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Un amor de sangre. por Mirada sangrienta

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Notas del capitulo:

Uy, llevo unos días que no, que no puedo. 

Nada se acabaron los plazos, desde ahora habrá capitulo cuando me venga la inspiración, procuraré que no se demore mucho pero con calma. 

Gracias por leer, este capítulo se avecina movidito y el siguiente no se le queda corto...

Espero que os guste.

Poco rato después el director cross y yuuki aparecieron en el aula.
Otra vez esta corrió a los brazos de Kaname, haciendo que el peliplata volviese a sentir celos. 
Éste soltó un gruñido envuelto en un susurro.
-Hola, yuuki. Director cross.
-Hola chicos.
Zero se limitó a gruñir nuevamente, mirando de reojo a la castaña que continuaba abrazada al pura sangre.
Kaname sabía perfectamente que el cazador estaba que echaba chispas, pero no podía negar un abrazo a yuuki, era como su hermana y sabía que para Zero también, aunque estuviese celoso. Sonrió. Le gustaban los celos del ojiamatista, y ahora era su amante, era como un sueño. 
En unos instantes se vio sumergido en sus pensamientos, de los cuales fue rescatado por el ligero roce de unos labios y un doloroso tortazo asestado poco después. Cuando abrió los ojos vio salir al vampiro a toda prisa y hecho una furia. Y al director cross junto con yuuki que presenciaban la escena perplejos.
-Yo... No comprendo que le pasa a Zero, ya sabe que estamos destinados a casarnos para perpetuar nuestro linaje.
-Respecto a eso yuuki, ya hablaremos. Las cosas han cambiado demasiado durante estos meses y ya no lo veo tan necesario como antes. Los pura sangre no somos una especie tan necesaria como piensas, ya sabes que yo quise terminar con esta raza hace tiempo. Y en lo referido al beso, no me pareció apropiado.
-¡KANAME!, yo lo siento...
Yuuki rompió a llorar abrazada a él.
-Lamento mucho dejarte así en este momento, pero tengo que ir a buscar al cazador...
El pura sangre salió corriendo detrás del peliplata, tenía que explicarle que no pretendía haber recibido ese beso y que a quien quería era a él.
Sabía perfectamente dónde se encontraría, donde todos menos el pensarían que no se hallaría, en su cuarto, era demasiado obvio para que se encontrase a allí, pero así era. Suponía que porque no quería que nadie viese la tristeza y decepción que le inundaban, que estaban por ahogarle. 

Cuando llegó, comprobó que se encontraba en lo cierto, allí tirado en un rincón se situaba su amante con la cabeza escondida entre las piernas.
-Zero... yo... Lo siento. No pretendía herir...
-¡Cállate! ¡Vete! ¡No quiero volver a verte!
-Espera, tranquilízate, yo no quería ese beso...
Se acercó a donde se encontraba el cazador que todavía mantenía la cabeza entre las piernas, arrodillándose junto a él. 
-No quiero escuchar tus estúpidas excusas... 
Dijo sollozando.
El líder vampiro agarró entonces su rostro e hizo que le mirase a los ojos, pudiendo comprobar que estaba llorando. Besó ligeramente al peliplata y añadió sonriendo:
-No seas tonto, deja de llorar. Yo no siento nada más que cariño de hermano hacia yuuki. Yo... yo...
-¿Tú qué?
Le gritó el vampiro, aún derramando alguna que otra lágrima.
-Yo... estoy enamorado de ti. No quiero estar con ninguna otra persona que no seas tú.
Al oír esto se alegró, sin embargo todavía seguía desconfiando del castaño, así que arqueó un poco las cejas, escrutándolo con la mirada, inquieto por la situación que había vivido hace apenas un rato.

-¿Enserio? No me vayas a mentir que te arranco la lengua…

-Que bruto eres mi amor, no te estoy mintiendo, te quiero, solamente a ti, no hay, ni habrá jamás nadie que pueda hacerme sentir lo mismo que siento contigo, ¿comprendes?

No le gustaba tener que mostrar sus sentimientos, pero viéndose envuelto en  el lío que le había metido yuuki, no tuvo otro remedio que abrirse, aunque todavía guardándose cosas para si.

-Está bien, supongo que no tengo otro remedio que creerte. ¿Sabes?, yo también te quiero.
Se levantó del suelo para luego dejarse caer sobre el castaño. Así se fundieron entre besos y abrazos, hasta acabar otra vez desnudos y sofocados entre gemidos. Se sentían tan bien el uno con el otro, pero la calma no iba a durar mucho, pues los celos del ojiamatista seguían quemándole. 

Se tiraron sobre la cama, Kaname se mostraba con un cojín sobre la cara y el cazador le miraba.
-¿Sabes?, ahora me apetece mucho que me des una chupadita, tú ya me entiendes... 
Dijo bajando la vista hacia sus partes.
-Ahora no me apetece, estoy cansado...
-Venga anda...
-¡Te he dicho que no! ¡Pesado!
Sin saber por qué, ese grito le hizo volver a la escena del beso que tanto le hirió y sintió la necesidad de vengarse un poco.
Pues sabía perfectamente que la persona que más podía herirle a él, era, también  la que más lo haría con el pura sangre.
-Está bien, pues entonces iré a pedírselo a Yuuki, seguro que ella no se va a negar, sabes tan bien como yo, que la atracción que siente hacia a ti es igual a la que siente por mí, incluso puede que esta última sea  mayor.
Los ojos del castaño se encendieron, no podía creer lo que estaba escuchando, después de lo ocurrido pretendía jugar con él de esa forma... Pues no iba a ganar, no, era demasiado orgulloso para dejarse.
-Pues vete, pero si lo haces me perderás para siempre.
-Me iré entonces, si tengo tú permiso...
Mostró una sonrisa socarrona, se levantó de la cama todavía desnudo y se dispuso a caminar hacia la puerta, sin intención alguna de irse. Sólo quería hacerle rabiar un poco más. Además estaba desnudo y si le pillaban así...
-Pues ya estás tardado.
No cambia en su asombro, parecía que su amante hablaba enserio y eso le hería, de verdad. Pero no iba a mostrarse desprotegido ante un estúpido cazador, que si hablaba enserio, moriría despedazado más tarde.
-Pues vale, adiós.
Se vio obligado a salir de la habitación, pero claramente no iba a ir a ver a la castaña, ni mucho menos, esperaría escondido a que su amante saliera en su busca. Pero este ya estaba tardado y eso le hacía preocuparse.
Mientras el líder vampiro se hallaba roto, tirado en la cama con ganas de asesinar a ese maldito nivel E que había jugado con el gran jugador, con el rey del engaño. No podía creerlo. Se sentía morir, era una sensación que no había experimentado jamás durante esa eternidad que había vivido. 
El peliplata también comenzaba a sentirse mal, no veía al vampiro de ojos color sangre salir en su busca, y eso le hacía sentirse traicionado. ¿Cómo había podido confiar en un dichoso pura sangre? Maldita sea, era un estúpido.
Casi inconscientemente su mano izquierda se postró sobre su cuello, comenzando a hacerle recordar las heridas que hace tiempo vivían en su piel. Arriba y abajo, cada vez más fuerte, pero sin lograr doler lo suficiente. Tenía tanta rabia acumulada que le quemaba en el pecho. Quería gritar, lo necesitaba, pero no iba a dejar que ese arrogante ser lo oyese. Así que se apoyó en la pared, intentando calmar su voz, dejándose caer lentamente al suelo.
Alguna lágrima bailaba ya sobre las mejillas del castaño, pero de pronto...
Ese olor a sangre. No cabía duda de que era propiedad de Zero, y se sentía cerca. Se levantó de la cama y caminó tembloroso hasta la puerta, asomándose por ella, descubriéndolo tirado en el suelo y lleno de sangre.
-¡Zero! ¿Pero qué has hecho?
Dijo dejándose caer al suelo con él. 
Así que después de todo no se había largado con la castaña, será idiota. ¿Cómo podía haber pensado que Zero le sería infiel? 
El ojiamatista no respondía, ni si quiera levantaba la cabeza para mirarle. Intentó decir algo, pero las palabras no le salían.
La idea de que el pura sangre le abandonara dejándolo solo le hacía sentir que se moría.
-Zero, cariño. Por favor dime algo...
Era un idiota, desde que empezaron sólo había conseguido hacer daño al vampiro, quizás lo mejor sería dejarle en paz e irse lejos para que pudiese ser feliz.
Notó en la mirada del líder de los vampiros lo que éste estaba pensando. Después de mucho intentarlo, logró contestar, aunque sentía que las palabras le hacían arder la garganta.
-¡Vete! Si vas a dejarme solo como todos, vete ya. No lo demores más.
El castaño derramó una lágrima, lo que hizo que el cazador le mirase.
-No digas eso mi amor, yo nunca voy a dejarte solo. 
-Mientes, ¡mentiroso!
-Te digo la verdad, te lo juro, no podría irme sin ti. ¿Qué iba a hacer yo sin el gruñón más lindo que existe? Es sólo que siento que no consigo otra cosa que hacerte daño y me odio por ello.
Kaname rompió a llorar, como jamás lo había hecho, haciendo que el ojiamatista se sintiera muy mal. Así que alargó su mano hasta acariciar el rostro del pura sangre.
-No llores. Tú no me haces mal...
Está bien, te creo. Pero si algún día desapareces, juro que te buscaré hasta encontrarte y poder matarte con mis propias manos, para luego terminar también con mi vida.
El castaño dejó de llorar y besó al peliplata.
-Vale, pero no lo haré.  Ahora volvamos a la habitación para vestirnos.
Cogió de la mano al vampiro y entraron en el dormitorio. Con la ayuda del otro se vistieron y decidieron dar un paseo para aclarar las ideas.
Con tanta pelea se les hizo muy corta la tarde. Pasearon un buen rato hasta encontrarse con el director y la causante de todos sus problemas.
-Tenemos que hablar de lo ocurrido antes...
Dijo cross intentando adivinar lo que estaba sucediendo a sus espaldas.
-Está bien, pero sentémonos.
Respondieron a la vez.
Al girarse, Yuuki se percató de las heridas que el cuello de Zero mostraba, 
al final Kaname había olvidado darle de su sangre para cicatrizarlas.
-Ze-zero. ¿Por qué has vuelto a hacerte esos arañazos? ¿No habrá sido por mi culpa? Lamento mucho lo ocurrido antes...
-No, no es nada. No te preocupes yuuki.
Mintió el vampiro.
El pura sangre reflejaba la preocupación en sus ojos, de lo cual se dieron cuenta padre e hija.
-Kaname, explícanos que ocurre ahora mismo.
-Está bien calmaos. Lo que ocurre es que...
No sabía como salir de ese lío, al final tendría que terminar contándoles que se había enamorado del joven cazador y que éste era ahora su amante.
Estaba seguro de que, sobretodo a yuuki, la idea no le agradaría mucho, pero no podían ocultarlo por siempre.


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