El silencio había inundado el ambiente, el pura sangre no sabía como explicar lo sucedido sin mencionar el pequeño, o mejor dicho, el gran detalle de su romance con el joven cazador.
Yuuki, impaciente, rompió el silencio con un chillido.
-¡Venga!, no os demoréis más. Quiero saber que ocurre y si yo tengo algo que ver.
-Está bien, pero no grites.
Los dos vampiros respondieron a la vez, mostrando una sonrisa forzada.
Zero continuó con la explicación como pudo.
-Verás, quiero decir, veréis, es que Kuran y yo hemos peleado, bueno, os podéis imaginar como terminamos.
Al castaño no le estaba gustando la explicación de su amante, le parecía absurda la idea de tener que esconderse, ellos estaban enamorados, los demás tendrían que aceptarlo, tarde o temprano, pero no había otra, él no iba a dejar de querer al peliplata y esperaba que éste tampoco dejase de hacerlo.
-Umm... No sé por qué, pero no me convence tú explicación. Están demasiado... juntos. Llevan raros desde por la mañana, por no decir que durante los últimos meses os habéis comportado de una forma muy extraña.
Decir la verdad, nos estáis ocultando algo, ¿no es así?
-Pero...
El cazador intentó discrepar, pero antes de que pudiese decir la segunda palabra el líder vampiro le interrumpió.
-¡Basta!
Se sentía mal, tantos problemas le abrumaban, las discusiones con Zero, el beso de Yuuki, tener que esconderse e inventar sucesos... Todo eso le hería.
Estaba cansado. Sintió como las piernas le fallaban y se precipitó cerca del cazador. Éste le cogió casi en el último momento, dando un grito.
-¡Kaname!
Todos se sorprendieron al escuchar al ojiamatista llamar Kaname al pura sangre. Pero sobretodo de ver el miedo reflejado en sus ojos.
Sin embargo decidieron que era más adecuado comprobar que el castaño se encontrase bien.
Después de unos segundos el líder de dormitorio abrió los ojos.
-Estoy bien, simplemente es que estoy cansado, han ocurrido demasiadas cosas, solamente necesito sentarme un rato.
-Está bien, yo te llevaré Ka... ¡Kuran!
-Por una vez no me opondré, cazador.
Dicho esto, Zero se dispuso a llevar a Kaname a su habitación, allí descansaría un rato.
Cuando llegaron le sentó sobre el sofá, sin quitarle la vista de encima.
Éste le inquirió.
-¿Por qué me miras tanto? No me gusta que me mires así, ni que me fuera a morir.
Sonrió. Golpeando levemente su regazo como insinuación al vampiro para que se sentase.
-Pues a mi no me gusta que me trates como un niño.
-No te trato como un niño, es simple, que te trato como a mi pareja.
-Bueno, en ese caso... Te acataré tú petición.
Se sentó donde el líder Kuran quería, abrazándole. Respirando su aroma.
-Bésame, Zero...
No dijo nada, se limitó a cumplir el deseo de su amante, dejando que los dos se fundiesen en uno. Otra vez esa sensación. La sensación de poder controlarlo todo, de tenerlo todo. Y la verdad es que en parte si tenía todo. Tenía a ese ser de ojos rojizos. Y eso era todo. Todo. Esa palabra no paraba de repetírsele en la cabeza.
-¡Chi...!
La castaña entró corriendo en la habitación, sus ojos se abrieron como platos al presenciar el beso entre los dos vampiros. No pudo continuar hablando.
Zero fue el primero en escaparse de sus pensamientos tras ser rotos por la voz de su hermana adoptiva.
-Yuu-yuuki.
Después le siguió el castaño, observando sin abrir la boca.
-Venía a deciros que... que... ¡El director cross!
Sin decir más, cayó al suelo. Llorando.
Los dos amantes se levantaron a la vez y corrieron a donde se encontraba.
-Yuuki, ¿qué ocurre?, ¿el director qué?
Zero la miraba, todavía un poco preocupado por el descubrimiento de ésta.
-Le han secuestrado, Zero, le han secuestrado. Y yo no he podido hacer nada. Nada.
Se agarró a la chaqueta del peliplata, empapando un poco el borde de ésta.
-Está bien, Yuuki, deja de llorar, cuéntanos como ha ocurrido todo.
-Kaname_onisama, yo...
-Shh, ya está bien Yuuki, haz caso ha Kaname, tranquilízate y cuéntanos.
Mostrando una sonrisa forzada, acarició la cara de la castaña que ya casi no lloraba, su otra mano se encontraba apretando la del pura sangre, intentado ocultar el miedo que sentía, al menos para no inquietar más a su hermana.
-Pues veréis, cuando os fuisteis, decidimos que teníamos que investigar un rato más, y poco después, algo, me asestó un golpe en la cabeza, dejándome tirada en el suelo, entonces escuché el grito de papa, y cuando miré... ya no estaba. ¡Debí haberlo evitado!
Se aferró de nuevo a los dos vampiros, tratando de no llorar más.
-Está bien -interrumpió el castaño- llévanos a dónde estabais cuando eso ocurrió.
Yuuki se limitó a llevarles en silencio a dónde le habían pedido.
Cuando llegaron buscaron algún rastro de el ser que había secuestrado al director.
-¿Qué es eso?
Kaname se agachó, cogiendo con la mano derecha una especie de tela azul.
-Esa tela... la hemos visto antes.
Yuuki, ¿recuerdas el pura sangre que te atacó en el cementerio?
-Ah, sí, el niño que se molestó cuando comparé sus murciélagos con los de Kaname.
-¿Touma? Debí de acabar con él cuando me propuse terminar con los pura sangre.
El cazador abrazó entonces al castaño.
-¿No pensarás que es tu culpa? Tú no tienes nada que ver en esto...
Yuuki todavía estaba sorprendida, nunca se habría imaginado algo así, en el fondo, sentía celos por ambas partes, pero se alegraba de que ya no pelearan, aunque eso supusiera que ninguno de ellos fuese suyo. Sin embargo, eso ahora no era lo importante. Tenían que encontrar al director cross cuanto antes, y descubrir los planes de ese estúpido crío.
Mientras tanto, Cross permanecía serio, lo que pocas veces podía verse. Sabía que la situación no era buena, y no era momento de llorar o de alguna estupidez típica suya.
-¿Qué quieres de mí, Touma?
-No queremos nada de ti, tonto, simplemente eres quién nos traerá a los vampiros más poderosos que conocemos, aparte del maestro Touma.
Apareciendo de entre las sombras, un viejo conocido y antes considerado amigo, dio su aparición, a lo que el director no pudo evitar dar un salto debido al asombro.
-¿Tú-tú? ¿Qué haces aquí?
-Venga, no eres tan tonto como nos haces creer Kaien Cross. De siempre Zero kiryuu y yo no nos hemos llevado bien, y ahora sabes la razón.
-Pero...
Todavía no podía creer a quien tenía ante sus ojos, desde que lo conocía nunca imaginó que fuera capaz de hacer una cosa así... Si bien era claro que su relación con el cazador era pésima, pero aún así...