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Habitación 615 [HunHan one shot] por Ae Jjang

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Notas del fanfic:

Hola, he vuelto y con otro con One Shot *Ama escribir One Shot* Ok no, y con otra couple que me gusta, tengo como planes para mas adelante una serie HunHan y un KaiSoo, pero están en proceso. Volviendo al fic, espero que les guste. Y si tienen alguna critica, comentario, tirarme un zapato(?)...No duden en hacerlo. 

No habiendo más, disfruten.

Habitación 615

  Era una noche fría, más exactamente a mediados de invierno con un frío y nieve que soplaban con una intensidad inconcebible. Época, en la que la gente portaba sus abrigos y gorros perfectos para la estación; pero se podría decir que esta noche era algo diferente. La capital se llenaba de trajes de invierno, pantalones negros y abrigos formales que llegaban hasta las rodillas de aquellos que se acercaban al evento que se estaba desarrollando en el centro de Seúl. Era la reunión de accionistas y empresarios que se realizaba anualmente con cientos de personas que se acercaban al hotel en dónde se daría el evento portando los más finos y largos trajes (y con tal de evitar el frio) que se podrían llevar para la ocasión.

  Los personajes más prestigiosos se podían encontrar en este recinto, dueños de las empresas y corporaciones más conocidas no solo a nivel nacional sino también mundialmente, obviamente accionistas y uno que otro acompañante que el invitado quisiera llevar. Algo era definitivo, el evento era de una magnitud tan grande que era imposible que ningún habitante de la capital no estuviera enterado.

  Pasados los minutos, los invitados seguían ingresando, se encontraban en el salón principal del hotel que constaba con al menos unas 5 o 6 entradas cada una con dos cortinas rojas amarradas por cordones tejidos al parecer en oro y dejando que la tela que las conformaba callera a los laterales de la puerta dando los aires de pertenecer a un palacio el lugar. El piso parecía de mármol, debido a su brillo único e inconfundible adornado con algunas alfombras rojas con detalles dorados, al parecer del mismo hilo que anudaba las cortinas que llenaban de calidez el lugar junto con las entrecortadas charlas que se podían entender por la cantidad de personas que se encontraban en el lugar.

  Y allí se encontraba él, en casi el centro del recinto.

 El hijo de uno de los accionistas más acreditados del país, rodeado de una cantidad de ‘’personas de negocios’’ que a duras penas dejaba entrever unos cabellos castaños y brillantes como el satín. La gente que lo rodeaba compartía una que otra palabra con el muchacho, acerca de cómo su padre había logrado llegar tan lejos y cuáles y cómo habían sido los procesos; pero algo era obvio, debajo de aquellos rostros que solo le brindaban una que otra sonrisa falsa y mujeres con leves sonrojos en sus mejillas no eran más que la envidia, la codicia y la lujuria que se escondía debajo de los ojos de estos acompañantes; se hablaba mucho del muchacho, su aparente sencillez y tranquilidad no eran lo único que lo habían hecho llegar tan lejos, sino también cómo cuando él comenzó a unirse a los negocios con su padre, este llego a la posición que ocupaba ahora.

  Por otro lado, a varios metros de la posición en la que se encontraba el joven de cabellos brillantes, cerca de una de las esquinas del gran recinto con una puerta cercana, se encontraba el fotógrafo y dueño de una de las empresas de marketing más conocidas del país. Como en varias empresas, muchos conocen el nombre de estas, pero pocos son los que conocen el nombre de sus dueños y esta no era la excepción, poco se sabía de él, de hecho pocos sabían su nombre y pocos eran los que se arriesgaban a decir que el dueño se llamaba Oh Sehun. Caracterizado por esa noche llevar consigo un abrigo largo y pantalones perfectamente planchados de  color negro, que hacían perfecto contraste con su cabello rubio, casi blanco y piel blanca y lisa casi como el mármol del piso del lugar.

  Con todo su peso apoyado contra una pared y un vaso de wiskey entrelazado en sus finos dedos, observaba detalladamente cada expresión que se podía entre ver de  aquel joven castaño junto con la gente que lo rodeaba con sus palabras de halagos falsos y vagos que no mostraban ningún efecto en él, encontraba interesante como la falsedad se escondía debajo de unas mascaras llenas de codicia y ambición en los ojos de los que le rodeaban, mientras que por otra parte, se veía como las mujeres soltaban una que otra mirada en dirección a la zonas más sensibles de su cuerpo, dejando entre ver como el deseo carnal se atravesaba por sus pensamientos.

  Sehun, si en realidad era así su nombre, disfrutaba examinar las facciones de cada asistente del evento y analizar si dejaban dar rastro de cuáles eran sus verdaderas intenciones. Algunos eran sinceros, otros se limitaban a creer que tenían buena capacidad para mentir… ¡Já!, era algo que simplemente podía sacarle una que otra sonrisa discreta al joven de cabello blanco sosteniendo aun su vaso de wiskey ya con unos sorbos tomados.

Terminado de entrar todos los invitados, se escucharon las primeras palabras del maestro de ceremonias, ofreciendo la bienvenida de la manera más formal y cortes posible. La vista hacia el castaño por fin se hacía más clara cuando este comenzó a hablar, ya que la gente centró toda su atención en el que daría la apertura del evento; dejando por fin ver que atuendo portaba el joven, se pudo observar que estaba casi en su totalidad vestido de negro, con pantalón, abrigo, chaleco y zapatos de este color, cortando con una camisa blanca que se podía ver sobresalir por la apertura en ‘’v’’ del cuello que tenía el chaleco; era increíble como unas prendas tan sencillas podían hacer resaltar tan bien esa belleza que transmitía no solo su cuerpo sino también su rostro.

  Su rostro, era pequeño y afilado con unos labios tiernamente dibujados en aquella aparente suave piel con un brillo natural, su nariz respingada le daba más delicadeza a sus facciones y llevaban consigo a las cuencas donde se encontraban sus ojos oscuros y brillantes. Observando más detalladamente, se pudo ver como sostenía en sus dedos largos y delgados un coctel Dry Martini dándole la apariencia de todo un hombre de negocios. Sus movimientos eran lentos y precisos y cada gesto que hacía parecía perfectamente planeado.

  La vista de casi todos los invitados en ese momento se encontraban posada en el maestro de ceremonias incluyéndole, pero en este caso, el que se encontraba cerca de una de las esquinas del recinto se le encontraba más interesado en los movimientos y los detalles del joven aparentemente más bajo que él. El maestro hablaba con mayor elocuencia y elegancia, haciendo que la bienvenida fuera más cálida en comparación con el clima que flagelaba esa noche. Pasados unos cuantos minutos, el discurso se vio interrumpido y se pudo observar como un pequeño joven se acercaba al protagonista de esos momentos y le susurraba unas cuantas cosas a este, su cara no fue algo que diera buen indicio, pero pasados los segundos, se vio como este relajo un poco su expresión.

  Cuando el pequeño se retiró, todas las personas se encontraban en silencio a espera de si el mensaje que había recibido era para todos los del lugar los cuales observaban en silencio mientras el pequeño se retiraba.

-       Al parecer, nuestra ceremonia no solo ha tenido como invitado los mayores empresarios de la capital sino que ha traído consigo también una tormenta de nieve con una fuerza la cual se nos ha sido recomendado que es más conveniente que no salgan; esperamos nuevas indicaciones acerca de si esta pasara. Sin embargo, dado el caso en que no se pueda salir. Se ha decidido asignarles una habitación a cada uno de los visitantes, afortunadamente, el lugar consta con los cuartos necesarios para hospedarlos el tiempo necesario. Por ahora, disfruten su estadía aquí y disculpen las molestias que les pudimos haber causado.

  Fueron estas últimas palabras que dieron finalmente la apertura al evento, la gente se volvió a dispersar y las charlas difíciles de entender volvieron al igual que las personas que rodeaban al castaño, volviendo a tapar la vista de sus movimientos perfectamente calculados. Lastimosamente, si se puede considerar como algo lamentable, esto no fue algo duradero ya que pasados los minutos, cerca al bar en donde se repartían todos los tragos apareció un jovencito o como le dirían en otras ocasiones ‘’Botones’’ el cual comenzó a entregar las llaves para las habitaciones que se asignaron en el caso de que la tormenta continuara. La gente se amontonaba y si era necesario empujaba, como si de un momento a otro hubieran perdido la urbanidad que aparentaban.

  La vista volvió a quedar libre.

  El joven castaño quedo libre de nuevo, no se le veía preocupado por alcanzar una de las llaves que estaban dando y al parecer, no era el único que compartía esa idea, ya que cuando la gente se alejó del él, el espacio que se formó quedo fue en dirección al muchacho de cabello blanco que se encontraba casi al otro lado del lugar aun con todo su peso descansando en la pared sosteniendo un vaso de trago amargo, con una expresión tan serena que le llamo a primera vista a acercarse.

  Y como buen muchacho impulsivo, dispuso su marcha hacía aquel ‘’sereno’’ joven observando como tomaba unos cuantos sorbos del trago que tenía entre sus dedos largos y un tanto huesudos.

  Al parecer el otro no notaba su cercanía, al parecer…Pero fue cuestión de un poco más de acercamiento seguido del sonido de las tapas de los zapatos lo que hizo que el mas alto saliera de un estilo de pensamiento que lo inundaba en esos momentos.

-       Buenas noches-. Comenzó diciendo el castaño clavando su mirada en el joven de tez blanca para después inclinar un poco el rostro. –Mi nombre es Luhan-.

-       Buenas noches, un gusto conocerlo…-.

-       Al parecer somos los únicos que no están interesados en pasar la noche aquí…-

-       Puede ser–. El más alto no cruzaba ni por curiosidad en esos momentos alguna mirada con el castaño. -O tal vez disfrute más ver cómo la gente pierde su aparente etiqueta solo por pelearse por algo que se sabe que todos conseguiremos-. Continuó. Su voz era un tanto ronca, pero la elegancia con la que hablaba le daba un pequeño toque de profundidad y madurez.

  Analizando un poco las facciones del desconocido, la respuesta y la voz del más alto, el castaño quedo extrañamente fascinado con las pocas palabras que le había dicho. Sus palabras y movimientos eran muy acertados y hablaba con la misma seriedad y estoicismo que aparentaba. Tenía razón, la gente se empujaba por eso, como si se tratara de algo de supervivencia. Pensó para si Luhan mientras procesaba las palabras que acababa de escuchar.

  El joven de cabello blanco no cruzaba miradas con él y aparte de eso no conocía su nombre, al parecer se le veía más distraído observando las acciones ajenas que por la conversación. Cuan irónicas se volvían las cosas en esos momentos.

-       …Disculpe, creo que no escuche su nombre-. Mentira, en ningún momento se lo había mencionado.

-       No te lo he dicho…-Respondió el más alto girando finalmente su rostro hacía el más bajo, mostrando por  fin  unos ojos delicados y negros que eran complementados con unos labios casi rosado pálido que parecían sonreír ligeramente, algo casi imperceptible.

 

 

  La ceremonia continuaba, la gente volvía a colocarse sus máscaras de etiqueta y comenzaban a hablar con la misma afinidad con la que la hacían cuando llegaron, dejando finalmente libre al pobre jovencito que entregaba las llaves. El joven de cabello blanco volviendo a observar en dirección a donde se estaban entregando las llaves giro nuevamente hacía el castaño y le realizó una pequeña invitación.

-       …Al parecer, por fin la gente ha recuperado la compostura ¿Vamos por la llave?-

Luhan se limitó a responder y con una suave sonrisa e inclinando un poco la cabeza, emprendieron marcha hacía el pequeño que se recuperaba del amontonamiento de hacía unos cuantos minutos.

 

  Recogidas las respectivas llaves, ambos optaron por quedarse sentados en el bar, compartiendo algunas palabras y tragos. La diferencia de esta esta conversación a las de todos los demás estaba trazada por una delgada línea entre negocios y pensamientos, deseos; el aire de codicia era cortado por palabras de los pensamientos más profundos y cuestiones en algunas ocasiones un tanto existenciales. Ambos se les podía ver cómodos con la conversación, y aún más cuando los pequeños entrecruces de miradas se hacían más seguidos y ambos comenzaban a sentir el subir de la temperatura en sus cuerpos no solo por el alcohol que consumían en esos momentos sino por lo tejedora que podía llegar a ser la conversación, los minutos y segundos parecían pasar más rápido, y la gente alrededor parecía que se movía ignorando la completa existencia de los dos.

  Las interpretaciones musicales sonaban con gran pulcritud junto con las otras presentaciones a lo largo del evento, pero ni los más finos instrumentos ni delicadas composiciones hicieron que estos dos rompieran la charla que los llevó a conocer más de lo que cualquier persona podría hacerlo en el transcurso de unas cuantas horas, las rondas de alcohol continuaban sin parar y uno se vio afectado a mitad de la conversación.   

 Ni un solo defecto había encontrado el joven de cabello blanco en el castaño hasta que vio el poco control que tenía este con la bebida, no era de ese tipo de personas se descontrolaba cuando ya se encontraba con las copas en la cabeza sino que por el contrario, se podía ver como el sueño comenzaba a apoderarse de sus ojos junto con alguno que otro bote que al parecer le daba la cabeza.

-       Me disculparías un momento, no me siento muy bien-.

-       Claro ve ¿Necesitas ayuda?

-       No, estoy bien, solo necesito un poco de aire…-. Con esto último dicho, el castaño se tambaleo un poco levantándose del asiento del que se encontraba, con paso un tanto irregular y movimientos de vez en cuando  deambulados pero no lo suficientemente evidentes, emprendió su paso a los baños.

‘’Al parecer a este joven por más que los tragos le golpeen la cabeza no olvida la etiqueta que le han enseñado’’ pensó para sí el joven de cabello blanco  riendo suavemente mientras  se encontraba observando los pasos de vez en cuando errantes del más pequeño.

 

  Pasados unos cuantos minutos, el castaño no daba indicios de volver llenando un poco de preocupación al joven más alto el cual miraba con detenimiento el vaso casi vacío que había dejado a su lado. Impulsado por la preocupación, abrió marcha al baño en donde se supone lo encontraría. Sus pasos eran largos y precisos en comparación de cómo había salido su compañero; salió del gran salón y cuando finalmente se encontraba llegando a las puertas de los baños, sintió como una de las puertas se abría con fuerza alarmándole y dejando consigo caer ante él a aquel joven castaño entre sus brazos. Se le veía mareado y con poca estabilidad, al parecer el sueño lo estaba golpeando a un más fuerte de lo esperado. Lo agarró con fuerza, pasó uno de sus brazos por encima de su nuca y le agarró por la cintura.

A paso entrecortado mientras caminaban por los pasillos, el más alto buscaba entre los bolsillos del pequeño la llave de su cuarto pero no daba con rastro de esta.

-       ¡Idiota! ¡Perdiste tu llave!-. Exclamó el más alto. -¿Sabes dónde las dejaste?-. Agrego calmando un poco su tono de voz.

-       Ah…Hyung~ -Era la primera vez que se refería así hacía él en toda la noche. Un poco apresurado tomando en cuenta el poco tiempo en el que se conocían- No…no lo recuerdo…solo quiero dormir…-. La ternura que emitía en esos momentos era extrañamente encantadora.

  Sin encontrar la llave, el más alto emprendió camino hacía su habitación, durante el trascurso en los largos pasillos Luhan no paraba de errar en algunos pasos, agachaba la cabeza una que otra vez y se agarraba con fuerza a este. Sus mejillas estaban ligeramente rosadas y su cuerpo emanaba calor a causa del alcohol, lo podía sentir, y aún más cada vez que hundía su cabeza en el pecho de él dejando así sentir las aceleradas palpitaciones contra su oído ‘’despertándolo’’ nuevamente y logrando que este volviera en sí por un rato con un tono más rosado en sus mejillas.

  La habitación del joven de cabello blanco quedaba casi en el 6 piso, más exactamente la 615, razón por la cual tuvieron que llamar un ascensor. Ambos parecían conocidos de toda la vida por la forma en la que iban agarrados, pero era obvio que la realidad era otra y que ni siquiera llevaban más de media noche conociéndose. Parecía una extraña coincidencia y se podría apostar que a ambos les hubiera gustado conocerse mucho más antes.

  El ascensor se detuvo justo en frente de ellos. Entraron en este y el alto quedo recostado en una esquina con el castaño respirando encima de su pecho con los brazos entrelazados por la nuca de este, el calor de su cuerpo era contagioso y el ambiente se comenzó a poner más denso, pero este fue roto por unas cuantas palabras que el castaño por fin soltó mirándolo fijamente a los ojos con las mejillas rojizas…

-       Hyung~…-De nuevo-. Tengo mucho calor…

  El joven más alto le pareció por unos segundos ver la escena en cámara lenta y ver como cada movimiento de sus labios era perfectamente gesticulado. El rubor no pudo evitar aparecer en él al igual que un pequeño brillo en sus ojos, el muchacho enmarcaba el cielo y el infierno en un solo cuerpo que rogaba en esos momentos un poco de atención.

  La campanilla del ascensor sonó indicando que ya estaban en el piso correspondiente. El más alto aún se encontraba conmocionado por las últimas palabras de no ser por el sonido que el ascensor emitió. Lo agarró como una pareja recién casada por las piernas y busco rápidamente su habitación; el más pequeño se comenzaba a mover y parecía buscar su cuello dejando pequeños suspiros en él, haciendo que el otro se estremeciera. Lo único que pedía en esos momentos era poder mantener la compostura y llegar lo más rápido  posible a la habitación.

  Cuando finalmente la encontró, lo bajo unos cuantos instantes mientras abría la puerta, lo agarro de nuevo rápidamente y estando adentro finalmente soltó al más pequeño casi de golpe, abrió la puerta del baño y prácticamente lo empujó.

-       ¡Desvístete y báñate!- Lo dijo casi pareciendo una orden mientras se quitaba el abrigo largo que portaba y lo colocaba en un perchero cercano.

-       ¡Desvísteme!-. Exclamo el castaño con los ojos entrecerrados e intentando mantener el equilibrio agarrándose del mueble para lavarse las manos.

-       …- El otro joven por otro lado no pudo evitar quedar impactado por la respuesta de aquel chico. -El alcohol te tiene mal definitivamente, no sabes  ni lo que estás diciendo…-. Desvestirlo, le sonaba una propuesta plenamente tentadora, había encontrado en él algo que simplemente lo había fascinado en tan pocas horas, pero lo detenía el hecho de saber que no se encontraba con los cinco sentidos atentos.

-       Yo diría que alcohol nunca me había sentado mejor-. Respondió con una leve sonrisa en sus labios casi complacido con sus respuestas-…QUIERO-QUE-ME-DES-VISTAS…-. Agrego abriéndose unos cuantos botones de la camisa.

  El joven aparentemente dulce e inocente que había conocido hacía unas horas había sido prácticamente transformado por el alcohol en un hombre con un cuerpo que en esos momentos gritaba lujuria hasta en el rostro. Las palabras parecieron pasar de nuevo en cámara lenta y el autocontrol que le quedaba al más alto estaba llegando a su tope.

  El muchacho de cabello blanco se limitó de responder cuando ya estaba centímetros del cuerpo del más pequeño casi arrancando las prendas de este, comenzando por la parte superior sacándole el abrigo del traje, chaleco y camisa dejando descubierto su pecho con unos abdominales finamente marcados y piel blanca y suave como la de él.

  Lo observo por unos cuantos segundos y pasó rápidamente su mirada por el rostro del castaño, se le veía un tanto agitado y el rubor se había intensificado en sus mejillas, casi parecía que comenzaría a sudar y se le escuchaba la respiración entre cortada. Cuando bajo su mirada para continuar con la parte inferior de su cuerpo vio como algo comenzaba a sobresalir por debajo de la tela de los pantalones, el joven de cabello blanco sabía lo que significaba pero quería tener el gusto de comprobarlo.

  Le quito los zapatos y medias dejando ‘’lo mejor para el final’’ desabrochando el cinturón y bajando la cremallera del pantalón, aun sentía cerca de él el calor que emanaba el cuerpo del castaño y aún más cuando este empezó a bajarle los pantalones. Se le veía cohibido, al parecer quería soltar uno que otro gemido que eran limitados por unos suspiros de mayor intensidad. Siguió con la ropa interior, arrebatándosela prácticamente, encontrándose frente a la hombría del castaño. Estaba excitado y lo había comprobado. Un gemido casi se escapa de él cuando sintió como la presión en su miembro se alivianaba, pero actuó más rápido y apresuradamente acercó una de sus muñecas a su rostro mordiéndosela.

  El joven de cabello blanco, comenzaba también a sentir una presión en su entrepierna pero aun consideraba que le quedaba un poco de autocontrol, pero aun no sabía hasta dónde más podría soportar. Finalmente terminado de desvestir, abrió las puertas de la regadera y consigo la llave de agua, lo empujo hacía esta y dejó que el agua corriera por el cuerpo fino de este, se estremeció apenas sintió el contacto del agua caliente rozando por su cuerpo y después comenzó a relajar lentamente sus músculos.

 Los vidrios del baño se comenzaban a empañar por el vapor del agua y sus movimientos continuaban siendo un poco torpes pero no lo suficiente como para hacerle perder la estabilidad y caer en esos momentos; sus manos pasaban de vez en cuando por su pecho y bajaban lentamente de arriba abajo por todo su torso como si estuviera dibujando pequeñas líneas en este, cuando comenzó a bajar un poco más y se encontró con aquella erección palpitante.

  El más alto se encontraba casi paralizado como simple espectador de lo que se cruzaba ante sus ojos. Se estaba masturbando en frente de él sin ningún  escrúpulo y por el contrario parecía disfrutar de su atención, el calor se comenzó a apoderar profundamente de su cuerpo y la presión incremento en su entrepierna; cuando el castaño comenzó a soltar suspiros aún más fuertes. El joven de apariencia serena estaba al borde de la desesperación. Los movimientos del castaño incrementaron y trajeron consigo su primer gemido perceptible.

 El alto tocó tope y no resistió un segundo más, se despojó de las prendas lo más rápido que sus manos pudieron actuar y abrió de golpe la regadera haciendo que el otro se detuviera unos instantes de su labor con las manos abriendo los ojos sorprendido para después sonreír complacido.

-       Ya te estabas demorando...-Dijo el castaño casi ignorando la presencia del otro, reanudando los toques en su miembro.

  El más alto actuó rápido y lo agarró de la mano que hacía poco estaba cerca de su miembro, lo acorraló en una de las esquinas de la regadera y comenzó a devorar sus pequeños labios. Introducía su lengua y jugueteaba con ella, encajaban perfectamente y ambos correspondían al punto de casi quedarse sin aire. El beso del alto empezó a bajar dejando mordiscos y lamidas en todo su cuello, lo quería devorar en esos momentos y lo haría gritar hasta que se escuchara en el primer piso; los besos llegaron hasta su pezones con los cuales jugó un rato mordisqueándolos y lamiéndolos con el mismo desespero, el castaño prácticamente se revolcaba en la esquina y arqueaba la espalda de vez en cuando especialmente cuando era mordido, sus gemidos se comenzaban a sentir pero no lo suficiente.

  El mayor quería conocer plenamente el infierno que escondía en su interior, le haría sacar un gemido por cada palabra que pudieron haber compartido en la noche y le haría doler el cuerpo lo suficiente hasta que entendiera el peso que tuvo que cargar hasta llegar a la habitación.

  Continuando con la danza de su boca llego finalmente a su miembro dejando uno que otro beso cerca al abdomen, después acercando sus besos al escroto y finalmente engullendo el miembro totalmente. Los gemidos se intensificaron y comenzó a aferrarse del que se  encontraba de rodillas en frente de su hombría en esos momentos. Cuando el joven de cabello blanco vio que el castaño comenzaba a sentir la desesperación en su cuerpo se alejó de su miembro, le agarro las muñecas por encima de la cabeza con una mano para evitar que continuara con ellas y comenzó de nuevo a repartir besos en su rostro y cuello. El castaño se movía intentando liberar sus manos lo cual parecía imposible en momentos, sus gemidos eran entrecortados y a veces parecían incluso gritos que eran callados por los besos del más alto.

  Al ver como el más bajo se revolcaba le dio vuelta a este aun con las muñecas agarradas por encima de la cabeza y comenzó a pasar sus dedos por la espalda del castaño dibujando una línea curva que empezaba desde los omoplatos y bajaba suavemente por su columna llevando así hacía su entrada. Pasaba descaradamente los dedos por su entrada haciendo que el otro se estremeciera y se le colocara la piel de gallina, los gritos volvían y sabía que eran gritos de súplica. Su cuerpo se veía envuelto en desesperación y sus caderas se comenzaban a mover adelante y hacía a atrás en señal de que entrara en él de una vez.

  El alto con una erección también palpitante y que en esos momentos pedía algo de atención, continuaba con el juego de sus dedos, a veces le metía un dedo pero lo sacaba rápidamente, después eran dos o incluso tres. Se podía decir que a pesar de lo excitado, disfrutaba del espectáculo que se presentaba ante él. Cuando el castaño en medio de sus movimientos bruscos  logro zafarse una mano, comenzó a tocarse nuevo, el alto actuó rápido y le volvió a agarrar la mano recostando todo su peso sobre el castaño pegando sus labios al oído del castaño.

-       Sabes, quería ser cariñoso contigo, pero ya que te pusiste de terco…-.

El más alto no termino de completar la frase cuando de un momento a otro entró en el castaño con fuerza. El grito que soltó el más bajo trajo consigo que arqueara la espalda pero pasados los segundos se acostumbró rápido y comenzó a moverse de nuevo hacia adelante y hacía atrás con mayor rapidez.

 El alto quería soltar uno que otro gemido que era sustituido por mordidas en el hombro del más bajo. Se movían con rapidez y ambos lograron coordinar el vaivén al punto que sus cuerpos encajaban perfectamente. Los besos en la espalda del Castaño se convertían en mordidas, suspiros y rasguños llenos de placer; las caricias se volvían agarres fuertes y choques entre los cuerpos, y los suspiros pequeños con respiraciones entre cortadas, en gritos que intentaban ser cohibidos por mordidas incluso en sus propios labios.

  Aprovechando lo liviano que era el más pequeño, el más alto cambió rápidamente de posición al castaño, lo acorraló de nuevo contra la pared pero esta vez quedando frente a frente, dejando al pequeño agarrado casi de las uñas del joven de cabello blanco con las piernas a los laterales de su cintura delgada. Los gemidos se reanudaban, ya ninguno se preocupaba por callarlos, lo hacían como si fuera la primera y la última vez que lo harían. El vaivén aumentaba y los cuerpos se juntaban cada vez más, las miradas no sé cruzaban pero cada uno siempre daba una que otra mirada a la cara de placer de su compañero.

  Llegando casi a lo último, los cuerpos se aferraban volviéndolos uno prácticamente, sus caderas se movían a un solo compas rápido y estos mismos anunciaban la cercanía al tope de placer al que llegarían.

  El castaño, en medio de gemidos y aprovechando la cercanía al rostro del más alto, se comenzó a acercar en medio del movimiento a su oído, emitiendo las primeras palabras coherentes en ese momento:

-       ¿Cuál es tu nombre? –Le susurró en medio de la cercanía y la humedad del cuerpo de ambos.

-       ¿Para qué lo quieres saber?-. Respondió casi gruñendo de placer.

-       Quiero saber qué gritar para cuando me hagas llegar al orgasmo-.

  Las últimas palabras del castaño, fueron el detonante del momento haciendo que ambos llagaran a lo esperado quedando rendidos y cayeran en el piso de la regadera, aun con esta votando agua caliente en sus cuerpos, brindando vapor y culminación al momento. El grito que soltó el castaño en esos momentos dejó completamente satisfecho al más alto, repartiendo pequeños besos por su cuello y rostro.

  Se quedaron ahí por unos cuantos minutos hasta que el castaño quedo en brazos de Morfeo con la respiración todavía agitada y el tono rojizo que poseía sus mejillas en esos momentos. Ninguno se le veía interesado por levantarse y menos al que había quedado dormido agarrado de la nuca del más alto.

  El joven de cabello blanco aun con el placer rondando por su cuerpo, respiración agitada y el golpeteo de varias gotas de agua caliente en el rostro agarraba con fuerza aun el cuerpo adormecido del pequeño, lo agarraba con cariño y satisfecho por lo ocurrido. Dejando así que el momento se prolongara hasta que volviera a recoger fuerzas suficientes para levantarse y también poder levantar a su compañero para poderlo recostar en un lugar fuera de humedad.

 

 

 

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  Esa misma noche, mientras llevaba el cuerpo adormecido de su compañero entre sus brazos a la habitación, pudo observar con la nieve se acumulaba en la ventana completamente bloqueada por la blancura y espesor de esta. La tormenta había continuado y al parecer sería así hasta que amaneciera.

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  Era temprano, se veía por la luz que traspasaba por la tela de la gran ventana que había a uno de los costados de donde se encontraba la cama y que daba contra el rostro del joven Luhan, el cual comenzaba a despertar por el golpe de luz. Su cuerpo se sentía un tanto adormecido y la cabeza le dolía como si hubiera recibido un golpe. Acomodándose y sentándose para recibir el día, pasó una de sus manos por su cuerpo retractándose como acto reflejo al sentir un dolor que lo poseía al tocarse, encontrándose con rasguños y mordidas casi moradas que lo impactaron por unos cuantos segundos. Fue el dolor lo que le hizo recordar finalmente la noche en la que le entrego todo a un ‘’desconocido’’ extrañamente encantador, con elegancia, estoicismo y aparente control. Intentó palpar a su lado en busca del responsable de las mordidas, pero su ausencia no fue algo que lo sorprendiera mucho.

  Una sonrisa de placer pasó por su rostro que después fue arruinada por el pensamiento que cruzo por su cabeza, su nombre. Su nombre había quedado en incognito y quedaría olvidado junto con lo que había pasado en la noche en esa habitación.

  Pasados los minutos después de analizar y recordar cada una de las caricias, estupideces, incoherencias y gritos de esa noche, el joven posó su mirada en la mesa del lado de la cama. Tenía una pequeña hoja de color amarillo con una caligrafía un poco enredada pero legible. Su contenido no era mucho, pero después de observarla, el castaño no pudo evitar dibujar una sonrisa de satisfacción en su rostro.

‘’Mi nombre es Oh Sehun, un gusto haberlo conocido joven Luhan. Espero algún día volverme a encontrar con usted y poder compartir unas copas más. ’’

ATT: ‘’Un desconocido’’.

Notas finales:

¿Qué tal les pareció? ¿Les gusto?

Espero que si, si no...No me tiren tomates(?) Intentaré mejorar. ;n;

Si les gusto, los loveo hard(?). Bueno ya.

Esto, no olviden comentar, o dejar alguna critica o lo que quieran. Si veo buenos comentario, lo mas probable es que me anime a subir más. Así que si les gusto, comente porfa, enserio que eso ayuda mucho. ;u;


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