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INMORTALES por Trueno del alba

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Notas del capitulo:

Ante todo, muchas gracias a las personas que me han mandado un review.

Debo confesar dos cosas.

La primera, es que a este capitulo es al que más cosas le he añadido con respecto al original que en su día escribió KING-OF-THE DARK, sobretodo, he quitado algunas frases y he añadido palabras en otras.

Espero no obstante que os guste.

La segunda, confieso que para no cambiar demasiado una historia que en su día me pareció perfecta decidí que mantendría intactas las parejas que salian en ella. Pero personalmente, no es que sea muy amante del Saga x Aioros.

Aclaraciones del capitulo:

En el primer POV de AIOROS las "palabras entre comillas, cursiva y negrita son los pensamientos de Saga"

-----POV AIOROS------

Demonios.

“Serás mío aunque para ello deba darte un susto de muerte”

Monstruos.

“Serás mi esposo aunque deba obligarte a tragar cada gota de sangre que caiga de mi muñeca abierta”

Vampiros.

“Y serás inmortal, al igual que yo. Para que a nada, ni a nadie, se le vuelva a ocurrir la idea de separarte de mi lado”

Esas fueron las palabras que asaltaron mi cabeza aquella noche.

“Ésta noche te toca hacer guardia, pasearás casi a oscuras entre las mil escaleras que conforman el Santuario, atento a cada sonido que pueda romper la paz de los trece templos”

Porque quise creer que el agotamiento propio de recorrer mil veces las escaleras del Santuario me estaba jugando una mala pasada cuando al llegar al gran reloj de piedra, las nubes del cielo dejaron libres al astro de la noche, y sus rayos plateados iluminaron vuestras dos figuras sosteniendo a una tercera.

“Nos verás, me aseguraré de que nos veas aunque arriesgue con ello el que seamos descubiertos antes de tiempo. Pero verás.

 Verás mi silueta en la noche, y la de mi gemelo”

Uno de los soldados rasos que en ocasiones tiene el poco descaro de acercarse demasiado a los límites impuestos por el Santuario para aquellos que no visten una armadura de color dorado.

Y sin saber por qué, os distingo en la distancia. Siendo consciente de que es Kanon quien está apoyado en el reloj, y tú eres quien sujeta a ese soldado entre tus brazos.

Y algo me dice que no lo estás seduciendo, pero tampoco reprendiéndolo por su osadía.

“Radamanthis no vendrá esta noche, está demasiado ocupado a petición mía. Imagino cual será tu sorpresa, cuando te comunique que se de antemano que eres incapaz de vivir la inmortalidad sin tu mejor amigo.

Pero, compréndelo, aunque sea ante tus ojos, debo enseñarle a un recién convertido Kanon a no derramar tanta sangre cuando clave los colmillos en el cuello de sus víctimas”

Y como si la luna quisiera hacerme mejor testigo de lo que sucede ante mis atónitos ojos, veo como clavas dos blancos colmillos en la piel oscura de ese soldado que tienes en brazos mientras tu hermano observa fijamente y con gesto contrariado, como si fueses un maestro que le está enseñando una lección demasiado difícil de aprender para él.

Sé que te amo, pero la atrocidad que cometes ante mis ojos, hacen que mi cuerpo reaccione.

Y preparándome en segundos, alzo y tenso el arco de Sagitario, con esa flecha de oro que se con certeza que dará en el blanco.

“Y te mirare a los ojos con el poder de la sangre corriendo por mi garganta, atrapándote en la prisión hipnotizadora propia de los vampiros. Quizás, una pequeña parte de mí odie tener que recurrir a este método, pero con tal de tenerte a mi lado……soy capaz hasta de renunciar a mi orgullo”

Sin quitar tus labios del cuello de ese soldado, clavas esas esmeraldas que tienes por ojos en mi persona. Y por primera vez desde que consiguiese mi armadura, el arco que sostengo comienza a temblar ante tu embrujo.

Te deseo, aunque parezca imposible en estos momentos.

“Te haré desear que sea tú sangre la que sacie mi hambre, provocaré que anheles ser tú quien se encuentre entre mis brazos. Y…… mientras, mi hermano, cómplice de todo este espectáculo y fiel ayudante del mismo te atrapará con esa sonrisa rebelde que nos distingue al uno del otro”.

Dame fuerzas, mi diosa. Porque siento celos de ese despreciable soldado al que le arrebatas la vida.

Mi señora Atenea, ruego por tu ayuda, para que mi cabeza siga guiándose por la fría lógica. Debo estar volviéndome loco si yo mismo he bajado el ángulo de mi propio arco y ahora, la lecha de Sagitario este apuntando a ese hombre inconsciente al que yo deseo suplantar.

Quiero sentir tus labios en mi cuello, traspasándome con los colmillos la barrera impuesta por la piel que cubre mis venas. Quiero que tus brazos, esos poderosos y cálidos brazos, acunen mi cuerpo.

Intento sin éxito acumular valor y fuerza para poder apartar mi mirada de tú hermano, ese que me mira con unos ojos tan esmeraldas como los tuyos. Ese que me sonríe de la forma más sensual que jamás haya visto en mi existencia.

Perdóname Saga.

Porque durante unos instantes, me he dejado llevar por su embrujo y he pensado que Kanon es hermoso.

“Y caerás ante mí y por mí, porque llevo metido en tus sueños tantas noches como las que llevo rondando como vampiro”

El arco y la flecha de Sagitario caen finalmente de mis manos, débiles ante las dos miradas gemelas que apresan mi alma mientras al mismo ritmo, el cuerpo muerto de ese soldado va deslizándose desde tus brazos hasta el suelo.

Y sigo segundo a segundo tus movimientos al incorporarte, mientras sin perder el contacto conmigo, arrimas a tu cuerpo la silueta de tu hermano.

“Porque soy yo quien provoca con mis poderes que te levantes por las noches con el cuerpo sudado y la respiración agitada. Preso de un deseo que no te atreves a consumar tu mismo en la soledad de tu templo.

Paliando tu orgullo con una ducha de agua helada que ya no consigue evitar el calor que te posee por completo”

Eras tú, ahora lo comprendo.

Esa silueta que ocupa mis sueños. Ese ser que recorre cada milímetro de mi piel, perlándolo de sudor ante el toque de las yemas de tus dedos mientras duermo.

Eres quien nunca consigo ver, ese rostro en las noches que me seduce hasta que lograr que despierte agitado, frenético, alterado……y deseando por más.

Siempre más.

Porque si no tengo tus caricias, ¿de qué me sirve engañar al deseo con mis propias manos? Si no son tus labios quienes me sacien, no lo será el agua congelada que hace tiempo ya no me afecta.

Veo que le susurras algo a Kanon, y compruebo que después de una sonrisa, este desaparece ante mis ojos.

Y sin saber por qué te doy la espalda.

Porque Sagitario me llama aunque parezca una locura. Mi propio templo me arrastra hacia él.

Y no desoiré su llamada. Tengo claro que me seguirás de cerca.

Y soy consciente……de que lo deseo.

“E imitando al signo del que es custodio tu hermano, entraré como un felino en la oscuridad de tu templo.

Acercándome a tu oído para susurrar la única palabra que me acompañó en los duros momentos de la transformación.

Tu nombre.

Aioros”

------Fin del Pov------

 

El noveno templo estaba a oscuras y en silencio, custodiado únicamente por un guardián recién llegado.

Un guardián silencioso al que le carcomía el deseo, la pasión y la lujuria. Que era consciente de que no estaría mucho tiempo Sagitario ocupado por una sola persona.

Ya que una sombra entraría en él, con movimientos gráciles y felinos, en silencio y sabiéndose victorioso de una batalla no declarada.

Una sombra que imperceptiblemente se acercaría al custodio del templo. Provocándole un estremecimiento, un escalofrío que recorrería su cuerpo al notar el suave aliento de su acompañante contra su mejilla.

Y su nombre susurrado en tono sensual y con voz ronca en su oído.

-Aioros-

 

------POV AIOROS------

El cuerpo me arde por ti, mi alma se esconde, y mi corazón se acelera. Estas tan cerca amor mío, tanto que te siento en cada fibra de mi ser, en cada poro de mi cuerpo y en cada molécula de aire.

En cada silencio.

Cierro los ojos mientras me alzas en brazos, esos poderosos brazos que me acunan aunque sean fríos, esos que no aquejan el peso que representa mi cuerpo.

Ni siquiera consigo recordar en qué momento me despojé de mi armadura, pero decido ignorarlo voluntariamente mientras me aprieto en tu pecho firme, aunque sé que no escucharé sonido alguno saliendo de su interior.

Así que escondo mi rostro en tu hombro, y sin poder evitarlo comienzo a repartir besos en tu cuello mientras tú me llevas hasta el lecho donde me harás tuyo. ¡Dioses!, te deseo tanto que me abalanzo a tus labios apenas mi espalda toca la cama.

 Y tú, sin dudarlo, me correspondes tan impetuoso beso. Me sacias, me exploras, me llenas con tu lengua, te siento, te extraño, te apego más a mi cuerpo.

Me abrazas, me asfixias, mientras por encima de nuestras ropas hacen contacto nuestros miembros.

Te necesito.

-Se mío-me dices con voz profunda mientras desgarras mi camisa.

-No……no puedo-te contesto con la voz ronca de tanto deseo.

-Únete a mí Aioros-vuelves a ordenarme instantes antes de apoderarte con tus manos de mi pecho, de pasear tus labios por mi cuello, mientras mis manos pierden la fuerza con la que intentaban desnudarte.

Lo sabes, eres consciente.

Hay alguien que me impide entregarme a ti por completo. Pero no es ella, no es la diosa, renegaría de Atenea una y mil veces a pesar de haber dado mi vida por ella en el pasado.

Pero de él no, de mi pequeño no.

Y lo sabes.

Tú también tienes un hermano pequeño, tú también tienes algo más importante que tú mismo.

Te alzas, te miro, te desgarras la camisa, me enseñas la palidez de tu cuerpo.

Jadeo, me excitas, vuelvo a apresarte con fuerza contra mi cuerpo.

-No……puedo……Saga-te digo para que entiendas porque te rechazo-Aioria……mi hermano……

-Pronto, muy pronto-me interrumpes sin dar muestra alguna de enfado y mientras te deshaces de la ropa que todavía cubre mi cuerpo.

-Prométemelo te lo suplico-te jadeo en contestación mientras tus manos vagan desde mi pecho hasta mis muslos y abres con tus manos mis piernas.

-Te lo juro Aioros-me respondes antes de inclinarte y que mi miembro sea engullido por el frío de tus labios.

Sudor, calor, asfixia, pensamientos turbados mientras mi cuerpo se estremece y mis pulmones trabajan por conseguir oxigeno. Arqueo mi espalda en un movimiento prácticamente imposible. No quiero llorar, pero lo hago.

De placer.

Un placer que me consume al tiempo que con tus finos dedos comienzas a abrir para ti el interior de mi cuerpo. Sin parar por ello de seguir succionándome intentando sacar de mi cuerpo cada jadeo que te dedico, cada gemido, cada susurro o grito en el que lo único que hago es pronunciar tú nombre.

-Haz…hazme…hazme tuyo Saga-y entonces, tras esa suplica desgarrada, exploto.

Mi orgasmo, en tu boca, mientras mi mente permanece ya ajena a todo pensamiento. Tras unos segundos eternos con los parpados cerrados, mis pulmones batallando por lograr oxigeno y mi corazón completamente desbocado tú me volteas, quedando tú con la espalda en el colchón de mi cama y yo sentado a horcajadas en tu cintura.

Me aferro a tus hombros, tú a mis caderas……y siento no sin cierto dolor que aparto a un lado, cómo tú miembro erecto se adentra en mi de un solo y rápido movimiento.

Finalmente, tú y yo, hacemos contacto.

Y entonces, sin permitirle a mi cuerpo que se acostumbre simplemente por miedo a que esto solamente sea otro de mis sueños me muevo, lento para ti en un baile exótico, mientras veo como tus cabellos se pegan a tu cuerpo.

Esas hebras azules que me impiden disfrutar de la desnudez de tu espalda.

Y tú acompasas mi baile con tus caderas, profundizando más las embestidas, llenándome como he deseado desde hace tiempo. Más adentro, más profundo, llenándome, gozándome.

Te incorporas con movimientos tan lentos como eróticos, te sientas sin soltarme ni un solo segundo acoplando mi cuerpo al tuyo, y comienzas a ser tu quien desesperas, quien no aguantas.

Necesitas más de mí.

Tómalo. Cógelo. No pidas permiso.

Termina con esta tortura que nos está matando a ambos, que nos impide estar juntos cómo ambos lo hemos deseado desde que tiempo atrás, fuimos conscientes de la existencia del otro.

Ámame Saga de Géminis. Devórame con esa pasión que veo brillar en tus ojos, acaríciame hasta dejar impresos en mi piel cada uno de tus dedos, perla mi cuerpo del sudor que ya no podrá cubrir el tuyo, posee para ti mismo el calor que desprendo.

Pero por favor, júrame que……aunque en estos momentos yo sea el dueño único y exclusivo de tus pensamientos, cuando esto acabe no olvidarás que no puedo vivir sin mi hermano.

Y entonces, lo haces. Conocedor de tú cuerpo te sabes cercano a un orgasmo que nos arrasará a ambos a un abismo de pasión y gozo. Consecuentemente, te mueves más rápido y más profundo. Más violento penetras dentro de mí, yo grito mientras tú susurras, yo gimo mientras tú jadeas con desesperación.

Agarro con fuerza tu rostro, quiero que me veas mientras consigues que llegue hasta el cielo. Que no apartes tus ojos de los míos mientras te demuestro cuanto te amo.

Lo sientes, mi cuerpo aprisionándote en mi interior, mis músculos tensándose.

Tus manos alcanzan mi miembro, acaricias desesperado al mismo ritmo con el que me amas, quieres más de mí, deseas un grito, quizás tu nombre, quizás un te amo.

-Sa… ¡Saga!-grito mientras derramando mi semilla en tu estomago y alcanzando el cielo, siento como mi piel es rasgada por tus colmillos.

Te aprieto contra mi cuerpo, sin parar de moverme, mientras el éxtasis de sentirme tuyo me consume.

Y lo siento, las imágenes que vienen a mi cabeza, los recuerdos.

Sé que este será el único momento en el que seas capaz de leer mis pensamientos, y te los transmito.

Las noches en soledad mientras mi cuerpo deseaba el tuyo, los días en los que me escondía para observarte sin ser visto. Los trece años esperándote, anhelándote, perdonándote por unos pecados que considero tan tuyos como míos.

Me vuelvo gelatina entre tus brazos hambrientos, me fatigo, pero tú no dejas que mi cuerpo se aleje, lo mantienes en alto mientras sigues amándome, deseándome.

Y entonces me transmites un pensamiento. Veo al juez del averno que comenzó con esto al abrir los ojos nuevamente pero en un mundo que los había condenado.

Veo a tu querido hermano cayendo en sus brazos, amándole.

Y entonces, te miro fijamente mientras tú limpias con la lengua la herida de mi cuello, y comprendo porque estabas con tu hermano al mismo tiempo que veo como te tensas, gritas y de dos furiosas embestidas, llenas con tu semilla el interior de un cuerpo que acabas de hacer tuyo.

-¿Beberás, por favor?-me preguntas antes de desgarrarte la muñeca izquierda.

-¿En qué me convertiré si lo hago?-te pregunto aún receloso.

-En mi amado esposo, en mi compañero-me contestas-En alguien al que no renunciaré por mucho que los dioses se empeñen en ello.

Y soy yo quien coge delicadamente tu maltrecha muñeca y sin dudar, a pesar de todos los contras de mi decisión me la llevo a los labios.

No sabía cuan afrodisiaco podía ser el olor de la sangre. Espesa, amarga, con un sabor que sólo puede ser tuyo.

Lo confieso, tenía miedo de que me dieses a beber la sangre de ese soldado. Pero es tú sangre, solo la tuya, la que se desliza en mi garganta, mientras tus ojos se clavan en los míos.

-Tranquilo amor mío. Tú querido Aioria pronto se unirá a nosotros-me dices leyendo en mis ojos que nuevamente me asalta el recuerdo de mi pequeño hermano-Pero antes, debemos traer a alguien más a nuestro lado, sabes que solo hay un hombre en este mundo que podrá convencerle de dar este paso.

Y entonces, apartas la muñeca que me alimentaba, y clavas tus ojos verdes en los míos, unos ojos que ahora tienen un brillo especial.

Siento mi cuerpo pesado, siento mi mente embotada mientras me acomodas en la cama al lado de tu cuerpo.

-¿Saga?-consigo murmurarte.

-Duerme Aioros, no tengas miedo-me respondes.

-----FIN POV AIOROS-----

 

------POV SAGA------

-¿Me quedo con él?-me pregunta Kanon entrando por la puerta de tu habitación unos minutos después de que haya conseguido sumirte en un profundo sueño.

Sé que estaba esperando, ansioso y preocupado a partes iguales. Escuchando en silencio.

Incluso soy consciente de que mi gemelo ha dudado por un instante que yo lograse convencerte de traerte a este que es nuestro nuevo mundo.

Yo, sin embargo, en ningún momento he dudado de tú decisión, y tampoco dudo de que la misión en la que se acaba de meter mi hermano tenga éxito. Kanon es el único que logrará convencer a su mejor amigo para que se una a los hijos de la noche.

Me gustará ver en que se convierte Milo de Escorpio cuando la inmortalidad recorra su cuerpo. Un lujo de tener entre los inmortales al hombre que con solo una mirada podría seducir al mundo entero es algo que no tiene precio.

Sé que el de Escorpio no dudará ni un segundo de mi gemelo, sé que le seguirá cual fiel sombra que siempre ha sido.

Y Kanon me aseguró que lo único que necesitábamos para convertir a Aioria de Leo, y que yo pueda cumplir el juramento que le he proferido a mí ahora esposo de traer a nuestro lado a su hermano pequeño, era hacerlo primero con Milo.

-¿Lo ha conseguido tu marido?-le pregunto a mi gemelo recordando de pronto la petición que le hice a Radamanthis horas atrás.

-Sabes de sobras que quieres traer al más terco de todos, hermano-me responde mientras se acomoda en la cama y yo pongo en sus brazos a mi más preciado tesoro-Creo que tú presencia, ayudaría bastante a la hora de convencerle.

No quiero dejar a Aioros mientras él se transforma, pero sé que no sufrirá gracias a mi hechizo.

Y sé que Kanon lo cuidará como si fuese su propio marido. Ni siquiera mi gemelo sabe lo mucho que agradezco que permaneciese a mi lado y no me abandonase cómo lo hice yo hace muchos años.

-No permitas que sufra mientras yo convenzo a ese terco de Capricornio-le digo con mirada tan seria como mi tono de voz.

-Lo juro hermano, pero ves antes de que ese español cabezota haga algo de lo que podamos arrepentirnos todos-me dice mi gemelo con una media sonrisa.

Llego minutos más tarde al decimo templo, agotado y absolutamente hambriento. Ningún inmortal debería transformar a otro antes de cumplir su primer año,  yo solamente llevo unas pocas semanas en este nuevo mundo.

Veo a dos hombres sentados en las escaleras de la entrada del templo, y espero que el juez del averno haya facilitado la tarea, pues faltan pocas horas para que el amanecer bañe el Santuario y nosotros debamos escondernos.

-¿Es cierto?-me pregunta el hispano en cuanto estoy frente a él.

-Sí Shura, lo es-le contesto.

-¿Sabes que casi ataco a Radamanthis cuando le vi aparecer en mi habitación para contarme algo que parece sacado de una película barata?-me vuelve a preguntar el de negro cabello.

-No te conviene hacerlo amigo mío, Kanon se hubiese enfadado bastante-le contesto con voz apagada, lo que yo daría ahora por un trago de sangre fresca.

-¿Aioros está bien?-me pregunta el del decimo templo preocupado por su amigo.

-Durmiendo-le contesto sentándome al lado de ambos-Acabo de transformarle y le he dejado bajo la protección de Kanon.

-Entonces estás demasiado cansado para llevar a cabo otra transformación-me comenta Radamanthis-Y demasiado hambriento para parar cuando sea necesario.

-Si a Shura no le importa, deberás hacerlo tú Radamanthis-le contesto mirándoles a ambos.

-Entonces, hazlo juez de Wyvern-dice en tono seguro acercándose a mi cuñado.

-Tú deberás pasar el dolor de la transformación si quieres convertir a quien ames-le informo a Shura mientras veo como Radamanthis le clava con cuidado los colmillos-Ese es el pequeño precio a pagar por la eternidad a su lado.

-No…importa, hare…lo que haga falta-contesta entrecortado por el dolor.

Sé que tanto yo como Radamanthis deseamos estar con otra persona en estos momentos, que ambos añoramos a los dos hombres que se encuentran en el noveno templo.

Pero a pesar del cansancio, debemos seguir trabajando.

Y mientras el ex primer juez del averno transforma con su sangre a Shura de Capricornio, yo voy preparando en mi cabeza el discurso con el que le diré a Shion, antiguo caballero de Aries y actual Patriarca del Santuario, que si él lo desea……ya nada ni nadie podrá separarle de Dokho de Libra.

 


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