Ha transcurrido una hora desde que mi padre me había entregado mi nuevo cuerpo, el cual no dude en ponérmelo e ir a la tierra en busca de mi amado Hikari. Luego de haber llegado a la antigua tierra que me vio nacer, comencé a buscarlo por las calles, en los almacenes, en las pirámides, cerca del rio Nilo y en varios lugares más pero sin resultado. Seguí caminando hasta que me detuve enfrente de una casa para descansar, cuando de repente mi corazón comenzó a latir rápidamente, lo que me hizo pensar que mi ángel se encontraba dentro de esa casa por lo que entre en ella sin dudarlo dos veces. Después de haber ingresado en ella, me puse a revisar cada rincón de aquella vivienda hasta que por fin lo vi sentado en una cama a la vez que miraba el suelo, me acerque a en silencio, me gane a su lado y le hable.
- Yugi- al mencionarlo, el abrió sus ojos como platos a la vez que giraba su cabeza hacia la derecha mirándome sorprendido.
- Ya...Ya...Mi…- mi aibou aun no podía creer lo que veían sus ojos por lo que se los restregó con fuerza y se pellizco fuertemente para darse cuenta que él no estaba soñando sino que era la pura realidad.
- Yugi- volví a llamarlo a la vez que daba un paso un poco más adentro de la habitación.
- ¡YAMI! – se paro rápidamente , se me tiro encima a la vez que me abrazaba con fuerza a la vez que puso en su cara en mi pecho y lloraba desconsoladamente. Yo respondí el abrazo con la misma intensidad al mismo tiempo que caminaba con él hacia la cama, en donde nos sentamos sin separarnos.
- Llora Hikari, llora todo lo que quieras- le dije a la vez que acariciaba sus cabellos con ternura.
Los quejidos de dolor de mi ángel eran cada vez más fuertes por lo que provocaron que los hermanos Ishtar se asustaran y corrieran a ver que le pasaba a su pequeño huésped. Cuando llegaron a la puerta, ellos se sorprendieron al ver que yo era el que consolaba a Yugi dulcemente y en silencio. El menor de los hermanos se disponía a entrar para decirme algo pero su hermana lo detuvo a la vez que se lo llevaba consigo lejos de la habitación en donde nos encontrábamos.
Mi Hikari lloro por lo menos unas tres horas seguidas hasta que por fin sus lágrimas dejaron de salir por lo que me separe de él lentamente para levantarme de la cama con la idea de ir a la cocina por un vaso de agua para Yugi pero él me detuvo sujetándome de las mangas de mi chaqueta.
(Nota: La chaqueta que trae Yami es la misma que usa en la serie del anime)
- No te vayas, no me dejes- dice mi aibou tirando de mis ropajes.
- No, me iré- le menciono mirándolo con dulzura.
- Entonces, ¿Por qué te estás alejando de mí?- me pregunta al darse cuenta que me había separado de su lado.
- Porque te iba a buscar un vaso con agua-le respondo con la razón por la cual me encontraba de pie.
- No, lo quiero – me dice algo molesto.
- -suspiro- está bien, como desees
- Gracias- me agradece sin dejar de ver el suelo como si fuera la séptima maravilla del mundo mientras que yo me vuelvo a sentar a su lado.
- Yugi- pongo mi mano en su mentón y levanto su rosto- ¿Por qué tu mirada está llena de dolor? Y ¿Por que ya no pudo ver tu bella sonrisa?
- Porque ya no tengo a nadie en este mundo-me responde con mucho dolor en su tono de voz, la cual estaba segundo de volver a quebrarse.
- ¿Por qué lo dices?- pregunto sorprendido ante tal respuesta ya que no me esperaba esa contestación de su parte.
- Porque tú habías muerto, Anzu se había marchado quien sabe dónde, Honda se ha ido a recorrer el mundo, Katsuya se ha ido a china y mi abuelo murió- me contesta comenzando a sollozar nuevamente por lo que vuelvo a abrazar.
- Lo lamento mucho hikari pero te prometo que ya no estarás mas solo –le digo a la vez que beso su frente.
- ¿A qué te refieres?- me pregunta sin poder entender mi comentario.
- Yo me quedare contigo hasta el último día de tu vida- le digo a la vez que lo miro a los ojos para que se dé cuenta que no le estoy mintiendo.
- Gracias…Ya…-mi ángel se desmaya en mis brazos.
- ¡YUGI!- grito fuertemente y a la vez preocupado ya que esta era la segunda vez que se desmayaba en este día.
- …
- Yugi por favor reacción, por favor respóndeme, por Ra dime algo, lo que sea – le digo a mi hikari a la vez que hago todo lo que está a mi alcance para hacerlo reaccionar.
- ¿Qué paso?- preguntan los dos hermanos Ishtar a la vez que entraban a la habitación.
- Se desmayo por favor llévenme a un hospital, no hay tiempo que perder- les pido en forma de suplica.
- Si, sígame mi faraón- me dice Ishizu comenzando a salir de la recamara.
Yo tome a Yugi entre mis brazos al mismo tiempo que comenzaba a seguir a Ishizu por los calles hasta que llegamos al hospital en donde le pedimos una enfermera que nos ayudara, ella trajo una camilla, en la cual yo acosté a mi aibou y la muchacha se lo llevo a una sala a que solo los que trabajaban ahí podían ingresar. Habían transcurrido dos horas desde que mi hikari había sido llevado a aquella sala, de la cual aun no salía nadie que nos pudiese dar una repuesta y la verdad que esta espera me estaba matando tanto que comencé a caminar de un lado a otro para poder tranquilizarme pero era inútil ya que mis nervios estaban a punto de estallar. Sin embargo eso no paso ya que salió el médico de la sala donde estaba mi ángel y el doctor se nos acerco a nosotros.
- Familiares de Yugi Moto- dice el médico al entrar en la sala de espera.
- Aquí doctor- decimos los tres a la vez.
- Bien pues le tengo una buena y una mala noticia, ¿Cuál quieren oír primero?- nos pregunta seriamente a los tres.
- ¿Cuál es la buena?- interroga Ishizu con algo de fe en su mirada.
- El está estable - nos responde el médico al mismo tiempo que nos alegramos al saber que su vida estaba fuera de peligro.
- Y ¿La mala?- pregunto yo quitando mi alegría para después preocuparme por la noticia que aun no conocíamos sobre mi Yugi.
- El tiene una desnutrición severa-nos contesta el médico.
- ¿Qué es eso?- cuestiona Marik sin entender lo que era, la verdad es que yo tampoco sabía rayos era esa cosa.
- Esa es una enfermedad que se da en las personas que no se alimentan bien por un largo periodo de tiempo- nos explica el doctor de una forma breve pero aun confusa para mí.
- ¿Y eso es malo?-interrogo yo aun preocupado por mi ángel.
- Es muy malo-me responde el médico seriamente.
- ¿Por qué?- preguntamos los tres al unisonó.
- Porque si las personas no se alimentan como deben, sus cuerpos comenzaran a debilitarse de tal manera que llegara el día que ya no se puedan mover por su voluntad y esto hará que se sientan una carga para sus familias y aquellas personas al sentirse de esa forma ya no querían vivir y terminarían en el suicidio- al escuchar aquello hace que yo me angustie más de lo que ya estaba por mi hikari.
- Entiendo, ¿Puedo verlo?-le pregunto al especialista.
- Si, adelante
Entre a la sala donde estaba mi aibou dormía como un bebe, me acerque a su lado a la vez que acariciaba su mejilla suavemente lo que provoco que el despertara de su bello sueño. Luego de abrir los ojos el miro para todos lados confundido ya que no tenía ni idea de donde estaba ni que se encontraba haciendo en ese lugar.
- ¿Dónde estoy?- pregunta en voz alta Yugi algo desorientado a la vez que se sienta en la cama.
- En el hospital- le respondo seriamente.
- ¿Qué me paso?-me pregunta con algo de interés.
- Te desmayaste-le contesto aun serio.
- ¿Por qué me desmaye?- me cuestiona preocupado por su salud.
- Porque tienes desnutrición severa-le respondo a la vez que tomo su mano.
- Eso no es verdad
- Si, lo es, ese diagnostico me dijo el doctor que te reviso-le digo mirándolo a los ojos para que me crea.
- Yugi ¿Por qué ya no te alimentas como es debido?- le pregunto con temor de saber la razón del porque él se había despreocupado tanto por él.
- Porque estaba tan triste que ni ánimos de comer tenia, lo siento- me dice a la vez que baja la mirada.
- No te preocupes yo te ayudare a que vuelvas a comer-le menciono a la vez que acaricio su cabeza con dulzura.
- Y ¿Si yo no quiero comer?- me pregunta la vez que desvía la mirada.
- Te are comer a la fuerza si es necesario- le respondo molesto a la vez que levanto mi tono de voz dado que la pregunta que había hecho me hizo enfadar.
- Yami- me miro sorprendido.
- Lo lamento, no debí haberte gritado-me di cuenta de lo que hice, suspire y le pedí perdón por mi reacción.
- No, es mi culpa que tú me regañaras –me dice a la vez que toma mi mano entre las suyas.
- - le sonrió con ternura- Sera mejor que descanses
- Lo hare pero quédate a mi lado- me menciona a la vez que se recuesta en la cama y cierra sus bellos ojitos amatistas.
- Hai
Y así mi ángel se queda dormido otra vez mientras que yo tome la silla de la habitación, la puse al lado de la cama de mi Yugi y me quede cuidándolo toda la noche.
CONTINUARA