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Anzuelo por shi san

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Notas del capitulo:

Adsjajdsja hola, no se si esta editado este cap, vaya que ya esta largo, uno de mis propositos que me puse este año fue adelgazar (adsjadjsajds lo estoy logrando! sere tan raquitica como Lance (?) Ok, no o si jajaja XD) y definitivamente terminar este fics :) sè que he perdido los lectores que tenia u.u buenooo ok :(

Capitulo 24

 

XXIV Adiós, hola

 

Cristofer

 

     No podía levantarme de la cama, hacia horas que me había despertado en aquella habitación que parecía una suite de lujo con bolsas de suero y medicamentos encima de mi cabeza. Aunque la verdad era que no quería levantarme. Mi mano estaba sobre mi vientre ahora plano porque mi bebe no estaba allí.

 

…Click… Sentí el sonido de la puerta abriéndose pero no me moleste en mirar, no quería saberlo.

 

—¡Cristofer!— Ese acento siciliano (?)…

 

     Su cara estaba frente de mí.

 

—Estas bien, estas con vida y eso es un gran alivio— Note que su sonrisa era sincera, no la necesitaba.

 

—Alexis…— Susurre.

 

—El niño está bien, esta junto a mi hijo aun en Rusia— Él tomo asiento.

 

—Cristofer, los demás están en tu misma situación, lamento mucho lo que les pasó

 

     No le conteste, podía notar que esa escena era demasiado gris a pesar del sol brillante que se podía colar de afuera justo la puerta se abría rápidamente para volver a cerrarse.

 

—¿Cómo te sientes?— Un mar azul me golpeo, Victorio.

 

     Pero… comencé a arquear, medio me voltee y comencé a vomitar solo baba y un liquido amarillento mientras unas fuertes manos estaban sujetándome, como un pilar lo sentía pero no era suficiente. Termine y volví a colocar mi cabeza en la almohada.

 

—Estas blanco como un papel, llama a la enfermera— El ruso se dirigía al italiano.

.

.

.

 

      No sé porque era tan débil. Pase alrededor de 15 días en ese hotel por cuestiones de salud. Mi ensimismamiento se volvía cada vez más crítico. Ya estaba en una mansión diferente de Victorio en las afueras de Moscú.

 

     Me era inútil el solo querer hablar, simplemente no quería.

 

     Me era inútil comer, solo no quería comer, podía notar y sentir nítidamente mis huesos.

 

     Me era tan inútil todo y el analizar que en mi estado de depresión veía a Victorio más lejano que nunca de mí… aunque ya nada me importaba sin embargo me dolía.

 

     Estaba sentado frente a la ventana del cuarto donde dormíamos Victorio y yo, estaba en el segundo piso ¿Y sí abriera la ventana…? El sol estaba gris por el clima, no creí sobrevivir a tal caída. Procedí a abrir la ventana.

 

    ¿Cómo sería si mi bebe hubiera sobrevivido? Esas imágenes donde mi pequeño bebe lloraba y una vía intravenosa succionaba toda su sangre hacia que me estremeciera.

 

—Era una niña— Sonreí con mis hundidas y oscuras ojeras.

 

     ¿Estaba lloviendo?

 

     Eran lágrimas que se rodaban en mis mejillas por la brisa fría. Monte mi pierna con mi pijama beige en el borde, necesitaba dejarme caer.

 

      ¡Ya no quería sentir tanto peso!

 

—¡Suéltame!— Grite y comencé a dar golpes sin ninguna fuerza por esa mano que me jalaba y cerraba la ventana con seguro.

 

—Cristofer, no cariño— Percibí que era Ian.

 

—Suéltame… ya déjenme en paz— Yo solo decía entre dientes cosas.

 

—Sí el jefe se entera…— Su voz era de preocupación.

 

—Iba a ser una niña— Le dije inerte.

 

—Ya no menciones más eso, siempre lo dices ¿Y sí Victorio decide internarte?

 

—Ian, yo le viera puesto de nombre Elena

 

     El rubio ahora con melena corta y rubia me abrazaba y balaceaba mientras estábamos sentados en la cama. Yo miraba a un punto pero cuál era no lo sabía…

 

Victorio

 

     Llegue de la oficina, todo había vuelto a la normalidad aunque no sabíamos sí Vladimir haría una jugada pronto. Subí las escaleras pensando que de nuevo vería a Cristofer en ese estado tan enfermizo, debo aceptar que estos 4 meses habían momentos en que quería tirar la toalla y proceder a internar a Cris pero...

 

     Abrí la puerta esculpida de madera oscura y habían dos mucamas sentadas en la cómoda mientras leían algo que les hacía gracia, cuando me vieron callaron abruptamente para hacerme reverencia.

 

—¿Qué pasa?

 

—Ian nos ordeno cuidar al señor Cristofer ya que… intento saltar por la ventana hace un par de horas, señor

 

—Salgan de aquí ¡ahora!

 

     Salieron a mi orden.

 

     Cristofer estaba sentado en el sillón blanco, frente a la ventana. Estaba dormido así que toque su cara, note sus ojeras, su delgadez grave. Sentí como se sobresalto y se acurruco mientras sus ojos me miraban con miedo.

 

—Otra pesadilla ¿No?

 

      Un par de pestañeos fueron su respuesta. Vi el suero en su vía intravenosa y note que la botella de grasa estaba vacía.

 

—Acompáñame a cenar, dejare que puedas ver a Alexis pero solo me debes prometer que comerás— Le bese pero él no me devolvió el beso.

 

—No tengo hambre— Me miro como si fuera otra persona.

 

—Déjame en paz ¡ya basta! Lárgate…— Estaba alterándose.

 

     Fui al baño y abrí con mi llave la caja de medicamentos, ese frasco gris era para su depresión, ojala que esta si le funcione las demás siempre tenían efectos secundarios que le hacían mal a su salud. Agarre un vaso de agua y me le acerque, le quite a vía ya que el suero se le había terminado, tome un algodón con alcohol y lo coloque en el punto donde había estado la jeringa.

 

     Lo levante para sentármelo en las piernas, tome la pastilla y se la metí en la boca para darle a beber agua.

 

—Mejórate, te necesito tanto. Yo soy el culpable de todo lo malo que te ha pasado— Le susurre al oído.

 

     Suspire.

 

     Así llegamos al comedor y allí estaba Alexis quien tenía 3 años ya y comía en su silla especial para bebes.

 

—Nikolay, esta sorpresa

 

     Mi primo no me había dirigido la palabra desde hace unos meses, era obvio que me culpaba por lo que le sucedía al venezolano.

 

—Somos familia, así que no pensé en nada y decidí venir a cenar, Zoya hizo mi plato favorito— Él sonrió pero no le quitaba la mirada de encima al chico a mi lado que miraba su cena y ni la tocaba.

 

     Note que cabeceaba un poco y lo removí de un hombro.

 

—Come solo un poco, por favor—  Le dije aunque su mirada estaba baja.

 

—Cristofer ¿Dime como has estado? cuéntame— El rubio le preguntaba atento a cualquier gesto…

 

… ¡Crash! Cristofer cayó dormido estrepitosamente sobre su plato de sopa.

 

     Me impresione aunque rápidamente lo levante y una mujer de la servidumbre me trajo toallas para limpiarlo.

 

—Esto es… Victorio debes estar feliz, dañaste por completo a Cristofer— Nikolay tenía una expresión sombría y decepcionante la cual jamás había mirado en mi primo.

 

—Aquí no parece que entiendas que a pesar de todo él me pertenece, que haya caído en este estado…

 

     La nana se llevaba al pequeño rubio con expresión de miedo.

 

—El gran Victorio ha perdido las palabras… sé cómo va a terminar todo aquí, Alexis de vuelta con sus familiares, luego terminaras internando al chico y olvidándolo ¡Oh! Allí podrás estar más tranquilo con Alan

 

     Y con pasos fuertes mi primo salió del comedor. Yo no podía negar que había pensado todo aquello.

.

.

.

 

     Era hora tomar una decisión. Viaje a Venezuela y después de varias semanas Ian ya había acordado una cita con la madre de Cristofer.

 

—Jefe es hora— El rubio con un suéter algo bizarro, con los colores y estrellas de la bandera venezolana lo hacían lucir muy turista pero ignore aquello y mire hacia la cama, estaba un castaño muy delgado dormido profundamente, al menos estas pastillas solo lo hacían dormir.

 

     Lo amaba pero, quizás el verme solo le hacía más mal.

 

       Nos encontramos en un restaurante cómodo y con una mesa discreta, al ver a la mujer de la misma estatura de Cris, con sus cabellos chocolates y ondulados solo visualice sus ojeras quizás de preocupación por no saber mucho de su hijo y su nieto… y allí me di cuentas que las oleadas ojeras moradas que quería difuminar con maquillaje eran las que Cristofer tenía nítidamente en sus ojos.

 

     A las 5 de la tarde en aquella mesa, los camareros trajeron un bouquet de cup-cake y un delicioso té humeante de jazmín, mi madre que vivió mucho en China siempre me dijo que el té de jazmín era una señal de respeto, hospitalidad y de sinceras disculpas.

 

     A medida que yo le explicaba para no mentirle sobre todo lo ocurrido con su hijo su expresión se hacia más dolorosa e impotente. ¿Por qué llevarme a Cristofer a Rusia en primer lugar? Solo era un capricho mío. ¿Sí le hacia un daño tan irreparable a ese chico después? Simple, no pensé en ello.

 

—Señora Nancy— Me levante e hice una reverencia de disculpa.

 

—¡U-usted es un monstruo!— Grito aquella cansada mujer madura arrojándome su té ya frio por la larga conversación.

 

—Mi hijo fue viola… ¡mi hija está muerta por todo el enredo que usted creo! Y además hizo que Cris fuera un enfermo mental

 

—Señora lo siento— Dije a través de las gotas de aquel líquido en mi cara.

 

—¡Debería de fundirse en la cárcel! ¡Pero Dios se va a encargar de enviarlo al maldito infierno! ¡Desgraciado!!!— Y comenzó a golpearme, recibí algunos golpes…

 

—Yo amo a su hijo— Solté y aquella señora furiosa con lagrimas no me creía lo que le decía.

 

—¿Y pa`el calor dice que lo quiere? ¡Desgraciado!!!

 

—Cof cof cof, disculpen pero es mucho alboroto— Ian entraba en el salón privado donde estábamos.

 

—Señora Nancy, la escotare hasta donde esta Cristofer y su nieto— Ante mis palabras ella pareció enfriarse.

.

.

.

 

     Entramos en la habitación y Cristofer estaba sentado frente a la ventana mientras que la nana rubia le colocaba unos zapaticos a Alexis.

 

—¿Dónde está Cris?— La mujer le pregunto a Ian quien apunto al sillón frente a la ventana, ese chico de allí no era ni a sombra de Cristofer.

.

.

.

 

     Suspire…

 

—Al menos acepto el dinero para pagar los gastos de Cristofer y Alexis. Jefe ¿Este es el final?

 

—Soy de mafia rusa, no debo acobardarme de las acciones que hago. Cristofer no fue lo suficientemente fuerte para quedarse a mi lado

 

—Jefe, cuando estaba vistiendo a Cristofer note unas marcas en su cuerpo…— Ian no era de esas personas introvertidas pero yo veía cual era su punto.

 

—Sí, a pesar de que el está en ese estado mental piensas que fue una estupidez el obligarlo a acostarse conmigo… medite todos estos días para no dejarlo, pensé que podía pero terminaría matándolo con mis maltratos— Sonreí sin querer pensando en que había acabado, mi relación con Cristofer había acabado.

 

     Todos estos últimos días lo había estado violando, solo necesitaba que reaccionara con una de sus típicas palabras pero jamás sucedió.

 

Recuerdo

 

     Atendía varios asunto desde mi laptop, estar en otro país no hacia disminuir mi trabajo en la empresa. Me quite los lentes para observar a Cristofer levantado con los ojos idos hacia la ventana, le necesitaba tanto pero él no volvía. Lo abrace desde atrás.

 

—¡Suéltame! ¡Déjenme en paz!— Comenzó a gritar, a lanzar golpes y patadas sin sentido.

 

     Lo lance a la cama y solo por la luz que emanaba la pantalla de mi laptop podía ver sus ojos café sin orbita recorrer el cuarto. Me afloje la corbata gris hasta quitármela completa.

 

—Te hare volver

 

      Lo bese a la fuerza para luego notar que no ponía resistencia, estaba allí como un muñeco que solo podía respirar y mirar a la nada, eso me hizo molestar.

 

     Le subí la camisa y bese su pecho para besar profundamente sus labios y succionar su lengua. Era un muñeco.

 

     Baje y le despoje del pijama blanco para chupar diestramente su miembro. Paso mucho tiempo para que su miembro se endureciera, quizás solo era obra del organismo y no de su corazón ni de su mente. Lo volví a besar y luego dilatar con mis dedos su entrada.

 

—Cristofer, dime algo

 

     No obtuve repuesta y entre en él, hundiéndome una y otra vez percibiendo como parecía reaccionar solo ante el dolor en señal de gritos, pero de nuevo era su organismo actuando y no su corazón ni su mente.

 

     Lo use como a un muñeco sexual estocada tras estocada repetidas veces hasta que él se desmayo.

 

Fin del recuerdo

.

.

.

12 años después…

 

Cristofer

 

—Jajaja pues soy muy inteligente— Un rubio de 15 años se miraba en el espejo con aires de grandeza.

 

—Si Alexis, como diga el señorito ¡jajajajaja!— Comence a reirme y me acomode los lentes, él solo volteo los ojos.

 

—Uff desde que ya no soy señorito— Soltó como si nada agarrando su bolso negro mensajero con la cara de Jake el perro.

 

     Quede atónito ¿Dónde estaba mi pequeño y dulce sobrino?

 

—Tío Cris, sé que eres muy lento pero ¡vamos! que mi proyecto de grado es en media hora

 

     Me apure y cerré con llaves el departamento. Llevamos 5 años y medio viviendo allí ya que mi madre murió y mi padre a su edad no importo crear una familia nueva con alguna chica mucho más joven que él y eso que no es adinerado, solo gandolero.

 

     Fue un proceso doloroso perder de nuevo a alguien tan cercano a mí sin embargo logre superarlo por mi padre y mi sobrino porque los demás familiares estaban muy ocupados en sus propias vidas…

.

.

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Continuara…

 

Notas finales:

Jajajaja ¬¬ no he tenido reviws bueno saludos y besos a quienes leen este cap :(


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