-Tenemos que ir a buscarlo, seguro que se encuentra en la residencia del clan Touma.
-Cuando tenga enfrente a ese maldito crío...
Ahora era el pura sangre quien se abrazaba al cazador en gesto de niño asustado. Sentía la mirada preocupada y un poco celosa de la castaña, pero ya les había descubierto, ¿de qué servía ocultarse ahora? Además se sentía bien poder aferrarse a su amante en un momento tan crítico como éste.
-Zero prométeme que hagas lo que hagas lo harás junto a mí, no puedo permitir que te suceda nada malo...
El peliplata todavía no se acostumbraba a las muestras de afecto que eran escrutadas con gran cantidad de celos por parte de su hermana, sin embargo, al igual que el líder kuran, en esos momentos le ayudaban a tranquilizarse.
Besó en la frente al vampiro, queriendo que él también se calmase un poco.
-Está bien, pero démonos prisa. No quiero que nada malo le ocurra al director.
Kaname quería un beso en los labios, pero comprendía que ahora no era momento para carantoñas, así que echó a andar, pero eso sí, de la mano del cazador, pues ambos estaban muertos de miedo aunque continuasen ocultándolo.
-¡Maldito bastardo! Mis hijos y Kaname Kuran te darán tu merecido. Estoy seguro de que Zero disfrutará rajando tu piel con sus propias manos.
-Ay, que ingenuo eres. No estás en condiciones de amenzarme, sólo eres un viejo cazador retirado que pasa su aburrido tiempo dirigiendo una cutre academia, que ahora mismo es sólo mío.
Cross no entendía lo que Kaito quería decir, ¿suyo?, bueno, era un estúpido cazador que nunca consiguió igualar a al joven Kiryuu y ahora intentaba vengarse. Pobre, en el fondo sentía lástima por él.
-¿Qué quieres decir con eso?
¿y dónde está el pura sangre?
-Sabes perfectamente a lo que me refiero -dijo mientras se acercaba a él, acariciando su brazo cuando se encontraba lo suficientemente cerca-
Y respecto a Touma... digamos que a preferido dejarnos un poco de intimidad...
Cross apretó los dientes, mierda entonces no se había equivocado al imaginar las intenciones del cazador.
Dónde estarían sus hijos en ese momento y esa persona, imaginaba lo que pensaría si le viese así ahora, lo mal que se sentiría, la rabia en sus ojos...
El frío que sintió al verse despojado de su ropa, le sacó de sus pensamientos.
Giró la cabeza despacio, encontrándose con la aterradora imagen que ya imaginaba.
Mirándole con una sonrisa malévola se encontraba el otro discípulo de Yagari, al igual que él, carecía de ropa y su mano estaba masturbando su miembro.
-¿Preparado, director cross?
No le dio tiempo a responder, una estocada dolorosa y fría, silenció su contestación. Intentaba decir algo, pedir clemencia, pero las palabras no le salían de la boca. Estaba como ahogándose y no era de extrañar, además de estar secuestrado por un niñato pura sangre, ahora estaba siendo violado por un cazador frustrado. Tenía tantas ganas de llorar, pero las lágrimas tampoco se dignaban a salir de sus ojos.
-Puedes gemir, eh. Sé que en el fondo eres el que más lo está disfrutando de los dos.
Kaito comenzó a gemir, terminado de romper al pobre Kaien cross, que derramó una pequeña lágrima a falta del río que no se dignaba a brotar de sus adentros.
-¡Noo-o!
El castaño ignoró la réplica del viejo cazador que temblaba de dolor y continuó penetrando su cavidad cada vez con más dureza y regalándole gemidos a sus oídos.
El hecho de que el rubio no quisiera esas estocadas que le hacían necesitar doblarse de dolor, le excitaba aún más.
-No sé por qué intentas negarlo, noto en tu interior que lo estás disfrutando.
Quería sentir placer por parte del director, así que comenzó a masturbar el miembro de éste, haciendo que poco a poco y con rabia, comenzase a oír gemidos provenientes de su boca.
-Así me gusta, que comiences a admitir que te gusta que te esté penetrando.
No quería gemir más, y mucho menos sentir placer gracias a ese ser que tanto asco le daba en esos momentos, sin embargo no podía evitar notar como en unos instantes no aguantaría más y sucumbiría por completo ante el juego del cazador.
-Para, te lo ruego-ooooh.
Sus súplicas se veían entorpecidas por los gemidos que ya no podía contener y eso hacía que Kaito sintiera más ganas de destrozarle. La lujuria le invadía.
Se dispuso a acelerar la marcha, tanto de su mano como de su miembro.
-¡Ahh, ah, ahhhhhhhh!
Cross gritaba ahora tan alto que sentía que le dolía la garganta, lo estaba disfrutando, eso era ya demasiado evidente. Todo su cuerpo se estremecía.
Kaito se dispuso a hacer el golpe final, lentamente pero apretando lo más que podía su miembro en la cavidad de cross, levantó a éste, tan brutalmente que le arrancó de las cadenas con una penetración tan fuerte que les hizo estallar a los dos al mismo tiempo, viéndose envueltos por los fluidos de ambos y sus gritos todavía latentes en el aire.
-Dime que eso no te ha gustado, miente, adelante.
El director estaba tan fuera de si por el efecto de placer que no vio otra respuesta posible que lanzarse sobre el cazador, siendo él ahora quien le penetraba con lujuria.
-Eso era lo que quería, juega a hacerme daño, quiero estallar más que antes incluso.
Kaien se limitaba a gemir fuerte y a penetrarle con ganas de romperle.
El joven discípulo de Yagari lo estaba disfrutando de lo lindo, gemía a sus anchas, gritaba sin ningún pudor.
Incluso llevó sus manos al culo del director, apretando más.
Pero quiso más. Quería más placer.
Tomando el control sobre la situación se movió de tan forma que sentó al director sobre el suelo y comenzó a moverse encima de él haciendo que los gemidos de ambos volvieran a aumentar. Botaba con más fuerza, con toda la que tenía.
Un instante después, y como colofón final, cross hizo que los dos cayeran al suelo, clavándosela de tal forma que el grito de ambos sonó incluso más que el de la vez anterior, dejando todo empapado de nuevo.
-Al final he conseguido lo que quería...
Ahora que su lujuria se había enfriado se sentía realmente mal, lo que empezó como una violación había terminado en un engaño por parte suya hacia su respectiva pareja. Mierda, maldito Kaito, todo eso era culpa suya.
Los vampiros llegaron a la entrada del recinto, vacilaron un momento antes de decidirse a entrar.
-Vamos a rescatarlo, puedes estar tranquila Yuuki.
El castaño volvió a apretar la mano del ojiamatista, tenía miedo. Los dos lo tenían. Ese lugar no les daba buena espina, suponían que era una especie de trampa para atrapar al pura sangre. Y eso ponía bastante nervioso a Zero, no estaba dispuesto a permitir que a su amante le ocurriera nada malo, pero no podían dejar ahí a su padre, así que tenían que ayudarle. Pero no se imaginaban lo que se encontrarían...