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Rechazo cruel por Ia Aiko Wittakker

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Notas del capitulo:

Como dije desde el inicio esta historia esta basado en una novela ya publicada. En los años en que comence a subirla me gustaba mucho la historia, pero lamentablemente ahorita que tuve que reelerla, ya no senti lo mismo, por ello decidi comenzar a escribir lo que yo hubiera querido que pasara.

Asi que los que leyeron ya la novela les hago este anuncio, apartir del siguiente capitulo hago una advertencia cambie absolutamente todo de la novela Rechazo Cruel de Abby. Espero que me acompañen en esta aventura y les agrade mi historia.

 

 

Naruto sentía su cuerpo deliciosamente pesado y lánguido. Estaba despertando lentamente y el dichoso aturdimiento que le nublaba el cerebro era como una droga.

Se dio cuenta de que ya no estaba arropado por el cuerpo de Tatsuo. Sonrió dulcemente; no se había imaginado que pudiera ser así. Alargó una mano esperando sentir un cuerpo grande y duro, pero la cama estaba vacía a su lado.

Abrió los ojos inmediatamente y parpadeó ante la luz del alba que se colaba por la ventana. ¿Cuánto tiempo llevaba dormido? Se sentó y miró al otro lado del dormitorio. Tatsuo estaba sentado en un sillón, observándolo. Le sonrió vacilante, se sentía extremadamente tímido.

 —Buenos días...  — Él azabache no dijo nada, simplemente siguió mirándolo. Naruto sintió un escalofrío por la espalda, el aire de la habitación parecía helado y no sabía por qué. Su sonrisa se desvaneció. —¿Tatsuo...?

Tatsuo se levantó y fue hacia la ventana, donde se quedó dándole la espalda al ojiazul con las manos en los bolsillos. Estaba completamente vestido, con traje y chaqueta.

Naruto comenzó a inquietarse y jalo las sabanas utilizándolas como escudos que no pensó que fuera a necesitar. El ojinegro se giró y de su rostro había desaparecido cualquier rastro de ternura y de pasión.

—Mi nombre no es Tatsuo. Me llamo Sasuke Uchiha

Ese nombre... no podía ser.

—¿Qué has dicho?

—Ya me has oído —le respondió él con brusquedad.

—¿Eres el hermano de Hinata? —preguntó sacudiendo la cabeza, como si quisiera aclararla y despejarla.

—Has acertado.

Naruto no podía entender su animosidad. Se sentía como si estuviera en una pesadilla.

—¿Sabes quién soy? —estaba claro que él lo sabía, pero aun así no pudo evitar preguntarlo.

—Sí, claro que sí. Naruto —le respondió con un tono burlón cuando dijo su nombre lo que lo desconcertó todavía más. — Sabía quién eras antes de que nos presentáramos. Fui a ese club especialmente para encontrarte.

—Pero ¿por qué... por qué no me dijiste quién eras?

—Porque quería verte de cerca. Conocer al hermano de Deidara Uzumaki, el hombre que estaba planeando casarse con mi hermana en Las Vegas en la víspera de su veinticinco cumpleaños para poder reclamar su fortuna antes de abandonarla sin piedad.

Naruto se puso pálido, comenzando a temblar. Se había enterado de los planes de Deidara el día del accidente; podía recordar haber discutido con él horrorizado ante la idea de que pudiera hacer algo así, pero su hermano se había reído en su cara. Y después, esa noche...

—Lo sabías — La mirada que tenía el japones en ese momento era aterradora.

—Sí, pero... — El ojiazul sintió que todo le daba vueltas. Sasuke se aparto de la ventana con un brusco movimiento.

—Sí, pero nada. Lo sabías y tuviste tanto que ver en esos planes como tu hermano. Dime, ¿eras el amiga perfecto y confidente de Hinata? ¿la engañabas diciéndole lo mucho que la amaba tu hermano? ¿Actuaste como el inocente doncel?

—¡No! Yo no sabía lo que estaba planeando Deidara; juro que no me enteré hasta la semana pasada. Apreciaba a tu hermana... —El dolor volvió a invadirlo al pensar que había fracasado al ayudarla. Sasuke fue hacia la cama y Naruto retrocedió mientras le oía maldecir en japones.

—Claro que apreciabas a mi hermana. Ella representaba tu camino fácil a un futuro donde nunca tendrías que volver a preocuparte por el dinero. Todas las deudas de tu hermano habrían desaparecido —chasqueó los dedos, —en un instante.

—No lo entiendo.

—Pues yo te ayudaré. — Naruto tragó saliva. Resultaba amedrentador, estaba mirándolo fijamente y el músculo de su mandíbula estaba tenso. Ese hombre estaba a años luz del hombre que se había convertido en su primer amante. —En cuanto tu hermano se enteró de que Hinata era heredera de una sustancial parte de la fortuna Uchiha, fue tras ella sin otra cosa en la mente que arrebatarle su riqueza. — Naruto se estremeció visiblemente ante esas palabras, pero él continuó. —La introdujo en el mundo de las drogas para poder manipularla mejor, hizo que se volviera completamente dependiente de él. Y mientras, él me hacía una oferta de negocios falsa para mantenerme ocupado y asegurarse de que no cuidaba de mi hermana. Después de todo, tal y como mi hermana no dejaba de decirme, ella era una mujer adulta capaz de cuidar de sí misma, ¿Por qué iba a tener que preocuparme por ella? —preguntó con una risa irónica. Naruto había visto el comportamiento de su hermano, y lo que Sasuke dijo no le sorprendió, pero no se había imaginado lo mucho que Deidara había influido en Hinata. Sólo la había visto ir y venir y quedarse a dormir en algunas ocasiones. Le había parecido una chica muy dulce y perfectamente feliz, únicamente cuando Deidara le reveló sus planes fue cuando comenzó a verla como una víctima potencial. Pero eso había sucedido demasiado tarde. —Si lo sabías... Ése es el problema —le dijo con una voz insoportablemente dura. —No lo sabía. Hasta que nos dimos cuenta de que la oferta de adquisición de Deidara era falsa. Inmediatamente sospeché que tramaba algo y además supe que era el nuevo novio que Hinata guardaba tan en secreto. Contraté a un investigador privado para que los vigilara.

—Y así me conociste —dijo Naruto, impactado. Sasuke no respondió y continuó de un modo implacable.

—A tu hermano le gustaban mucho las chicas con fondos fiduciarios. Por desgracia, para cuando lo descubrí todo y vine a Londres... ya era demasiado tarde. — El funesto tono de su voz golpeó directamente contra el corazón de Naruto, pero antes de que pudiera decir nada en su propia defensa. Sasuke estaba rodeándolo. —Y tú... —lo miró de arriba abajo, con desdén e indignación. —Tu hermano y tú matasteis a mi hermana, pero él se ha ido y no se le puede hacer pagar por ello. Tú, sin embargo, saliste del accidente sin un solo rasguño. ¿No es fortuito el destino?

Finalmente, Naruto comprendió el verdadero horror de su situación. Unas imágenes vividas del accidente volvieron a su mente... la terrible lluvia que caía, el amasijo de hierros, el olor a gasolina y a humo. El espantoso silencio después del espantoso chirrido de los frenos.

—Fue un accidente —dijo con voz débil. Justamente el día antes había enviado una tarjeta de condolencias a las oficinas Uchiha en Londres. Había querido hacer algo, contactar con la familia de Hinata. Estaba claro que, o bien él no había recibido la tarjeta o que, si lo había hecho, eso sólo habría servido para ahondar más en la herida. Él era frío como el hielo. Absolutamente impasible.

—Se le podría considerar un trágico accidente causado por el mal tiempo, pero no tengo duda de que, si no hubierais visto apropiado utilizar a mi hermana de ese modo tan atroz, entonces hoy seguiría viva. — Naruto sentía un dolor indescriptible en el pecho porque sus duras palabras habían dado en la diana con la precisión de una flecha.

 —Por favor... no lo entiendes. Yo no tomé parte en ningún aspecto de la vida de mi hermano —«a excepción de para ser su esclavo». Sasuke se rió a carcajadas y dio un paso atrás,

—¿Ah, sí? Desde que tenías dieciséis años has vivido con él en ese lujoso ático. No hay documentos que acrediten que has estudiado en el Reino Unido, a pesar de que dices que has obtenido un título. Desde los diecisiete te has convertido en un asiduo en el club favorito de tu hermano y, por lo que he visto esta noche, has aprendido a engatusar a los hombres a una temprana edad. Tengo fotos tuyas saliendo de ese club a las cuatro de la mañana bajo el brazo de varios famosos.

—Para. — Pero él no paró.

—Tu hermano y tú erais uña y carne. Tú eras el anfitrion de sus fiestas... y seguro que de paso entretenías a sus amigos. — Al oír eso recordó el horror de dos noches antes, cuando un amigo de Deidara había esperado algo de el a cambio del pago de una deuda de su hermano.

—Por favor, para —le suplicó. Sasuke estaba terriblemente equivocado. Él finalmente se detuvo y lo miró con una expresión tan imparcial que casi fue peor que todas las palabras que le había dirigido.

—La cuenta que está a tu nombre, que con regularidad alcanzaba el millón, te la abrió tu hermano por ser su cómplice. Es una pena que todo ese dinero no fuera suyo. Cara lo miró, aunque no comprendía por el hecho de que él supiera lo de la cuenta, ni por el hecho de que Deidara hubiera estado estafando a la gente. Ya nada volvería a sorprenderlo. Ni siquiera había sabido de la cuenta hasta que encontró un recibo del banco a su nombre en el escritorio de su hermano hacía unas semanas en el apartamento. Deidara la había abierto a su nombre como tutor legal antes de que el fuera mayor de edad, y había estado utilizando su nombre para protegerse. Aún le ponía enfermo pensar cómo lo había implicado de tal modo. La existencia de una cuenta como ésa a su nombre podía hundir sus oportunidades de trabajar en el mundo de los negocios en un futuro, y ahora Sasuke Uchiha también lo sabía. Naruto sintió que le faltaba el oxígeno.

—Yo no tenía acceso a esa cuenta — sabía que no lo creería.

—Cuéntame otra historia. — Naruto no se había equivocado. Cerró los ojos durante un largo segundo deseando en vano que cuando los abriera de nuevo él se hubiera ido y estuviera solo. Pero cuando los abrió, Sasuke seguía allí: el oscuro ángel vengador.

—¿Por qué te has acostado conmigo? —preguntó el ojiazul en voz baja, sin mirarlo a los ojos. Él lo sorprendió al acercarse, apoyar una mano en la cama e inclinarse. Le agarró la barbilla y lo obligó a mirarlo.

Naruto respiró hondo y su aroma lo embargó. Sasuke forzó a su cuerpo a no responder ante él doncel, odiando el hecho de que, a pesar de esa interpretación de inocente merecedor de un Oscar, siguiera deseándolo. Ahora daba gracias por la fuerza de voluntad que había tenido durante la noche para no besarlo debidamente. Había tenido que hacer acopio de todas sus fuerzas para no devorar esos suaves labios, pero en el último momento algo lo había detenido porque había deseado besarlo con un anhelo que no se parecía en nada a lo que había sentido por cualquier otro doncel o mujer.

—Me he acostado contigo, porque después de conocerte... después de verte, he decidido que ésta sería una forma más satisfactoria de hacerte enfrentarte a la verdad. No soy tan estúpido como para pensar que encontrarás a otro imbécil; después de todo, no perdiste el tiempo para saldar las deudas de Deidara, ¿verdad? Sé lo de esa pequeña visita del Honorable Danzō Shimura de anteanoche, tras la cual las deudas de tu hermano quedaron misteriosamente pagadas. Sales muy caro.

—No me acosté con él —dijo Naruto con voz temblorosa— y si te hubieras molestado en comprobarlo todo bien, habrías visto que las deudas fueron saldadas antes de que él viniera a verme.

—Bueno, está claro que conocía tus encantos y te pagó por adelantado. — El carácter del Naruto estaba comenzado a manifestarse ante todas las malinterpretaciones que el japones estaba haciendo hacia la vida que había tenido con su hermano, bajó de la cama cubriéndose con las arrugadas sábanas que le recordaron esos momentos de seducción y pasión que habían vivido. Por el momento agradecía el hecho de que él no se hubiera dado cuenta de que era virgen porque no quería parecer vulnerable ante ese hombre. Las piernas le temblaban, parecían gelatina.  Pero respiro hondo y saco el valor que lo ha mantenido cuerdo ante todas las duras pruebas que la vida le ha puesto adelante—Lo has supuesto todo muy bien. Si ya has terminado con tu juicio, te pido que me permitas vestirme para poder desaparecer de tu vista lo antes posible. — Sasuke se le quedó mirando, y Naruto levanto la barbilla orgullosamente, aunque sentía que podía romper en llanto en cuestión de segundos. Su orgullo no le permitía derrumbarse ante este hombre que solo lo utilizo.

—No te preocupes, jamás volvería a acercarme a ti. Lo único que lamento es que no tienes la inocencia que tenía mi hermana y que, aunque te esté haciendo algo parecido a lo que tu hermano quiso hacerle a ella, tú no sentirás ni un ápice del sufrimiento que ella habría experimentado. — Fue hacia la puerta, pero se volvió una última vez y con una mirada que le atravesó el corazón, se marchó.

Naruto oyó la puerta de la suite abrirse y cerrarse. Durante un largo rato se quedó allí, inmóvil, y después comenzó a respirar entrecortadamente a la vez que sentía náuseas. Llegó al lavabo a tiempo y vomitó. Lagrimas traicioneras comenzaron a derramarse. Y mientras se obligaba a lavarse la boca y limpiarse pensó en algo.  Sasuke no lo había besado en ningún momento. No en la boca. No después de ese primer y fugaz beso que le había hecho desear más. Ahora lo veía todo muy claro, había evitado ese gesto que, para muchos, era un acto más íntimo que el de la penetración. Toda esa ternura había sido una mera ilusión, lo había tomado con crueldad para darle una lección. No habían hecho el amor, había sido simplemente sexo. Y ni siquiera con ese nombre se le podría llamar a lo que hicieron. El japones había querido hacerle sentirse como una ramera barata y lo había conseguido.

Notas finales:

Muchas gracias por los comentarios.

Me alegran el dia, y me dan animos para seguir escribiendo.

Gracias


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