-¡En mi cuarto! ¡Sube por favor!- asentí para cerrar de nuevo su casa y guardar la llave en mi billetera, subí las escaleras saltando un escalón así llego más rápido.
-¿Qué estás haciendo~?- llamé a la puerta antes de abrirla. –Wow.- creo que se está midiendo trajes de baño.
-¿Cuál te gusta más?- sonreí al mirarle el cuerpo, sólo tenía un short que le llegaba al menos tres dedos sobre la rodilla. –El de chico inocente.- sobre puso un short blanco con estampado de cerezas sobre el que ya tenía puesto. –¿O el de chico malo?- ahora lo cambió por un short negro con una raya amarilla en el muslo. –Tengo uno más, de chico casual.- dejó sobre la cama el de chico inocente para tomar un short azul totalmente pero con cordoncillo en la cadera. –No te quedes ahí mirándome, ¡di algo!-
-Qué quieres que te diga, todos se te ven bien.- caminé para tomar un short y mirarlo. Tenían la etiqueta aun y no de cualquier tienda sino de 4&26.
-Pero tiene que haber uno que diga “¡wow!” ayúdame a encontrar ese. Si no te gustaron los tres primero no importa, compré más.- se giró para levantar otras dos bolsas de la misma tienda y vaciarla sobre la cama.
-¿Cuántos compraste?- había por lo menos otros cinco en una bolsa y otros tantos dentro de la que aun sostenía en la mano.
-No lo sé, sólo sé que aquí está el que quiero pero no lo veo.- “apapachos al corazón” tomé el short azul, ese contrastará menos con su piel blanca y lo hará ver sensual pero no provocativo, ese lo apruebo.
-El de chico casual se te verá sensacional.- le entregué el short y él lo tomó.
-¿Verdad que sí?- preguntó mirándolo. –No estaba seguro si debería pero ahora que lo confirmaste ¡está bien! Me quedo con este.- sonreí al verlo sonreír.
Me acerqué a él para quitarle short dejándolo sobre su cama, tomé su mano y entrelacé nuestros dedos.
-Jonggie.- susurró para mirar mis ojos. Pasé mi mano por su mejilla acariciando su piel, notándola más suave.
-Key, te voy a besar.- susurré acercándome a su rostro.
-¿Y después?- contestó en el mismo tono que yo.
-Lo que tú quieras.- hablé sobre sus labios para besarlo. El sabor de su humectante me llenó la boca.
Sus labios se movían lento sobre los míos, sentía su respiración calmada y el chasquido de la saliva al separarnos.
-Quiero que me ames.- susurró sobre mis labios para volver a besarme y pasar su mano por mi cuello hasta tomar mi nuca y atraerme contra él. No me opuse porque venía por unos besos. Pero no estoy seguro en si debería de llevar todo un poco más allá.
Mi suegra aun me asusta.
-No sé si debería…- dije en el momento que tomó aire para volver a besarme. –Tu mamá.-
-No está.- se separó por completo de mi para tomar mi mano y conducirme hacia la cama, en donde me empujó para caer acostado sobre mi espalda. –Además, tu papá no nos dejó amarnos la otra noche.- relamí mis labios al ver que sus pulgares habían entrado debajo de su short, amenazando con bajarlo.
-Ni poquis.- susurré mirando como lentamente Key se deshacía de su prenda para quedar desnudo ante mí.
-Ni poquis.- repitió mientras pateaba al aire para lanzar el short lejos de nosotros. Suspiré ansioso cuando caminó y se subió a la cama, gateó moviéndose cómo sólo él sabe para ponerse sobre mí, tomó mis manos entrelazando nuestros dedos. –Pero ahora no está ni tu papá, Nana o mi mamá. No hay por qué limitarnos a “poquis”-
-PinKey no deberías de hablarme así.- intenté soltar mis manos de las suyas pero no me dejó, sino que presionó más. –Me provocas.- mi voz salió un tono más grave, algo muy sensual que hizo destellar la mirada de Keybum.
-Es mi trabajo.- susurró autosuficiente. Liberó mis manos para hincarse en la cama, con sus rodillas a mis costados, creí que así iba a quedar pero no, porque se giró para quedar en un perfecto 69. –¿Lo hago bien?- puse mus manos sobre sus pompis para comenzar a sobarlas. Pasaba mis palmas por toda su piel sintiendo su suavidad y lo voluminosas que eran.
Cerré mis manos para apretarlo, al hacerlo recibí un jadeo de PinKey.
Comenzó a bajar su cadera pero justo cuando creí que podría consentirlo se dejó caer al lado de mí sobre la cama. Tuve que recargarme sobre mis codos para mirarlo, estaba riendo.
-¿Sólo me provocas?- pregunté sonriendo, sintiéndome algo tonto por caer en sus provocaciones.
-Aun no es momento de tu 69.-contestó levantándose. –Mira lo que me regaló Sungmin.- me mostró una bolsa de papel café con el logotipo de la tienda esa, fruncí el entrecejo con molestia, ¿ahora me presume lo que ese sujeto le regala?
Le pondré atención y yo se lo comparé más grande, más bonito y mejor.
-Qué.- pregunté sentándome en la cama.
-Me dijo que en los días lluviosos le gusta tomar café y una dona, pero a la dona le agrega un ingredientes más.- comencé a mover mi pierna con molestia, pero no debo de enojarme aunque es difícil sabiendo que ese sujeto apuntó su número en todo el brazo de Key. Diez mugrosos números que cabe en un papelito pero no, arruinó esa parte del cuerpo de PinKey. Y Key tan dejado. –¿Verdad?- cuando lo volví a ver tenía un frasco de crema batida en la mano.