de liberar la angustia del fondo de su ser.

Poco tardó en notarlo.

Se llevó los dedos a los pómulos y los sintió húmedos, mojados.

Entró en pánico: estaba llorando.

Xiumin había dicho que, por lo que suponía, los seres que lloraban iban largando pedazos de su interior, se iban gastando. El grupo entonces había llegado a una conclusión: si se lloraba mucho, se podía morir.

Ahogando un grito con la mano tapando su boca, ZiTao corrió; corrió y corrió en dos patas atravesando la noche, esquivando árboles y postes a su paso, saltando cercos de casas y huyendo de los perros: el amor de su vida iba a matarlo si él no acallaba sus sentimientos.

 

 

No recordó cuándo empezó a llorar, sólo sabía que lo hizo, agachándose en el suelo, rostro hundido en las manos y ahogado por el miedo a morir.

Odiaba la oscuridad, sentía que lo consumía, que entre esos tonos de negro podía tomar forma, apresarlo de un pie y arrastrarlo a sus fauces para devorarlo, hacerlo trizas, quebrarle los huesos y triturarle la cabeza. Sumado a la noche misma, se había cruzado con ese chico, con esa…cosa que era.

Porque humano no era, estaba seguro.

Había algo en él, algo raro. Algo…oscuro.

E iría a aniquilarlo.

Mas los segundos pasaron, y el ataque no llegó. En cambio, sintió un roce extraño en su cabeza, temeroso y torpe. Seguido de un apretón suave y los dedos amoldándose a los mechones de sus pelos, se meció: era una caricia, le estaba tratando de calmar. Levantó la cabeza, encontrándose con ojos negros, apagados, serenos y una mueca de temor; le mimaba pero seguía con el torso alejado, en caso de que tuviera que saltar en anticipación. Durante un instante quiso hablar, quiso preguntarle qué hacía, por qué no lo mataba, que gracias, que ya podía parar. Ni bien separó los labios el moreno de trenzas pareció darse cuenta y se alejó, resoplando. Kyungsoo no tardó en lanzarse hacia adelante, tomando la muñeca del extraño y sosteniéndose con su mano libre y las rodillas contra el piso. Forcejeando contra aquel que ahora bufaba y se sacudía sin cesar, el joven de ropa blanca intentó tranquilizarlo, pero hablarle resultó peor.

-Espera, tranquilo No quiero… ¡Lastimarte!

Una de las manos del moreno cruzó el aire, bajando pesadamente como hacha y cortando la piel. Cuando Kyungsoo soltó por impulso a Kai, éste salió disparado hacia atrás, cayendo sentado y tomándose fuertemente de la muñeca, frotándola, como revisando que aún tuviera todo en su lugar: era la primera vez que un humano le tocaba.

El de menor estatura notó los tres cortes, profundos, imposibles de crear por una persona normal y desarmada. Viendo la sangre salir de a cataratas, se mordió los labios y volvió a llorar, rodando en el suelo, gimoteando espantado y apoyando la frente contra el asfalto.

-Me duele… ¡Me duele, Aigoo!

Kai logró entender las palabras, y aún desconfiado, recapacitó en las lecciones de Xiumin.

“Nunca lastimes a un humano si no te hizo nada malo”.

Él no había hecho nada malo. Sólo se había cruzado en su camino.

Quizás se lamentaría luego, pero tenía que hacerlo. Tenía que ayudarlo.

Y sólo conocía a alguien que lo entendería y le daría una mano.

Se mordió el labio, carraspeó.

-P…perdón—susurró, llamando la atención del chico, que lo miraba con ojos saltones y bañados en lágrimas—La herida—agregó, señalando su mano—Puedo curarla.

-…Hablas… - susurró Kyungsoo, el de trenzas asintió.

-Ven—continuó, voz rasposa y pronunciación lenta, torpe—Puedo curarla, ven.

-¿Adónde?

-Al refugio—rápidamente sacudió la cabeza—A casa. Ahí Xiumin Mama podrá ayudarte.

-¿Xiumin Mama?

-¡MINSEOK HYUNG!—gritó, avergonzado; las clases al final no habían servido de nada, estaba prácticamente delatándose—Minseok Hyung, Minseok Hyung, Hyung…Minseok. Sí.

-¿Tienes un Hyung que se hace llamar “Mama”?—entrecerró los ojos, casi olvidando el dolor.

-No. Claro que no—tartamudeó—Eso es tonto. Hyung es varón…Mama es nena, Mama es hembra. Y hembra no es varón—tragó saliva, intentando sonar convincente, repitiendo las lecciones que recibía a diario.

-¿Pero qué---?

-¿¡VIENES O NO!?—bramó de repente—No te quedes ahí, desangrándote.

-P… ¡No me voy a desangrar seriamente por esto!—chilló Kyungsoo, desentendido, ¿Qué andaba mal con ese tipo?

-Ya, ya. Sígueme y deja de llorar, que te vas a morir.

-¡Deja de expresarte así, llorar no va a matarme!

-¿Qué no? Xiumin…Seok Hyung dice que sí.

-Pues dile a XiuminSeok MamaHyung que deje de mentir—de alguna forma, se habían erguido y caminaban al mismo ritmo, hacia la misma dirección; ninguno se molestó en señalarlo—Llorar sólo sirve para expresarte. No te vas a deshidratar por hacerlo, menos morirte. Eso es tonto.

-¿Me vas a decir que no te quedas vacío después de llorar?—replicó Kai, altanero—El que necesita lecciones eres tú.

-¿¡Me vas a decir a mí, que soy humano!?—Kai instintivamente se detuvo, mirándolo con los ojos como platos—Oh…lo siento—el otro caminó lentamente hacia atrás—No, no, espera; no te vayas—dos pasos más, no sirvió acercarse—Prometo no decirle a nadie…¡Por favor, no me dejes solo! ¡¡Tengo miedo!!

Ok, eso era algo nuevo.

-¿Miedo?—preguntó, Kyungsoo asintió enérgicamente—¿Miedo a qué?

-No te rías…Le tengo miedo a la noche, emh….tú.

-Jongin—respondió, levantando el mentón—¿Y por qué? Es hermosa.

-No puedes ver nada y de entre las sombras se escuchan cosas—susurró, mirando a sus alrededores, pegándose a Kai—Y te confunden, no puedes avanzar, no puedes retroceder…es…horrible, tienes que acurrucarte y no moverte hasta que pase. No me gusta eso.

-O sea que te gusta la luz—comentó Kai, frunciendo el ceño e instintivamente tomando al más bajo entre sus brazos, dándole un respingo. Al verlo asentir, resopló—¡Pero si pasa lo mismo con la luz! Brilla tanto que te deja ciego, y no puedes moverte por miedo a golpearte con algo, aparte quema en tus párpados y te terminan picando, te da calor…la luz es mala—dijo de pronto, buscando los ojos de su compañero—La luz a veces te puede delatar.

-¿Delatar?

-A mí me descubrieron por culpa de ella.

-No te entiendo.

El susodicho torció la boca y rió entre dientes.

-Te lo contaré otro día. Vamos al ref…CASA. Ahí te curarán.

 

 

-¿¡Cómo se te ocurre traerlo aquí!?—Xiumin estaba hecho una fiera que bramaba en hilos de voz para no despertar al líder, o sea, ¡Kai le había caído con un humano! Intentando hablar en su idioma para que no sospeche, no paraba de golpearse la frente y pellizcarse las mejillas.

-Es que…se lo debo—puchereó el moreno, sonrojado—Lo lastimé sin querer. Y aparte…

-¿¡Y APARTE QUÉ!?

Mirando al joven de ropa blanca (manchada con gotitas rojas), luego a su superior, otra vez al humano y así sucesivamente, sólo pudo apretar los labios. No, no podía decirlo. Lo volvería todo aun más incómodo, por lo que arrugó la nariz.

-¿No puedes ayudarlo un poquito? ¿No puede hacer Lay Mama algo?

-¡¡Yixing, Jongin, Yixing!!—le retó, golpeándole en la cabeza—Y no, porque si tengo que llamarlo, Yifan se despertará y estaremos fritos, ¡Todos fritos!

Kyungsoo levantó una mano, casi pidiendo permiso en la conversación.

-Emh, en realidad no es para tanto, puedo curarme solo.

-¡Xiumin Mama dijo que no lastimemos si no nos hicieron nada malo!—exclamó Kai, mirando a su superior—¿No es cierto?

-¡Minseok, me llamo Minseok!—no había caso, Kai no se aprendía los nombres por más lecciones que se le diesen.

-Tranquilo, no pienso contarle a nadie—susurró Kyungsoo, sonrojado—Me refiero a que, no necesitan cambiarse los nombres por mí.

La madre sustituta miró los ojos brillosos del humano, tenía un aire tranquilo, conmovedor. No había visto uno así en mucho tiempo.
Quizás...quizás no sea malo. Quizás no lo volvamos a ver.
Luego, por el rabillo, observó a Kai mirarle la mano al de blanco atentamente, torció la boca y arqueó una ceja, empezando a entender.
Al diablo, ni que el chico fuera tonto, sabe que algo aquí no está cuadrando.

-No sé cómo usar los remedios humanos—confesó de repente, encogiéndose de hombros—No llego a leer las letras en los papelitos.

-No necesito remedios—sonrió—Con gazas y vendas estaré bien.

Kai saltó de repente, levantando una mano. En las clases de conversación había que pedir turno y eso se lo habían tomado muy a pecho.

-¿Cómo cuando chocaron a Luhan, esas cintitas blancas y los algodoncitos?

Xiumin asintió orgulloso, Kyungsoo se tapó la boca, conmovido y el de trenzas desapareció en tren de conseguir los elementos.

-Hay una especie de casita en el patio, vamos allá.

-Pero tengo que volver a casa.

-No hablo de eso: tu presencia es fuerte, por más que Kai y yo la tapemos, Kris-ssi te puede llegar a oler.

-¿Kai?

-Así se llama en verdad. Yo me llamo Xiumin—le tendió una mano.

-Xiumin Mama—aceptó el apretón, sonriente.

-¿¡Me delató!?

-Se le escapó. Lo hubieras visto, tratando de arreglarlo.

-Diablos, las lecciones no sirven de nada.

-¿Lecciones?

-De lengua y cultura humana. Las doy yo por ser el que primero aprendí.

Encaminándose al patio, Kyungsoo divisó un galpón, mas no dijo nada y siguió escuchando.

-¿Eres…mitad humano o algo? ¿Cómo aprendiste?

-No existen mitad humanos, mitad lobos—rió Xiumin—Al menos no aún—se tomó del mentón—Aprendí cuando me infiltré en un colegio, me hice pasar por este chico Kim Minseok, no tengo idea de quién es, pero tomé su lugar en el aula y rápidamente aprendí. Los primero días fue un desastre, me había empeñado en imitar la postura y la forma de caminar pero nunca había agarrado un lápiz.

-¿Y cómo hiciste?

-Fácil, me echaron—carcajeó—Me mandaron a una escuela especial, y allí aprendí a leer y a escribir. Cuando empecé a despertar sospechas, me hice polvo y desaparecí, vagué por un par de lugares, conocí gente, aprendí expresiones, aprendí a robar, hice cosas que no debí haber hecho y terminé aquí, en la manada—sonrió mudamente, en sus ojos se proyectaban los recuerdos.

-¿Robaste?

-Ey, tenía que comer. Primero fue pan o cualquier cosa que oliera bien, luego entendí la importancia del dinero y los billetes.

-¿Y qué hacías después?

-Compraba toda la comida que pudiera conseguir, vivía en harapos sucios y después pasé un buen período con hambre, pero logré comprarme ropa y lucir como alguien normal, alguien lo suficientemente decente como para conseguir un trabajo mediocre.

-¿Trabajas? ¿Nadie se da cuenta?—Kyungsoo sabía que sonaba tonto, torpe; pero con la paranoia de tener que cazar a los supuestos “lobos restantes”, como se repetían los viejos en las calles o en las aulas de las escuelas, ¿Cómo nadie había reparado en él?

-Pues no. Trabajo en una especie de comedor, allí está la clave de todo—sonrió—Voy, mi olor se confunde con el de la comida y los novecientos humanos, puedo detectar a otros lobos para ayudarlos y traerlos, me pagan y siempre llamo a los chicos para que vengan cuando cierro, así cenamos todos.

-¡Wouw! ¡Es...es magnífico, de película! ¿Y no los descubrieron?

-Hasta ahora no, supongo que cuando el día llegue, diré que son primos míos y que estamos todos en la ruina—rió—Será difícil, ahora mismo lo es, pero saldremos adelante. Hay que tener fe.

-¿Hace cuánto que están…así?

-Mataron a mi familia hace ocho años, estoy en la manada desde hace seis.

-¿Tú los reuniste?

-Prácticamente—entraron al galpón, dejando que las telarañas cayeran y se desarmaran, la puerta chirrió espantosamente y Kyungsoo se encontró con un colchón agujereado y hecho trizas en el medio del piso lleno de tierra y objetos de todo tipo, desde bicicletas a partes de computadora o calzados de mujer—Primero conocí a Kris, que cargaba con Luhan y Chen. Luego conocí a Lay y a su protegido Sehun. A lo último cayeron Tao y Kai; una vez que logré juntarlos y se armó la familia…tuviste que haber estado ahí, el grupo era un caos…aparecieron Chanyeol y Baekhyun. Los primeros días fueron escandalosos, Kris se rehusaba a entrar a la ciudad más allá de donde se escondía y Lay no dejaba de insistir en que usáramos su casa, ésta casa. Las discusiones casi llegaron a volverse golpes más de una vez, pero de pronto Kris notó algo en Lay y aceptó unirse con él.

-¿Son pareja?—tartamudeó el humano, apartándose instintivamente, ¡Hasta los lobos eran homosexuales!

-Son los líderes—explicó Xiumin, sentándose en el colchón—Kris-ssi es el más fuerte de los lobos y tiene una presencia muy notable, prácticamente tiene que vivir encerrado aquí. Lay, en contraposición, tiene paciencia y capacidad de liderar grupos grandes. Hasta aquí llega lo que te puedo decir, sinceramente no recuerdo cuándo o por qué empezaron a dormir juntos y a abrazarse.

-¿¡Duermen juntos!?

-Todos dormimos de a parejas—explicó el lobo, rascándose los muslos debido a la apretada ropa—Nos dividimos en grupos de dos. Los que no se dejan por nada en la vida son Lay y Kris, el resto vamos cambiando.

-¿Por?

-Bueno, lo principal es mantener a Luhan alejado de Sehun—se sonrojó de pronto—Lo siento pero no me animo a explicártelo. Baekhyun es un ángel pero con Chanyeol puede ser muy ruidoso, Chen siempre busca silencio y Kai vive escapándose de casa por las noches. Tao no abandona el sector que haya pisado Kris si sale de la pieza, y bueno…todo así, es un embrollo.

-¿Kai se escapa por las noches?

No hubo tiempo de responder, Las puertas se abrieron lentamente, unos centímetros; Jongin logró escurrirse dentro y con una sonrisa triunfante alzó las manos, mostrando lo recolectado.

-¡Bien! Ahora ven acá y ayúdame con él.

Rápidamente maniobrando las cosas, la mano de Kyungsoo descansó bajo varias capas de…papel higiénico, mas el herido no dijo nada y sólo sonrió. Eran lobos después de todo: no tenían idea de cómo vivir allí en el ámbito humano.

-Ah, sí—dijo Kai de pronto, jugando con el rollo de papel—Xiumin Ma, él dice que no te mueres si lloras—lo señaló de manera acusadora, no podía osar decir que lo que enseñaba Xiumin Ma era mentira.

-¿Ah, no?—preguntó el más grande, mirando al humano con ojos saltones.

Kyungsoo negó con la cabeza.

-Es una forma de expresión, nada más. Está relacionado con la tristeza, un sentimiento. No con los órganos vitales o  la sangre que corre por las venas, no tiene nada que ver.

-O sea que no puedes llorar sangre—Kai chasqueó los dedos—Qué ocurrente soy. Soy inteligente—sonrió.

Tapándose las bocas, los tres chicos intercambiaron miradas, divertidos.

-Ahora que estás curado, lamento tener que…echarte—susurró Xiumin, apenado—Fue un gusto conocerte.

-Gracias por todo—no podía decirles que ni bien llegase a casa se quitaría el papel higiénico y se haría un vendaje como la gente, así que se limitó a dar una reverencia en agradecimiento—Espero no haber causado…dejado mucho olor.

-Oh, tranquilo, nos encargaremos de eso—contestó Jongin—Sólo necesito parar la patita y mear un poquito.

-¡Kai!—le gritó el más grande.

-Pero es cierto.

-En fin, creo que es hora de irme.

-Te acompaño, ten cuidado de no hacer ruido—le dijo Kai, golpeándolo suavemente en el brazo.

Xiumin se encargó de entrar a la casa desde atrás y asegurarse que no los vieran, los otros dos corrieron por el costado, sonriendo como niños y perdiéndose varias calles lejos.

Una vez Minseok entró en la cocina, halló a Chanyeol y Baekhyun sentados en la mesa, cada uno con sus manos cruzadas y caras serias, además de mejillas sonrojadas.

-¿Y aquí qué pasó?—preguntó, entretenido.

-Tenemos una duda de humanos—sentenció Chanyeol—Pero como no era una cosa, no pudimos traerla.

-¿Qué vieron ustedes dos, chiquillos chismosos?—rió Xiumin, acuclillándose en la silla, apoyando los codos en las rodillas.

-Pues… - Chanyeol miró a Baekhyun, que hundió el rostro en el cuello tras el cierre del que tiraba sin cesar—Es…una especie de unión.

Minseok levantó las cejas, ardiendo al rojo vivo: ¿Acaso habían encontrado el canal que él miraba por las noches?

-Es…rara, verás. Baekhyun, párate y ayúdame—ordenó el alto, luego acomodó los brazos al cuerpo de su acompañante—El macho hacía así—posó las manos sobre las posaderas de Baek, tragando con dificultad—Y la hembra…muéstrale, Baek—su cuello se vio rodeado por los brazos del más bajo, que se había puesto en puntas de pie, mirando intensa e inocentemente a la torre de la cual intentaba colgarse.

-Ah, sí, lo he visto—suspiró Xiumin, relajado—Eso se llama abrazo. Es una forma de expresar cariño.

-No, no. Eso lo sabemos…pasa que hay algo más.

-¿Algo más?—miró a Baekhyun, que asintió—Pues bueno, díganme—cuando lo hicieron, Minseok no supo dónde meterse, cayendo de la silla y de espaldas al suelo, comenzó a gritar y a tartamudear—¡Será de Dios, mocosos! ¡¡Miren lo que andan viendo, por favor!! ¡Váyanse a sus cuartos, ahora mismo!

-P…pero… - el hecho de que no se soltaran lo incomodaba aún más.

-¡¡Se sueltan y piensan en lo que hicieron, que apenas son cachorros!!

-Pero… ¡Tú miras cosas peores!—le espetó el más alto, desafiante.

-¡P…Es q…! ¡Cuando tengas mi edad y cargues todo ese tiempo solo, AHÍ hablaremos!—titubeó enrojecido antes de salir hacia su habitación.

 

 

-Entonces, ¿Te vas?—susurró Kai, mordiéndose el labio, mirando a los costados.

-Sí, me voy—chequeando la hora en su teléfono, frunció el ceño—Me perdí el último autobús, diablos.

-¿Qué?

-Tendré que ir a casa caminando—pasándose la lengua por los labios para ocultar su frustración, se palmeó las piernas con disgusto—Tendré que caminar…solo…en la noche…genial. Simplemente genial.

-¡Quédate!—pidió el moreno, tomándole de las muñecas—Por culpa mía te perdiste…eso que dijiste, que parece importante.

-No puedo, dijeron algo de mi aroma y Kris… ¿No es así?

-Él entenderá—bufó, tirando de Kyungsoo hacia él, ignorando su quejido de dolor—Quédate… ¿Sí?

-¿Por qué insistes?

-Porque... me caes bien.

Hundiendo la nariz bajo la oreja del humano y rozando la línea de su mandíbula, Jongin inspiró profundamente. Se sentía…cálido, suave. Era diferente a lo poco que había logrado conocer de la gente, de todo aquello diferente a él. Lo raro es que sus sentidos flaqueaban al dejar entrar esa presencia a sus pulmones: veía borroso, le dolía el estómago y sus manos no podían controlarse. Aún con los ojos cerrados, Jongin veía cosas, nubes de colores violáceos pasarse frente a sus ojos, rodearle el cuello y ahogarle, sacándole un suspiro de placer.

El perfume que brotaba de los poros de su piel le incitaba a no comportarse. Le incitaba a hurgar, a querer conocer.

Quería morder.

Quería probar las fibras, la carne.

Quería conocer al chico desde adentro, en un sentido asesino.

-¿K…Kai?—suspiró el más bajo, manos temblorosas.

Abriendo los ojos de golpe, el de trenzas se alejó de golpe.

-Vete.

-¿Eh?

-Debes irte.

-¿Kai?

-Perdón, es mejor que no te vuelva a ver—apresuró a decir mientras retrocedía, alarmado.

-Pero... ¿Y si yo te quiero volver a ver?

-No si quieres vivir, créeme—respondió contra su voluntad, dejando que la voz se le quebrase—Lo siento. Adiós.

-¡Kai!—estiró en vano su mano, ya era tarde.

Viéndolo correr en cuatro patas, a grandes zancadas, Jongin desapareció entre las sombras de la noche. Kyungsoo vio a la oscuridad misma devorárselo, llevárselo fuera de él.

Cuando cayó en la cuenta de que estaba solo, comenzó a escuchar cosas, imaginar figuras que se movían, ojos invisibles que lo miraban.

Corriendo en el sentido opuesto, intentó ignorar su agitada respiración, llorando hasta que llegó a su casa, dejó caer el juego de llaves tres veces antes de poder abrir la puerta y prendió todas las luces, tirándose de los pelos y apretando los dientes para no gritar, el miedo desgarrándole las piernas, subiendo hasta sus costillas y aplastándolas.

 

 

Notas finales:

Las actitudes podrán ser algo bruscas o demsiado atropelladas (por ej: la primera vez que se ven y ya Kai anda insinuándose??), pero entiendan que es un lobito y está...solo, en cierto modo n_n 

Saludos! :D


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